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JORGE EDUARDO EIELSON. 100 AÑOS

Este año se conmemoran los 100 años del nacimiento del artista peruano Jorge Eduardo Eielson. En honor a su vida y obra artística, diversas instituciones alrededor del mundo se han unido para presentar exposiciones y seminarios, entre otros eventos. Estas muestras destacan algunas de sus series más emblemáticas, como QuipusPaisaje infinito de la costa del Perú, y pinturas de inspiración precolombina realizadas en la década de 1980, como Ceremonias y Chamanes. Además, varios espacios han estado exhibiendo documentación sobre sus proyectos performáticos, acciones poéticas y colaboraciones en teatro y música.


Jorge Eielson en el performance "El cuerpo de Giulia-no", 1972, Bienal de Venecia XXXVI. Cortesía: MALI
Jorge Eielson en el performance «El cuerpo de Giulia-no», 1972, Bienal de Venecia XXXVI. Cortesía: MALI

El poeta y artista visual Jorge Eduardo Eielson (1924-2006), una figura brillante y polifacética, exploró la creatividad y el conocimiento de manera poco convencional. Su interés por la cultura universal, las expresiones artísticas de vanguardia y los saberes ancestrales del Perú le otorgó una perspectiva única. El prolongado exilio de su tierra natal responde a una doble búsqueda: a su deseo de acercarse y nutrirse de la producción artística “internacional” y, paralelamente, a la necesidad de alimentar su inspiración de la cultura peruana.

Tras obtener el Premio Nacional de Poesía en 1945, a la corta edad de 24 años, Eielson viaja a Europa, estableciéndose inicialmente en París, donde participó en la exposición del Salon des Réalités Nouvelles (Salón de Nuevas Realidades) junto con algunos de los más importantes exponentes del arte moderno del momento.

De naturaleza inquieta y profunda, la intelectualidad de Eielson abreva de la literatura universal y la filosofía europea, así como de los paradigmas científicos de los siglos XIX-XX. A la vez, se acercó a un espacio de búsqueda espiritual dentro del budismo zen. Estas variadas inquietudes le hicieron tomar conciencia del mundo y la realidad desde su propia experiencia de exiliado y nómada. Pero esto es solo una pequeña expresión de su versatilidad, ya que encontró en la poesía y el arte el último reducto de un humanismo casi extinto, de un humanismo que podía ser practicado en los márgenes del exhibicionismo moderno. Así, la poesía no era un simple ejercicio lingüístico o de creación artística, sino, de manera más compleja, un lugar de resistencia política [1].

Más conocido en América Latina como poeta perteneciente a la llamada Generación del 50 –junto a exponentes de la literatura peruana como Blanca Varela, o los escritores Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy o Julio Ramón Ribeyro–, Eielson desarrolló desde el autoexilio europeo un complejo y siempre cambiante cuerpo de obra que abrió un diálogo inédito con aspectos de la cultura precolombina peruana, centrándose en los quipus andinos. El artista incluso llegó a proponer a la NASA un proyecto conceptual, con la intención utópica de llevar una de sus esculturas a la luna.

Eielson vivió en Lima, París, Roma, Milán y Nueva York para finalmente establecerse en Milán, donde pasaría el resto de sus días.

Vista de la exposición Habitación en Roma, de Jorge Eduardo Eielson, en Timothy Taylor Gallery, Londres, 2024. Cortesía: Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Prudence Cuming
Vista de la exposición Habitación en Roma, de Jorge Eduardo Eielson, en Timothy Taylor Gallery, Londres, 2024. Cortesía: Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Prudence Cuming

«Recientemente los más grandes científicos de la astrofísica, o de la física de partículas, nos dicen que el Universo es un nudo, o más bien una infinidad de nudos, que se hacen y se desatan sin cesar, y de los que no se puede ver ni el principio ni el fin».

Eielson


Habitación en Roma

Entre el 1 de febrero y el 9 de marzo, la galería londinense Timothy Taylor presentó Room in Rome, una muestra organizada en colaboración con el Archivo y Centro de Estudios Jorge Eielson y curada por Ross Thomas, la cual resaltó las conexiones que el joven Eielson estableció en Europa con otros artistas modernos, entre ellos Lucio Fontana, Enrico Castellani, Antoni Tapiès y Alberto Burri.

