GONZALO PEDRAZA SOBRE CULTURA VISUAL Y EL NUEVO PROGRAMA DE ESTUDIOS INDEPENDIENTES V
Gonzalo Pedraza (Chile, 1982) suele ponerse varios sombreros. Artista, historiador del arte, investigador y curador con amplia trayectoria, se embarca ahora en el desarrollo de un proyecto educativo, Estudios Independientes V, dirigido a artistas visuales en América Latina que busquen potenciar y reflexionar sobre su obra desde la práctica y la teoría. Intelectuales del más alto nivel, curadores internacionales y exhibiciones serán parte de este nuevo programa que se basa en los estudios en Cultura Visual y en la reinvención de los paradigmas educativos en las artes visuales. En esta entrevista, la periodista especializada en artes visuales Antonia Reyes profundiza sobre la práctica multidisciplinaria de Pedraza y cómo esta permea en el contenido programático de V.
Antonia Reyes: Te formaste en Historia del Arte, fuiste curador de muestras experimentales, en paralelo te especializaste en América Latina, trabajaste como curador en ferias, instituciones y galerías, escribiste textos y crítica, de allí te convertiste en artista, y ahora me topo con un nuevo proyecto educativo.
Gonzalo Pedraza: Solo me falta boxeo tailandés y plantar un árbol… jajaja. Hablando en serio, y escuchándote, tienes toda la razón. Ha sido trabajar desde varios ángulos. Entender la curaduría cuando no se practicaba de manera directa, fue un refugio y a la vez una escuela de pensamiento, reflexión, gestión, producción, para comprender el sistema del arte. Cuando pasé al lado del artista fue más bien un reconocer los proyectos experimentales como obras de arte.
En 2008 realicé Colección Vecinal para el concurso de los diez años de Galería Metropolitana. Había hecho mi tesis sobre la galería y en el tercer capítulo quedé con un sinsabor: la relación entre el arte y los vecinos. Dentro de la investigación me topé con formas de presentar obras; allí los cuadros de pinturas de gabinete fueron fundamentales – un pintor representaba la colección completa de un ambicioso Archiduque en el siglo XVII… Esa imagen me quedó dando vueltas hasta que de repente imaginé a la galería como la pintura de gabinete y a las obras de los vecinos puestas en ella. Hicimos un puerta a puerta pidiendo prestadas las obras de arte y cada uno entregó lo que consideraba como tal. Esta forma de hacer muy rara en un contexto donde seguían poniendo los cuadros uno al lado del otro y el gabinete se veía como algo de mal gusto fue fundamental al pensar una práctica de curaduría como arte o viceversa, cosa que da lo mismo. Desde allí seguí con proyectos de vinculación con vecinos de los lugares, hasta que en 2014 inauguré en Galería Metales Pesados y tomé la decisión de ponerme el título de artista, que para mí es imaginar lo inimaginable y plasmarlo para que todos lo vean, cosa que a todos los humanos les pasa… por algo se dice que todos somos artistas.
AR: ¿Se puede ser artista, curador, crítico, investigador y tantas cosas?
GP: Si. ¿Quién no lo es? Si pensamos en el pasado -y en el presente-, los artistas han sido intelectuales, escribían, formaban exposiciones, hasta vendían obras. Creo que hoy es más especializado y aún asombran estas formas. Yo me quedo más con tres cosas: curiosidad, disciplina y creatividad, esas tres cuando se unen generan el chispazo de la obra.
AR: ¿Pero cómo se conjugan, cómo se logra el chispazo?
GP: Yo creo que se parte en la curiosidad, como Alicia cuando escucha hablar sobre América -lo desconocido-, sigue a un conejo que le presenta lo urgencia de vivir y salta al vacío para tener experiencias transformadoras. La disciplina es como el oficio del excavador: sacar cargas y cargas de tierra que se asemejan a las lecturas, ejercicios de materiales, taller, diálogos y observaciones con la esperanza de encontrar una pepita de oro. Y la creatividad es el chispazo que une a las dos y llega solo, como si las musas se apiadan de uno y desbordan una idea: los artistas somos antenas.
AR: Expusiste en Matucana 100, en Galería Metales Pesados, en CorpArtes y en Mana Art Foundation, por nombrar algunas. ¿Se puede hablar de un desarrollo de obra?
GP: Más que un desarrollo -una palabra que cuesta, ya que tiene connotaciones tan progresistas-, creo en el cuerpo de obra, algo así como una seguidilla de ideas, experiencias y formas de hacer que se van formando con el tiempo, y que cada proyecto es una continuidad o una negación del otro. Es la creación constante de un Frankenstein que siempre pide más.
AR: ¿Crees que esa manera se logra al no ser “artista” de formación?
GP: Yo creo que uno puede llegar a ser artista si se lo propone, como cualquier otra actividad: es un tema de voluntad. También creo que el color, la composición, el espacio y tantas cosas más que debe poseer un artista, son culturales, es decir, rastreables. El color tuvo un giro gracias a los hallazgos arqueológicos en el siglo XIX, o a los pigmentos de cada lugar. La composición cambia dependiendo de dónde te sitúes en el globo, y qué decir del espacio: hoy que es virtual y sigue siendo una pantalla -como un cuadro antiguo- lo que nos crea una ilusión. Desde qué lugar hablamos cuando hablamos de producir obras es una pregunta interesante que siempre nos debemos hacer, pero tampoco hacerle tanto caso.
AR: Vamos al proyecto… ¿Qué son los Estudios Independientes V? ¿Teoría? ¿Taller? ¿Gestión? ¿Producción? ¿Redes?
GP: Eso y mucho más. Sabes, me pasó algo muy raro cuando realicé una residencia en Nueva York pre-pandemia en Mana Art Foundation. A mi llegada presenté el libro de un amigo en McNally Jackson y me junté con ellos y reconocí a varias personas que había estudiado hace muchos años. Tuve la experiencia de vivir el campo del arte de la escena de Nueva York, siempre tan cuestionada por creerse centro y mirar en menos lo que se produce en sus márgenes. Saliendo de ese prejuicio, me mantuve en contacto con personas que producían conocimiento y que tenían la visualidad como materia presente. Fue la experiencia de reunir a amigos en torno a discusiones, apreciaciones y críticas tan estimulantes. Nunca sentí lo mismo en otro lado, y vi la necesidad de trasladar lo que me pasó hacia los artistas en América Latina. Esto fue justo antes de la pandemia, y de manera extraña se conjugó con aplicaciones virtuales que respondieron a la lejanía “acercándonos”.
AR: ¿Y qué hiciste?
GP: Bajo esa idea pensé desde mis experiencias: estudié varios modelos, realicé focus group, dialogué y discutí con personas entendidas en el tema desde varias disciplinas y quehaceres, armé una metodología desde mis formas de hacer como investigador, curador, gestor, artista y educador –que tienes razón que son varias, ¡y parece mucho!-, y nació este proyecto.
AR: ¿Por qué V?
GP: V es una letra que al decirla en voz alta se traduce en ve, de “ver”, pero también “ir”. Creo que son dos verbos fundamentales en lo humano, podríamos decir que ver y moverse son extensiones del deseo, algo que nos atrapa y debemos seguirlo.
AR: ¿De qué se trata? ¿Cómo se estructura? ¿Es algo así como un posgrado?
GP: V viene de mi formación en Historia del Arte y Cultura Visual; la primera, una disciplina de larga data, y la segunda, una revolución que nos hizo pensar de manera distinta a las obras de arte. Sus autores consideran que la mirada es un acto cultural y la obra de arte es un registro, un residuo. Bajo esa idea se estructura V como un posgrado -pero sin cartón- que se basa en la teoría, la práctica y las redes de movimiento. Tiene una duración de dos años y en el primero me toca realizar una revisión combinada de historia del arte, cultura visual y “presente” para ver el arte que se ha producido en Europa, Estados Unidos y América Latina. Cada clase propone una tesis y formas de ver; son clases para imaginar, prender la curiosidad y pensar en las experiencias y prácticas de otros artistas respecto a lo que uno hace. Por ejemplo, una clase será una tesis sobre como el siglo XIX en América Latina se repite actualmente en los estallidos sociales: el problema de un rey que el pueblo pide que abdique y la toma espacios que jamás les fueron dados para su expresión, como sucedió con la transformación de la Plaza Italia a Plaza de la Dignidad, o el cruce del rio Mapocho por parte de la “chimba” -el otro lado del rio que siempre se utilizó para asentamientos precarios-, quiénes se apoderaron del centro… Estas ideas del XIX son tan actuales como el impresionismo, la antropofagia brasileña, el arte de la crisis en la Argentina y las puestas al día del arte chileno.
AR: Hay un grupo de teóricos invitados de lujo…
GP: Eso es lo que más me gratifica. Cada año tendremos invitados que darán conferencias del más alto nivel, algo así como repetir la experiencia intelectual que viví en Nueva York y transmitirla a los estudiantes. Son productores de conocimiento, personas que manejan el estado del arte de su especialidad, publican y desarrollan proyectos. La idea del programa es que los artistas se empapen de sus ideas y puedan repensarlas para sus obras. Flora Vilches trabajará la idea del desierto, el Land Art y el estallido social; Sagrario Berti la fotografía como cuerpo y recurso artístico; Jens Anderman la naturaleza y el extractivismo en el arte, la literatura y el cine; Jimena Canales presentará sus estudios entre ciencias y humanidades; Carl Fischer el arte en América Latina bajo la perspectiva de género; Ana Álvarez el cuerpo y la tecnología. Cada uno dirige y participa en programas de doctorado en NYU, Fordham y Harvard, y también en la Universidad de Chile y el trabajo independiente.
AR: Me contaste de tres líneas, ¿cuáles serían las siguientes?
GP: En paralelo a la teoría desarrollaremos el diálogo y la reflexión en el taller. Los artistas trabajan de manera solitaria y es necesario compartir conversaciones y experiencias, jugar en conjunto y enriquecer la obra. A veces los programas de artistas se construyen para diseñar a artistas profesionales -y por ende “carreristas”-, y creemos que no hay mejor carta de presentación que una obra profunda, experimental y que despierte la curiosidad.
El taller se diseñó en cuatro semestres: el primero se centra en poner conciencia al cuerpo de obra, dialogarlo, relatarlo y ponerlo en cuestión; el segundo en una serie de ejercicios visuales discutidos en taller, siendo el último presentado a público en una institución; el tercero se titula El artista como historiador del arte y se basa en comprender que uno no inventa sino que reinventa, acercándose a artistas y prácticas paralelas en tiempos y contextos distintos; el cuarto y último consiste en una exposición final titulada VIENAL. Me escribió una persona diciéndome que estaba mal escrita la palabra, y eso es lo que me interesa, dar vuelta a la noción de Bienal, es decir, que las obras sean un objeto teórico y desde ellas se construya un discurso. Cada artista presentará su obra final en un polo visual de la ciudad de Santiago, para luego presentar su portafolio en público (a una red de curadores, críticos, artistas, galeristas, coleccionistas y público general). Al mismo tiempo, invité a nueve curadores extranjeros que verán los portafolios de cada artista y tendrán un intercambio con ellos.
AR: Es decir, hay teoría, práctica y al final el artista tiene exhibiciones, se vincula con el medio y arma redes con curadores.
GP: Sí, creo que eso hace falta, un trabajo con el sistema en general.
AR: ¿Cómo elegiste a los curadores?
GP: Eso fue muy interesante; se partió invitando a curadores nacionales e internacionales, pero a mitad del camino consideré que los nacionales se podrían vincular en estos dos años con proyectos experimentales, charlas y exposiciones, y los internacionales como etapa final. Contacté a curadores según sus investigaciones, trayectorias y experiencias. Son nueve curadores: Jimena Ferreiro (argentina, coordinadora museológica del Ministerio de la Cultura), Alejandra Aguado (argentina, curadora del Museo Arte Moderno Buenos Aires), Mónica Hoff (brasileña, especialista en arte y educación, investigadora y curadora del departamento pedagógico de la Bienal de Mercosur), Carlos García Montero (peruano, director de la Escuela de Arte Corriente Alterna; fue director y co-curador de Y Gallery en Nueva York), Feda Baeza (argentina, dirige el Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes, Argentina), Ulisses Carrilho (brasileño, curador de la Escuela de Artes Visuales Parque Lage), Sebastián Vidal Mackinson (argentino, curador del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori), Fernanda Medeiros (brasileña, curadora adjunta de los Centros de Curaduría y Comunicación del Museo de Arte Rio Grande do Sul – MARGS, Porto Alegre) y Roselin Rodríguez Espinosa (cubana, curadora e investigadora residente en México).
AR: Suena todo increíble, pero me queda una duda de trasfondo: ¿Qué buscas con el programa?
GP: Todo… siento una necesidad de transmitir conocimientos, experiencias y crecer en conjunto. Esto de la pandemia nos pegó duro y puso en evidencia la necesidad del otro y los otros. Casi todas las historias del arte se enfocan en la obra, pero siempre estas se producen en comunidades artísticas, en una energía que potencia a todos al estar en un continuo. Si este programa lo puede generar mi deseo se cumplirá.
AR: Creo que me voy a meter
GP: Claro! Todos somos artistas!
AR: Y para los que no somos artistas, ¿qué posibilidades tenemos de acercarnos al programa?
GP: Las clases teóricas que realizaré serán también para público general, específicamente me interesan personas asociadas a la cultura y que la apoyen desde distintos lugares. Será una clase semanal y aseguro curiosidad, conocimiento y humor, o si no que lata…
AR: Te agradezco la posibilidad de entrevistarte. Nos conocemos hace mucho y desde que vi tu trabajo siempre pensé que era muy mutante. Ahora que todo se convierta en educación tan experimental me parece un acierto en estos tiempos.
GP: Gracias! A ti y a todos los artistas que ya se están inscribiendo
AR: Eso es muy importante: plazos, fechas, becas, más info…
GP: Cerramos en estos días las postulaciones; han llegado muchas y estamos muy contentos. Para todos los artistas hay becas, ya que creemos en una enseñanza para todos. Y los que no alcanzaron a postular pueden escribir a nuestro correo [email protected] y revisar nuestra web www.estudiosindependientesv.com
Antonia Reyes es periodista enfocada en el diseño y el arte. Sus textos han sido publicados en catálogos, reseñas y publicaciones, también entrevistas y reportajes sobre arte contemporáneo en Chile y América Latina. Ha trabajado en la revista Más Deco, el diario La Tercera, ferias de arte y en comunicaciones estratégicas para el Estado de Chile.
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