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CRUCES DE CAMPO. 10 AÑOS DE GALERÍA NAC

La exposición Cruces de Campo celebra el décimo aniversario de la galería NAC, originalmente fundada por Nicole Andreu con un enfoque en la arquitectura, pero que con el tiempo ha adoptado una perspectiva multidisciplinaria que indaga en la interrelación entre humanidad, medio ambiente, sociedad y vida cotidiana. Más allá de la diversidad de obras de los 23 artistas reunidos, la muestra revela múltiples conexiones que enriquecen la experiencia de los visitantes.


Soledad Salamé, serie Newspaper, almost transparent (1-11), 2019-2020, vidrio arenado doblado, grabado con láser e impresión de proyección de sombra articulada, 30,48 x 30,48 x 30,48 cm. Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM

La exposición Cruces de Campo, que se presenta hasta el 24 de marzo en el Centro GAM, es un reflejo claro de la transformación de la galería NAC a lo largo de esta última década. Inicialmente centrada exclusivamente en la arquitectura, la galería ha transitado hacia una dirección más antropológica en sus exposiciones, al tiempo que ha forjado relaciones con una amplia variedad de agentes en su compromiso transversal con la mediación, la educación y la investigación.

Bajo la curaduría de Nicole Andreu, Cruces de Campo se estructura en torno a tres núcleos temáticos, Ser y persona, Territorio y Mutaciones, los cuales proporcionan un marco coherente para una comprensión más profunda de la complejidad de la condición humana y su relación con los entornos social y natural.

Las obras se distribuyen en la Sala de Artes Visuales del GAM sin necesariamente corresponder directamente a cada núcleo temático. Esta disposición permite a los visitantes encontrar correlaciones entre artistas que exploran diferentes temas, lo que enriquece tanto la apreciación de cada obra en particular como la experiencia integral de la exposición.

Una posible conexión que los visitantes pueden establecer tiene que ver con los modos de percepción, los peligros de la post verdad o las maravillas de los mundos posibles. Otra sería la inextricable interrelación entre humanidad y naturaleza, que puede manifestarse a través de principios universales de organización o en objetos cargados de significados simbólicos.

Cristóbal Cea, Horoscopismos, 2023. Video Full, HD | Animación 3D + Stable Diffusion AI. Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM
Javiera Gómez, Hombres de signo I y II, 2O23 – 2O24. Adhesivo holográfico y vinilo pintado con pintura oleográfica sobre placa de acrílico serigrafiada con tinta al agua. 5O,5 x 35 cm (c/u). Cortesía: NAC. Foto cortesía de la artista

LEER EL CIELO

El popular astrólogo chileno Pedro Engel había anticipado que el 2024, año del Dragón de Madera, sería expansivo y menos turbulento que el anterior, pero los recientes incendios en Valparaíso parecen contradecir tal predicción. La dudosa precisión de este tipo de pronósticos, sin embargo, no empaña el fervor por consultar el horóscopo como una guía especulativa hacia las certezas sobre el futuro.

El artista Cristóbal Cea resalta como uno de los más característicos de nuestros tiempos el deseo irracional de traspasar toda incertidumbre a través de explicaciones inmediatas, sin importar si poseen o no un verdadero sustento. En su obra Horoscopismos, el artista equipara este fenómeno con la lectura de nubes, cuyas formas caprichosas se abren a variadas interpretaciones para quienes las observan. De este modo, traza un paralelo entre la cualidad proyectiva de las nubes y la comprensión histórica de los habitantes de América previo a su descubrimiento.

Una idea similar intriga a Javiera Gómez, quien a través de su obra Hombres de signo I y II explora la evolución (no del todo positiva) del papel de la astrología en la vida de las personas. En cada una de las dos placas de acrílico que componen la pieza se presenta la imagen de un Homo Signorum oriental, una figura surgida en la Edad Media que vinculaba los astros a las partes del cuerpo humano con propósitos medicinales.

La imagen del lado izquierdo es una representación clásica del hombre zodiacal, mientras que la de la derecha es una revisión que incorpora los tatuajes de la pareja de Javiera. Al igual que las nubes, estos dibujos, en apariencia desprovistos de significado, invitan a las personas a proyectar sus propias deducciones y deseos, ahora en sus propios cuerpos.

