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JOSÉ RUIZ. UN ARCHIVO PARA TIEMPOS FUTUROS

José Ruiz nació el 7 de agosto de 1994, día de la posesión presidencial de Ernesto Samper. Su madre guardó las revistas que se publicaron ese día como un registro del momento histórico, tanto del lugar, como de las circunstancias en las que su hijo llegaba al mundo. Estas revistas fueron el germen inconsciente de lo que posteriormente para el artista se convertiría en una pulsión archivística: buscar documentación vinculada con la historia política, el arte, el cine, la fotografía, la arquitectura y la gráfica popular, que haya circulado masivamente en multiplicidad de medios y formatos.

Estos procesos de búsqueda lo han llevado a desarrollar una práctica artística que conjuga una serie de estrategias: búsqueda documental, viajes y entrevistas, con el propósito de desarrollar un trabajo de campo amplio sobre una idea específica, en el caso de sus dos proyectos más recientes, las campañas presidenciales.

Como un arqueólogo del tiempo presente, Ruiz recolecta periódicos y carteles políticos, diversos tipos de propaganda impresa, frases clichés y eslóganes de campañas. Con este material desarrolla proyectos que conjugan diversos componentes: archivo, instalación, intervenciones in situ, producción editorial, entre otros, para plantear reflexiones sobre “situaciones de actualidad” de forma compleja. 

Esta metodología de trabajo está detrás de dos proyectos relacionales que funcionan como las caras de una misma moneda: Los grandes días están por venir e Inversión publicitaria. Ambos indagan alrededor de varias preguntas: ¿cómo se entiende la democracia hoy?, ¿cómo se narra la historia del poder? y ¿qué significan hoy las imágenes que ha dejado su disputa a lo largo de los años? Partiendo de una situación de “actualidad”, las elecciones presidenciales del 2022, el artista nos invita a repensar las imágenes producidas durante los últimos 70 años de campañas presidenciales y lo que comunican, vinculando la historia personal de cada visitante en la trama de una historia política que se construye desde muy diversas perspectivas y sensibilidades.

Vista interior del contenedor de «Los grandes días están por venir», de José Ruiz, Espacio El Dorado, Bogotá, 2022. Cortesía del artista

Vista interior del contenedor de «Los grandes días están por venir», de José Ruiz, Espacio El Dorado, Bogotá, 2022. Cortesía del artista
Vista fachada exterior del contenedor de «Los grandes días están por venir», de José Ruiz, Espacio El Dorado, Bogotá, 2022. Cortesía del artista

Los grandes días están por venir se desarrolla en el Espacio El Dorado en la ciudad de Bogotá. Se trata de una instalación compuesta por desechos de publicidad política, desde Rojas Pinilla hasta la de las contiendas electorales del 2022. Esta documentación se despliega en un contenedor que hace las veces de sala de exposición, pero su disposición es la de un archivo expandido, que se apodera de las paredes, ventanas y el piso del espacio. Incluye también una colección de retratos de expresidentes a ras del piso como un guiño a la acción que se repite cada cuatro años de desmontar los retratos del saliente presidente de todas las oficinas e instituciones de la nación. Los retratos fueron intervenidos con una frase en serigrafía que decía: “Existió un gobierno en el que hubo progreso, libertad y justicia, existió un gobierno distinto”.

Esta última frase no se puede desligar de la que da nombre al proyecto, Los grandes días están por venir, que señala de forma sarcástica la permanente desilusión que representan las imágenes que hacen parte constitutiva de la forma como se ha construido fácticamente el estado fallido que es Colombia. La reunión de desechos publicitarios de campañas políticas, principalmente impresos como carteles, periódicos de propaganda, volantes, pero también de algunos otros elementos como llaveros, camisetas, vallas, pines, entre otros, se aglutinan en un “archivo basura” que reúne lo que fue pensado como efímero: la publicidad política.

En este proyecto, José Ruiz se vale del archivo como un territorio de escrutinio de la historia política. Esto es posible porque el archivo, al vincular elementos fragmentados o dispersos, determina un “sistema o una sincronía de elementos seleccionados previamente en la que todos ellos se articulan y relacionan dentro de una unidad de configuración predeterminada.”[1] En este sentido, al reunir la basura publicitaria de diversas campañas, activa un sistema discursivo que establece nuevas relaciones de temporalidad entre el pasado, el presente y, desde luego, el futuro.

