ESPECTRO REBELADO. UN MAPEO PIONERO DEL ARTE QUEER EN COSTA RICA
En la publicación Espectro rebelado: Celebrando las exposiciones de arte queer en Costa Rica (2024), la curadora e historiadora costarricense Tatiana Muñoz-Brenes traza una historia del creciente número y diversidad de exposiciones de temática queer en el país centroamericano. Este estudio constituye un hito en los estudios artísticos y la historia del arte en Costa Rica, al ser el primero en mapear este tema de manera sistemática.
El libro documenta aquellas muestras de los últimos quince años que abordan otredades LGBTIQA+ y que se han constituido como espacios generadores de discursos inclusivos. El recorrido incluye exposiciones tanto en formato físico como virtual, independientemente de la nacionalidad de lxs artistas y curadorxs involucradxs. La lista abarca un total de 43 exposiciones realizadas entre 2009 y 2024, aunque, como en toda investigación pionera, es posible que se omitan algunas inadvertidamente.
Muñoz-Brenes concibió la ambiciosa idea de escribir una historia del arte alternativa, que coexistiera con la Historia del Arte oficial —la de la Academia y las Bellas Artes— a modo de un contradiscurso de resistencia y alteridad. La pesquisa se llevó a cabo entre 2020 y 2023, con base en archivos de museos, catálogos de exposiciones, redes sociales, prensa, blogs, entrevistas, registros fotográficos y otras fuentes primarias disponibles.
Según la curadora, esta compilación es solo un punto de partida para futuros estudios sobre la historia del arte queer en Costa Rica, y establece un importante antecedente en el uso de exposiciones como objeto de estudio. Sin este proceso de investigación, escritura y publicación, solo existirían datos inconexos de eventos que no logran legitimarse como historia en los espacios necesarios.
Como precursoras de las exposiciones presentadas en Espectro rebelado, la autora cita las realizadas por Giorgio Timms en 1990, en la galería del café del Teatro Nacional, y Sendas equívocas, de Jaime-David Tischler, en la Galería de Arte Contemporáneo del Museo Nacional, en 1997.
Celebradas en un contexto lleno de prejuicios y controversias, estas muestras están documentadas en el ensayo Cuerpos insumisos: Representaciones desde la disidencia sexual en la fotografía artística costarricense (2016), de Roberto Guerrero Miranda. Ambas fueron fundamentales para abrir camino en el siglo XXI, donde en solo quince años se han llevado a cabo 43 exposiciones que representan a la comunidad LGBTIQA+, ampliando la narrativa más allá de hombres homosexuales blancos. “Sin sus contribuciones, el camino habría sido aún más escabroso para las generaciones que estaban creciendo en una Costa Rica retrógrada”, escribe Muñoz-Brenes.
TRANSFORMACIONES DE LAS NARRATIVAS ARTÍSTICAS QUEER
El libro refleja importantes cambios evolutivos a lo largo del desarrollo de estas exposiciones. “La presencia de una mayor diversidad dentro de la misma diversidad LGBTIQA+ se manifiesta como un signo inevitable de los tiempos. No solo se ha superado la falsa dicotomía entre representación gay y lésbica, abriendo espacio para el verdadero arcoíris de identidades, sino que también, poco a poco, se deja atrás la supremacía del discurso gay blanco en las narrativas artísticas queer”, escribe Muñoz-Brenes.
Los cambios de época traen consigo relevos generacionales, que se hacen visibles a través de los quince años de exposiciones analizadas. Nuevos nombres de curadorxs y artistas de diversas nacionalidades emergen en esta cartografía a medida que avanzamos en el tiempo, y con ellxs, nuevas interseccionalidades se suman a la resistencia del «artivismo» queer.
Otro aspecto destacado del estudio es la variedad de espacios que albergaron estas exposiciones. Aunque algunas tuvieron lugar en instituciones de arte estatales, el mapeo muestra una creciente presencia de espacios independientes o alternativos centrados en temas LGBTIQA+. Frecuentemente, estas muestras se llevaron a cabo en bares, restaurantes y hoteles, ante la falta de acceso a recintos artísticos tradicionales. Esta limitación, sin embargo, permitió ampliar el alcance al sacar el arte de los espacios legitimados, conectando con un público más diverso.
Las exposiciones con temática queer también reflejaron el contexto de la realidad costarricense. Se observa un aumento en las iniciativas expositivas durante la polémica campaña electoral de 2018, marcada por el enfrentamiento político sobre los derechos LGBTIQA+, en especial el matrimonio igualitario. Este debate fue impulsado por la respuesta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la opinión consultiva de 2016, que respaldaba la garantía de este derecho.
Vista de la exposición «El frío entra por los pies», de La Cholla Jackson, en Cero Uno, Costa Rica, 2023. Cortesía del espacio
Este impulso artivista se vio interrumpido por la COVID-19, pero ha resurgido con fuerza en los últimos tres años postpandémicos, a pesar de las dificultades que el sector artístico ha enfrentado desde entonces: cierre de espacios culturales, reducción de financiamiento y la incertidumbre en el mercado del arte, entre otras.
