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JOSÉ BALLIVIÁN. VESTIR A LO CHOJCHO

Entre marzo y abril de este año, el artista boliviano José Ballivián presentó Alta Gama / Espíritu Colonial en la Galería Nube de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, una exposición que invitaba a reflexionar sobre la vestimenta en los Andes actuales y los significados que detonan sus materiales y combinaciones.

Alta Gama / Espíritu Colonial reunió una serie de obras sobre lo «chojcho», una temática que Ballivián ha venido explorando durante al menos diez años. Según el artista, “’chojcho’ es un término usado comúnmente en la zona occidental boliviana para referirse a una persona con mal gusto para la vestimenta, además de tener la particularidad de ser muy básica en su lenguaje y cultura general” (Ballivián, 2014).

Desde mi perspectiva, lo «chojcho» confronta las miradas exógenas y exóticas sobre el arte en Bolivia, las cuales buscan una especie de “pureza indígena”. Frente a estos discursos, lo chojcho encarna la tensión y la disputa cultural diaria sobre los cuerpos en un territorio atravesado por su historia colonial y la actual globalización. En la exposición, Ballivián establece una relación entre lo «chojcho» y la vestimenta, la cual está inevitablemente vinculada a los cuerpos de quienes usan o podrían usar estas prendas.

En el contexto boliviano, la vestimenta es un elemento clave para la identificación cultural, así como para plantear dudas sobre la pertenencia indígena de una persona. El «chojcho» también encuentra en la ropa una expresión de su impureza, una disputa de sus ideas y una forma de habitar la ciudad llevando estas prendas.

Vista de la exposición “Alta Gama / Espíritu Colonial”, de José Ballivián, en Galería Nube, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2024.

Este año, en Bolivia, se llevó a cabo el censo de población y vivienda, el cual arroja luz sobre quiénes somos como país. Una de las preguntas tenía que ver con la autoidentificación o pertenencia a una comunidad indígena. Activistas aymaras, como Elías Ajata con su concurso de video Aymarista (2024), instaron a la población a identificarse como aymaras si tenían antecedentes o ascendencia aymara, sin importar si hablaban o no la lengua. Argumentaban que ser parte de una nación indígena en Bolivia va más allá de vivir en áreas urbanas o rurales, siendo más bien una cuestión de identidad y pertenencia.

Sin embargo, en el censo, las identidades se han interpretado de manera esencialista, lo que significa que si te identificabas como aymara, no podías ser guaraní o de otra nacionalidad; solo se podía elegir una opción. Lo mismo sucedió con los temas de género, donde solo había dos opciones excluyentes: hombre o mujer, omitiendo el vasto universo de posibilidades. De esta manera, el Estado desestimó las diversidades que tanto promueve.

La discusión sobre las identidades, particularmente en torno a las nacionalidades indígenas en el Estado Plurinacional de Bolivia, es un tema que constantemente está en debate, tanto en el ámbito político como en el estético.

José Ballivián, Ladrillo Led. Óleo y acríílico sobre lienzo, 40 x 110 cm.
José Ballivián, Ladrillo Led. Óleo y acríílico sobre lienzo, 40 x 110 cm.

Esto es precisamente lo que viene trabajando el artista paceño José Ballivián, quien, frente a estos discursos esencialistas, nos propone la identidad del «chojcho», es decir, un lugar de enunciación vinculado a lxs hijxs de migrantes aymaras en espacios urbanos, con fuertes influencias globales, pero que no rompen su vínculo con lo aymara.

Me pregunto si alguna vez será posible censarse en Bolivia como «chojcho». Claramente, es una categoría no reconocida en el país, porque va más allá de los esencialismos, pero Ballivián la rescata de la cultura y el lenguaje popular.

La vestimenta es un factor importantísimo en los Andes de Bolivia. Dentro de las comunidades indígenas, persisten fuertes controles sociales que exigen que las personas sigan usando ponchos, sombreros, polleras y awawos, especialmente si se trata de autoridades originarias.

No obstante, esto se encuentra en tensión con el costo de tiempo, esfuerzo e incluso dineros asociados a estas prendas. Esta situación se complica aún más con la gran oferta de ropa usada, proveniente del contrabando desde Chile y de países del Norte, principalmente de Estados Unidos.

