ADRIANA BUSTOS: AMÉRICA

Adriana Bustos (Bahía Blanca, 1965) ha venido realizando obras en variados soportes: dibujo, fotografía, performance, instalación y video, entre otros. Sus preocupaciones siempre han girado en torno a temas sociales, políticos, históricos o ambientales, haciendo hincapié en el trabajo documental e investigativo, para así componer narraciones con una decidida impronta crítica.

Entiende, tal como lo hacía Walter Benjamin, que conocer el pasado es una tarea ineludible no sólo en tanto se aprende de él, sino porque es una forma de desencadenar y actualizar lo que está contenido en ese mismo pasado.

Bustos, junto a la curadora Eva Grinstein, proponen en América una lectura histórica a contrapelo; incluso desde lo formal. En primer término, debido a que cuestiona la apropiación por parte de Estados Unidos de la denominación dada al continente para, a partir de allí, arrojar interrogantes acerca de otros sentidos posibles y atribuciones y, en segundo lugar, porque genera una narración alternativa del Cono sur que trastoca su verticalidad geográfica y la reconstruye bajo una mirada que transcurre sobre un eje horizontal.

Cuenta el líder indigenista y filósofo brasileño Ailton Krenak que luego del derrame de millones de toneladas de residuos tóxicos por parte de una compañía minera en las aguas del río Doce (Watú, en su lengua, nuestro abuelo) un sentimiento de muerte se apoderó de la población que vivía en la cuenca de ese río.

Observando el dolor a su alrededor, fue a escuchar la voz del Doce y lo que oyó fue que se había sumergido en lo profundo para alejarse de los seres humanos y así poder seguir existiendo. Para su pueblo, los Krenak, el río no murió: sueñan con él porque su curso entra en sus sueños para recordarles que volverá a su tiempo.

En la planta baja del Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO) – a pocas calles de distancia del contaminado Riachuelo de la Ciudad de Buenos Aires- la artista ha desplegado el dibujo de una carta de navegación fluvial de diez metros de extensión: Afluentes sudamericanos.

En él se sueña y nos hace soñar la unión longitudinal de los grandes ríos de la región, desde el Orinoco, pasando por el Putumayo, el Amazonas, el Urubamba, el Pilcomayo, el Paraná y el Rio de la Plata, hasta llegar a una imaginaria desembocadura en el Canal de Beagle.

En este tránsito, que desautoriza las convenciones cartográficas establecidas, se alternan en un orden no cronológico personajes históricos, cinematográficos, literarios, las riquezas sometidas al extractivismo, los tráficos legales e ilegales, las poblaciones originarias, la emblemática flora y fauna, las nuevas especies, las huellas de la colonización europea y la memoria de los cuerpos arrojados a las aguas del Plata. Queda constancia en él que se han distinguido los pliegues, contradicciones y fallas de los relatos dominantes instituidos.

Bustos entiende a los mapas como dispositivos que permiten nuevas relaciones y los utiliza con el fin de articular imágenes, conceptos e interpretaciones donde se desplieguen otros órdenes. Tal como ella indica, “sin duda, mi obra exige un observador activo que también en sus propias asociaciones provoque nuevas historias o nuevos efectos de verdad”.

En el primer piso la cadencia barrosa de un travelling en loop del arroyo Chimiray en la provincia de Misiones, al noreste de Argentina, sirve de pantalla del supuesto hábitat de la Pejerreira que yace exánime sobre el suelo de la sala.

Esta escultura, una suerte de sirena de río, proyección al mismo tiempo de los terrores y alucinaciones de los conquistadores, carece de la sensualidad de sus pares europeas y conforma una reelaboración del imaginario datado en los archivos de Indias. América también es el territorio de la monstruosidad. El conjunto a su vez conforma un repaso contemporáneo de antiguos dispositivos museísticos como lo fueron los dioramas.

Las voces de América requieren de la percepción de artistas como Adriana Bustos, quien intuye la potencia de aquello que parece aguardar el advenimiento de otros tiempos, de aquello que se encuentra replegado y que exige otras lecturas. Su trabajo se presenta como una edición de materiales en permanente apertura, sin caer en maniqueísmos. Su propuesta reproduce las formas y los dilemas de esta parte del mundo, pero en otro registro, en otra dimensión, como en un sueño.

América, de Adriana Bustos, se podrá ver hasta el 10 de septiembre de 2023 en el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO)