Skip to content

ROSARIO LÓPEZ: LAS FUERZAS INVISIBLES QUE ESCULPEN EL PAISAJE

[PORTUGUÊS ABAIXO]

Por Alexia Tala | Curadora


«…aún no han descubierto la Tierra como objeto de cuidado, de una política colectiva de salvación terrenal. Para cuidar el planeta, todos debemos hacer una alfabetización ecológica y revisar nuestros hábitos de consumo. Es importante desarrollar una ética del cuidado«.[1]                                                                                                                                                                   

Leonardo Boff


Tapizar el Paisaje, exposición de Rosario López, hace uso de dos historias diferentes para escenificar una narración al unísono sobre las fuerzas que dan forma al paisaje, que lo modifican, construyen o arruinan. Además de incitar a tomar conciencia de estos cambios, el proyecto nos invita a observar a los agentes implicados en estos procesos de transformación y las cuestiones relacionadas con su atención.

Expuesto por primera vez en 2019 en el Museo de Arte Moderno de Pereira y la Fundación Gilberto Álzate Avendaño en Bogotá, Colombia, y fruto de una investigación iniciada en 2017, el proyecto se compone originalmente de tres partes: una serie de fotografías de una fábrica de la industria textil colombiana; una serie de fotografías de un tapiz francés de temática apocalíptica; y una serie de mantas de cuidada superficie con intervenciones de bordados y recortes.

La serie de tapices franceses conocida como Tapices del Apocalipsis (1375-1382)[2] registra, en el tejido, la historia bíblica del apocalipsis en el contexto de la Europa medieval, en el que cualquier idea de una «fuerza mayor» podía adquirir una amplia gama de connotaciones: desde las fuerzas espirituales de las creencias religiosas, hasta las fuerzas geológicas de las transformaciones del paisaje, pasando por las fuerzas de la guerra, de las disputas entre grandes potencias y por los territorios. Las desesperantes escenas de la historia del apocalipsis predicen un futuro de destrucción y caos evidente en sus edificios arquitectónicos, destruidos.

Por otro lado, está la historia de un pasado reciente: una fábrica de la industria textil de San José de Suaitá, perteneciente a la familia Caballero, una familia con gran influencia en la política y con estrechos vínculos con el gobierno, ubicada en el norte de Colombia, y que un día no muy lejano representó un ambicioso y prometedor proyecto (en parte apalancado por la inversión financiera de origen franco-belga), y que ahora se encuentra literalmente en ruinas, ante el cierre de la industria, el abandono del edificio y la dispersión de lo que un día fue una comunidad, que trabajó y vivió allí.

En el entretejido de las historias se hace evidente una yuxtaposición de tiempos, pasados y futuros, y entre sueños utópicos y realidades distópicas: en el lado colombiano de la narración, un proyecto de industrialización que representa la modernización se sintetiza en una fábrica textil… en el lado francés, las huellas de la guerra y las disputas por la dominación (de todo tipo) se sintetizan en una superficie textil que teje la profecía del fin del mundo.

Rosario López, Cordero, 2018, intervención en manta, 156 x 197 cm. Cortesía de la artista y galería Marli Matsumoto
Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso
Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso

Complementando ambas historias, Rosario se queda en el lenguaje de las telas para explorar una nueva esfera: las mantas se contraponen a las fotografías y puntúan el espacio de la galería con su materialidad. Las mantas de Rosario, usadas y viejas, tienen una textura acentuada por las vetas del tejido, que recorren la superficie como el agua de un río, y de ellas brotan montañas, mapeos de una topografía accidentada.

La unión metafórica de esos sonidos ambiente y del agua se impregnan en el material poroso de las mantas mediante bordados realizados con hilos de oro y plata y llevan de forma poética la riqueza del páramo de San Turban, una de las mayores reservas naturales de Colombia. Aquí se contraponen dos universos: el paisaje no construido (comúnmente llamado «natural») de montañas, ríos y relieves, se encuentra con los entornos construidos por la fuerza humana, las estructuras diseñadas para protegernos a diversas escalas, desde los edificios hasta las más simples mantas en las que envolvemos nuestro propio cuerpo.

