V EN CONCRETA. 20 ARTISTAS EXPONEN RESULTADOS DE UN AÑO DE ESTUDIOS INDEPENDIENTES

Una de las principales deudas que ha tenido la historia del arte con la historia de la cultura es la aceptación de que toda percepción es producto de la cultura. Lo que se vio en los setenta es distinto en los 90; ser mujer, hombre o trans; pertenecer a una clase específica y a una región particular. Todo hace que el ojo vaya cambiando de paradigmas y que los creadores visuales plasmen en obras sus modos de ver el mundo.

V en Concreta, en Matucana 100, es una exposición colectiva de artistas visuales muy heterogéneos, de distintas formaciones y con obras dispares. La única cosa en común es que participan en Estudios Independientes V, programa creado como una continuación de los estudios formales y que tiene características de un posgrado.

Los artistas ingresan por dos años a una serie de conferencias teóricas sobre arte y cultura visual moderno y contemporáneo y a charlas de expertos internacionales, en las que este año participaron Jens Andermann (director Estudios Latinoamericanos NYU), Carl Fischer (Fordham), Sagrario Berti (investigadora independiente), Flora Vilches (Arqueóloga), Ana Álvarez (Antropóloga, NYU) y Jimena Canales (Historiadora de la Ciencia, Harvard).

De manera correlativa se desarrolla un taller de obra grupal y personal que los orienta a crear una línea de obra bajo su propia identidad artística, desaprendiendo esquemas y creando otros nuevos.

Según su director, Gonzalo Pedraza, Estudios Independientes V “se creó con el objetivo de abrir la mente de los artistas hacia distintas formas de pensar lo visual, a ser críticos frente a los relatos de la historia del arte y para reflexionar sobre su propia obra como una forma personal de ver el mundo”.

En la primera sala de galería Concreta se encuentra el bodegón Melón with wine, de Geraldine Peralta, un motivo que alude a la idiosincrasia chilena. Esta obra, según la artista, explora contrastes a través de subvertir una determinada manera de pintar mediante el objeto representado, un trago chileno veraniego, creando así una tensión entre la opulencia y la simplicidad, lo elegante versus lo popular. A su lado se ha instalado una pintura de Manuel Ugarte de una casa siendo invadida por la naturaleza, que nos remite a la ruina, al paso del tiempo y, a su vez, a otra concepción de la “naturaleza muerta”.

Las fuerzas irruptoras y destructivas de la naturaleza también están presentes en la intervención realizada por Jimena Tapia a fotografías encontradas después del maremoto en Chile.

André Strahinja exhibe Chroma men, una serie de pinturas al óleo sobre actores y extras que actúan en películas y que luego son remplazados digitalmente. La serie está inspirada en croma, una técnica audiovisual que viene utilizándose desde hace tiempo en cine, televisión y fotografía. A su lado, Mario Cavieres presenta cajas de luz que evocan edificios habitados por sombras en miniatura.

Josefina Bardi participa con Seis horas diecinueve minutos, un performance realizado a distancia con su gemela amarrada por una cuerda en distintas partes del mundo. Rodrigo Riffo registra el cuerpo de un migrante en tierra europea, transformándolo en escultura e instalación, mientras que Paula Martínez dibuja una maqueta de Cleopatra donde el espectador puede interactuar con ella.

Álvaro Agreda presenta Disecciones, una obra compuesta por 30 bloques de papeles diseccionados de forma análoga sobre fotografías de diferentes partes de su territorio corporal. Paula García arma una cuadrícula de pinturas abstractas hechas con povidona iodada, y Trinidad Barros presenta una serie de guantes para manos no humanas.

Kevin Parra Avendaño reconstruye, a través de la escultura, el mito de Ícaro. “La fuerza de gravedad nos une a la tierra, ejerciendo sobre nosotros la maldición de la caída”, explica el artista. “Todo cae, todos caemos. Desde el imperio romano hasta las torres gemelas; desde nuestros primeros pasos a caer en una tumba. La tragedia inexorable del ser humano es estar sujeto al suelo. Las caídas implican distancia, impulso y fricción. Todo lo que sube tiene que bajar, las aspiraciones, el ego. No puede caer algo que nunca se alzó”.

En la segunda sala se puede ver Día de piscina, de Augusta Lecaros, un videoperformace hecho en una piscina en desuso. Javier Otero presenta un tablero de juego con distintos grupos dominantes, mientras que Francisco Ipinza genera imágenes sobre el fin del mundo a través de un programa de computadora, y Jaime Rojas representa un teléfono celular con su reverso quebrado a escala monumental, mediante un dibujo preciso.

Cristóbal Lanzarini destruye una serie de croqueras dejándolas como volcanes en explosión. “En esta obra trabajé la idea del artista frente a su libreta de notas del artista; en vez de dibujar, pintar o escribir en ellas, decidí destruirlas, desde el centro hacia afuera, formando forados en la superficie como si un meteorito se hubiese estrellado en ellas”, explica.

En la tercera y última sala, Sebastián Cobo presenta un registro en la calle que intervino y creó una abstracción, Paola Quidel crea el mito del Anchimallen -el mal que se lanza a una casa- a través del tejido y la instalación y, por último, Constanza Castaño crea una cámara de espejos negros donde el espectador se ve fragmentado.

Tras la exhibición, los artistas desarrollarán un proyecto para una próxima ‘Vienal’, que se presentará en siete espacios de Santiago. Las investigaciones serán revisadas por nueve curadores internacionales: Jimena Ferreiro, Feda Baeza, Sebastián Vidal, Alejandra Aguado, Ulisses Carrilho, Fernanda Medeiros, Mónica Hoff y Carlos García Montero.

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V en Concreta de Estudios V se exhibe desde el 27 de enero al 18 de marzo en la Galería Concreta del Centro Cultural Matucana 100, ubicado en Estación Central, Santiago.