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SALÓN DE ARTES VISUALES DE COSTA RICA

El Museo de Arte Costarricense presenta la tercera edición del Salón Nacional de Artes Visuales, un espacio de valorización y visibilización de la producción artística contemporánea de Costa Rica. Este año, el evento abarca las categorías bidimensional, tridimensional y otros medios, continuando con la línea de trabajo de las ediciones anteriores, y con la intención de alejarse de la división por técnicas que funcionaba tradicionalmente.

La exposición reúne 66 obras de 62 artistas seleccionadas por un jurado conformado por María José Chavarría (curadora del MAC), Roberto Guerrero (artista e investigador independiente) y Ana Muñoz (directora de la Facultad de Imagen de la Universidad Veritas).

Ivanna Yujimets, Lechuguitas, acuarela sobre papel, 2019; Tía Flori no me suelte la manito 1 y 2, acrílico sobre tela, 2022. Cortesía: MAC Costa Rica

Ivanna Yujimets fue premiada en la categoría bidimensional del Salón por tres obras pictóricas que recuperan y reimaginan situaciones personales en las que logra desplazar y, a la vez, homologar sus propias vivencias con las imágenes del Mago de Oz y de Judy Garland.

La artista explica que su obra “se centra en la creación de personajes, ficciones de la vida real que toman como eje principal el retrato para explorar lo ominoso, la incertidumbre y la soledad”.

La sobreposición de recuerdos y la reinvención fantástica junto a una sedimentación de los afectos se trasladan a un minucioso trabajo de veladuras sutiles, creando muchas capas por medio de la acuarela y el acrílico, de modo que el trabajo pictórico se asimila al de la memoria, según destaca el jurado.

En la categoría tridimensional se reconoció a Emmanuel Zúñiga por su obra La pecera, una instalación que juega con las asociaciones enigmáticas para que el espectador construya el sentido mediante su interpretación al penetrar en la instalación, observar la figura principal y relacionarla con el texto propuesto. La representación de lo humano, en una escena siniestra depende de la maquinaria para prevalecer y seguir existiendo, en agonía, al margen de su entorno. Se convoca al progreso, al gusto y a Duchamp.

“Máquinas y sistemas de control le permiten dormir en paz, y pastillas le aflojan los músculos para el sueño”, dice el texto escrito por el artista. “Se cubre el rostro y se encierra para que nadie lo interrumpa; su propia exhalación es el mejor clima para perpetuarse. En su trono inquebrantable descansa el progreso humano. Una pieza de museo que sabe a gloria y buen gusto en un mundo infinito pero insuficiente. Duchamp está orgulloso de nosotros”. ¿Será que, en la gran pecera de cristal quebrado, bajo una luz puntual se interroga poética y críticamente a la cultura y a la funcionalidad de su institucionalidad museística?

Emmanuel Zúñiga, La pecera, instalación, 2022. Cortesía: MAC Costa Rica


Andrés Murillo recibió el premio en la categoría Otros Medios por su obra Rojo sobre rojo, una intervención pictórica sobre una pared del Museo en la que se encuentra una reproducción de la obra El Portón Rojo de Teodorico Quirós, que es parte de la colección del MAC. Consiste en una plasta roja de dimensión mural con la palabra inglesa “SIR” (señor), en vaciado blanco, que violenta a la icónica pintura de Quirós.

El artista se apropia de la identidad gráfica de una popular cadena de tienda de ropa de bajo costo, cuyos establecimientos comerciales, según su criterio, se han viralizado en el centro la ciudad de San José, y han impuesto su presencia en el entorno urbano, afectando patrimonio arquitectónico del país y generando contaminación visual.

El acto de sobreimpresión de la materia roja sobre El Portón Rojo y la palabra “SIR”, de manera irónica, constituye un desplazamiento simbólico. La violencia al entorno urbano y patrimonio se instala sobre la obra artística que representa al baluarte de la colección artística del Estado costarricense.

El artista se manifiesta reactivamente en contra la jerarquía que tiene el capital económico extranjero en el país, y en contra de la ambigüedad de las autoridades ante el deber de aplicar la reglamentación existente para resguardar la cultura del país.

Andrés Murillo, Rojo sobre rojo, intervención sobre pared, 2022. Cortesía: MAC Costa Rica

Las tres menciones otorgadas por el MAC en el Salón Nacional de Artes Visuales son para Colectivo Hapa (Ana Matteucci, Jennifer Karczynski y Karen Olsen), Renán Calvo y José Rosales.

Chinese plating, de Colectivo Hapa, es una serie de fotografías en la que “desarrollan un proceso auto etnográfico para aportar desde lo personal-político a la problematización de los discursos hegemónicos sobre la feminidad, la genealogía y la pretendida etnicidad blanca y homogénea costarricense”.

Las artistas instrumentan la técnica y estética del “chinese plating”, o emplatado chino, para crear narrativas visuales híbridas acerca de las identidades étnica, cultural y de género, mediante una serie de decoraciones realizadas con alimentos. Más allá de las fotografías, las artistas valoran el proceso de trabajo conjunto, de compartir vivencias, afectos y tradiciones entre mujeres de “diáspora mixta”, chinas y centroamericanas.

Colectivo Hapa (Ana Matteucci, Jennifer Karczynski y Karen Olsen), Chinese plating, fotografía, 2021. Cortesía: MAC Costa Rica

El artista Renán Calvo presenta una escultura representativa de la figura del Uséköl. Según el artista, en bribri ese término designa a “una especie de médico y líder espiritual” de gran importancia en las culturas indígenas bribri y cabécar, “que se encarga de contener grandes males que afectan a la comunidad y amenazas colectivas, como las epidemias”.

Conceptualmente, en estos tiempos pandémicos la obra remite al anhelo de una instancia sanadora; a la vida misma. Dado que, según las creencias, ese personaje se puede presentar a la comunidad como humano o animal, el artista decide interpretarlo formalmente mediante una figura que mezcla rasgos humanos con los de un jaguar. Además, en el trabajo escultórico se diferencia una parte interna del ser con otra externa, y se inspira en un juego de planos y aristas propios del arte precolombino costarricense.

Renán Calvo, Uséköl, talla directa en madera, 2022. Cortesía: MAC Costa Rica

La instalación Museo de Historia Artificial de José Rosales surge de sus reflexiones sobre el extractivismo colonial y sus efectos. Tras comparar las colecciones del Museo de Ciencias de Londres y del Museo de Ciencias Naturales La Salle en San José, observa críticamente la supuesta visión neutral de la naturaleza por parte de los museos; concluye que el extractivismo colonial ha creado toda una serie de falsedades, y luego construye su propia colección de Historia Artificial mediante la creación de criaturas fantásticas ensambladas a partir de figuras que consigue a nivel comercial.

El artista explica que “formas de vida nunca vistas y las asociaciones entre ellas sirven como metáfora de la calidad artificial de las colecciones de historia natural”, por lo que propone “una ficción especulativa que desestabiliza la construcción oficial del concepto de naturaleza”.

Esta ficción, además, permite reflexionar sobre la existencia, visibilización y control de los cuerpos extraños. Desde la fantasía, examina la diferencia y la pone en un orden natural.

José Rosales, Museo de Historia Artificial, instalación, 2022. Cortesía: MAC Costa Rica

SALÓN DE ARTES VISUALES DE COSTA RICA 2021-2022

Museo de Arte Costarricense, C. 42, Sabana, San José, Costa Rica

Del 5 de mayo al 7 de agosto de 2022

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