ELIZABETH ROBLES: UNA GOTA EN EL MONTE
¿Cuánto tiempo toma construir un monte? Elizabeth Robles (Puerto Rico, 1960) nos lanza esta pregunta en su más reciente instalación, Una gota en el monte, que combina ‘arte tierra’, escultura, cianotipos y encáustica para tejer un relato sobre la urgencia ecológica y la historia compartida de la condición ancestral de migrantes en el Caribe.
Robles nació y se crio en un pueblo costero al noroeste de la isla de Puerto Rico. Desde niña tuvo contacto directo con el río Camuy y sus cuevas, uno de los sistemas de cavernas más caudalosos de nuestro planeta; las abundantes y altas dunas costeras en las que se desplazaba cuando niña ya casi han desaparecido. Probablemente las experiencias sensibles con la naturaleza en su infancia impulsan su interés por lo matérico y el arte tierra.
Fue durante una residencia en Casa Silvana, un espacio rural para el arte contemporáneo y afrodescendiente fundado por el artista-curador Edwin Velázquez Collazo en el barrio Mambiche Prieto, en Humacao, que surgieron el primer borrador y los primeros dibujos de esta instalación, que ha sido descrita como una mitología antillana.
“Tuve el primer encuentro con una gota de agua mientras dibujaba las paredes de Casa Silvana desde una escalera al colocar junto a un abanico de pared un dibujo de un murciélago. La gota apareció desde la sencillez al trazar un punto, un óvalo y un círculo en una de las paredes mientras instalaba Jardinera”, comenta la artista para referirse más ampliamente a “la importancia de cada gota, del agua del monte en nuestra isla, que posee tantos cuerpos de agua, pero enfrenta mayores problemas con cada sequía”.
Luego que le curadore Arnaldo Rodríguez Bagué visitara la instalación Jardinera, invita a Robles a presentar el mito Una gota en el Monte en Burning House, su residencia y espacio urbano que ha activado para su proyecto curatorial Caribbean-Yet-To-Come, en Hato Rey, Puerto Rico. Para Rodríguez, “esta instalación es un abismo rosado en el que es posible presenciar un estado anímico de un mundo insular trastocado, como si la Tierra estuviera a punto de desaparecer o, por el contrario, acaso, el agua y el monte fueran lo único para un reinicio”.
“Hay que tocar la tierra para vivir”, comenta Robles, para proponerle a Rodríguez Bagué construir un monte en su casa. La artista recorre el centro y las costas de la isla cargando con pico, palas y recipientes, sin un rumbo previsto, y regresa a su casa-taller con barros, piedras y caracoles que el viaje le regala. “Vengo desde hace muchos años visitando nuestras cuevas, los mangles y los ríos, recogiendo piedras por toda la isla; salgo junto a Manuel Negrón, mi compañero. Siempre salimos dispuestos a demorarnos y perdernos en el camino, hasta dar con los barros”.
Caribbean-Yet-To-Come es una iniciativa curatorial que aborda diversidad de prácticas artísticas y sus desplazamientos en el territorio colonial puertorriqueñe. Para Rodríguez Bagué este reiniciar de mundos insulares es su fabular un sentido antillano que busca (re)mitologizar las transformaciones por venir de la geografía archipelágica de Puerto Rico y el Caribe.
Para fechas y ubicación, enviar un mensaje a @caribbeanyettocome
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