Room in Rome comparte título con el libro de poemas seminal de Eielson de 1952, en el que el artista reflexiona sobre su aclimatación a la ciudad italiana. En esta publicación, Eielson utiliza la metáfora del nudo para describir diversos enmarañamientos: pasado y presente, centro y periferia, novedad y tradición, asombro y agonía.

En los años posteriores a la publicación de Room in Rome, Eielson comenzó a investigar sobre su propia ascendencia peruana y las culturas indígenas andinas, al tiempo que crecía su curiosidad por el discurso italiano de posguerra y por artistas como Castellani y Fontana, quienes estaban redefiniendo los conceptos de espacio en la pintura.

La convergencia de estos intereses dio lugar a la serie Quipus (1963-2006), que fue iniciada de manera pionera por el artista y se desarrolló a lo largo de cuatro décadas. El código de representación visual de estos trabajos se relaciona directamente con el sistema contable utilizado por los habitantes del antiguo Perú. Timothy Taylor expuso siete obras ejemplares de esta serie, que le proporcionaron a Eielson un gran reconocimiento y lo llevaron a ser invitado a presentarla en cuatro ediciones de la Bienal de Venecia (1964, 1966, 1972 y 1988).

“Para Eielson ‘anudar’ significaba algo extraordinariamente positivo. Significaba unir, asociar, abrazar, juntar. Algo de un valor sentimental muy importante. Y se dijo: ‘si yo estoy anudando, y esto significa unir, quiere decir que me estoy uniendo a algo que no está lejos de mí, sino que está cerca de mí’. Y eso era su pasado ancestral, el mundo incaico”, evoca la poeta uruguaya Martha Canfield, albacea del legado de Eielson.

Aunque el trabajo alrededor de los quipus ha recibido mayor atención por parte del coleccionismo en años recientes, y a pesar de ser extensamente reconocido en el campo literario –artista y poeta de culto para muchos–, se podría decir que Eielson permanece aún relativamente ausente de los grandes recuentos del arte latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, en particular aquellos aspectos de su práctica que resuenan con formas del arte no-objetual y el experimentalismo [2].

Vista de la exposición Habitación en Roma, de Jorge Eduardo Eielson, en Timothy Taylor Gallery, Londres, 2024. Cortesía: Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Prudence Cuming

Los Quipus, que deben su nombre a los dispositivos de cuerdas anudadas utilizados por las comunidades andinas desde la época prehispánica para contar y narrar, consisten en lienzos crudos o pintados y otras telas que Eielson estira, anuda y retuerce para darles una dimensión escultórica. Al atravesarlas con su poesía, estas obras exploran las innumerables connotaciones gráficas, semánticas y simbólicas del nudo.

“Los quipus que Eielson ha creado no son mágicos: el nudo es un antiguo objeto topológico funcional y, por tanto, una presencia inevitable y cotidiana”, escribe Luis Rebaza-Soraluz* en el texto que acompaña la muestra. “Sin embargo”, prosigue, “su genealogía y su potencial transformador son un misterio para nosotros, tan misterioso como la huella del trazo o la acción del fuego. Todos estos elementos se encuentran al centro de la creatividad humana y, por su inabarcabilidad, están tocados por lo sagrado”.

La muestra en Londres también incluía tres paisajes raramente vistos de la temprana serie Paesaggio infinito, la cual Eielson inició a finales de la década de 1950. Para crear estas composiciones paisajísticas austeras y minimalistas, el artista experimentó con mezclas de cemento y arena de la costa peruana traída por un amigo.

Durante este periodo, trabajó con otros materiales poco convencionales, como excrementos de animales y mármol en polvo, así como con textiles, como camisas, jeans y faldas. Esta indagación evidencia la influencia de las llamadas pinturas matéricas de Burri y Tàpies, con quienes Eielson mantuvo una relación a partir de mediados de la década de 1950.

Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando
Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando

«Soy solamente un animal que escribe y se enamora, / Un laberinto de células y ácidos azules, / Una torre de palabras que nunca llega al cielo».

Eielson, Ceremonia solitaria alrededor de un tintero.


Eielson quipucamayoc

Hasta el 22 de junio, la Galería Travesía Cuatro en Madrid celebra el centenario del artista con la exposición Eielson quipucamayoc. Comisariada por Patrick Charpenel, y respaldada por el Centro de Estudios Jorge Eielson, la muestra se organiza en tres núcleos: Archivo, compuesta por objetos y documentos claves de su vida; Chamanismo, donde se revela su visión de la mitología y de la civilización peruana; y El amor sublime, que aborda su compleja y elusiva sexualidad.

