EXPOSICIÓN DEL PREMIO NUEVO MARIANO AGUILERA
El Premio Nacional de Artes Mariano Aguilera es un programa de fomento, promoción, investigación y difusión de las prácticas artísticas contemporáneas producidas desde el Ecuador. Tiene su origen en el año de 1917 con el formato de salón de arte y ha sido fundamental para configurar la historia de las artes pictóricas en el Ecuador.
Entre los ganadores del premio destacan Víctor Mideros, Araceli Gilbert, Oswaldo Guayasamín, Germania Paz y Miño, Luis Moscoso y Jenny Jaramillo.
En el año 2012, el Mariano Aguilera se reestructura y expande para dar cabida a la pluralidad de expresiones artísticas que coexisten y se desarrollan en las narrativas contemporáneas. En este nuevo formato, se plantean dos modalidades de reconocimientos, el Mariano Aguilera a la trayectoria artística[1] y el Nuevo Mariano Aguilera (Becas para proyectos de arte contemporáneo).
El Premio es uno de los mayores impulsos al arte en Ecuador y el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC) es la institución que gestiona, acompaña y apuesta por pensarlo como un programa de visibilización, profesionalización y fortalecimiento del trabajo de artistas y curadores dentro del campo del arte local.
La cuarta edición del Premio Nuevo Mariano Aguilera inició en enero del año 2022, momento en el que se extiende la convocatoria pública dirigida a artistas, gestores culturales, curadores, estudiantes, antropólogos, docentes, críticos de arte e investigadores para desarrollar proyectos durante el lapso de un año, y ser dotados de incentivos económicos y acompañamiento curatorial especializado.
Se recibieron 109 propuestas dentro del periodo establecido, y para el proceso de selección se conformó un comité de jurados compuesto por agentes del arte contemporáneo nacional e internacional, quienes en mayo del 2022 presentaron los diez proyectos ganadores en cuatro categorías, hoy expuestos en el CAC en la Exposición Premio Nuevo Mariano Aguilera.
La categoría Creación Artística es un apoyo al desarrollo de procesos artísticos inéditos o en nuevas fases de creación dentro del campo visual, sonoro y performativo. Los proyectos pueden además plantear diálogos hacia otras disciplinas como las artes escénicas, la música, la literatura y el cine. En esta edición los seis proyectos seleccionados fueron:
Eternal ICE, de Juan Carlos León, que reflexiona críticamente sobre extractivismo, explotación del territorio, alteración de ecosistemas y calentamiento global. Desde la experimentación artística e investigación científica, el proyecto se centra en la extracción y análisis de un fragmento de montaña -testigo hielo- del volcán nevado Chimborazo.
Por arriba corre el agua, por abajo las piedritas, de Miguel Alvear y Chopin Thermes, es una propuesta audiovisual colectiva que explora un fragmento de la historia de las sonoridades de Ecuador. Un relato que propicia el encuentro de memorias y experiencias de personajes que, desde la provincia de Imbabura, dan forma a una perspectiva que busca realizar una reescritura de la historia.
La investigación de José Alejandro Salgado Montenegro, 24-120: Ecos del bosque, explora el paisaje sonoro de la reserva natural Drácula, entre Ecuador y Colombia, reflexión a partir de la cual plantea un ejercicio de registro y traslado de este territorio al espacio museístico.
La cuerda rota. A 142 años del viaje de Edward Whymper al Ecuador, de David Coral Machado, es una propuesta documental que reflexiona de forma ampliada acerca de los efectos, omisiones y relatos de la visita al Ecuador de Edward Whymper, montañista e investigador cuya huella plantea un punto de partida interesante para repensar la historia contemporánea local.
Teo Monsalve, en El Sector Oculto: Portales, plantea el diálogo entre referencias visuales precolombinas y gráficos resultantes de un acelerador de partículas, referencias que se traducen en un lenguaje pictórico que plantea una respuesta desde el arte contemporáneo para acercarnos a estos campos del conocimiento.
El proyecto de Ariana Ramírez Orozco, Dichos para una Niñez Ejemplar, toma expresiones de origen popular para reflexionar críticamente sobre su alcance ideológico y aleccionador. Desde la creación de ensayos, ilustraciones y audios, se entremezclan la realidad y la ficción.
