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CELEIDA TOSTES: VÊNUS ANCESTRAL

Superfície presenta Vênus Ancestral, la primera exposición individual dedicada a la obra de Celeida Tostes en São Paulo. La muestra revisa la importante trayectoria de la artista, quien dedicó su vida al diálogo entre el arte y la educación, ampliando su pensamiento en el campo de la escultura.


La feminidad, junto con los temas relacionados con ella -fertilidad, sexualidad, maternidad, fragilidad, resistencia, nacimiento, muerte y cuerpo-, es el hilo conductor en la obra de Celeida Tostes (Rio de Janeiro, 1929-1995), quien eligió la arcilla como materia prima fundamental para su trabajo.

Según la investigadora Elaine Santos, «la artista estableció una temática femenina, no feminista, vinculada al universo uterino y arcaico, donde la mujer aparece de diferentes maneras».

Celeida Tostes fue más allá de la noción de uso y funcionalidad de la cerámica, distanciándose de la trayectoria de sus colegas vanguardistas. En su experimentación con la arcilla, tema y materia prima se complementan en un vínculo orgánico.

«Mi obra representa un nacimiento. Nació como yo nací: de una relación. Una relación con la tierra, con lo orgánico, lo inorgánico, lo animal, lo vegetal», expresaba la artista. «Entré en la intimidad de estos materiales que se transformaron en cuerpos cerámicos. Empezaron a aparecer bolas. Bolas con agujeros, con grietas, con fisuras que sugerían vaginas, pasajes. Entonces sentí la inmensa necesidad de mezclarme con mi material de trabajo. De sentir la arcilla en mi cuerpo, de formar parte de ella, de estar dentro de ella».

Celeida Tostes, Passagem, 1979. Impresión sobre papel fotográfico. Conjunto de 23 imágenes + poema, 23,5 x 35 cm [horizontal]; 35 x 23,5 [vertical] ©Henri Stahl ©Celeida Tostes. Foto cortesía de galería Superfície

Este vínculo se manifiesta, por ejemplo, en las series Venus, Huevos, Herramientas y Bolas, y alcanza su punto culminante en la obra Passagem (Rito de paso) [1979], donde, con la asistencia de dos mujeres, Celeida Tostes cubrió su cuerpo desnudo con barro líquido y se sumergió en un enorme tonel hecho de arcilla fresca, evocando tanto la forma de un huevo y un útero, como la de una urna funeraria.

Después de sumergirse en el recipiente y ser sellado, la artista permaneció dentro por un tiempo. Luego, golpeó la pared de la gran ánfora para romperla y emerger, en un gesto simbólico que evoca tanto la gestación como la muerte y el renacimiento. Aquí, su búsqueda de lo arcaico se entrelaza con una búsqueda de contemporaneidad, un intento de recuperar una conexión primordial con la materia y los ritmos naturales. Henri Stahl fotografió la acción en la intimidad de la casa de la artista, ubicada en el vecindario de Botafogo, en Río de Janeiro.

“Creo que, para ser comprendida, Celeida querría cambiar la mirada sorprendida del espectador por la mano que, atreviéndose a coger un poco de arcilla, la aprieta como ofrenda y comunión”, escribió Stahl en su texto para el catálogo de la 21ª Bienal de São Paulo (1991).

Celeida Tostes, Passagem, 1979. Impresión sobre papel fotográfico. Conjunto de 23 imágenes + poema, 23,5 x 35 cm [horizontal]; 35 x 23,5 [vertical] ©Henri Stahl ©Celeida Tostes
Celeida Tostes, Passagem, 1979. Impresión sobre papel fotográfico. Conjunto de 23 imágenes + poema, 23,5 x 35 cm [horizontal]; 35 x 23,5 [vertical] ©Henri Stahl ©Celeida Tostes

El gesto audaz y visceral de Tostes en Passagem encapsula una búsqueda de trascendencia, una fusión entre la vida y la muerte, y una redefinición del propio medio artístico. Esta metamorfosis, esta transformación física y simbólica, es un acto de creación en sí mismo, donde Celeida se convierte en la propia obra de arte, desafiando límites y definiciones convencionales de su época.

«La forma en que Tostes combinó la manipulación de la arcilla con la performance y la fotografía fue fundamental para reposicionar este material en el panorama artístico, desafiando la percepción simplista que lo limitaba al ámbito artesanal y a la producción meramente utilitaria», escribe Pollyana Quintella en el ensayo que acompaña la exposición.

Passagem fue, en palabras de la artista, un intento de regresar al vientre de una madre que nunca conoció. Tostes invitó a la artista de performance venezolana Ani Villanueva a recrear la obra en la Bienal de Barro en América, celebrada en Caracas en 1992. En 1993, la performance se realizó una vez más en Venezuela, en el Centro de Arte Lia Bermúdez de la ciudad de Maracaibo.

Despojei-me
Cobri meu corpo de barro e fui.
Entrei no bojo do escuro, ventre da terra.
O tempo perdeu o sentido de tempo.
Cheguei ao amorfo.
Posso ter sido mineral, animal, vegetal.
Não sei o que fui.
Não sei onde estava. Espaço.
A história não existia mais.
Sons ressoavam. Saíam de mim.
Dor.
Não sei por onde andei.
O escuro, os sons, a dor, se confundiam.
Transmutação.
O espaço encolheu.
Saí. Voltei.


Entre las casi 30 obras expuestas en Superfície, se encuentran también las Venus y los Guardianes, que aluden, respectivamente, a lo femenino y lo masculino, al útero y al falo, a la gestación y al movimiento. Asimismo, se presenta Sellos, una obra que subraya aspectos importantes de su producción, como la diversidad de signos y la noción de circuito.

