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DEL ROSTRO A LA MÁSCARA: IDENTIDAD Y MIGRACIÓN EN ART.MO 2024

El Festival Internacional de Arte Contemporáneo ART.MO regresa este año con una ambiciosa propuesta que reúne a 46 artistas de 14 países bajo el título Del rostro a la máscara – Juegos, ocultamientos y alteraciones de la identidad. Con el respaldo de la Fundación Francis Naranjo, Fugaz Arte de Convivir, y el Gobierno de las Islas Canarias, la exposición se lleva a cabo en Casa Fugaz de Monumental Callao, Lima, hasta el 11 de agosto de 2024.

La muestra explora la máscara no solo como un símbolo potente de la identidad humana, sino también como una herramienta que refleja las complejas transformaciones de las identidades en medio de crisis sociales, económicas y políticas. Al ofrecer una mirada crítica sobre cómo estos contextos de urgencia, como la migración, alteran y redefinen la identidad, la exposición profundiza en el papel de la máscara en la adaptación y reconfiguración del individuo.

Curada por Francis Naranjo (Islas Canarias, España), Antonio Guzmán (Chile) y Juan Peralta Berríos (Perú), Del rostro a la máscara presenta obras en diversos formatos, desde el audiovisual y escultórico al fotográfico y documental. La máscara, lejos de ser un simple objeto físico o artefacto cultural, opera estas obras como un símbolo complejo que refleja la dinámica entre la identidad y la alteridad, entre el individuo y la sociedad.

Más allá de su función como herramienta de transformación, la máscara representa la capacidad del individuo para adaptarse y reconfigurarse en un entorno en constante cambio. En un mundo caracterizado por la pluralidad de experiencias culturales, sociales y políticas, la máscara se convierte en una herramienta crucial para negociar nuestra autenticidad, así como para explorar la dualidad entre lo que somos y lo que mostramos, entre lo visible y lo oculto.

Henry Ortíz, Que amasen barro para transfigurar nuestros rostros, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Wendy Castro, Los 10.000 (2024). Serigrafía sobre tela transparente. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Obras de Alejandra Delgado en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

Máscara y otredad: Una dialéctica de la identidad

En la exposición, la máscara se examina como un instrumento clave en la construcción y diferenciación del «yo» frente al «otro». Actuando como intermediaria en esta dialéctica, permite que los individuos oculten y revelen aspectos de su identidad, facilitando así la exploración y el entendimiento de su relación con lo desconocido o lo diferente.

En la filosofía de Emmanuel Lévinas, la otredad es clave para la formación de la identidad: el «otro» desafía y redefine nuestra autocomprensión. La máscara, al ocultar y revelar, facilita esta confrontación directa con el «otro». No solo transforma la apariencia del individuo, sino que también invita a quienes la observan a reconsiderar sus percepciones y prejuicios.

Francis Naranjo con Carmen Caballero, Extensiones hacia la Otredad, 2023-2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

En este contexto, la obra Francis Naranjo y Carmen Caballero, Extensiones hacia la otredad, utiliza una máscara ritual del kamba ra’anga, una festividad popular de Paraguay, para explorar la otredad en el marco contemporáneo occidental. Mientras que en su contexto original la máscara simboliza un miedo ficticio con propósitos lúdicos, Naranjo la recontextualiza, transformándola en un símbolo de enfermedad, contaminación y transformación.

Al hacerlo, muestra cómo un elemento cultural puede adquirir nuevas dimensiones y resonar con preocupaciones actuales, estableciendo un diálogo continuo entre tradición y modernidad, así como entre alteridad y cambio social. El artista cita al escritor paraguayo Augusto Roa Bastos para ilustrar cómo las culturas pueden renacer a través de sus símbolos y tradiciones, incluso en tiempos de apropiación cultural.

Graciela Arias Salazar, La balsa (pinturas, díptico) y Remos (4 remos pintados y 4 máscaras de wingo), 2024. Cortesía: ART.MO 2024

La máscara migrante: Un símbolo de resistencia y supervivencia

En la teoría poscolonial, la otredad es central para comprender cómo las identidades se construyen en relación con las estructuras de poder. La máscara, en este contexto, se convierte en una herramienta para desafiar las narrativas hegemónicas, permitiendo a las identidades subyugadas resistir la homogeneización impuesta por culturas dominantes. A través de la máscara, estas identidades no solo se defienden del colonialismo, sino que también afirman su propia agencia y autonomía.

