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PAZ ERRÁZURIZ: NIÑAS

En más de una ocasión, Paz Errázuriz (Chile, 1944) ha definido su modo de entender la fotografía como la práctica de un autorretrato permanente. Una búsqueda de sí misma en la mirada que le devuelven sus modelos, al tiempo que una exploración incisiva de sus propias obsesiones y miedos a través del cuerpo del otro. Si en algo coinciden todos los que han escrito sobre su trabajo, es en el hecho de que ella no aborda la fotografía desde el lugar distante, pretendidamente objetivo y aséptico, del documentalista o el etnógrafo. Muy al contrario. Frente a la máxima académica de no dejarse contaminar por su objeto de estudio, ella lo abraza fervorosamente y de manera empática para conocerlo en profundidad y hacer posible un diálogo honesto con él. Es en esta relación prominentemente humanista con las personas que retrata donde reconocemos la excepcionalidad de su aportación a la fotografía contemporánea.

La trayectoria de Errázuriz se ha visto marcada de una manera particular por las condiciones y dificultades que le impusieron los tiempos que le han tocado vivir. Un inicio de carrera tardío —un tanto al margen de los caminos ortodoxos, que tal vez la han dotado de una sensibilidad especial por aquellos que se mueven también fuera de la estricta “normalidad”— y que coincide con el inicio de la dictadura militar en Chile. Toques de queda, restricciones y un miedo más que justificado ante una represión salvaje de cualquier oposición o disidencia. Muchas de sus primeras fotografías pasaron años guardadas en un cajón —escondidas— antes de poder mostrarse. A esta forma de censura se une la dificultad de acceder a los medios materiales para el revelado y la impresión, en medio de crisis económicas dominadas por la escasez. Sin embargo, frente a cualquier dificultad, Paz ha mostrado siempre una extraordinaria capacidad de resiliencia.

Revisando sus series fotográficas —antiguas y recientes— nos damos cuenta de que, en ese rastreo incesante, retratando a las gentes invisibles de su país, su mirada se ha detenido con frecuencia, y con una atención particular, en el cuerpo de diversos tipos de mujeres. Mujeres trabajadoras de toda condición; mujeres en la intimidad y en el espacio público; mujeres biológicas y mujeres trans; mujeres sofisticadas, humildes, indígenas, prostitutas… Todas ellas retratadas con la mayor dignidad y respeto —algo que para Paz es indisociable de su práctica artística—, pero nos atreveríamos a decir que también con la máxima ternura y cariño, como reflejo de una política femenina del cuidado.

Paz Errázuriz, Mujeres de Chile, c. 1992, impresiones vintage en gelatina de plata sobre papel, 28 x 35 cm c/u. Ed: 1 + 1 AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá
Paz Errázuriz, Mujeres de Chile, c. 1992, impresiones vintage en gelatina de plata sobre papel, 28 x 35 cm c/u. Ed: 1 + 1 AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá

Su actual exposición en mor charpentier Bogotá está compuesta por cuatro grandes corpus de obra que permiten esbozar los contornos de un asunto tan completamente transversal en la carrera de Paz Errázuriz como es este. Empezando por una serie de retratos titulada precisamente Mujeres de Chile, que constituye por la rareza de estas copias de época un ejemplo excepcional de su modo de trabajo. Estas imágenes, un tanto disparejas en tanto que pertenecen a universos socioculturales muy distintos, enlazan bien con una serie como Niñas, en la que la artista reúne clichés tomados en un paréntesis de más de tres décadas. El denominador común es, en este caso, la ocupación de las protagonistas, todas ellas prostitutas, fotografiadas en burdeles modestos —y a veces sórdidos— en Santiago, Valparaíso o en la frontera chilena con Perú.

Errázuriz acompaña cada una de sus fotografías con una ficha policial antigua, destinada a una prostituta, parte de un archivo encontrado en un almacén de muebles y libros de segunda mano. Se interesa aquí por dos modos radicalmente opuestos en los que la imagen e identidad de estas mujeres ha sido tratado a través de la fotografía. De un lado, la mirada cómplice y consensuada hacia una parte de su intimidad y su trabajo, condicionada siempre por el pudor y el respeto; del otro, el ejercicio del poder represivo sobre los cuerpos, recopilando un archivo de imágenes y detalles distintivos para la clasificación y posterior identificación de los sujetos. Estas obras, hasta ahora inéditas, ofrecen una perspectiva compleja, una confluencia simbólica de vidas y experiencias distintas —incluso anacrónicas—, deslizándose hacia la ficción, que nos permite, sin embargo, comprender mejor una parte de realidad.

La exposición continúa con el proyecto fotográfico más reciente de la artista, desarrollado en Guatemala para la Bienal de Arte Paiz de 2021. Por primera vez en su carrera, al interesarse en retratar a estas once mujeres, Errázuriz trabaja con modelos fuera de Chile. Conocidas popularmente como las «abuelas» de Sepur Zarco, fueron las protagonistas de un proceso penal histórico en su país, en el cual consiguieron que se hiciera justicia por los crímenes cometidos contra ellas y sus comunidades durante la guerra civil guatemalteca. Durante el juicio, mantuvieron la cara cubierta por el miedo a las posibles represalias, de modo que estos retratos son la primera ocasión en que han mostrado sus rostros abiertamente.

Finalmente, una selección de imágenes en color que forman parte del corpus de obra más conocido de Errázuriz y que le ha valido un mayor reconocimiento internacional. La manzana de Adán enlaza con aquellas primeras fotografías de prostíbulos que inauguran la serie de Niñas, las cuales le dieron acceso a una comunidad al margen del margen: un colectivo de «prostitutos travestis» —que hoy sin duda consideraríamos como mujeres trans— con quien entabla una amistad y complicidad mantenida durante años. Menos difundidas que las series en blanco y negro publicadas en 1990, estas fotografías saturadas de color ofrecen una visión complementaria del universo privado de sus protagonistas.

Paz Errázuriz, Niñas, 1980-2014, impresiones digitales sobre papel Infinity Baryta acompañadas de una ficha policial. Fotografías: 28 x 40 cm | Fichas: 13 x 18 cm. Ed: 6 + 2AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá
Paz Errázuriz, Niñas, 1980-2014, impresiones digitales sobre papel Infinity Baryta acompañadas de una ficha policial. Fotografías: 28 x 40 cm | Fichas: 13 x 18 cm. Ed: 6 + 2AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá
Paz Errázuriz, Niñas, 1980-2014, impresiones digitales sobre papel Infinity Baryta acompañadas de una ficha policial. Fotografías: 28 x 40 cm | Fichas: 13 x 18 cm. Ed: 6 + 2AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá
Paz Errázuriz, Sepur Zarco, 2020, impresiones digitales sobre papel Canson Infinity Baryta, 66 x 44 cm / 66 x 37,5 cm. Ed: 6 + 2AP. Cortesía: mor charpentier, Bogotá
Vista de la exposición «Niñas», de Paz Errázuriz, en mor charpentier, Bogotá, 2022. Foto cortesía de la galería

PAZ ERRÁZURIZ: NIÑAS

mor charpentier, Calle 38 # 16-25, Bogotá, Colombia

Del 22 de abril al 31 de agosto de 2022

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