
BRASIL GANA LEÓN DE ORO EN LA BIENAL DE ARQUITECTURA DE VENECIA
La participación de Brasil en la 18ª Exposición Internacional de Arquitectura – La Biennale di Venezia con el proyecto Terra recibió el León de Oro, primer premio del jurado internacional.
El Pabellón está curado por Gabriela de Matos y Paulo Tavares y cuenta con la participación de los pueblos indígenas Mbya-Guaraní, Tukano, Arawak y Maku, Tejedoras de Alaká (Ilê Axé Opô Afonjá), Ilê Axé Iyá Nassô Oká (Casa Branca do Engenho Velho), Ana Flávia Magalhães Pinto, Ayrson Heráclito, Day Rodrigues en colaboración con Vilma Patrícia Santana Silva (Grupo Etnicidades FAU-UFBA), colectivo Fissura, Juliana Vicente, Thierry Oussou y Vídeo nas Aldeias.
Según el jurado de la Bienal de Arquitectura de Venecia, el Pabellón de Brasil recibió el mayor reconocimiento por presentar “una exposición de investigación e intervención arquitectónica que recentran las filosofías e imaginarios de las poblaciones indígenas y negras hacia modos de reparación”.
La realización del Pabellón Brasileño es el resultado de un trabajo articulado por diferentes actores, bajo el liderazgo de la Fundação Bienal de São Paulo y los Ministerios de Cultura y Relaciones Exteriores.
El jurado a cargo de la premiación está compuesto por el arquitecto italiano Ippolito Pestellini Laparelli, la arquitecta palestina Nora Akawi y la curadora estadounidense Thelma Golden, junto con el coeditor de Cityscapes Magazine Tau Tavengwa y la arquitecta polaca Izabela Wieczorek.
La 18ª Exposición Internacional de Arquitectura – La Biennale di Venezia tiene como tema general El laboratorio del futuro y está comisariada por Lesley Lokko, arquitecta, profesora y escritora ghanesa-escocesa.

Sobre el proyecto ganador
La tierra es un motivo fundante de las concepciones de la formación de Brasil. Las representaciones hegemónicas de la nacionalidad fueron estructuradas históricamente por visiones idealizadas y racializadas de la naturaleza que subordinaban a los pueblos originarios y las poblaciones afrobrasileñas.
La tierra también es un motivo fundacional en las cosmologías, filosofías y narrativas indígenas y negras que forman la mayor parte de la matriz cultural nacional. Bajo este enfoque, los conceptos y representaciones del territorio aparecen de una forma radicalmente diferente a las construcciones coloniales-modernas, es decir, apuntan a otro sentido de tierra y territorio – como pertenencia, cultivo, derecho, reintegración y reparación– y, por tanto, a otros imaginarios de Brasil, tanto en el pasado como en el futuro, como patrimonio y proyecto, como arqueología y diseño.
Titulada Terra, la representación brasileña para La Biennale di Venezia 2023 parte de esta otra perspectiva para pensar a Brasil y el mundo como tierra. La tierra como suelo, piso, plantación, territorio, terrero, pero también en su sentido global y cósmico, como planeta y hogar común para toda la vida, humana y no humana. La tierra como antepasado y futuro, mirando el patrimonio cultural, artístico y paisajístico construido por las poblaciones indígenas y afrobrasileñas como una forma de ampliar el campo de la arquitectura frente a las cuestiones urbanas, territoriales y ambientales contemporáneas más apremiantes.
Siguiendo al pensador y activista indígena Ailton Krenak, asumimos que “el futuro es ancestral”, es decir, que la ancestralidad de estas tecnologías espaciales nos muestra la posibilidad de un mundo nuevo, pero ya presente, donde la reparación y la restauración sean partes constitutivas de la misma utopía arquitectónica y planetaria, local y global.

Galería: Descolonizando el canon
Esta sala presenta una contra-narrativa al canon. Contrariamente a los imaginarios fronterizos que inspiraron el diseño y la construcción de Brasilia, esta ciudad es un territorio ancestral indígena y quilombola. Antes de la invasión colonial, la región era un lugar de encuentro e intercambio entre varias naciones indígenas del Brasil Central. Desde por lo menos el siglo XVIII, comenzó a ser poblada por africanos que buscaban refugio y libertad en los quilombos.
Hoy, a unos cincuenta kilómetros al sur de la capital, se ubican las tierras del Quilombo Mesquita, establecido allí hace trescientos años. El territorio de Kalunga, el mayor quilombo del país, se encuentra a 250 kilómetros al norte de Brasilia. Las comunidades quilombolas habitaron todo ese territorio y jugaron un papel central en la construcción de la nueva capital. Reconocido por la ONU como un modelo de conservación ambiental, el Quilombo Kalunga es también una “construcción paisajística” de inestimable valor patrimonial para la humanidad y para el planeta.

Galería: Lugares de origen, Arqueologías del futuro
Sankofa: volver al pasado para replantear el presente y construir el futuro.
Abdias Nascimento
El futuro es ancestral.
Sonia Guajajara, discurso inaugural del Ministerio de los Pueblos Indígenas, 2023
Ocupada por prácticas espaciales indígenas y afrobrasileñas sobre la tierra, esta sala presenta arquitecturas memoriales recientemente reconocidas como patrimonio cultural por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN): la Casa da Tia Ciata y el Cais do Valongo, en el contexto urbano de “Pequeña África” en Río de Janeiro; Tava, como llaman los guaraníes a las ruinas de las misiones jesuitas; el Sistema Agroforestal Río Negro en la Amazonía; la Cascada de Iauaretê de los pueblos Tukano, Arawak y Maku; y el Terreiro da Casa Branca (Ilê Axé Iyá Nassô Oká), el primer monumento negro catalogado en Brasil.
Lo que une estos “Lugares de Origen” es la forma en que cargan dimensiones memoriales indígenas y afrobrasileñas, apuntando a un proceso de recuperación y reparación de la representación patrimonial, hasta hace poco limitado a la apreciación de lo colonial europeo como matriz de la experiencia artística y arquitectónica nacional.
Al mismo tiempo, pueden leerse como verdaderas “arquitecturas de tierra”, apuntando a un horizonte futuro donde se establece otro tipo de relación con la naturaleza. Implican saberes y tecnologías de “diseño del paisaje” que hoy se han vuelto fundamentales para el mantenimiento ecológico del planeta como un todo.
¿Podemos pensar estas prácticas espaciales como otras formas de hacer y entender la arquitectura, prácticas que cruzan lo local y lo global, situadas en la tierra pero igualmente planetarias? Lejos de una visión nostálgica del pasado, esta propuesta invita al público a observar estos espacios de memoria como “Arqueologías del Futuro”, como en un vuelo del mítico pájaro Sankofa, “volviendo al pasado para resignificar el presente y construir el futuro”.


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