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JORGE EDUARDO EIELSON: EL NUDO VERTICAL

La exposición El nudo vertical, dedicada al artista Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 – Milán, Italia, 2006), brinda la oportunidad de examinar su producción artística desde finales de los años cincuenta hasta sus últimos trabajos realizados. Eielson es uno de los artistas plásticos y poetas más radicales, en el sentido íntegro de la palabra, y poliédricos, con diversos modos de cuestionar el mundo en el que vivimos a través de una síntesis de elementos gráficos y referencias culturales.

Uno de sus rasgos principales será una concepción del lenguaje desde un punto de vista conceptual. Un lenguaje que se estructura a partir de Quipus, una especie de nudo propio de la cultura andina utilizado como sistema narrativo y contable.

Este proyecto expositivo de Es Baluard, de carácter retrospectivo e inédito en Europa, explora la relación que el artista mantuvo con la literatura, sobre todo la poesía, y con la plástica. Un diálogo fructífero en el que confluye la reflexión que lleva a cabo en torno al lenguaje. Lenguaje entendido como estructura en la que el símbolo apunta, por igual, a un principio y a un final, lenguaje que responde a códigos gráficos y visuales que apelan a la razón y a la intuición.

Imma Prieto, directora de Es Baluard Museu y comisaria de la muestra, cuenta que El nudo vertical recupera piezas y materiales inéditos del artista y presenta, por primera vez, algunas de sus instalaciones más importantes. También se exhiben muchas de las piezas clave de su trayectoria, provenientes de colecciones privadas de Europa, así como materiales desconocidos hasta el momento del Centro de Estudios Eielson, situado en Florencia, Italia.

instalación de arte de Eielson con una mesa y cuatro sillas, en la mesa una botella, un plato y una taza. Al lado una escalera y un pedazo de cuero cubriendo un objeto. Todos los elementos son azules índigo. El suelo está cubierto de arena y las paredes están pintadas de negro
Jorge E. Eielson, El paisaje infinito (Primera muerte de María), 1988. Maniquí, escalera, tres sillas, mesa, pan, taza, plato, cuero, cuchillo, botella. Medidas variables. Colección Centro Studi Jorge Eielson. © de la obra, Martha L. Canfield, 2022. Fotografía: David Bonet

EL NUDO VERTICAL

Por Imma Prieto | Comisaria

El universo se abre en la tela a partir de nudos infinitos, cuerdas anudadas que son escritura, símbolo y comunicación. Tensiones en el espacio que horadan el lugar en el que se encuentran para llegar a un más allá físico, real e invisible a los ojos humanos. Un espacio, otro, encontrado en ese cuerpo estelar que tantos significados nos esconde aún. Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 – Milán, 2006) abre y facilita espacios verticales que cambian el rumbo del tiempo en un modo chamánico, sabiendo que lo temporal es una complejidad donde toda imagen proviene de una visión previa e infinita.

La exposición El nudo vertical brinda la oportunidad de examinar su producción artística desde finales de los años cincuenta hasta sus últimos trabajos. Eielson es un artista con una poética radical poliédrica que presenta diversos modos de cuestionar el mundo en el que vivimos a través de una síntesis de elementos gráficos y referencias culturales.

Este carácter retrospectivo inédito en Europa explora la relación que tiene el espacio de las artes plásticas con la literatura poética desde un diálogo fructífero en el que aparece la reflexión estética alrededor del lenguaje. Una estructura en la cual el símbolo apunta hacia un origen que corresponde a códigos gráficos y visuales que apelan a la razón y la intuición.

un conjunto de pinturas de colores ocres con figuras de personas
Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet

Eielson es conocido, por su labor, como uno de los poetas renovadores de la Generación del 50, junto a exponentes de la literatura peruana tan importantes como la poeta Blanca Varela o escritores como Julio Ramón Ribeyro, Sebastián Salazar Bondy o Javier Sologuren.

Cabe señalar la importancia de su obra desarrollada desde el autoexilio europeo, un complejo y siempre cambiante cuerpo de obra con el cual va a iniciar un diálogo inédito con aspectos de la cultura precolombina, teniendo como elemento clave una significativa influencia y actualización de los khipus o nudos de la cultura andina. Los khipus configuran un sistema de nudos o cuerdas anudadas utilizadas en el registro de información contable y/o narrativa en los Andes.

Esta forma de escritura sin palabras ni papel combinaba la experiencia táctil y visual para codificar y decodificar significados. El nudo aparece como una fórmula de representación universal metafórica de la complejidad que caracteriza al conjunto de la sociedad. Si su escritura de los años cincuenta y sesenta nos acerca a lugares que orbitan en torno a la imagen poética, sus telas presentan paisajes y cuerpos de una manera contemporánea.