Estas tres secciones revisan un pequeño espectro de una biografía dislocada para demostrar cómo Eielson puede ser considerado como un verdadero quipucamayoc contemporáneo, un nuevo y marginal hacedor de nudos.

En su texto para la muestra, Charpenel escribe: “En las antiguas civilizaciones del Perú los quipucamayoc eran los matemáticos-contables que llevaban los registros de población y el control de las cosechas, pero también eran los responsables de registrar las narraciones y los mitos. Por lo tanto, tenían la autoridad de manejar información sobre las cuestiones administrativas y narrativas. El alto título otorgado a estos ‘conocedores’ les confería el rol de visionarios, los autorizaba a manejar los datos de la población y las cosechas y, fundamentalmente, los convertía en hermeneutas calificadas para interpretar el cosmos”.

Como proyecto que celebra los cien años de su natalicio, Eielson quipucamayoc trasciende los límites de la galería y la exposición. Con la colaboración de Martha Canfield y otros destacados expertos en el estudio de su obra, se lanzó una nueva edición de los poemas que escribió en Milán. Además, se presentaron el poema sonoro Colores y se reconstruyó la importante instalación Tensione de 2004 en la Fundación Fernando de Castro, que fungió como la segunda sede de la exposición.

Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando
Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando

La experimentación multifacética de Eielson en la literatura y las artes plásticas lo llevaron a crear performances e instalaciones que unifican distintos lenguajes: sonoros, lumínicos, pictóricos, visuales y escultóricos. Sus instalaciones-performances incorporan grandes telas, descritas por el propio Eielson como una «escritura de trapo», en las cuales se puede identificar el hilo conductor de su creación poética y visual.

Su obra La Scala Infinita fue presentada en la muestra homónima realizada en la Galería Lorenzelli Arte de Milán en 1998. En la primera sala se exhibía una serie de grandes telas pintadas, sin manipular, con los nudos como metáfora de la existencia.

En la segunda sala, la instalación consistía en una gran tela de algodón blanco, de forma circular como un sudario, que cubría objetos y personajes, revelándolos como formas escultóricas sutiles. En el centro de la tela se encontraban dos escaleras anudadas con gruesas cuerdas de tela, sugiriendo una vía de escape hacia el cielo. La tela, con sus pliegues continuos interpretados como elementos proyectados hacia el infinito, cubría el suelo de la instalación, creando un universo dentro de un espacio delimitado donde se desarrollaba la escena.

Jorge Eduardo Eielson, La Scala Infinita, 1998. Registro fotográfico de instalación y performance. Coleccion MAC Lima.

Jorge Eduardo Eielson, La Scala Infinita, 1998. Registro fotográfico de instalación y performance. Coleccion MAC Lima.

Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando


Vista de la exposición Canto abierto: Homenaje a Jorge Eduardo Eielson, Galería del Centro Cultural PUC, Lima, 2024. Cortesía CCPUC.

«Sería fácil utilizar muchos tipos de nudos para obtener variaciones más o menos llamativas. Pero no soy marinero. Lo que me interesa no son los nudos, sino el ‘nudo’, es decir, su arquetipo. Y el tipo de nudo que he elegido responde bien, creo, a este concepto. Esto no significa que, de vez en cuando, realice nudos ligeramente diferentes, dependiendo de las necesidades del trabajo».

Eielson


Eielson 100

En Lima, la Pontificia Universidad Católica (PUCP) organizó del 7 al 13 de abril el festival Eielson 100, donde se reflexionó sobre la significancia de la obra temprana de Jorge Eduardo Eielson, su vida en la capital peruana y las repercusiones del exilio en Francia e Italia después de la Segunda Guerra Mundial. El evento también exploró su interacción con la cultura europea y su constante reflexión geopolítica sobre el Perú y Latinoamérica a través de su trabajo artístico.

La semana de celebración comenzó con un simposio que reunió a tres destacados especialistas en la obra de Jorge Eduardo Eielson: los profesores Martha Canfield (en calidad de directora del Centro Studi Jorge Eielson en Florencia), William Rowe (Birkbeck, Universidad de Londres) y Luis Rebaza Soraluz (King’s College, Londres).