En la contemporaneidad, la máscara se convierte en un emblema de resistencia y supervivencia. Particularmente en el caso de las identidades híbridas resultantes de la migración, la máscara porta consigo las tragedias, ironías y esperanzas de quienes la portan. Estas «máscaras migrantes» son testigos de las profundas alteraciones en el tejido social causadas por crisis como la pandemia, la guerra y los desastres naturales.

Ricardo Zamora, Desenmascarados, 2024. En «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Izq: Obras de Joaquín Sánchez; Der: obra de Teresa Correa en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

La obra de Ricardo Zamora, Desenmascarados, se alinea con esta perspectiva al reflexionar sobre la memoria colectiva y el impacto de la iconoclasia en la identidad cultural. Mediante una serie de lienzos de técnicas mixtas, Zamora, quien trabaja entre Chile y Alemania, examina cómo la destrucción de símbolos culturales y monumentos históricos influye en nuestra percepción del pasado.

En una época en la que ciertos monumentos ya no son venerados como antes, la iconoclasia se presenta como una respuesta a la obsolescencia de estos objetos en la percepción cultural actual, cuestionando no solo su peso histórico, sino también los valores y narrativas culturales que representan.

Obras de Acaymo Cuesta en "Del rostro a la máscara", Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Acaymo Cuesta, El origen del racismo, en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

Por otro lado, El Origen del Racismo de Acaymo Cuesta (Gran Canaria, España) aborda los usos políticos del constructo social de raza y las relaciones de poder que han permitido su justificación. En la época industrial, el imperialismo y la colonización dieron lugar a la utilización del concepto de raza para legitimar la dominación y la desigualdad. Se instauraron políticas de eugenesia, segregación racial y genocidio basadas en una catalogación naturalista de la humanidad, que, bajo el pretexto de una «superioridad biológica», autorizó la violencia y la mercantilización de otros grupos humanos.

A pesar de que la antropología moderna y la genética han demostrado que no existen razas humanas en un sentido biológico, y que todos pertenecemos a la misma especie, la historia de la antropología eurocentrista ha creado numerosas categorizaciones y jerarquías raciales. Estos legados persisten en nuestras estructuras sociales y culturales, a pesar de los avances en la lucha contra la discriminación racial.

Abraham Riverón, Sudario, 2019. En «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

La máscara como herramienta de defensa y ocultamiento

La máscara ha sido históricamente una herramienta de defensa y ocultamiento en diversas disciplinas, desde la antropología hasta la psicología, la teoría teatral y la filosofía. En las antiguas civilizaciones, las máscaras servían como artefactos rituales cargados de significados religiosos, sociales y políticos, permitiendo a los individuos y comunidades adoptar roles, disimular intenciones y protegerse de amenazas externas.

En el contexto contemporáneo, la máscara sigue desempeñando un papel crucial en la gestión de la identidad y la protección personal, aunque en formas más complejas y simbólicas. La obra Sudario del artista canario Abraham Riverón se encuentra en esta intersección, al examinar la ocultación y transformación del cuerpo en contextos de violencia y tradición funeraria.

A través de una videoperformance, Riverón aborda dos aspectos fundamentales: la desaparición forzada de personas en conflictos bélicos, como la Guerra Civil Española, y las prácticas funerarias donde el rostro del difunto es cubierto con un pañuelo antes de aplicar cal viva, transformando al fallecido en un objeto extraño y despersonalizado.

Marcos Figueroa, Rebaño, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

Hoy en día, la máscara sigue siendo una herramienta de defensa fundamental, especialmente en entornos adversos donde la vulnerabilidad puede ser explotada. En tiempos de crisis, como la guerra, la migración forzada o la pandemia, las personas se ven obligadas a ocultar tanto su identidad como sus verdaderos sentimientos o intenciones para sobrevivir.

En este contexto, el artista argentino Marcos Figueroa utiliza la máscara en su obra Rebaño para ilustrar la presión de conformidad y la cultura del simulacro en la sociedad actual. Su instalación, compuesta por máscaras de ovejas fabricadas en serie, destaca la tendencia hacia el comportamiento sistematizado y homogéneo, cuestionando cómo las dinámicas de grupo influyen en la conducta humana en la era de la posverdad.