Mientras investigaba exposiciones de arte como objetos de estudio, Muñoz-Brenes enfrentó desafíos tanto prácticos como metodológicos. “Muchas de estas muestras no las visité personalmente; fueron documentadas varios años después de su clausura. Esto, como historiadora del arte, me llevó a depender de las fuentes primarias disponibles, que son bastante escasas y difíciles de encontrar en general”.
El no haber asistido como espectadora llevó a Muñoz-Brenes a presentar las exposiciones —en un gesto iconoclasta— a través de su texto, fotografías y elementos tangibles. Esta limitación, reconoce, se transfiere a lxs lectorxs del libro, quienes también carecen de detalles curatoriales y museográficos que enriquecerían la narrativa sobre la experiencia de recorrer el espacio.
No obstante, este tipo de experiencia despojada de la corporalidad se ha vuelto más familiar en una contemporaneidad donde la virtualidad ha ganado, de manera obligatoria y contundente, un terreno significativo en los museos, galerías y espacios culturales. Esto pone en duda y en crisis las nociones mismas de “exhibición”, “obra artística” e “Historia del Arte”, según Muñoz-Brenes.
ORGU-YO
Entre los espacios que han acogido la temática queer de manera transversal en su programación se encuentra el Centro Cultural de España en Costa Rica. En los últimos años, varios proyectos especiales lo han posicionado como “quizás la institución cultural pública más queer del país”.
Desde 2017, el CCE CR ha organizado anualmente la Muestra de Cine LGBTIQ y exposiciones como Seres de Luz y El cuerpo simbólico, centradas en la identidad y la disidencia sexual. En 2019, realizaron la primera residencia artística travesti de Centroamérica y, durante la pandemia, adaptaron sus actividades con el programa virtual Armarios abiertos.
En 2023, participaron por primera vez en el desfile del Pride y lanzaron el podcast Quiero Queer, centrándose en prácticas drag. Este año, refrendan su compromiso con los derechos LGBTQ+ con la publicación de Espectro rebelado y la exposición Orgu-Yo: Representaciones queer en el arte costarricense.
Esta muestra, que cierra la investigación de Muñoz-Brenes, se organizó a partir de una convocatoria abierta dirigida a artistas queer de todo el país. Para facilitar la participación, se minimizaron los requisitos burocráticos, lo que permitió que un número amplio de artistas, incluidos emergentes y poco conocidos, enviaran sus obras. La exposición destaca como un ejemplo de buenas prácticas en la queerización del medio artístico, al ofrecer una plataforma inclusiva y representativa dentro del panorama del arte contemporáneo en Costa Rica.
UN HISTORIAL DE DESEO Y COMPROMISO
Al revisar Espectro rebelado, destacan exposiciones llevadas a cabo en espacios de arte consolidados, como TEOR/éTica. Entre ellas, se encuentran Leé mis labios (2015), curada por el peruano Miguel López, y New Fantasies (2014), bajo la curaduría de Lina Castañeda e Inti Guerrero. Esta última se enfocó en las relaciones coloniales e imperialistas como una alegoría de la prostitución de la mujer.
New Fantasies exploró las infinitas posibilidades de manifestar la identidad, negociando significados de género, sexualidad y deseo, con una fuerte presencia de lo queer. La exposición incluyó expresiones culturales desde una perspectiva transgénero, no por su asociación con la prostitución, sino por su radicalidad en la performatividad del género.
Según Muñoz-Brenes, New Fantasies destaca por la introducción internacional del tema queer en Costa Rica y la autoconsciencia de TEOR/éTica sobre su ubicación en Barrio Amón, un área históricamente vinculada al trabajo sexual. La muestra subrayó la interconexión entre diversidad sexual y de género en un contexto donde el trabajo sexual ha sido una salida laboral para muchas mujeres trans.
En TEOR/éTica también se llevó a cabo Vamos a Besarnos (2017), una exposición que trazó un recorrido histórico por los movimientos de lesbianas, gays, bisexuales, personas trans e intersex en Costa Rica, producida por José Daniel Clarke. Esta muestra contribuyó significativamente a la construcción de la memoria LGBTIQA+ en el país, subrayando la relevancia de los derechos humanos y la no discriminación en el ámbito del arte contemporáneo. Al año siguiente, el proyecto se replicó en un espacio de gran carga simbólica e ideológica: la Asamblea Legislativa. Esta elección de nuevos escenarios representa un acto disruptivo, donde el concepto de “exposición” se introduce en lugares que generan leyes, discursos y sostienen estructuras de poder.
Otras iniciativas importantes son las del gestor de arte costarricense Gary Hior, que incluyen tres ediciones de Diversidad, dos en Galerie Hior y una tercera en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, entre 2017 y 2019.
La serie Diversidad es significativa dentro de la revisión de Muñoz-Brenes, ya que ejemplifica la lucha por los derechos humanos de la comunidad diversa desde una galería de arte, en colaboración con el sector privado. Aunque estas exposiciones destacan únicamente a artistas masculinos y carecen de diversidad en ese aspecto, es esencial reconocer la iniciativa y el esfuerzo que representan. Sin embargo, su documentación es limitada, más allá de lo que se presenta en el libro.