En el marco del festival, se organizaron las muestras Canto abierto: Homenaje a Jorge Eduardo Eielson y Habitación en Roma, ambas curadas por Mariana Rodríguez Barreno y Carlos Castro Sajami.

Canto abierto reunió a 11 artistas peruanos de distintas generaciones cuyas obras dialogan con el legado artístico de Jorge Eduardo Eielson. La muestra, que estuvo abierta al público del 11 de abril al 12 de mayo, se estructuró en cuatro ejes representativos de su producción artística: la apropiación del arte del antiguo Perú, el paisaje del litoral peruano, el entramado de materiales y el espacio estelar.

A partir de estos núcleos, los artistas Nereida Apaza, Luz María Bedoya, María José Guerrero, Billy Hare, Rafael Hastings, Alejandra Ortiz de Zevallos, Carlos Runcie Tanaka, Paola Torres, Esther Vainstein, Silvia Westphalen y Ricardo Wiesse conectaron sus obras de manera original con los temas presentes en la obra de Eielson, utilizando medios como la fotografía, la pintura, el videoarte, la escultura y la instalación.

Vista de la exposición Canto abierto: Homenaje a Jorge Eduardo Eielson, Galería del Centro Cultural PUC, Lima, 2024. Cortesía CCPUC.
Vista de la exposición Canto abierto: Homenaje a Jorge Eduardo Eielson, Galería del Centro Cultural PUC, Lima, 2024. Cortesía CCPUC.
Vista de la exposición Canto abierto: Homenaje a Jorge Eduardo Eielson, Galería del Centro Cultural PUC, Lima, 2024. Cortesía CCPUC.
Obra de Nereida Apaza Mamani en Homenaje a Jorge Eduardo Eielson, Galería del Centro Cultural PUC, Lima, 2024. Cortesía CCPUC.

Habitación en Roma, alojada por la Biblioteca Alberto Flores Galindo del campus universitario, exhibió el texto mecanografiado original del poemario homónimo, donado generosamente por Matteo Lorenzelli a la Universidad. Este importante documento abre nuevas reflexiones sobre el proceso creativo de Eielson durante sus primeros años de residencia en Italia en los años cincuenta. Para la ocasión, se publicó una edición facsímil del texto acompañada de ensayos de especialistas.

Según Luis Rebaza-Soraluz, “la escritura de Eielson articula principios derivados de la abstracción visual informal, la poesía concreta combinatoria, un posible encuentro entre la sacralidad antigua y los gestos artísticos modernistas, y una actitud espiritual y celebratoria hacia la vida y la existencia, que deben entenderse como manifestaciones rítmicas de la dinámica del cosmos”.

Para Eielson 100 también se organizó una conversación entre el historiador del arte peruano Rodrigo Vera Cubas y la investigadora y escritora Andrea Guardia sobre su reciente libro titulado La supervivencia de la palabra: Inmanencia, intertextos y superficies en una selección de poemas de Jorge Eduardo Eielson (2024).

Durante el encuentro se destacó cómo esta publicación representa un aporte significativo a la bibliografía sobre Eielson. El libro ofrece un recorrido por la poesía del escritor a lo largo de sus 60 años de producción, enfocándose en una selección de textos de su última antología supervisada por él mismo en 2003, así como de las dos últimas colecciones publicadas en 2005 que no fueron incluidas en esta antología.

Hay nudos
Que no son nudos
Y nudos que solamente
Son nudos.

*
Hay nudos que son
menos nudos
Y nudos que son
Más nudos.

*
Pero también
Hay nudos nudos nudos
Nudos.

*
Nudos enormes
Y menudos nudos.