Coco González Lohse, Los delirios del yo, 2024. Vista de la instalación en "Del rostro a la máscara", Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Coco González Lohse, Los delirios del yo, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Coco González Lohse, Los delirios del yo, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

La necesidad de enmascarar el sufrimiento personal para evitar el estigma o la compasión no deseada también es un fenómeno documentado en estudios sobre resiliencia psicológica en contextos de trauma. Esto subraya cómo el uso de una fachada emocional puede ser una estrategia crucial para proteger la integridad personal y manejar las percepciones sociales en tiempos de adversidad.

Desde una perspectiva psicoanalítica, la máscara se puede entender como una manifestación del «yo» en conflicto, un medio para gestionar las tensiones entre la identidad verdadera y las expectativas sociales. Sigmund Freud, en su análisis del «yo» y el «superyó», sugiere que los individuos utilizan mecanismos de defensa para protegerse de la ansiedad y la culpa, creando una «máscara» simbólica que les permite navegar por la complejidad de las relaciones humanas.

Gabriela Carmona, Dentro de mí, mi corazón, 2024. Impresión fotográfica. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Víctor Hugo Bravo, Scaramouche, 2024 (de la serie «El crepitar de los infectos»). Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

La artista chilena Gabriela Carmona Slier explora estas complejas interacciones a través de una serie de foto-performances, donde se convierte en mediadora entre elementos simbólicos relacionados con la vida, la muerte y la espiritualidad. En su obra Dentro de mí, mi corazón, la máscara actúa tanto como un elemento opresor como liberador. Carmona Slier la utiliza para ocultarse y, al mismo tiempo, para revelar su cuerpo en un gesto íntimo de resistencia. Este acto de ocultamiento y exposición configura un espacio de fragilidad e incertidumbre, donde se confronta el dolor y lo desconocido.

Por su parte, Víctor Hugo Bravo (Chile) explora la «geo-estética del infortunio» en su instalación Scaramouche. Aquí, la máscara se convierte en un medio para revelar la abyección, los trastornos y las deformaciones que afectan tanto a lo político como a lo biológico. La materialidad expresiva y precaria de la instalación destaca la distorsión de los valores y estatutos sociales, revelando cómo las políticas de blanqueamiento estatal y las necro-políticas contribuyen a una sociedad cristalizada en la negación violenta del otro.

Luis Montes, Hystèrie, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Rosa Jijón & Francesco Martone, La invención del blanco, 2024. Vista de la instalación en "Del rostro a la máscara", Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024
Rosa Jijón & Francesco Martone, La invención del blanco, 2024. Vista de la instalación en «Del rostro a la máscara», Casa Fugaz, Lima, 2024. Cortesía: ART.MO 2024

Artistas participantes: Ricardo Zamora (Alemania), Marcos Figueroa (Argentina), Alejandra Delgado (Bolivia), Joaquín Sánchez (Bolivia), Liliana Zapata (Bolivia), Eduardo Caballero (Canarias), Teresa Correa (Canarias), Acaymo S. Cuesta (Canarias), Francis Naranjo con Carmen Caballero (Canarias), Abraham Riverón (Canarias), Víctor Hugo Bravo (Chile), Gabriela Carmona (Chile), Coco González (Chile), Antonio Guzmán (Chile), Pamela Iglesias (Chile), Luis Montes (Chile), Pablo Núñez (Chile), Rosa Jijón & Francesco Martone (Ecuador), Suamy Vallejo (Ecuador), Julie Pichavant (Francia), Carlo Galli (Italia), Fernando Allen (Paraguay), Marcos Benítez (Paraguay), Paola Cabrera (Paraguay), Silvana Domínguez (Paraguay), Alfredo Quiroz (Paraguay), Bernardo Puente (Paraguay), Graciela Arias Salazar (Perú), Wendy Castro (Perú), Taller Cono Norte (Elie Angles, Miguel Lescano y Liliana Avalos) (Perú), Verónica Noriega (Perú), Henry Ortiz (Perú), Juan Pacheco (Perú), Antonio Paucar (Perú), Franci Quirita (Perú), Israel Tolentino (Perú), Izabella Jagiello (Polonia), Mamadou Gomis (Senegal), Federico Arnaud (Uruguay), Lucía Draper (Uruguay), Gustavo Tabares (Uruguay), Nelson Garrido (Venezuela).

Alejandra Villasmil

Nace en Maracaibo (Venezuela) en 1972. Es periodista y directora/fundadora de Artishock.

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