La categoría Investigación del concurso propone incentivos a prácticas de investigación local relacionadas con artes visuales, sonoras y performáticas de carácter individual, colectivo y/o comunitario. Los proyectos pueden provenir desde campos del arte contemporáneo y las humanidades entendidos desde la heterogeneidad de metodologías y lugares de enunciación.
En el caso de esta edición la propuesta seleccionada fue Ñanta Mañachi: Préstame el camino: Autodefinir Prácticas Artísticas con Perspectiva Intercultural, de Yauri Muenala, que plantea la visibilización, investigación y exploración del trabajo de un grupo de artistas visuales kichwas, a partir de lo cual se propone definir y reconocer prácticas, inquietudes, términos y problemáticas relacionadas con la noción de arte contemporáneo y sus tensiones en el contexto local.
La categoría Nuevas pedagogías del arte incentiva proyectos pedagógicos que plantean procesos y metodologías innovadoras de enseñanza-aprendizaje para grupos y/o comunidades, a través de medios y herramientas relacionados con el arte contemporáneo dentro del campo de la enseñanza no formal.
En esta oportunidad se seleccionó el proyecto colaborativo Manifiesto: tiempo del agua en vibrantes capullos, de Andrea Zambrano Rojas, Paola Viteri-Dávila, Belén Santillán, Isadora Parra y Mujeres de Frente.
La propuesta colectiva de más de veinte mujeres constituye este trabajo artístico, político y pedagógico. Desde las nociones de cuidar y curar toma forma un proceso de co-aprendizaje que expande la noción de arte y lo desborda directamente a experiencias en la vida cotidiana.
Edición y publicación apoya la producción de proyectos en arte contemporáneo que tomen el formato de publicación impresa, propuesta editorial online o aplicativo web.
Fueron dos las propuestas premiadas: Guayaquil en Ruinas – Cartografía fílmica de una ciudad, del Colectivo Guayaquil Análogico – Libertad Gills y Martín Baus, publicación que desde la investigación-acción presenta un mapeo fílmico de la ciudad de Guayaquil. Para esto, explora las formas en las que las prácticas fílmicas en formatos analógicos se emplazaron física y simbólicamente en la historia de la urbe y, en consecuencia, en el Ecuador.
El otro proyecto ganador es Estado Fósil, de Sofía Acosta Varea, Anamaría Garzón y Francisco Hurtado, enfocado en repensar pensar nuevos significados en relación con la explotación petrolera en Ecuador. A partir de relatos, registros y especulaciones planteadas desde el arte contemporáneo, se reflexiona acerca de lo que implica reconocerse en una sociedad que no puede escapar de la influencia del petróleo.
A lo largo de este año, el Centro de Arte Contemporáneo compartió junto con cada artista el reto de desarrollar, transformar y dar cierre los procesos de investigación-creación, para lo cual se contó con el apoyo de cuatro profesionales que desde su experiencia aportaron al acompañamiento curatorial.
En la categoría de Creación Artística participaron Lupe Álvarez, historiadora, docente y crítica de arte especializada en teoría del arte moderno y contemporáneo del Ecuador, quien acompañó los proyectos de Teo Monsalve, David Coral, Miguel Alvear y Chopin Thermes; y Gabriela Vásquez, enfocada en análisis estético, patrimonio cultural y arte contemporáneo, trabajó junto a José Salgado (Oido___), Ariana Ramírez Orozco y Juan Carlos León.
Para los formatos de Investigación y Nuevas Pedagogías del Arte, Cristina Burneo Salazar, investigadora académica, escritora y traductora literaria con especialidad en estudios feministas y estudios culturales vinculados a la justicia, fue la persona que condujo curatorialmente los proyectos de Yauri Muenala y Andrea Zambrano Rojas, Paola Viteri-Dávila, Belén Santillán, Isadora Parra y Mujeres de Frente.
Finalmente, en el caso de edición y publicación, Fausto Rivera Yánez, editor, periodista y crítico cultural con énfasis en literatura contemporánea y artes visuales, fue quien condujo los proyectos de Sofía Acosta Varea, Anamaría Garzón y Francisco Hurtado; y de Guayaquil Análogico – Libertad Gills y Martín Baus.