Al pensar en el territorio, y observar la variación de escalas entre la protección de lo macro y lo micro, es imposible no reflexionar sobre la situación que nos rodea: actualmente Brasil concentra el mayor número de personas en situación de miseria que ha presentado en la última década[3] y se estima que 32 mil personas viven actualmente en la calle de la ciudad de São Paulo, número que ha aumentado más del 30% en los últimos tres años.[4] La precariedad de vivir en la mayor metrópoli de América Latina (y de todo el hemisferio sur) es incoherente y discrepante. El cuidado, que en las ciudades tiene que ver tanto con la arquitectura como con el tejido social, parece descuidado en toda su extensión. En la exposición de Rosario López, es necesario posar la mirada – prestar atención a los detalles y a los matices- en las mantas, las mismas que caen sobre los cuerpos más desprotegidos y despreciados de nuestra sociedad.

Al igual que la fábrica textil colombiana, es Brasil el que ahora parece un proyecto de progreso (iniciado ya un poco sin forma) que se encuentra con una realidad distópica. No es de extrañar: una «cuna del desarrollo» construida en función de una historia de explotación y abuso a través de la colonización tiene que mostrar la otra cara de la modernidad.

Si el llamado «progreso» que construye las grandes ciudades es tan comúnmente visto como el epítome de las virtudes humanas y el «desarrollo», es interesante contrastar tales cualidades con las palabras del teólogo Leonardo Boff, para quien «la esencia humana no se encuentra tanto en la inteligencia, la libertad o la creatividad, sino básicamente en el cuidado». El cuidado es, de hecho, el verdadero soporte de la creatividad, la libertad y la inteligencia».[5]  En los objetos construidos por Rosario para Tapizar el Paisaje, el fieltro, protector, se convierte en el soporte de la creación.

Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso
Rosario López, Fábrica de tejidos San José de Suaita, impresión sobre papel Hahnemühle, 33 x 50 cm. Cortesía de la artista y galería Marli Matsumoto

Además de los tres elementos iniciales de Tapizar el Paisaje -las fotografías en color de los tapices de Angers, las fotografías en blanco y negro de la fábrica colombiana en ruinas y las mantas intervenidas por la artista-, la exposición en la galería Marli Matsumoto muestra de primera mano dos nuevos elementos del proyecto, análogos, pero de proporciones opuestas.

Respondiendo al espacio de la galería, una nueva serie de pequeñas esculturas mezclan metal, hilos y telas para construir estructuras que aluden a la topografía accidentada, asemejándose a pequeñas maquetas, que se disponen en estanterías en otra sala del espacio, donde también se encuentran las series fotográficas. Avanzando hacia el jardín, una gran estructura de fieltro -una estructura textil similar a la de las mantas- forma una gran roca de tal grandeza que se adueña del espacio que la rodea y no pasa desapercibida.

Estos nuevos desdoblamientos, al igual que las mantas, revelan un esfuerzo por explorar lo háptico, como bien señala el investigador Stephen Zepke al describir la obra de López. Se trata de una exploración de las sensaciones visuales y textiles que nos remite a lo que es y se puede tocar: desde las maquetas, llenas de texturas, cuidadosamente guardadas en estanterías, hasta la topografía de la roca, a la intemperie, e incluso los cuerpos humanos, igualmente necesitados de protección y cuidado. Parece que hay alguna conexión entre los márgenes del relieve y los marginados de los espacios que habitamos en la ciudad, en la sociedad y en la dinámica de los poderes geopolíticos.

Más allá de la mera cartografía o el reconocimiento de los territorios, Tapizar el Paisaje parece proponer que pensemos en las formas de cuidar un espacio determinado, ya sea un territorio, un cuerpo o una materia. Desde el cuerpo más pequeño, protegido por una cubierta, hasta las estructuras ruinosas más monumentales, el juego de escalas de Rosario parece preguntar: ¿cómo se aplicaría la ética del cuidado a un paisaje en su conjunto?

En las dos series de fotografías, el derrumbe arquitectónico parece dialogar con la sensación general de decadencia de la actualidad. El conjunto de obras de toda la exposición, a su vez, parece navegar por toda una época: entre el pasado prometedor, la realidad dudosa y el futuro distópico del Antropoceno, esta era geológica caracterizada por el considerable impacto de los humanos y sus formas de organización social en la alteración del destino de todo el planeta.