José Ballivián, Alta Gama. Ladrillo y wiskha (soga de lana de llama). Medidas variables.
José Ballivián, Alta Gama. Ladrillo y wiskha (soga de lana de llama). Medidas variables.

En la exhibición, Ballivián sugiere la posibilidad de que alguien identificado como «chojcho» podría pasear por la ciudad llevando un ladrillo como bolso. La obra Alta Gama se compone de un ladrillo sujeto con una wiskha (una soga de lana de llama), que juntos evocan la apariencia de un bolso.

El ladrillo domina el paisaje urbano de La Paz y El Alto. Simboliza la modernidad, en contraste con el adobe, un material tradicional para la construcción de viviendas. Usar un ladrillo como cartera es una metáfora poderosa sobre lo que llevamos en nuestros cuerpos, acentuada por el hecho de que en uno de sus costados está serigrafiado el símbolo y las letras de Adidas. La pintura Ladrillo LED también enfatiza la importancia del ladrillo y lo vincula a un toro, profundizando en su significado simbólico.                   

José Ballivián, Latam. Serigrafia sobre sudadera canguro, hierro, nailon y abarca de goma, 300 x 150 x 45 cm.
José Ballivián, Latam. Serigrafia sobre sudadera canguro, hierro, nailon y abarca de goma, 300 x 150 x 45 cm.
José Ballivián, Latam. Serigrafia sobre sudadera canguro, hierro, nailon y abarca de goma, 300 x 150 x 45 cm.
José Ballivián, Latam. Serigrafia sobre sudadera canguro, hierro, nailon y abarca de goma, 300 x 150 x 45 cm.
José Ballivián, Latam. Serigrafia sobre sudadera canguro, hierro, nailon y abarca de goma, 300 x 150 x 45 cm.

La Feria 16 de Julio, o qhatu, en la ciudad de El Alto ha crecido notablemente gracias a la gran oferta de ropa usada o de segunda mano proveniente de Estados Unidos, que se vende a precios bajos y ha debilitado la industria local de ropa en el país. Para las industrias bolivianas, resulta imposible o muy difícil competir económicamente en el mercado con prendas que llevan etiquetas originales de marcas como Louis Vuitton, Balenciaga o Adidas, y que se comercializan en grandes ferias a precios accesibles y con la reputación avalada por la gran industria de la moda occidental. Por otra parte, la Feria 16 de Julio es quizá el centro comercial más importante de los Andes actuales, ocupando las calles de El Alto los jueves y sábado.

Además, la Feria 16 de Julio es quizás uno de los ejemplos más notables de economías populares en el país (Gago, Cielo y Tassi, 2023). No es la única: todas las ciudades y localidades intermedias en Bolivia tienen algún día a la semana o al mes una feria donde se revende ropa americana de segunda mano. Como consecuencia, en las áreas rurales es ahora más común ver a personas usando jeans y zapatillas de marcas globales que pantalones de bayeta o de lanas tradicionales, como quizá sucedía hace 50 años.

Ballivián nos presenta una obra que hace referencia tanto a marcas occidentales como a la crucifixión cristiana, como parte del mismo proceso de imposición cultural. Un ejemplo es un buzo deportivo negro, en el cual en la parte delantera se lee “Balenciaga Latam”, estableciendo una conexión con la famosa marca, mientras que en la parte trasera se menciona “espíritu colonial”.

Esta obra evoca la colonización y la imposición de las vestimentas en el contexto de la globalización. Un detalle particular es la inclusión de una abarca u ojota, una prenda utilizada por las poblaciones indígenas campesinas originarias de Bolivia, que se puede relacionar simbólicamente con los pies de Cristo en la cruz.

Podría parecer evidente comprender cómo lxs aymaras urbanxs o los chojchxs adoptan las estéticas del norte, como el uso de prendas de vestir estadounidenses. Sin embargo, junto a estos jeans, zapatillas o carteras de marcas globales que se venden a precios bajísimos, también se encuentran las abarcas, sombreros, ponchos o cinturones de mallkus y jilacatas (autoridades originarias aymaras). Por lo tanto, es posible combinar un jean con un poncho y zapatillas Adidas.