Soledad Salamé, serie Newspaper, almost transparent (1-11), 2019-2020, vidrio arenado doblado, grabado con láser e impresión de proyección de sombra articulada, 30,48 x 30,48 x 30,48 cm. Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM

La investigación de los fenómenos perceptivo y proyectivo se observa también en la obra Newspaper, Almost transparent de Soledad Salamé, compuesta por tres portadas de diarios grabadas en vidrio. Los titulares hacen referencia a los efectos migratorios del cambio climático en Chile y Estados Unidos. Aunque la potente iluminación que baña los cristales facilita la lectura de los titulares, la tarea se vuelve desafiante al intentarlo a partir de las sombras que reflejan en la pared.

Las sombras no solo añaden complejidad a la lectura de las noticias, sino que también simbolizan la distorsión inherente a la imagen, las noticias y el medio ambiente. Este aspecto, que Soledad Salamé ha explorado desde 2011, se entrelaza con la fragilidad del vidrio en la obra, sirviendo como metáfora de la desprotección de las personas afectadas por los eventos denunciados en las noticias. En tales contextos, la memoria se convierte en un refugio que proporciona un sentido de identidad, tanto personal como colectiva

León & Cociña, Atlantis el país secreto, 2023. Acrílico sobre tela, 2OO x 15O cm. Cortesía: NAC. Foto cortesía de NAC

La memoria es también un espacio mental de experimentación con realidades alternativas que complementen, modifiquen o incluso contradigan los macrorrelatos establecidos. Es en este espacio de mundos paralelos donde se originan los proyectos de Cristóbal León y Joaquín Cociña, quienes participan en la muestra con tres pinturas relacionadas con su película Los Hiperbóreos, aún por estrenarse.

La presencia del fantasma de Jaime Guzmán, reflejada tanto en la pintura Atlantis: el país secreto como en el mismo guion de Los Hiperbóreos, parece constituir un trauma colectivo. Este espectro, que despierta frustraciones y debates encendidos, se yergue como un testigo persistente de nuestra historia reciente.

Aunque hay quienes continúan defendiendo al cuestionable asesor de Pinochet, su sombra también proyecta la necesidad de replantear la narrativa de país que anhelamos construir. El sentimiento dualista hacia la figura de Guzmán encarna de manera simbólica la polarización ideológica del país, así como las tensiones presentes en nuestro camino hacia el futuro.

Juana Gómez, Río de la consciencia, 2O23 – 2O24, 300 campanas torneadas a mano en porcelana y cerámica, luces led, 120 x 600 cm. Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM

EL LENGUAJE DE LO VIVO

Durante cuatro meses, Juana Gómez se adentró en el campo de la neurología, convirtiéndose en la única artista entre decenas de científicos, al igual que en otras ocasiones. En un congreso de anatomía en 2016, expresó que su interés por la biología no radicaba en comprender sus complejidades teóricas, sino en descubrir la interconexión entre diversos sistemas, todos relacionados al principio de eficiencia energética, que postula que los vínculos se forman en los lugares de menor resistencia.

La universalidad de este principio se manifiesta en Río de la conciencia, una versión actualizada de una instalación previa de la artista. Inicialmente titulada Río atmosférico, la obra se compone de piezas acampanadas de porcelana que materializan el fenómeno natural que salvó la casa de Juana de un incendio en 2020.

En esta nueva versión, la artista relaciona la obra con las conexiones neuronales, incorporando luz para su exhibición en el GAM. La imagen evoca su experiencia al presenciar la actividad de una célula de embrión de rata en el laboratorio de neurología. Al ser inyectadas con una proteína fluorescente, ciertas secciones se iluminaron al observarlas bajo el microscopio.

Javiera Hiault- Echeverría, Fuego sin humo II, 2023. Dibujo a láser sobre tela, 12O x 177 cm. Foto: Francisca Razeto/GAM

Javiera Hiault-Echeverría se centra en las interacciones a través del lenguaje. Inspirada por la fascinación que experimentó al participar en la decodificación de dibujos en un antiguo corredor en Pompeya, la artista amplió su exploración a grupos sociales como una comunidad autogestionada de migrantes y personas conexperiencias vinculadas a desórdenes mentales.