Sin embargo, ante tal predicción de un futuro distópico, vale la pena volver a las ideas del teólogo Leonardo Boff para recordar que la organización mundial actual, cuyas ruinas parecemos presenciar tanto física como socialmente, es sólo uno de los mundos posibles.[6]


[1] Leonardo Boff en Saber Cuidar: Ética de lo Humano, Compasión por la Tierra, 2017.

[2] La Tapicería del Apocalípsis se enccuentra en una de las galerias del Museo de Tapicería de Angers, en el Castillo de Angers, Francia.

[3] Esta situación está empeorando en proporciones exponenciales debido al actual contexto sociopolítico y económico. En 2021, Brasil ya tenía más de 27 millones de personas en esta situación (de miseria), según un artículo del periódico Folha de Sao Paulo del 1 de febrero de 2021. https://www1.folha.uol.com.br/internacional/es/economia/2021/02/brasil-comienza-2021con-mas-pesonas-en-la-extrema-pobreza-que-hace-una-decada.shtml.

[4] Según un censo realizado por el ayuntamiento y detallado por el Diario Nexo el 25 de enero de 2022. https://www.nexojornal.com.br/expresso/2022/01/24/A-mudan%C3%A7a-no-perfil-da-popula%C3%A7%C3%A3o-em-situa%C3%A7%C3%A3o-de-rua-em-SP

[5] Leonardo Boff en Saber cuidar: ética de lo humano, compasión por la tierra, 2017.

[6] También en Saber cuidar (2017), Leonardo Boff sostiene que «más que al fin del mundo estamos asistiendo al fin de un tipo de mundo», al hablar de cómo «[e]nfrentamos una crisis generalizada de civilización. Necesitamos un nuevo paradigma de convivencia que establezca una relación más beneficiosa con la Tierra e inaugure un nuevo pacto social entre los pueblos en el sentido de respeto y preservación de todo lo que existe y vive. Sólo a partir de esta mutación tiene sentido pensar en alternativas que representen una nueva esperanza».

Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso

FORÇAS INVISÍVEIS QUE ESCULPEM A PAISAGEM

Por Alexia Tala


“…não descobriram ainda a Terra como objeto de cuidado, de uma política coletiva de salvação terrenal. Para cuidar do planeta precisamos todos passar por uma alfabetização ecológica e rever nossos hábitos de consumo. Importa desenvolver uma ética do cuidado.”1

Leonardo Boff


Tapizar el Paisaje, de Rosario López, faz uso de duas históriasdiferentes para encenar uma narrativa uníssona sobre as forças que moldam a paisagem – que a modificam, constroem ou arruínam. Para além de despertar a consciência sobre tais mudanças, o projeto convida a observar os agentes envolvidos nestes processos de transformação e as questões relacionadas ao seu cuidado. Fruto de uma pesquisa iniciada em 2017, e exposto pela primeira vez em 2019 no Museo de Arte de Pereira e na Fundação Gilberto Álzate Avendaño em Bogotá, Colômbia, o projeto é originalmente composto de três partes: uma série de fotografias de uma fábrica da indústria têxtil colombiana; uma série de fotografias retratando uma tapeçaria francesa de tema apocalíptico; e uma série de cobertores de feltro cuidadosamente trabalhados com bordados e recortes.

De um lado, a história contada pela série de tapeçaria francesa conhecida como Tapeçaria do Apocalipse (1375–1382)2. Em sua trama, a sequência de painéis registra a história bíblica do apocalipse no contexto da Europa medieval, onde qualquer ideia de ‘força maior’ poderia assumir um amplo leque de conotações – das forças espirituais de crenças religiosas às forças geológicas de transformações da paisagem, até as forças de guerra, das disputas entre grandes poderes e por territórios. Cenas desesperadoras da história do apocalipse prevêem um futuro de destruição e caos evidente em suas construções arquitetônicas, destruídas. Do outro lado, a história de um passado recente: uma fábrica da indústria têxtil de San José de Suaitá, pertencente à família Caballero – de ampla influência política e muito próxima ao governo, instalado no norte da Colômbia –, e que outrora representara um projeto ambicioso e promissor (parcialmente alavancado pelo investimento financeiro franco-belga), mas hoje mostra-se literalmente em ruínas, com o fechamento da indústria, o abandono do edifício, e a dispersão do que um dia fora uma comunidade, que ali trabalhava e convivia.

Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso

No entrelaçar das histórias, fica evidente uma justaposição de tempos, passado e futuro, e de sonhos utópicos e realidades distópicas: no lado colombiano da narrativa, um projeto de industrialização representando a modernização é sintetizado em uma fábrica de tecidos. No lado francês, rastros de guerra e disputas por domínio (de todos os tipos) são sintetizados em uma superfície têxtil que tece a profecia do fim do mundo.

Complementando ambas as histórias, Rosário mantém-se no campo da linguagem dos tecidos para explorar uma nova esfera: cobertores contrapõem-se às fotografias e pontuam o espaço da galeria com sua materialidade. Usados e velhos, os cobertores de Rosario, têm a textura acentuada por veios galgados no tecido, que correm pela superfície como a água de um rio. Deles brotam montanhas, mapeamentos de uma topografia acidentada. A união metafórica destes sons ambientais e hídricos é impregnada no material poroso das mantas por meio de bordados de fios de ouro e prata, transmitindo poeticamente a riqueza do Páramo de San Turban, uma das maiores reservas naturais da Colômbia. Aqui, dois universos se encontram: a paisagem não construída (comumente chamada de ‘natural’) das montanhas, rios e relevos encontra os ambientes construídos pela força humana, as estruturas arquitetadas para nos proteger em várias escalas, desde os prédios até as mais singelas mantas em que embalamos nossos próprios corpos.

Ao pensar o território, e observar a variação de escala entre a proteção do macro e do micro, é impossível não refletir sobre a situação que nos circunda: atualmente o Brasil concentra o mais alto número de pessoas em situação de miséria já apresentado na última década.3 Estima-se que 32 mil pessoas estejam em situação de rua na cidade de São Paulo atualmente, um número que aumentou mais de 30% nos últimos três anos.4 A precariedade do habitar na maior metrópole da América Latina (e de todo o hemisfério sul) é incoerente e discrepante. O cuidar, que em cidades refere-se tanto à arquitetura quanto ao tecido social, parece negligenciado em todas as proporções possíveis. Na exposição de Rosario López, é preciso pousar o olhar – atentar-se às minúcias e nuances – nos mesmos cobertores que recaem sobre os corpos mais desprotegidos e desconsiderados da nossa sociedade.

Tal qual a fábrica de tecidos colombiana, é o Brasil que, hoje, parece um projeto de progresso (iniciado já um tanto disforme) que vai de encontro a uma realidade distópica. Não é de se surpreender: um ‘berço de desenvolvimento’ construído nos termos de um histórico de exploração e abuso pela colonização há de mostrar a outra face da modernidade. Se o dito ‘progresso’ que constrói grandes cidades é tão comumente visto como a epítome das virtudes e do ‘desenvolvimento’ humano, é interessante contrapor tais qualidades às palavras do teólogo Leonardo Boff, para quem “a essência humana não se encontra tanto na inteligência, na liberdade ou na criatividade, mas basicamente no cuidado. O cuidado é, na verdade, o suporte real da criatividade, da liberdade e da inteligência.”5 Nos objetos construídos por Rosario para Tapizar el Paisaje, o feltro, protetor, torna-se suporte da criação.

Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso

Além dos três elementos iniciais de Tapizar el Paisaje, as fotografias coloridas das tapeçarias de Angers, as fotografias em preto e branco da fábrica colombiana em ruínas e os cobertores trabalhados pela artista, a exposição de 2022 na Marli Matsumoto Arte Contemporânea mostra em primeira mão dois novos elementos do projeto – análogos, mas em proporções contrárias. Respondendo ao espaço da galeria, uma nova série de pequenas esculturas combina metal, fios e tecidos para construir estruturas que aludem a topografias acidentadas, assemelhando-se a pequenas maquetes organizadas em prateleiras na segunda galeria do espaço, onde encontram-se também as séries fotográficas. Avançando para o jardim, uma grande estrutura de feltro – estrutura têxtil semelhante à das cobertas – forma um grande rochedo de tamanha grandeza que toma conta do espaço ao seu redor e não passa despercebida.