También es posible que alguien no utilice ninguna vestimenta indígena, no hable aymara ni quechua, pero aun así se pregunte si es o no indígena. Del mismo modo, alguien que hable aymara y se vista como indígena puede dudar a veces sobre si es completamente indígena o incluso si desea seguir siéndolo. La dinámica de las identidades también se ve atravesada por el autocuestionamiento de lxs sujetxs.

Entonces, Ballivián nos propone que lo chojcho es una manera de enfrentar estos cuestionamientos existenciales, y también las prácticas. Además, como si se tratara de la antropofagia brasileña (Andrade, 1928), lxs chojchxs se apropian de todas estas prendas de vestir, creando estéticas completamente distintivas.

José Ballivián, Chojcho Cultura. Serigrafia sobre sudadera canguro de fuerza y textil andino con ganchos, 230 x 50 x 15 cm.

De manera similar, la pieza Chojcho Cultura consiste en una prenda negra que podría recordar a la vestimenta de un sacerdote. Tiene una capucha y un texto explícito que hace referencia a esta identidad. En la parte inferior de esta especie de túnica, en una posición casi pélvica, irrumpe un textil tradicional aymara.                                         

La obra de José Ballivián nos ayuda a repensar fenómenos como la Feria 16 de Julio y también las discusiones sobre “lo original”, “lo trucho”, la copia, la falsificación, la apropiación, la alienación, lo puro y lo contaminado.

La pieza Ansiedad es una instalación que evoca una chompa o suéter gigante de tres metros de altura. Está elaborada con una compleja mezcla de lana de llama, lana de oveja y lana sintética, un proceso que desafía los esencialismos. En la combinación y fusión de estas distintas lanas, el artista nos presenta la tensión de lo chojcho. En la parte delantera de la obra se lee «Locos por ti», mientras que en la parte trasera se lee «Alta tristeza».                            

Recorrer esta exposición de Ballivián me llevó a imaginar a individuos que recorren la ciudad vistiendo estas prendas chojchas, las cuales se convierten en una extensión de sus cuerpos y de las dinámicas de las identidades. Por otro lado, la obra de Ballivián me hace reflexionar sobre cómo el arte contemporáneo en Bolivia, cuyas influencias occidentales se entrelazan con las búsquedas locales, puede considerarse en sí mismo «chojcho» debido a su carácter impuro.

José Ballivián, Ansiedad. Tejido de lana de llama, lana de oveja y lana sintética,
110 x 350 cm.
José Ballivián, Ansiedad. Tejido de lana de llama, lana de oveja y lana sintética, 110 x 350 cm.
José Ballivián, Ansiedad. Tejido de lana de llama, lana de oveja y lana sintética, 110 x 350 cm.

Referencias

  • Ajata, Elias. (2024). Concurso de video para aymaristas. Grupo de Facebook «AYMAR YATIQAÑA-Aprender Aymara«. Consultado el 11 de abril de 2024.
  • Ballivián, José. (2014). Chojcho Men. Una curaduría de José Ballivián para la Alianza Francesa. La Paz, Bolivia: Blog Arte Boliviano Actual.
  • Ballivián, José. (2024). “Alta Gama / Espíritu Colonial”. Exposición individual en la Galería Nube. Santa Cruz de la Sierra: Kiosko.
  • de Andrade, Oswald. (1928). Manifiesto Antropófago. Brasil.
  • Gago, Verónica; Cielo, Cristina; Tassi, Nico. (2023). Economías populares: una cartografía crítica latinoamericana. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO.
  • Yampara Huarachi, Simón; Mamani Morales, Saúl; Calancha Layme, Norah. (2007). La cosmovisión y lógica en la dinámica socioeconómica del qhathu/feria 16 de Julio. La Paz: Fundación PIEB; UPEA; CEBIAE; Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza; Red HABITAT; Wayna Tambo; CISTEM.

Juan Fabbri

Juan Fabbri es licenciado en Antropología (Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia), maestro en Antropología Visual y Documental Antropológico (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Ecuador) y actualmente es candidato a doctor en Antropología Cultural (Uppsala Universitet, Suecia) y docente investigador en la Universidad Mayor de San Andrés.

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