*
Nudos que casi
No son nudos
Y que son azules

*
Nudos de nada
y nudos de todo

*
Nudos de carne
Y nudos de hueso

*
Nudos que amanecen
y nudos que anochecen

*
Nudos de luces
Y nudos de tinieblas
Nudos amorosos
Y nudos marineros

*
Nudos que son nubes
Que son agua
Que son mares

*
Nudos que sonríen
Y nudos que sollozan

*
Nudos de corbatas
Y nudos de zapatos

*
Nudos amarillos
Que parecen anillos
Llenos de colmillos

*
Nudos que no existen
pero que resisten
Y resisten

Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando

Vista de la exposición Eielson quipucamayoc, de Jorge Eduardo Eielson, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024. Cortesía de la galería y el Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Pablo Gómez Ogando

Vista de la exposición Habitación en Roma, de Jorge Eduardo Eielson, en Timothy Taylor Gallery, Londres, 2024. Cortesía: Centro de Estudios Jorge Eielson. Foto: Prudence Cuming

Carlos Runcie-Tanaka, Azul/ Sé perfectamente que en mi casa. Vista de la instalación en la exposoción "Todavía mi nombre es Jorge", en la Casa de la Literatura Peruana en Lima, 2024. Foto: Joaquín Díaz Tenorio.
Carlos Runcie-Tanaka, Azul/ Sé perfectamente que en mi casa. Vista de la instalación en la exposoción «Todavía mi nombre es Jorge», en la Casa de la Literatura Peruana en Lima, 2024. Foto: Joaquín Díaz Tenorio.
Todavía mi nombre es Jorge

La Casa de la Literatura Peruana en Lima presenta hasta el 30 de junio la exposición Todavía mi nombre es Jorge, la cual destaca la versatilidad y fluidez de los lenguajes artísticos de Eielson. Él se definía no solo como artista o poeta, sino como «un trabajador de la palabra, un trabajador de la imagen, un trabajador del color, un trabajador del espacio».

Eielson siempre trató de evadir las restricciones impuestas por las categorías fijas y las divisiones entre géneros, como evidencia en una entrevista que le realizara el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro:

“(…) he escrito artículos para periódicos y no soy periodista. He escrito algunas piezas de teatro y no soy dramaturgo. Hago también esculturas y no soy escultor. He escrito cuentos y no soy cuentista. Una novela y media y no soy novelista. En 1962 compuse una misa solemne a Marilyn Monroe, para Banda Magnética, y últimamente preparo un concierto y no soy músico. Como ves, no soy nada.” [3]

La exposición, curada por Rodrigo Vera Cubas, está dividida en dos partes que se complementan entre sí. Por un lado, las instalaciones del artista Carlos Runcie-Tanaka, Firmamento/ Así en la tierra como en el cielo y Azul/ Sé perfectamente que en mi casa, las cuales proponen un diálogo tanto con la obra poética como plástica de Eielson.

La instalación Firmamento consiste en una esfera con incrustaciones de cuarzo y conchas marinas. En su base está inscrito un poema cuyo primer verso da la bienvenida a los visitantes: «No escribo nada». Esta idea de la no-escritura invita a explorar los otros temas presentes en la exposición.

Azul, en tanto, es una instalación elaborada con una tela larga de 130 metros de longitud, que se extiende, anudándose y tensionándose alrededor de las columnas que rodean la escalera principal del recinto. La instalación culmina con una serie de versos ubicados en los contrapasos de los escalones: «Me conmueve / todo lo que es húmedo / o lo que parece imposible / y es solamente azul».

La muestra en la Sala de Autor ofrece una aproximación significativa al quehacer artístico de Eielson a partir de los ejes titulados ¿Qué hacer con el poema?, enfocado en sus experimentaciones alrededor de la poesía visual y conceptual, y Gestos, nudos y tensiones, que visita parte de sus ejercicios textiles y sus posibilidades artísticas.

Carlos Runcie-Tanaka, Firmamento/ Así en la tierra como en el cielo. Vista de la instalación en la exposoción "Todavía mi nombre es Jorge", en la Casa de la Literatura Peruana en Lima, 2024. Foto: Joaquín Díaz Tenorio.
Carlos Runcie-Tanaka, Firmamento/ Así en la tierra como en el cielo. Vista de la instalación en la exposoción «Todavía mi nombre es Jorge», en la Casa de la Literatura Peruana en Lima, 2024. Foto: Joaquín Díaz Tenorio.

«La pieza transcurre desde el alba hasta el anochecer, cuando se desencadena la escena final, prácticamente en la oscuridad, cuando todos se insultan salvajemente, mientras el único que se salva, el único honesto y sincero, el hijo afeminado, logra salvar a la familia”.