Este depósito de desechos electorales se plantea como un contra-archivo, primero, porque lo que contiene no pretende ser conservado, lo que hace es reunir para desestabilizar, invitándonos a interactuar con los documentos, recordar episodios vinculados a los gobiernos, preguntarnos por la historia o ponernos de cara frente a su desconocimiento. Segundo, porque no establece una forma de sistematización o categorización específica, sino que simplemente reúne imágenes-texto que nos remiten a acontecimientos políticos, históricos, culturales y sociales, que no plantean una lectura lineal, sino por el contrario múltiples interpretaciones en los cruces entre las memorias colectivas e individuales que suscitan las imágenes.

Vista de sala de «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista
Vista de sala de «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

Inversión publicitaria tiene lugar de forma paralela en la Galería Paul Bardwell del Colombo Americano en la ciudad de Medellín, funcionando como el lado B de Los grandes días están por venir. Concebido bajo la misma lógica, Ruiz continúa trabajando con los desechos de publicidad política pero, en este caso, da protagonismo a algunos carteles propagandísticos. El artista reunió carteles desde el Frente Nacional[2] hasta la fecha, los dispuso de forma invertida y los intervino con sílabas realizadas en una impresión digital sobre off set, con las que se forma la frase: “Toda campaña política implica una inversión publicitaria importante”.

Los retratos invertidos de quienes han detentado el poder desmantelan el carácter simbólico y estático al que aspiran dichas imágenes. El énfasis en su carácter propagandístico queda expuesto como una invitación a revisar las diversas narrativas que las atraviesan. Por otra parte, la sencillez del soporte y la simpleza del montaje contrastan y potencian lo que se está señalando. La manera en que el artista utiliza el material de archivo da cuenta de una decisión deliberada, de una práctica artística que se reúsa a la grandilocuencia y que, por el contrario, con pocos recursos materiales logra plantear las reflexiones que le interesan.

Esta forma de trabajar lo vincula a una tradición de larga data dentro de la historia del arte contemporáneo en la que, por medio de los impresos, varios artistas han desarrollado un tipo de práctica que rehúye de la categoría de “obra” única, en la que la palabra y el lenguaje son protagonistas, en la que la disposición de las letras sobre la superficie, la elección de los soportes, la diversidad de las tipografías y desarrollo del diseño gráfico pensado para cada proyecto añaden elementos semánticos que refuerzan el significado de cada pieza, muchas de las cuales son regaladas al público o puestas en circulación de forma múltiple[3].

Vista de sala de «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

Vista de sala de «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

En su conjunto el proyecto reflexiona sobre el simulacro de la contienda política, es decir, cómo la forma prevalece sobre el contenido. Esto se refuerza con frases extraídas de campañas políticas, escritas con papel carbón y plantillas en las paredes de la sala de exposición, las cuales quedan como fondo de los carteles propagandísticos invertidos e intervenidos: “progreso, libertad y justicia”, “un mandato claro”, “un gobierno justo”, “defendamos la democracia”, “por un futuro brillante”, “construiremos las bases de una gran nación”, “somos mayoría”, “un gobierno para este siglo”, “menos impuestos, más trabajo”, “mejoraremos la economía”, “acabaremos la corrupción”, “lucharemos por la paz”, “la esperanza de cambiar al país”, entre otras.

No es posible distinguir ideológicamente a qué campaña pertenece cada enunciado, cada uno de ellos está vaciado de su contenido e instrumentalizado como propaganda. Las frases evidencian lugares comunes de discursos en muchos casos opuestos. A su vez, dejan constancia de la pervivencia de unas formas que se repiten cada cuatro años, así se nos presenten como consignas del tiempo presente.

De forma no premeditada, la humedad del clima de la ciudad de Medellín hizo que las letras realizadas con papel carbón sobre la pared empezaran a desvanecerse. Este hecho resultó en una metáfora inesperada de lo que en muchas ocasiones han terminado las promesas de las campañas políticas en Colombia: esfumándose.

Inversión publicitaria incluye también un pequeño archivo de revistas cuyas portadas dan cuenta de cómo algunos medios registraron las diversas tomas de poder de algunos expresidentes; el aire esperanzador de algunas contrasta con los hechos que devinieron después.

José Ruiz, acción in situ durante «Los grandes días están por venir», Espacio El Dorado, Bogotá, 2022. Cortesía del artista

José Ruiz, acción in situ durante «Inversión publicitaria», Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

Revistas y postales parte del proyecto «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

Una de las postales entregadas al público durante la acción in situ «Inversión publicitaria», de José Ruiz, Galería Paul Bardwell, Colombo Americano, Medellín, 2022. Cortesía del artista

Tanto Los grandes días están por venir como Inversión publicitaria están acompañados por una acción in situ, en la que el artista, con una máquina de escribir, interviene postales con los retratos de expresidentes, las cuales son entregadas a los visitantes de acuerdo a su fecha de nacimiento. Ruiz mecanografía sobre cada postal algún hecho de la historia política que haya acontecido en el mandato del expresidente que corresponda al año de nacimiento del visitante. El leitmotiv de la acción es: “Yo nací el (…), durante el gobierno de (…) cuando en el país (…)”. Esta acción pone nuevamente en evidencia los cruces entre las historias personales y colectivas, motivando preguntas y conexiones acerca de los contextos sociales y los procesos políticos en los que nacimos y crecimos, y la forma en que inciden en el presente.

