TOMÁS RIVAS: ENTABLADURA
La exposición Entabladura, de Tomás Rivas (Chile, 1975), inaugurada el 28 de septiembre en Galería Madre, ofrece una reflexión sagaz sobre los límites y cruces del arte, la arquitectura y el diseño. Desde el propio título, el artista nos remite a una estructura arquitectónica clásica: la entabladura, un conjunto de elementos horizontales que rematan edificios y columnas. Sin embargo, en su propuesta, el concepto arquitectónico se expande desde lo ornamental hacia un ejercicio espacial abismal que reta nuestra percepción.
Las obras, consistentes en una serie de marcos —tangibles y representados— que se insertan unos dentro de otros, producen un efecto visual que recuerda al mise en abyme, un recurso que multiplica la imagen dentro de sí misma, creando una sensación de infinito. Este juego de capas y repeticiones genera una especie de vértigo que invita al espectador a cuestionar los límites de lo representado y su propia posición en el espacio. En esta suerte de arquitectura visual, cada marco no solo delimita, sino que expande el horizonte perceptivo.
Rivas plantea, entonces, una reflexión sobre el espacio en el que se inscribe el arte: ¿Hasta qué punto los marcos, los límites, las estructuras que sostienen una obra afectan nuestra manera de percibirla? Lejos de entender estos elementos como meramente decorativos, el artista los presenta como componentes fundamentales que influyen en cómo habitamos los espacios.
Concebida tras dos años de trabajo, la exposición no se limita a los objetos que la conforman, sino que se despliega como una intervención que dialoga de manera activa con la arquitectura de la galería, una casa de estilo Fachwerk, también conocida como arquitectura con entramado de madera. Este tipo de edificación, introducido en el sur de Chile por colonos alemanes en el siglo XIX, se caracteriza por su armazón visible de madera, cuyos listones, dispuestos en direcciones vertical, diagonal y horizontal, crean un patrón geométrico que es tanto decorativo como estructural.
Este entramado, originalmente funcional, otorga un carácter distintivo a la casa, que ahora se convierte en un interlocutor crucial para las obras de Rivas. Al insertar sus propias estructuras visuales —marcos dentro de marcos—, el artista juega con la noción de soporte y ornamento, estimulando un diálogo entre lo arquitectónico y lo pictórico, entre el espacio construido y el espacio percibido.
Las pinturas de mediano y gran formato, junto con una serie de serigrafías, se emplazan en el espacio respondiendo a su estructura particular. En este sentido, Entabladura no es solo una exposición de obras, sino una intervención en el espacio arquitectónico, donde el propio edificio se convierte en una parte integral de la propuesta. Cada pieza, aunque autónoma, forma parte de un entramado mayor, articulando un conjunto que funciona como una intervención espacial cohesiva.
Además, Rivas introduce en algunas de sus piezas materiales de archivo, como revistas, catálogos y libros, que funcionan como recursos para imaginar nuevas relaciones entre paradigmas estéticos. El artista no busca una revisión histórica como tal, sino que, a través de la manipulación de estas imágenes, construye una narrativa ficticia que nos lleva a pensar el estilo y el gusto como fenómenos colectivos e individuales. Estas imágenes funcionan como un puente entre la historia del arte en Chile y un imaginario personal que interroga las formas de ver y de construir el pasado.
La obra de Tomás Rivas se ubica en la intersección entre el dibujo y la escultura, con un enfoque que abarca tanto la configuración del espacio como la historia de la arquitectura, además de aspectos clave en la exhibición de obras, como los límites espaciales, los marcos y el diseño interior. Al combinar su práctica artística con su experiencia profesional en el diseño de exposiciones y la museografía, Rivas adquiere una aguda comprensión a la hora de intervenir espacios como los de Galería Madre.
En Entabladura,Rivas nos invita a reconsiderar cómo la percepción de una obra está profundamente influenciada por el contexto en el que se presenta, y cómo todo artista responde de manera crítica a su contexto sociocultural y político. La exposición nos anima a cruzar umbrales y a repensar la relación entre lo arquitectónico y lo artístico como un diálogo constante en el que lo visible y lo invisible siempre están en tensión.
TOMÁS RIVAS: ENTABLADURA
Galería Madre, Juan de Valiente 3681, Vitacura, Santiago.
Del 28 de septiembre al 30 de octubre de 2024.
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