
FRESCO. LA CIRCUNSTANCIA DE ESTAR PRESENTE
Manu Vásquez-Ortega nos comparte su texto sobre «Fresco”, muestra colectiva en Cerquone Gallery (Caracas) con obras de Fausto Amundarain, Paul Amundarain, Juan Gerstl, Zahira González, Ángel Leiva, Pedro Medina, Paul Parrella, Malu Valerio, Luigi Rodríguez, Jonathan Lara y Armando Velutini (Venezuela), Lusesita y Pablo Carpio (España), y Miju Lee (Corea del Sur).
DEBORAH CASTILLO Y ÉRIKA ORDOSGOITTI: GENDERING PROTEST Y LA TOMA DE POSICIÓN
A partir del discurso y el lenguaje como recursos, Érika Ordosgoitti y Deborah Castillo confrontan temas relacionados al poder y la ideología desde un contexto histórico particular: la crisis de la Venezuela contemporánea, asumida desde el cuerpo como posición objetiva e inherente a la existencia. Artistas que asumen la posición desterritorializada de la poesía en medio de la guerra, mientras sus acciones y palabras nos permiten vislumbrar la historia narrada desde la protesta, pero sobre todo, desde el cuestionamiento firme de nuestra toma de posición frente a la misma.
HOMBRE, DEMASIADO HUMANO
La muestra virtual «Hombre, demasiado humano», organizada por PORTAESPACIOS y curada por Raúl Rodríguez, reúne un conjunto de 18 obras de artistas de distintas nacionalidades que versan sobre la separación y tangencialidad de la representación universal, viril, fuerte e invencible del varón.
CARLOS SALAZAR-LERMONT Y LA URGENCIA DE NOMBRAR LO QUE SOMOS
Así como la cara interna de la manta refleja su calor en contacto con el cuerpo, mientras el individuo migrante busca constantes puntos de fricción con otros, se reconoce mejor en su reflejo. En este proceso, lograr que Occidente se reconozca también en la figura del otro es el objetivo de obras como las presentadas por Carlos Salazar-Lermont, en las que una interacción efímera pero contundentemente sensible, es más fuerte que cualquier alambrada en una frontera de paso.
MANUEL EDUARDO GONZÁLEZ. PAISAJES Y DESIERTOS DE UNA VENEZUELA COMPLETA
Al solaparse, superponerse o sumarse, estas imágenes sedimentarias tomadas de libros y publicaciones impresas sobre grandes maestros venezolanos (como Juan Félix Sánchez, Rafael Monasterios, Tovar y Tovar, Bárbaro Rivas o el mismo Armando Reverón), nos hablan de las capas de posibilidades que nos conforman como nación, a través de relieves y pliegues que superan una intención plástica aparentemente topográfica, para entrar en terrenos de una topotesia con origen amnésico: aquella que nos cuenta sobre el indigenismo, la negritud, la colonia y la provincia, entre otros temas, como prueba de olvido y reconocimiento de una historia que nos es ajena y difícil de identificar pero que aun así nos conforma, y que excede –en definitiva- las glorias bélicas que tanto ayer como hoy ocupan un lugar de culto en nuestra cultura heredada.
Desde Nuestras Propias Llamas
La visión de la arquitectura caraqueña en las imágenes de López, en los registros del Caracazo proyectados por Hernández-Diez, el fin del mundo de García, las falsas noticias de Rodríguez y el paisaje flameante de Molina-Pantin, inquietan así desde lo conocido y lo presente de alguna forma en la memoria, en la que un nosotros como pronombre se vuelve más pertinente (al menos más que en muchos), ante el efecto que éstas pudieran causar.
ALEXANDER APÓSTOL Y LA MÁSCARA DE LA TRANS-NACIÓN
En la serie «Régimen: A dramatis personae» (2017-2018), Alexander Apóstol parte de un imaginario visual de la Venezuela reciente para elaborar un catálogo fotográfico de la identidad nacional en tiempos de autoritarismo. A través de sujetos sociales concretos, Apóstol muestra retratos de la sociedad civil a partir de la exaltación de sus clichés, físicos o discursivos que, tras ser escogidos de manera sistemática, son convertidos narrativamente en estereotipos, y así proyectados hasta configurar una identidad cultural, a sabiendas de que al hablar de Latinoamérica, los discursos identitarios “son producciones simbólicas vinculadas a determinadas prácticas institucionales de carácter populista”.