Junto a todos ellos, desde inicios del año 2023 empezó la conceptualización de la exposición colectiva Premio Nuevo Mariano Aguilera, con la intención de compartir estas nuevas propuestas y reconocer en este pulso artístico la posibilidad de dialogar y, sobre todo, expandir esta diversidad de procesos de investigación-creación con los distintos públicos y comunidades del Centro de Arte Contemporáneo.
La exposición Premio Nuevo Mariano Aguilera
La pluralidad de temáticas y prácticas artísticas dilucida varias intenciones interesantes en la selección de proyectos de la presente edición. Se observa procesos de investigación multidisciplinar que exploran medios audiovisuales, sonoros y transmedia, tanto individuales como colectivos, cuyos orígenes e intereses son sumamente diversos dentro del contexto local. Y se reconoce, además, la participación de colectivos de mujeres, artistas jóvenes, de mediana trayectoria e investigadores de diversos lugares del Ecuador.
Estas divergencias y posibilidades de diálogo fueron determinantes para pensar el hilo conductor de la exhibición final y, sobre todo, tener presente la heterogeneidad de los proyectos y su naturaleza multiformato. El Centro de Arte Contemporáneo reconoce estos retos; para la coordinadora Bernarda Tomaselli generar una postura crítica frente a la pluralidad de procesos es necesaria para repensar el sentido del Mariano Aguilera.
“Una buena forma de definir a la cuarta edición del Premio Mariano Aguilera es por medio de la polifonía de voces que en ella están representadas, y cómo el hecho de que artistas de trayectorias variadas e intereses diversos compartan los pabellones representa un paso más en el camino de la democratización de la cultura”.
Bajo estas intenciones, se inauguró el 17 mayo la cuarta edición del Premio Nuevo Mariano Aguilera, que nos enfrenta a las tensiones propias del quehacer artístico contemporáneo y nos saca del lugar cómodo de las verdades absolutas. Desde una postura crítica y política, plantea una propuesta expositiva a partir de tres interrogantes presentes a lo largo de los espacios que componen la exhibición.
La primera, ubicada en el pabellón 3, recoge el trabajo de Ariana Ramírez Orozco, Yauri Muenala, Andrea Zambrano Rojas, Belén Santillán, Isadora Parra y Paola Viteri-Dávila, junto a Mujeres de Frente, proyectos que dialogan a partir de la pregunta ¿Quiénes ponen lxs cuerpxs?.
Esta interrogante plantea reconocer que el camino compartido y las memorias colectivas son la base de las luchas sostenidas contra las opresiones estructurales del sistema patriarcal y capitalista. Así, las propuestas nacen de la investigación-acción-creación y visibilizan las violencias que constantemente se ejercen contra lxs cuerpxs en resistencia.
Ese es el caso del artista Yauri Muenala con el proyecto Ñanta Mañachi: Préstame el camino quien, desde la investigación, el mutuo aprendizaje y la visibilización de las prácticas de 20 artistas Kichwas, propone reconocer términos propios, reivindicaciones y tensiones relacionadas con la noción de arte; todo esto desde una perspectiva abocada a generar procesos de interculturalidad.
Para esto, se vale de la construcción de textos, la instalación artística y la presentación de recursos audiovisuales, medios que en su conjunto evidencian luchas colectivas de las nacionalidades Kichwa por subvertir omisiones y opresiones de un sistema social y cultural estructuralmente inequitativo.
Ocurren también luchas cercanas en los procesos pedagógicos del proyecto Manifiesto: tiempo del agua en vibrantes capullos, de Andrea Zambrano Rojas, Belén Santillán, Isadora Parra y Paola Viteri-Dávila, junto a la organización Mujeres de Frente.
El proyecto invita a pensar y accionar nuevas posibilidades de cuidado, aprendizaje y existencia en un proceso sostenido colaborativo en el que el arte se desborda a la vida cotidiana, para resistir, resignificar y habitar espacios públicos y privados, así como a celebrar las formas de existir y pensarse por fuera de las lógicas del sistema de heteropatriarcal.
En el pabellón 4 nos encontramos con la interrogante ¿Se puede reescribir la Historia?, bajo la cual nos relacionamos con el trabajo de David Coral, Teo Monsalve, Miguel Alvear y Chopin Thermes. Los viajes de exploración, búsquedas de otras formas de construcción del conocimiento y creación de nuevos relatos son el eje conceptual de estas propuestas, en las que los artistas, a través diversos ejercicios, problematizan los relatos oficiales de la Historia.