Eielson sobre Maquillage


Maquillage

En abril, el Teatro Británico en Lima estrenó Maquillage, la única obra teatral escrita por Eielson a sus 21 años y nunca más representada tras su estreno en 1950. Se dice que existen muchas similitudes entre la trama de la obra y la vida del propio Eielson. Quedan pocos registros de su primera puesta en escena, la cual generó controversia e incluso fue censurada. Tampoco existe una versión completa tal y como fue escrita originalmente, ya que no fue publicada y se extravió. El mismo Eielson prácticamente la borró de su trayectoria artística, haciendo muy pocas referencias a esta pieza teatral.

También como parte del centenario, el ICPNA (Instituto Cultural Peruano Norteamericano) inaugurará en septiembre próximo una muestra sobre la obra gráfica de Eielson y su pareja, el pintor italiano Michele Mulas, en el Museo del Grabado, curada por Israel Tolentino y Rodrigo Vera Cubas. Además, el Centro Studi Jorge Eielson organizará una conferencia internacional sobre su vida y obra hacia fines de año en la Universidad de Florencia.

Además, como preparación al centenario del nacimiento del artista, el año pasado se realizaron tres exposiciones: Jorge Eduardo Eielson: El Nudo Vertical, curada por Imma Prieto para el Museo Es Baluard y el TEA – Tenerife Espacio de las Artes, España; 100mila stelle, Maria Lai e Jorge Eielson en el Museo MAN de Nuoro, Italia, curada por Elisabetta Masala a partir de una idea de Marina Affanni y Chiara Gatti; yJorge Eielson. Testamento en Milán, en el Consulado General del Perú en Milán.

SER ARTISTA

Es convertir un objeto cualquiera
En un objeto mágico
Es convertir la desventura
La imbecilidad y la basura
En un manto luminoso
Es padecer día y noche
De una enfermedad deslumbrante
Es saborear el futuro
Oler la inmensidad
Palpar la soledad
Es mirar mirar mirar mirar
Es escuchar el canto de Giotto
El sollozo de Van Gogh
El grito de Picasso
El silencio de Duchamp
Es desafiar a la razón
A la época
A la muerte
Es acariciar mujer e hijos
Como si fueran telas y pinceles
Es acariciar telas y pinceles
Como si fueran armas de combate
Es acariciar armas de combate
Como si fueran tubos de colores
Es acariciar tubos de colores
Como si fueran pájaros vivos
Es pintar el cielo estrellado
Como si fuera un basural
Es pintar un basural
Como si fuera el cielo estrellado
Es vivir como un príncipe
Siendo solamente un hombre cualquiera
Es vivir como un hombre cualquiera
Siendo solamente un príncipe
Es jugar jugar jugar jugar
Es cubrirse la cabeza de azul ultramar
Es cubrirse el corazón de rojo escarlata
Es jugarse la vida por una pincelada
Es despertar todos los días
Ante una tela vacía
Es no pintar nada

Eielson

Jorge Eielson. Retrato por Enrique Bostelmann. © Jorge Eielson, heredera Martha Canfield

Jorge Eielson. Retrato por Enrique Bostelmann. © Jorge Eielson, heredera Martha Canfield

Obra de Eielson, parte de la exposición «Todavía mi nombre es Jorge», en la Casa de la Literatura Peruana en Lima, 2024.


[1] Patrick Charpenel en Eielson quipucamayoc. Texto escrito para la exposición homónima en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2024.

[2] En Rumor #1: Jorge Eielson. El cuerpo de Giulia-no. Curadoras: Gabriela Rangel y Sharon Lerner. MALBA, 2019.

[3] Julio Ramón Ribeyro, “Eielson y ‘El cuerpo de Giulia-no’”, en Luis Rebaza Soraluz (ed.), Ceremonia comentada (1946-2005). Textos sobre arte, estética y cultura. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Museo de Arte de Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos, 2010, p. 122.

*Luis Rebaza-Soraluz ha desarrollado desde 1978 una labor interdisciplinaria en los campos de la poesía, las artes visuales, la visualidad y la historia cultural. En 2005, editó Arte poética, una antología interdisciplinaria de la obra de Jorge Eielson. Posteriormente, publicó Commented Ceremony (2010), una recopilación de los ensayos de Eielson sobre arte, estética y cultura, y Commented Ceremony: Other Pertinent Texts (2013), que recoge la producción crítica sobre la obra visual de Eielson de 1948 a 2005. Actualmente, es Reader en Artes Visuales Latinoamericanas y enseña análisis cultural en el King’s College de Londres.

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