Algo muy interesante que esta latente en ambos proyectos se relaciona con la idea de un archivo en proceso, es decir, un archivo activo. Está claro que estos proyectos se nutren de documentación que se actualiza constantemente, alejándose de la noción de archivo como un complejo físico que guarda, almacena o atesora. Aquí la noción de archivo queda desacraliza; la acumulación de documentos encuentra sentido no tanto en que éstos nos hablan del pasado, sino sobre todo porque proyectan el futuro. El archivo es

un repositorio para el futuro, un punto de partida, no un punto final (…) De ahí que el verdadero archivo dependa del futuro, de lo que está por venir, un proceso en el que el archivo puede recibir lo inesperado, lo no programable, lo no predecible, lo no presentable y no lo representable: una apertura hacia lo desconocido que orienta el archivo hacia actualizaciones e inscripciones venideras. Y ello dentro de una estructura infinita e interminable que hace posible que el archivo reciba nuevas contextualizaciones, recepciones o inscripciones.[4]

Resulta conveniente pensar que ese archivo basura, expandido, desvirtuado, que no quiere ser conservado, se reescribe constantemente, que en la multiplicidad de posibilidades que puede llegar a contener exististe la promesa ‒ya no de campaña‒ de tejer otras historias colectivas e individuales que propicien una narración diferente de la política colombiana. Hoy la coyuntura del país parece avecinar un cambio.


[1] Guasch, Anna María. Arte y archivo, 1920-2010: Genealogías, tipologías y discontinuidades, Ediciones AKAL, Madrid (España), 2011, p 10.

[2] El Frente Nacional “fue una coalición política concretada en 1958 entre el Partido Liberal y el Partido Conservador de la República de Colombia. A manera de respuesta, frente a la llegada de la dictadura militar en 1953, su consolidación en el poder entre 1954 y 1956, y luego de una década de grandes índices de violencia y enfrentamientos políticos radicales, los representantes de ambos partidos, Alberto Lleras Camargo (Partido Liberal) y Laureano Gómez Castro (Partido Conservador), se reunieron para discutir la necesidad de un pacto entre ambos partidos para restaurar la presencia en el poder del bipartidismo”. Ver: El Frente Nacional. Disponible: https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/El_Frente_Nacional

[3] Ver: Maderuelo, Javier. Arte impreso, Ediciones La Bahía, Cantabria (España), 2018.

[4] Ibidem, p. 303


Los grandes días están por venir, Espacio El Dorado, Carrera 4A #26C – 37, Bogotá. Del 22 de abril al 10 julio de 2022.

Inversión publicitaria, Galería Paul Bardwell del Colombo Americano (sede centro), Carrera 45 #53 – 24, Medellín. Del 11 de mayo al 25 de agosto de 2022. Curaduría: Paola Peña

Paola Peña

Medellín, 1985. Socióloga por la Universidad de Antioquia (2009) y Magíster en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca (2012). Trabaja como investigadora, docente y curadora independiente. Ha recibido varias distinciones. Recientemente ha publicado su investigación “Sobre Arte: Carlos Echeverry y el arte correo” (2021), proyecto ganador de la Beca de Investigación en Artes Plásticas del Instituto Distrital de las Artes (IDARTES) (2019); con Juan Bermúdez fueron ganadores del Premio Nacional de Curaduría Histórica de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA) (2017), cuyo resultado fue el libro “Al mismo tiempo: historias paralelas del videoarte en Colombia”; fue ganadora de la Beca en Curaduría (2015) y Crítica de Arte (2014) de la Alcaldía de Medellín; en 2015 fue seleccionada para participar en el programa de formación curatorial de Independent Curators International (Bogotá). En 2014 obtuvo la Beca de Investigación en Artes Visuales del Ministerio de Cultura, publicada en el libro “Nuevas prácticas artísticas contemporáneas: espacios autogestionados en la ciudad de Medellín” (2019). Escritora de varios textos enfocados a enriquecer las discusiones en torno a las prácticas artísticas contemporáneas.

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