Con su serie João de Barro, que la misma Tostes describió como «una confrontación entre dos ceramistas: el pájaro con su tecnología genética y yo, con tecnología conquistada», la artista se propuso reinterpretar la técnica de construcción de nidos de este animal utilizando arcilla, paja de arroz, pasto, estiércol de ganado y saliva de varios voluntarios, en busca de una composición química aglutinadora.

Creó docenas de estos nidos, agregando elementos como huevos que reposaban en sus entradas. Estos nidos, por su similitud, nos llevan a reconocer el útero como arquitectura, y hacen un comentario acerca de la interacción entre lo innato y lo adquirido, lo dado y lo construido, en consonancia con las ideas modernas sobre naturaleza y cultura.

Celeida Tostes: Venus ancestral. Vista de la exposición en galería Superfície, São Paulo, 2024. Foto cortesía de galería Superfície.
Celeida Tostes, Sem Título (de la serie Sellos), 1982. Cerámica. Aprox. 5 cm [c/u]. Foto cortesía de galería Superfície
Celeida Tostes: Venus ancestral. Vista de la exposición en galería Superfície, São Paulo, 2024. Foto cortesía de galería Superfície.
Celeida Tostes, Sin título (de la serie Fendas), 1970. Cerámica, 22 x 22 cm. Foto cortesía de galería Superfície

Amassadinhos, pequeñas esculturas surgidas de lo que la artista denominó «gesto arcaico», representan la simple acción de la mano que moldea la arcilla blanda, sin mayores intenciones más allá de crear una especie de huella dactilar. Aunque hoy en día se presentan en pequeños grupos, originalmente fueron exhibidos en la 21ª Bienal de São Paulo (1991) como un conjunto de 20.000 piezas.

Otras series de la artista, realizadas en la década de 1980, son las instalaciones Aldeia Funarius rufus y O muro, y las esculturas de gran formato Bastões (Murciélagos), Guardiães (Guardianes), Mós (Muelas) y Moinhos (Molinos).

Tostes exploró la plasticidad de la materia en una amplia variedad de formatos, desde una serie de pequeños objetos hasta grandes piezas incorporadas a escenografías, performances e instalaciones. Por lo general, trabajaba en colaboración con artistas y no artistas.

Celeida Tostes: Venus ancestral. Vista de la exposición en galería Superfície, São Paulo, 2024. Foto cortesía de galería Superfície.
Celeida Tostes, Amassadinhos, 1991. Barro, 70 piezas. Foto cortesía de galería Superfície
Celeida Tostes: Venus ancestral. Vista de la exposición en galería Superfície, São Paulo, 2024. Foto cortesía de galería Superfície.
Celeida Tostes, Vênus, 1980. Cerámica, 46,6 x 15,5 x 11 cm. Foto cortesía de galería Superfície

Dedicada a la enseñanza, Celeida Tostes organizó numerosos proyectos artísticos con comunidades desfavorecidas. La artista se enfocó en la construcción de una metodología pedagógica que fomentaba la investigación intuitiva y la conciencia corporal entre los estudiantes. Además, desarrolló el Taller de artes del fuego y de transformación de materiales en la Escola de Artes Visuais do Parque Lage, donde impartió clases de cerámica y metalistería durante más de veinte años.

Su investigación se materializó en un proyecto en Morro do Chapéu da Mangueira (1980-1995), con el objetivo de explorar la materia a través de la práctica, incentivando a los alumnos de bajos ingresos a redescubrir sus propios lenguajes creativos.

En 1990, Tostes, Angelo Venosa (1954), Luiz Pizarro (1958) y Maurício Bentes (1958-2003) fundaron el taller colectivo Casarão da Lapa, un espacio expositivo y de creación.

Celeida Tostes. Registro del proyecto en Morro do Chapéu da Mangueira (1980-1995). Ccortesía: galería Superfície.

La práctica artística de Celeida Tostes refleja los principios que desarrolló en el aula: con un marcado carácter experimental, su producción atestigua su pedagogía emancipadora y colectiva, conectada con los sentidos y los elementos. El carácter emancipatorio, dialógico y experimental de la pedagogía de Celeida Tostes y su entrelazamiento con su práctica artística, sigue siendo uno de los ejemplos más radicales de la educación artística en Brasil, según Cristiana Tejo.

«En la práctica artístico-pedagógica de Celeida, lo popular residía en la desjerarquización de la materia a la que dedicó su vida, y que aún hoy se asocia a los estratos sociales más invisibles, como también al intento de entrelazar alumnos de orígenes muy distintos. En su metodología de enseñanza del arte, el núcleo no reside en imponer modelos, sino en apostar por el proceso y la experimentación», agrega.

La relevancia de su trabajo como artista la llevó a participar en importantes exposiciones tanto en Brasil como en otros países. Tostes fue la representante brasileña de la exposición colectiva Arquitetura de Terra ou O futuro de uma Tradição Milenar (1981), organizada por el Centro Georges Pompidou en el Musée d’Art Moderne de París, la cual posteriormente viajó a otras importantes instituciones como el MAM de Río, el MASP y la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa. En 1996, poco después de su fallecimiento, Celeida Tostes recibió un homenaje en la II Bienal Barro de América, celebrada en Caracas.

Con una trayectoria que desafió la dinámica del mundo del arte, Celeida Tostes se valió de su labor artística como herramienta de transformación social, llevando su obra más allá de la performance en solitario o la construcción de objetos.

Celeida Tostes: Venus ancestral. Vista de la exposición en galería Superfície, São Paulo, 2024. Foto cortesía de galería Superfície.

Celeida Tostes: Venus ancestral permanecerá abierta hasta el 18 de mayo en la galería Superfície, R. Oscar Freire, 240 – Jardim Paulista, São Paulo

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