Un caso similar son las exposiciones Rainbow Party (I y II), también iniciativas de Galerie Hior en alianza con la empresa privada. Sus puntos fuertes incluyen la exhibición de obras queer en hoteles en lugar de galerías, la búsqueda de patrocinios para aumentar la visibilidad, y la intención explícita de Galerie Hior y sus artistas de seguir apoyando la causa LGBTIQA+ a través del arte.
En 2017, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo presentó Mil y Un Hombres. Tres Fotógrafos, una exposición que reunió las obras de Giorgio Timms, Jorge Albán y Jaime David Tischler, considerados pioneros en la representación homoerótica masculina en Costa Rica. Esta muestra fue fundamental para abrir el diálogo sobre el arte queer en el país, ya que, como señala la curadora Adriana Collado-Chaves, “enfatizó la presencia de masculinidades alternativas que se distancian de los objetivos represivos del sistema patriarcal, proponiendo nuevas formas de expresión y representación”.
Otra muestra destacada es Cuerpas. La materia como identidad (2021), realizada en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica. Este proyecto, resultado del trabajo de cinco estudiantes de Historia del Arte, refleja la creciente formalización de la curaduría en el país.
La exposición indagó en cómo la corporalidad es esencial en la construcción y deconstrucción de la identidad, especialmente en relación con el imaginario femenino. Su título «queeriza» la corporalidad y plantea que la identidad de «mujer» es múltiple y diversa, en contraposición al concepto binario impuesto por el patriarcado.
Spectro, curada por Tatiana Muñoz-Brenes, transformó el bar drag Spectro Club en un espacio galerístico, permitiendo que artistas LGBTIQ+ exhibieran y vendieran sus obras a los visitantes. El evento, realizado en 2021, creó un ambiente de amor e igualdad, accesible a toda la comunidad LGBTIQA+ y sus aliados, a la vez que visibilizó la escasez de espacios inclusivos en el arte.
La exposición Mundxs Nuestrxs (2023), curada por Emma Segura Calderón para el espacio F de Imagen, se centró en las «genealogías polifónicas en la producción de artistas trans* y no binaries en Costa Rica». Su objetivo fue examinar la histórica falta de representación de estxs artistas en las dinámicas culturales y artísticas del país, desde sus propias voces y perspectivas.
Según Muñoz-Brenes, el mayor acierto de esta presentación radica en la curaduría de Segura Calderón, ya que introdujo a “una nueva generación de artistas LGBTIQA+ que merece atención y seguimiento en el futuro”.
Otras exposiciones incluidas en Espectro rebelado son El Tránsito de la Corporalidad es Inmanente, Itinerario Trans y Trans Semiosis (2021) en la Alianza Francesa y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, de la artista Emma Segura Calderón, y Encuentro con el Ombligo Amorfo (2021) en el Centro Cultural de España, curada por Margarita Sequeira Cabrera, que reunió obras de artistas como Johan Mijaíl, Elyla, Gatía Cerota, Lía Vallejo Torres, NadiA y Caroline Lacey, y La Cholla Jackson.
Estxs artistas no se identifican con el término “queer”, sino que se reconocen como disidentes sexuales o corporales, desafiando las normas y estructuras del sistema. Su arte no solo busca visibilidad, sino que también se opone a las jerarquías y violencias del mundo, imaginando nuevas posibilidades más allá de los paradigmas occidentales y heterocapitalistas. La muestra puso en evidencia cómo se vive la disidencia sexual en el contexto de Centroamérica.
Espectro rebelado: Celebrando las exposiciones de arte queer en Costa Rica es una publicación coproducida por el Comité Editorial Orgullo 2024 (Marcela Díaz, David Ulloa, Sergio Pacheco), el Centro Cultural de España (CCE) en Costa Rica (Ricardo Ramón Jarne, Iris Lam Chen) y un Comité Científico del Instituto de Investigaciones en Arte de la Universidad de Costa Rica (IIARTE), compuesto por Pablo Bonilla, Yula Cambronero, José Manuel Conejo, Mariela A. Porras-Chaverri, Bértold Salas y Fernando Zúñiga.
Puedes consultarla y descargarla de manera gratuita aquí.
También te puede interesar
A Kingdom of Hours
A Kingdom of Hours, la muestra que se presenta actualmente en Gasworks (Londres), explora cómo un grupo de artistas interrumpe el tiempo secuencial -desde los ritmos biológicos a las cronologías históricas- para socavar las...
CASA MA. ACTIVISMO Y ARTE CONTEMPORÁNEO DESDE COSTA RICA
Casa MA (Casa de Mujeres Artistas), en San José de Costa Rica, es una comunidad enfocada en la difusión de prácticas generadas por mujerxs, queers, personas no binarias, mujeres trans, de género fluido e...
EL CORAZÓN AÚLLA: PERFORMANCE FEMINISTA LATINOAMERICANO EN REVUELTA
Si bien hablamos de un movimiento performático feminista latinoamericano compartido, cada país y época tiene sus particularidades, haciendo que el medio recorra sus trayectorias únicas. Esto se demuestra en "El corazón aúlla" como una...