JORGE DE LEÓN: CRÓNICAS DEL CAOS
El antecedente de cualquier civilización adquiere su permanencia una vez que puede ser interpretado en su posteridad. Son las lecturas actuales de los hechos las que terminan por definir nuestro conocimiento y apreciación del pasado de manera colectiva o individual. Ya sea para fines estéticos o antropológicos, a lo largo de la historia se han concebido múltiples métodos y oficios para inmortalizar la identidad del ser humano, convirtiendo a la expresión del individuo en un factor intrínseco para capturar el desarrollo existencial de la humanidad. Más allá de las narrativas que puedan generarse a través de la expresión oral y escrita, la expresión estética ha logrado definir con mayor profundidad la verdadera naturaleza humana a través de su historia. Desde la invención de la imagen fotográfica en el siglo XIX, capturar el paso del tiempo ha adquirido una mayor veracidad al presentar una interpretación fiel a los hechos que pretende inmortalizar de manera objetiva.
Dentro del campo de la pintura la representación del objeto y la figura se debe partir de una asimilación de elementos, ya sea de manera vivencial o en dado caso teórica. En el caso de Jorge de León (Guatemala, 1976), la obra se concibe a través de la interpretación de la esencia del momento capturado y sus subjetivas relaciones con la historia de la sociedad y de las múltiples técnicas que han logrado capturar su paso a través del tiempo, creando así un lenguaje personal a partir de la universalidad del azar y los pormenores del supuesto criterio que nos caracteriza como humanos.
La práctica artística de León parte de una premisa de desmoralizar la imagen y el antecedente del que proviene para (re)contextualizarla a través de su propia perspectiva, desarrollando una especie de periodismo pictórico que, más allá de compilar hechos históricos, busca reflejar la naturaleza humana sin los prejuicios impuestos por la sociedad moderna.
En la actualidad, donde el esparcimiento de información es más manipulable que nunca, la interpretación de los hechos ha adquirido una pseudo-democratización que va más allá de un criterio analítico y de un supuesto sentido común para reinventarse en el terreno de la ambigüedad.
Una frase del teórico Joseph Campbell describe de manera tajante este ciclo de consumo de carácter existencial: “Las virtudes del pasado son los vicios del presente. Y mucho de lo que se creía que eran los vicios del pasado son las necesidades de hoy. El orden moral tiene que ponerse a tono con las necesidades morales de la vida real en el tiempo, aquí y ahora”. Tomando esta premisa de la temporalidad en cuenta, ¿a partir de qué momento nuestro sentido de la moralidad interfiere con la información a la que estamos expuestos en el día a día?
La obra de León se manifiesta de manera apartidaria o inclusiva. Sus lienzos representan momentos específicos que, a pesar de poderse apreciar de manera individual, adquieren un carácter más contundente una vez que son interpretados de manera colectiva. Representando metafóricamente al individuo a través de su inclusión en la sociedad, ya sea de su propia localidad o de manera globalizada, la obra de León actúa como un compendio de emociones y sucesos que nos definen como humanos a través de la historia.
Su inquietud proviene de capturar aquello que hace de nuestra cotidianeidad algo inolvidable, aquellos momentos donde cualquier raciocinio deja de figurar en la ecuación y el “realismo mágico” del caos comienza a permear cualquier tipode escenario o contexto.
Si el arte pretende imitar la vida, consecuentemente existen instancias en las cuales se revierte la relación, momentos donde la espontaneidad es suficiente para convertir hasta el más común de los escenarios en algo estimulante. Como el ojo cinematográfico de Luis Buñuel, la perspectiva de León encuentra su dinamismo en la glorificación de lo aparentemente impredecible, aquello que cuestiona toda razón para ser inmortalizado por la ironía de la supuesta realidad que formulamos cada día.
Crónicas del caos, de Jorge de León, se presenta en Gamma Galería hasta el 30 de mayo de 2022. La galería se ubica en C. Colonias 82, Col. Americana, Americana, 44160, Guadalajara, Jal., México
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