Un ejemplo es el trabajo en El Sector Oculto: Portales, de Teo Monsalve, donde la experimentación y la exploración de conceptos de la física contemporánea devienen objetos pictóricos abstractos. Para la construcción de esta nueva narrativa se entretejen referencias de los vestigios arqueológicos de la cultura Pasto, también conocidos como los Platos Carchi, que desde sus códigos culturales se fusionan con registros visuales resultantes de un acelerador de partículas. Y, a partir de este tránsito, se escribe y reescribe el relato del pasado y el futuro, abriendo el camino a nuevas formas de transformar y pensar nuestra relación con lo ancestral y lo tecnológico.
El trabajo de David Coral nos invita a pensar la idea de reescritura de la Historia desde la apertura de nuevos relatos. En La cuerda Rota, el trabajo documental toma forma de instalación y, al explorar la vida del montañista inglés Edward Whymper, nos conduce por un viaje a través de imágenes, sonidos y objetos. Olvidos, afectos, desventuras y recuerdos nos permiten encontrar nuevas pistas para repensar imaginarios respecto del Ecuador y las fábulas que acompañan su Historia.
La muestra termina en las galerías bajas sur, en donde se agrupan las propuestas de Juan Carlos León, José Salgado Montenegro (oido____), Sofía Acosta Varea en colaboración con Anamaría Garzón y Pancho Hurtado, y Libertad Gills & Martín Baus (Colectivo Guayaquil Análogico).
Este espacio se comunica con el resto de la exposición al centrarse en la pregunta ¿Qué haremos con lo que hicieron de nosotrxs? Estareflexión crítica acerca de las urgencias globales presentes en la geografía y el paisaje es el hilo conductor de estas propuestas. Explorar interrelaciones entre lo humano y no humano, la naturaleza y lo efímero de su existencia en un contexto de explotación del planeta por nuestro sistema de consumo, es urgente.
En la instalación multisensorial 24-120: Ecos del bosque la incomprensible dicotomía occidental entre hombre y naturaleza se cuestiona a partir del uso del sonido, luz y materiales textiles. José Salgado (oido____) nos acerca al paisaje sonoro de la Reserva Drácula, un bosque nublado primario que existe entre la frontera de Ecuador y Colombia. Mediante las sonoridades que se filtran minuto a minuto dentro de la sala, fragmentos del bosque húmedo encuentran su lugar en medio de una serie de textiles sublimados en los que se observa imágenes de los seres que habitan aquellas montañas.
Y durante el proceso de escucha, minuto a minuto, gota a gota, reconocemos el valor de los sonidos que se expanden y del trabajo por compartir la existencia efímera de la naturaleza que sobrevive a los procesos de explotación humana.
Esta cuarta edición del Premio Nuevo Mariano Aguilera supone encontrar un potente pulso del arte contemporáneo producido en Ecuador, sobre todo al exponer procesos que se gestan en un contexto post COVID 19.
Este nuevo arranque para el circuito artístico es sin duda un esfuerzo del Centro de Arte Contemporáneo por reconocer y situar como una de sus prioridades el fomento y apoyo al arte. En un contexto nacional que enfrenta grandes retos y problemáticas sociales, la exposición Premio Nuevo Mariano Aguilera es un eslabón para repensar críticamente las relaciones que construyen nuestras sociedades.
Desde la implicación en el territorio, la reinterpretación de la historia, las urgencias planetarias y la respuesta a las problemáticas de la esfera pública, nos impulsa proponer un programa que, desde las artes, permita a los artistas ser nuestra puerta a nuevos futuros posibles, en los que los relatos desde el arte contemporáneo sean una de las vías para construir un contexto social más sensible y coherente con nuestro entorno.
La exhibición se podrá ver en el Centro de Arte Contemporáneo (Montevideo y Luis Dávila, Quito, Ecuador) hasta el 1 de octubre del 2023.
[1]El Premio a la trayectoria reconoce a un agente artístico relevante en la escena local cuyo trabajo se haya desarrollado durante al menos 20 años de forma ininterrumpida. En esta ocasión, reconoce a Jenny Jaramillo, primera mujer ganadora de esta categoría y precursora de expresiones artísticas como el performance, el videoarte y la instalación en el Ecuador.
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