Su trabajo consiste en la creación de un espacio hospitalario a través del lenguaje, en el que se desarrollan instancias de diálogo que trascienden las palabras e incorporan dimensiones visuales y sonoras. En cada sesión, Javiera dispuso un mantel sobre una mesa, equipada con micrófonos estratégicamente ubicados.

Fuego sin humo II, una de las piezas textiles de la serie homónima que se presenta en la exposición, encapsula las interacciones de las 35 sesiones. Su tonalidad rosácea y textura satinada evocan la estética del órgano de la lengua, mientras su naturaleza colgante permite que fluctúe con las ligeras corrientes de aire presentes en la sala, evocando la naturaleza oscilante del lenguaje.

Pilar Elgueta, Voy en delgadez de niebla, 2022. Registro de acción | Video digital 7’32». Cortesía: NAC
Pilar Elgueta, Cuerpos de agua: prólogo, 2022-2023, still de video digital, 3’45”. Cortesía: NAC

En Voy en delgadez de niebla, Pilar Elgueta explora los vínculos entre la humanidad y la naturaleza, temática también abordada por Javiera Hiault-Echeverría y Juana Gómez. En el video, un grupo de personas, cuyas vestimentas se mimetizan con el desierto, llevan consigo letreros LED en sus espaldas, los cuales proyectan progresivamente las letras luminosas que componen uno de los versos del poema Hallazgo de Gabriela Mistral: “Voy en delgadez de niebla, pero sin embargo llevo las facciones de mi cara, lo quebrantado del peso, intacta la voluntad”.

En otro video, Cuerpos de agua: prólogo, de carácter más íntimo, Pilar muestra el vaciado de un molde de hielo que replica su brazo. Este se va derritiendo gradualmente en el Humedal Batuco. Esta escena entrelaza imágenes sugestivas y un texto poético extraído de sus notas de investigación.

Diego Santa María ofrece una perspectiva similar en Pelota, choritos, jaiba y nido, al sugerir que los objetos olvidados contienen memorias personales y reflejan la relación con el entorno. Las cuatro obras, instaladas una al lado de la otra, presentan elementos hallados en la costa chilena sobre una superficie de lino, todo enmarcado a la manera de dispositivos pictóricos. Este gesto, que realza el estatus y la memoria terrenal de las cosas, es propio del artista trashumante, para quien parte del proceso creativo involucra mantenerse atento a la tierra bajo sus pies.

Diego Santa María, Pelota, chorito, jaiba y nido, 2023. Objetos recolectados cosidos sobre lino, 9O x 7O cm (c/u). Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM
Diego Santa María, Pelota, chorito, jaiba y nido, 2023. Objetos recolectados cosidos sobre lino, 9O x 7O cm (c/u). Cortesía: NAC. Foto: Francisca Razeto/GAM

María Gabler, Ensamblajes, 2023. Materiales encontrados (cemento, madera, barro, ladrillo, piedra, alambre, entre otros). Medidas variables. Fotos cortesía de la artista

La deriva también está integrada al proceso de creación de la serie Ensamblajes, de María Gabler, en la que combina objetos recolectados de dimensiones que contrastan con sus reconocidas instalaciones monumentales. Estos trabajos, de naturaleza más íntima y exploratoria, reproducen algunas lógicas constructivas chilenas, propias de una arquitectura caracterizada por el uso de materiales ligeros.

Las piezas despliegan un juego de tensiones materiales al incorporar tanto elementos naturales como fabricados, incluida una punta de reja que la artista guardó cuando cambiaron la reja de su casa. Para María, se trata de una especie de ruina bastarda, un fragmento arqueológico que se disuelve y se funde con su entorno, a diferencia del codiciado tesoro que aguarda ser desenterrado y despojado de su historia.

Victoria Abaroa

Licenciada en Comunicación Social por la Universidad del Desarrollo (UDD - Chile), donde se desempeñó como ayudante de Periodismo Interpretativo. Cuenta con una especialización en Social Marketing de Northwestern University, y ha realizado múltiples cursos sobre comunicaciones en el campo de las artes visuales dictados por Node Center for Curatorial Studies (Berlín). Sus textos han sido publicados en Artishock y en la Revista Ya.

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