![Vista de la lectura poética llevada a cabo en “Destello a tierra” de Javiera Gómez en Galería NAC, 9 de enero 2024. Participaron: Fernanda Aránguiz, Olivia Eguiguren, Paola Nava, Drago Yurac. Foto: Álvaro Muñoz. Vista de la lectura poética llevada a cabo en “Destello a tierra” de Javiera Gómez en Galería NAC, 9 de enero 2024. Participaron: Fernanda Aránguiz, Olivia Eguiguren, Paola Nava, Drago Yurac. Foto: Álvaro Muñoz.](https://artishockrevista.com/wp-content/uploads/2024/02/8.-Vista-Performance.jpg)
DESTELLO A TIERRA: A TIEMPO REAL
Esto también es naturaleza:
ser un alce y llevar un cielo estrellado en los pulmones,
un destello que de pronto tiene que ver contigo.
Isabel Zapata
Supongo que desde el principio fue imposible, acaso siempre lo ha sido y siempre lo es. El tiempo, digo. Como el amor y otras fantasías afines, creemos y no creemos en él, lo vivimos y lo sentimos pasar, nos aferramos y nos olvidamos de su posibilidad. También como las estrellas que vemos al mirar hacia arriba, al cielo de noche, sobre todo en la ciudad, donde las luces que nos permiten hacer nuestras vidas nocturnas son las mismas que impiden que la mayor parte de estas sean visibles a nuestros ojos.
Nos quedamos acá preguntándonos por ellas porque no podemos cesar en la búsqueda de eso que sentimos, pero que no somos capaces de ver. ¿Qué de real tienen las estrellas, los astros, esos seres que vemos desde nuestro presente en su pasado? ¿Son parte de lo real? ¿Existe una temporalidad para lo real? ¿Existe realmente un tiempo tal?
No me atrevo siquiera a inventar una respuesta. Más bien es “como si desde el fondo de los tiempos no se hubiese dicho nunca todavía nada… Como si lo más importante, lo único importante, hubiese estado desde siempre oculto, todavía no hubiese aparecido nunca en su así es”, escribe Francois Julien.
En esa búsqueda, todo aquello inalcanzable configura lo real. Su presencia eternamente lejana, su existencia inaudita y permanente nos llama hasta el cansancio. Y es que al no agotarse eso inaudito se vuelve cansador. Llegado ese punto se requiere una transformación.
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Destello a tierra es la materialización de aquel sobresalto de lo vital al que se refiere Julien. Una tentativa de captar ese momento en quelo real se hace presente sin palabras: en formas, colores, hebras, superficies. Imágenes de imágenes en cuya veracidad sólo podemos confiar, pero cuya existencia al mismo tiempo nos abre la conciencia de ese más allá al que pertenecemos, en el que no somos más que un brillo sobre la superficie del mar.
Buscar el conocimiento contentándose con la incertidumbre es abrirse a definir, por ejemplo, la verdad: aquello que no sé donde está. Lo real: aquello que no puedo evitar. Lo posible: que todo eso forme parte de la realidad. La evidencia no dice nada, no existe, o dice todo lo contrario. Pero aún así no podríamos no continuar.
Entre intuiciones, sentires, interrogantes, especulaciones e incertidumbres, las obras de Destello a tierra expresan la transformación de lo real en una visión sin lenguaje. Ahí, entre las cuidadas uniones de hebras, sustancias, temperaturas y materiales, el surgimiento material y espacial de unas pocas certezas.
Que la existencia se resume en buscar lo real en distintas cosas, detalles, líneas, formas, colores y volúmenes; metáforas del sin límite, preguntas sin inicio y sin fin. Que el presente no es una forma de temporalidad, sino más bien el no-tiempo, donde se encuentra aquella imposibilidad de medirlo, o el más allá del tiempo, que hemos llamado infinito. Que existe un tiempo no dividido, reconciliado, “que nos saca de los campos de la repetición y de la melancolía. De la animalidad, guarda el gusto y el tacto, la presencia y la gracia. Y de la infancia, la esencial presencia, en aquello que ella irradia.” (Dufourmantelle, 2022, p. 102).
Una constelación de bordados, dibujos, cera y aluminio; un intercambio de lectura en voz alta entre amigas escritoras; una posible representación espacial de aquel tiempo que es también el tiempo, que Dufourmantelle llama dulzura. Una grieta en la distancia con lo desconocido.
La dulzura, más allá del principio corporal a escala humana y hacia la pura potencia vital, del ser y del crear sin evidencias sobre el más allá, la única posible verdad de toda temporalidad, para continuar, escribió Javiera unos años atrás, “intentando encontrar eso que parece imposible.” Si lo real es indecible, el presente es a tiempo real.
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BIBLIOGRAFÍA
Dufourmantelle, Anne (2022) Potencia de la dulzura. Buenos Aires: Nocturna editora.
Jullien, Francois (2023) Lo inaudito. O el otro nombre de la agotadora realidad. Buenos Aires: El cuenco de plata.
JAVIERA GÓMEZ: DESTELLO A TIERRA
Galería NAC, Américo Vespucio Nte 2878, Vitacura, Santiago, Chile
Del 21 de diciembre de 2023 al 01 de marzo de 2024
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