ESTA ES LA HISTORIA DEL MUSEO COMUNITARIO DEL AGUA
En los últimos años, ha surgido una serie de propuestas legislativas que abogan por el reconocimiento de los derechos de la naturaleza y, entre ellos, los derechos de los ríos. En Chile, esto se da en un contexto jurídico contradictorio, donde se trata a los seres vivos como objetos o propiedades y a las corporaciones como sujetos de ley con personalidad jurídica y derechos.
Más allá de acciones globales y locales en el campo jurídico, el arte ha servido como vehículo o como parte integral de una serie de proyectos colectivos y comunitarios fundamentados en cosmovisiones indígenas y filosofías ambientales que entienden a humanos y no humanos como indisociables para el equilibrio del ecosistema.
Algunos artistas, particularmente quienes viven en zonas geográficas cuyos cuerpos de agua están peligrosamente amenazados, han venido trabajando en torno a la noción de que los ríos, mares, glaciares, lagos, montañas y bosques son seres sintientes y sagrados para diversas culturas.
Acá contaremos la historia de un proyecto artístico-comunitario que celebra y busca crear conciencia alrededor del carácter sintiente de un río: el Renaico. Para hablar sobre esta iniciativa, que cristaliza en el Museo Comunitario del Agua Río Renaico, hay que retroceder en el tiempo, al año 2013, cuando se crea el colectivo social Salvemos el Río Renaico como organización socioambiental en la comuna de Renaico, al sur de Chile.
Salvemos el Río Renaico. Un colectivo y un documental
Constituido jurídicamente en 2015, el colectivo Salvemos el Río Renaico está conformado principalmente por jóvenes que, a consecuencia de la evidente sequía y contaminación del río Renaico y la latente amenaza de instalación de una central hidroeléctrica, deciden agruparse para realizar activismo ecológico y trabajo comunitario en torno a las problemáticas que enfrenta este curso de agua.
Desde su origen, la organización ha cumplido diversos roles para rescatar la cuenca hidrográfica del río en toda su extensión, desde investigar, educar y movilizar a la comunidad hasta generar peticiones legales contra acciones contaminantes y comprometerse con la cultura y el arte.
En el 2016, la artista chilena Marcela Moraga realiza una residencia de tres meses en Renaico en la que compartió con el río, los miembros del colectivo, con los jóvenes del programa Servicio País y diversas organizaciones de vecinas y vecinos.
Es durante esta residencia de arte colaborativo, parte del programa Red Cultura, que la artista y el colectivo Salvemos el Río Renaico gestan el Museo Comunitario del Agua. Esta institución establece -de manera informal, no legal- que el río Renaico -límite entre las regiones del Bíobío y La Araucanía- es patrimonio natural y cultural de la comunidad, y sus aguas bienes naturales comunes a todas las personas.
Es también durante los encuentros en el marco de la residencia cuando surgen las ideas para producir el documental Salvemos el río Renaico y las actividades artísticas que forman parte de la colección del Museo Comunitario del Agua.
El objetivo de la película es informar a las vecinas y vecinos de Renaico sobre las diversas causas de la baja del caudal, además de recordarles la relación afectiva que les une al río, con el fin de que se comprometan en su cuidado y defensa.
La colección
La apertura del Museo fue en 2016 a las orillas del río, donde se presentaron piezas de su colección creadas por asociaciones de vecinas y vecinos, grupos de jóvenes, artistas locales y colegios, entre ellas la acción colectiva -documentada en video- Botellas con mensajes, en la que vecinos de Renaico -en cooperación con la asociación de reciclaje de la comuna- depositaron mensajes dedicados al río dentro de botellas plásticas PET, que luego fueron colgadas del puente que lo cruza.
Otra acción colectiva documentada en video que forma parte de la colección es Una ola, en la que aproximadamente 100 niñas y niños de los colegios La Nobel Gabriela y Los Nogales, y del Liceo Agrícola Manzanares se reunieron a la orilla del río para realizar una ola como las de los conciertos y eventos deportivos. Se trató de una acción metafórica para que subiera el caudal a su estado natural.
La colección se completa con fotografías antiguas del río donadas por la comunidad o recolectadas vía Internet, dibujos de la flora y fauna del río y los problemas ecológicos que lo afectan hechos por niñas y niños en talleres artísticos, así como poemas y murales en el espacio público.
El Museo ha sido presentado en universidades, en eventos culturales, durante la celebración del río Renaico, en encuentros internacionales con otras asociaciones que defienden las aguas y en exposiciones como Museo de la Democracia, en Berlín, ciudad donde reside la artista.
De las orillas del río a la World Wide Web
Moraga ha seguido comprometida con los jóvenes del colectivo y con la defensa del río. Su última contribución es la creación de un sitio web para este museo sin sede física, en el que se albergan y difunden ampliamente su colección y las investigaciones relacionadas con el río Renaico.
Creada gracias a un fondo de cultura del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, la página busca también incentivar la participación comunitaria, enriquecer la colección, proteger el patrimonio natural/cultural de la comunidad y, eventualmente, generar intercambio de experiencias y colaboraciones de trabajo con otros museos comunitarios, con asociaciones medioambientales y con proyectos de arte que trabajen temáticas ecológicas o con metodologías de participación.
Para la realización del sitio web se invitó a la comunidad a un taller donde se decidieron los temas que integrarían el sitio, incluida la colección y textos desarrollados por los integrantes del Colectivo Social Salvemos el Río Renaico, el historiador Leonardo Albornoz, el ornitólogo Daniel Rivera, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Mulchén y la artista Marcela Moraga, entre otros.
El sitio web fue lanzado el pasado 10 de junio en el Teatro Municipal de Renaico y el 8 de junio en el espacio Satellit en Berlín, este último evento con una conversación entre Marcela Moraga y Óscar Ardila, artista y curador colombiano.
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