En sus paisajes iniciales, el espacio blanco camina hacia nuestros ojos como una superficie arañada y torsionada por la memoria. El lugar que encontramos no es solo la tierra vista o recordada, sino esas instancias vividas en fragmentos matéricos que se reconocen desde una experiencia corporal y física. Son cuerpos que se desdoblan desde la ausencia y la presencia de un espacio infinito y atemporal que acoge imágenes vívidas.

varias pinturas coloridas con nudos amarrados encima del artista Eielson
Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet

Es importante señalar la aparición de la grieta y el desgarro como una huella que abarca un nuevo horizonte. Estas obras tempranas creadas bajo el auspicio del paisaje de la costa de Perú son el testimonio de un espacio ambivalente, entre el horizonte comprendido como una línea espacial y el hueco y la hendidura que conducen hacia una tridimensionalidad adecuada a un instante de eternidad.

En sus paisajes se filtran las distintas tonalidades de la costa que lo vio nacer, una tierra gris, caliginosa y neblinosa en proyección. Una cromática matérica que muestra cómo Eielson introduce en su pintura objetos y volúmenes que contienen un cuerpo encarnado. Son restos de ropa, retazos de camisas, pantalones o corbatas como símbolos de un desgarro compartido en la desfiguración, son signos del autoexilio en el que vivió casi toda su vida. Como si el paisaje fuese una imagen que contiene mucho más de lo que presenta, las telas amplían esta presencia de la materia, donde la memoria nos dirige hacia el ser humano.

De un modo simultáneo, Eielson juega con esas tensiones derivadas del tejido, telas que acercan hacia lo que será una de sus constantes a lo largo de toda su trayectoria. Las operaciones de escritura y lectura de los khipus estaban en manos de los khipukamayoc, auténticos detentores y guardianes de la gramática, como un orden estructural de un mundo en el que la información ya era auténtico poder.

Las relaciones entre el pasado precolombino y su tiempo llevaron a Eielson a realizar representaciones en las que ese orden cósmico chamánico y ritual queda sintetizado a partir de una expresión de lo esencial. Cuerpos y presencias que dan vida a formas procedentes de visiones a través de escenas originadas a partir de la experiencia de otros estadios de conciencia.

Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet

Conocedor del sistema lingüístico de su tierra natal, Eielson no diferencia la escritura que dispone en el lienzo o en la hoja porque se propone develar espacios de acogida de aquellos signos que comunican cuerpo y lenguaje. Es así como va a generar un nuevo espacio caracterizado por la utilización de estos nudos. Serán, de nuevo, paisajes, entendidos como una interfaz donde se abren grietas capaces de mostrar otras formas de pensamiento, como ponen de manifiesto sus amplias series de khipus o, sobre todo, la obra titulada Alfabeto (1973).

Los espacios se abrirán y dialogarán en la superficie de la tela con los nudos y el color, llevando a cabo una simplificación y depuración de elementos y conceptos que nos llevan a preguntarnos qué hay más allá. Ese cuerpo infinito que es el universo se convertirá en obsesión y guía donde pensar lo ilimitado.

De algún modo, sus nudos empezarán a habitar el espacio real en el que se encuentran, generando nuevas situaciones y presencias. Sus investigaciones se dirigen a pensar el espacio en toda su amplitud y a señalar cómo algunos elementos parten de una serie de tensiones que apuntan al más allá, donde lo infinito atraviesa el universo. Algunas de las tensiones generadas apuntan de nuevo fuera de campo, dándonos a conocer que todo prosigue.

una sala de museo con esculturas de tela colorida anundada a la izquierda y en el centro de la sala un gran rectángulo negro por el que se puede ver a través
Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet
esculturas de tela anudadas de muchos colores colocadas sobre el piso
Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet

Es importante subrayar que estos trabajos conducen a otro tipo de ejercicio donde el cuerpo se introduce en la escena generando movimiento. Serán cuerpos cubiertos con telas anudadas, escrituras imposibles que generan nuevas danzas de significado, como la performance que presentó en la Bienal de Venecia en 1972 titulada El cuerpo de Giulia-no, la obra Paracas-Pyramid [Pirámide Paracas] (1974) o la instalación-performance Primera muerte de María (1988), presentes en esta exposición.

El trabajo de Jorge Eduardo Eielson es un corpus de mundos que convergen y dialogan: el pasado precolombino y el azul de cierta mitología mediterránea, la escritura y la plástica, la concreción del signo y el infinito del espacio. En definitiva, un lugar que se construye a partir de la comunicación entre símbolos que se saben deudores de realidades diferentes, generando una entidad nueva que apunta a la comunicación. Su obra abre significados del pasado que señalan hacia un futuro donde las constelaciones y sus correspondencias son simbiosis abstractas que vinculan memoria, escritura e infinito.

una silla blanca con una botella blanca encima y al lado una pintura de una botella con leche hasta la mitad de colores ocres
Vista de la exposición «Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical», Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, 2022-2023. Foto: David Bonet

La exposición Jorge Eduardo Eielson. El nudo vertical se puede visitar en el Espacio A de Museo Es Baluard desde el 28 de octubre de 2022 hasta el 23 de abril de 2023 y es una coproducción con el museo TEA de Tenerife.

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