VACIAR LA CATEGORÍA

Esta exposición curada por Maya Juracán, alborotadora y activista guatemalteca, se propone como una antítesis de cómo, se supone, deben estar clasificados los cuerpos de las mujeres. Es bien sabido que el arte hecho por las mujeres siempre tuvo una clasificación específica, estereotipando las visiones o las miradas de éstas, en muchos casos, incluso, empleando las voces como un todo y sin dar cabida a lo diverso de los cuerpos.

La curaduría no fue una selección al azar de una sola voz, sino que tuvo inicio con el proceso de gestión del colectivo Panama Fem Art Coalition y, a este, se le sumaron las voces de La Revuelta (Guatemala) y Casa Ma (Costa Rica). Los tres colectivos realizaron una convocatoria abierta en busca de artistas y proyectos con ejes temáticos. Recibieron más de 80 propuestas de toda la región centroamericana.

Tres países se unen en Panamá en un encuentro intergeneracional donde se presentan las narrativas de 13 artistas de la región centroamericana. La muestra explora narrativas como el territorio, la memoria, la resistencia, cuerpos diversos, maternidades, migraciones a través de medios como el performance, la pintura, el video y el arte-acción.

VACIAR LA CATEGORÍA

Por Maya Juracán

Las categorías son herramientas que han utilizado los científicos sociales para clasificar o nombrar ciertas similitudes entre grupos humanos. Dichas herramientas han sido muy útiles para clasificar circunstancias y momentos históricos que se han convertido en campos de estudios.

Sin embargo, también es necesario entender que la forma que tienen las ciencias humanas de estudiar a las comunidades proviene de un origen eurocéntrico y patriarcal. Por lo tanto, muchas de estas categorías sociales son empleadas desde los estereotipos más hegemónicos; ellas se proponen en el conjunto de palabras de Vaciar la Categoría como una antítesis de cómo, se supone, deben estar clasificados nuestros cuerpos.

En el arte hegemónico, es decir, en la historia del arte tradicional, es bien sabido que el arte hecho por las mujeres siempre tuvo una clasificación específica, estereotipando las visiones o la mirada de estas. En muchos casos, incluso, empleando las voces como un todo y sin dar cabida a lo diverso de los cuerpos.

La realidad es más profunda que un simple sesgo, pues las mujeres artistas somos diversas y autónomas, además de un territorio desconocido y misterioso. Tener noción del arte femenino como una categoría estoica es negarse la oportunidad de discrepar de nuestra misma voluntad.

La propuesta de este espacio es la libertad de vaciar la categoría, pues conviven diversidad de temáticas interrelacionadas (o no) para la exploración de distintas voces.

La metodología fue un rizoma en sí mismo, que se reúne en un espacio, porque la curaduría no fue una selección al azar de una sola voz. Esta curaduría tuvo inicio con el proceso de gestión del colectivo Panamá Fem art Coalition y, a este, se le sumaron las voces de La Revuelta en Guatemala y Casa Ma de Costa Rica. Reconocer estos hilos de muchos colores me iba a permitir, como curadora, no centrarme en una narrativa estipulada para contar un solo desfase de la historia.

Dentro del feminismo comunitario es muy importante el reconocimiento de las ancestras, así como la premisa de hacer encuentros intergeneracionales. Entre muchas de las artistas que convergemos, se nos da la oportunidad de interpelarnos unas a otras.

Y más que una muestra de arte, este espacio busca generar una provocación, para que podamos percibirnos desde varias perspectivas. Además, la muestra explora narrativas como el territorio, la memoria, la resistencia, cuerpos diversos, resiliencias, maternidades, migraciones y se presenta una variedad de plataformas que contemplan desde el performance hasta el arte-acción.

Aunque muchas podemos estar de acuerdo o no en visiones o posiciones políticas, estamos de acuerdo en que ser mujeres en el arte, desde estos países centroamericanos, es una rebeldía de la cual nos apropiamos. Es imposible para nosotras no reconocernos y entender que caminamos por distintos caminos, pero la clave está en acompañarnos.

La folclorización de los trópicos contemporáneos desde nuestros cuerpos racializados se problematiza dentro de este margen. No somos periferia, nunca lo fuimos y lo afirmamos desde la selva petenera en Guatemala, hasta el canal de Panamá. Todo ello, incluso a pesar de la historia de estas retorcidas naciones que nos imperan; pero nosotras, dignas y capaces de recuperar territorios, hemos empezado con nuestros propios cuerpos.

En este espacio somos artistas y curadoras dialogando sobre nuestras necesidades y no hay que olvidar que, lejos de este sitio, seguimos siendo mujeres con el único objetivo de buscar una vida digna en estos tiempos. A eso le llamamos resistencia.

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VACIAR LA CATEGORÍA

Marilyn Boror – Guatemala, 1984
María Raquel Cochez – Panamá, 1978
Giana De Dier – Panamá, 1980
Carolina Figueiredo – Brasil/Panamá, 1986 – Artista seleccionada por convocatoria
Fany McGhan – Panamá, 1984 – Artista seleccionada por convocatoria
Ana Delia Gudiño –Panamá, 1986 – Artista seleccionada por convocatoria
Laura Fong Prosper – Panamá/Berlín, 1978
Regina José Galindo – Guatemala, 1974
Rachel Mozman – Panamá, 1972
Momo Magallón – Panamá, 1997
Ela Spalging – Panamá/Berlín, 1982
Ernestina Tecu & Lucy Juárez – Guatemala, 1994 – Artistas seleccionadas por convocatoria
Nohely Villarevia – Costa Rica, 1994 – Artista seleccionada por convocatoria

Museo de Arte Contemporáneo de Panamá (MAC Panamá), Calle San Blas, Ancón, Ciudad de Panamá

Del 2 de febrero al 7 de mayo de 2023