Estes novos desdobramentos, assim como os cobertores, revelam um esforço em explorar o háptico, como bem nota o pesquisador Stephen Zepke ao descrever a obra de López. Trata-se de uma exploração das sensações visuais e têxteis que nos remete ao que é tocável: das maquetes, cheias de texturas, cuidadosamente mantidas nas prateleiras, à topografia do rochedo, ao relento, e até os corpos humanos, igualmente carentes de proteção e cuidado. Parece haver ali alguma conexão entre as margens do relevo e aqueles que ficam à margem dos espaços que habitamos na cidade, na sociedade, e na dinâmica de poderes geopolíticos.

Transcendendo o ponto de meramente mapear ou reconhecer territórios, Tapizar el Paisaje parece propor que se pense nas formas de se cuidar de um devido espaço – seja ele território, corpo ou matéria. Do menor corpo, protegido por uma coberta, às mais monumentais estruturas em ruínas, a forma com que Rosario joga com as escalas parece perguntar: como se aplicaria a ética do cuidado a uma paisagem por inteiro?

Nas duas sequências de fotografias, o colapso arquitetônico parece dialogar com o senso geral de decadência da atualidade. O conjunto de obras da exposição como um todo, por sua vez, parece navegar por toda uma era, entre o passado promissor, a realidade dúbia, e o futuro distópico do Antropoceno: esta era geológica caracterizada pelo enorme impacto dos seres humanos e suas formas de organização social na alteração do destino de todo o planeta.

Diante de tal previsão de futuro distópico, porém, vale retornar às ideias do teólogo Leonardo Boff para sermos lembrados de que a atual organização do mundo, cujas ruínas parecemos presenciar tanto física quanto socialmente, é apenas um dos mundos possíveis.6

Vista de la exposición “Tapizar el paisaje”, de Rosario López, en la galería Marli Matsumoto, São Paulo, 2022. Foto: Ana Pigosso

1. Leonardo Boff em Saber Cuidar: Ética do Humano, Compaixão pela Terra, 2017.

2. A Tapeçaria do Apocalipse se encontra em uma das galerias do Museu de Tapeçaria de Angers, em Castillo de Angers, França.

3. Situação que vem piorando em proporções exponenciais devido ao atual contexto sócio-político e econômico. Em 2021, o Brasil já concentrava mais de 27 milhões de pessoas nesta situação (de miséria), conforme artigo da Folha de São Paulo do dia 1 de fevereiro de 2021. https://www1.folha.uol.com.br/internacional/es/economia/2021/02/brasil-comienza -2021con-mas-pesonas-en-la-extrema-pobreza-que-hace-una-decada.shtml.

4. Conforme um censo realizado pela prefeitura da cidade e detalhado pelo Jornal Nexo em 25 de janeiro de 2022. https://www.nexojornal.com.br/expresso/2022/01/24/A-mudan%C3%A7a-no-perfil-da-popula%C3%A7%C3%A3o-em-situa%C3%A7%C3%A3o-de-rua-em-SP

5. Leonardo Boff em Saber Cuidar: Ética do Humano, Compaixão pela Terra, 2017.

6. Ainda em Saber Cuidar (2017), Leonardo Boff defende que “mais que o fim do mundo, estamos assistindo ao fim de um tipo de mundo”, ao discorrer sobre como“ enfrentamos uma crise civilizacional generalizada. Precisamos de um novo paradigma de convivência que funde uma relação mais benfazeja para com a Terra e inaugure um novo pacto social entre os povos no sentido de respeito e de preservação de tudo o que existe e vive. Só a partir desta mutação faz sentido pensarmos em alternativas que representem uma nova esperança.”


Tapizar el paisaje, de Rosario López, se presenta del 8 de octubre al 19 de noviembre de 2022 en la galería Marli Matsumoto, Rua João Alberto Moreira, 128, São Paulo, Brasil.

También te puede interesar

Ofelia Rodríguez, Paisaje flotando con cuernos, 1993. Técnica mixta sobre lienzo, 170 x 210 cm. Cortesía: Instituto de Visión, Bogotá

OFELIA RODRÍGUEZ: HABLAR EN SUEÑOS

A lo largo de su recorrido artístico, Ofelia Rodríguez (1946–2023) creó un extenso corpus de pinturas, esculturas, dibujos y grabados que revelan un mundo personal donde los recuerdos de la infancia y las tradiciones...