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JUAN SALAS CARREÑO: MIRAR DE REOJO

Mirar de reojo es la más reciente muestra individual del artista peruano Juan Salas Carreño (Cusco, 1982), presentada en la Galería L’Imaginaire de la Alianza Francesa de Lima. Compuesta por tres instalaciones que vinculan lo más elemental de la animación con el uso de herramientas digitales, Mirar de reojo se presenta como un testimonio en el que Salas se dirige al público desde una primera persona que extiende el ofrecimiento de pensar y observar en conjunto. De esta manera, a través de sus obras, el artista se devela mostrando su vulnerabilidad, a la par que confronta al público a repensar los modos de ver, así como a reconocer hasta qué punto la mirada es aprendida o está sujeta a lo dado.

Acerca de miradas, deseos, restos e incertidumbres conversamos con Juan Salas Carreño en esta entrevista para Artishock.

el placer y el riesgo de escupir al cielo

Si la obra me gusta demasiado, ni la miro, ya está mal.
Teresa Burga

‘Mirar de reojo’ implica observar algo de manera disimulada, ya sea con interés, deseo o aversión. Sin importar el motivo, esta no es una mirada desprejuiciada; no queda claro a quién va dirigida, tiene un objetivo esquivo que invita a especular a quien interpele.

Partiendo de esta premisa se puede pensar lo expuesto de manera literal: insultos sin destinatario, escupitajos al cielo, un perro corriendo tras su cola; acciones contraproducentes de un lado e inútiles por otro.

No pretendo ofrecer una lectura integral de mi propuesta, pero presumo que se puede entrever nuestro contexto cotidiano actual, poblado de incertidumbres, recelos y listas ocultas, donde quizás podamos vernos retratados.

Deseo que la ráfaga de insultos se dispare sin control, en toda dirección posible, hacia el espectador, hacia mí, hacia la obra misma, hacia todo posible actor del arte, con la ilusión de que siquiera por un instante nos digamos “¿quién?, ¿yo?, tal vez”.

Han pasado ya varios años desde que Juan Javier Salazar me regalara un dibujo en el que narra su proyecto para crear el tercer piso para el Qorikancha. En la imagen, un personaje destaca; mira al espectador, mientras con el polo levantado enseña su ombligo. Desde allí emerge en espiral la frase “dejar de mirarse el ombligo”, en alusión al “ombligo del mundo”, supuesto significado de la palabra “Qosqo”, y al ensimismamiento de la ciudad en su pasado. Sentí que ese personaje era un retrato que Juan Javier había hecho de mí.

De igual manera, el perro que ahora vemos en interminable afán por alcanzar su cola soy yo, lo que considero el statement de mi trabajo artístico y también lo que creo es la actividad artística: un infinito afán por alcanzar algo esquivo.

Juan Salas Carreño

Escupir al cielo, 2022, videoinstalación, proyector multimedia, reproductor DVD, parlantes. Medidas variables. Foto: Juan Pablo Murrugarra


Luisa Fernanda Lindo: El título de la muestra, Mirar de reojo, podría considerarse una condicionante para el visitante dado que sugiere una acción. Sin embargo, las piezas expuestas requieren ser miradas de frente en tanto interpelan al público. ¿Qué se oculta detrás de este título?

Juan Salas Carreño: Si bien el título se muestra como una posible instrucción para realizar una acción, considero que esta puede suceder en el plano mental –tanto del espectador que toma dicha posición, como también de la mirada que este imagine que recae sobre sí mismo–, como un juego de espejos en el que se somete a juicio tanto lo observado como el observador. Mirar de reojo implica una acción sutil de desdén que –creo– está instalada en las interrelaciones de poder en el mundo del arte. Me interesa colocar en la mente del espectador esta mirada como hilo conductor.

LFL: Entonces el título no solo sirve para nombrar, sino que conlleva una intención del artista.

JSC: En mi trabajo me interesa que el observador y lo observado puedan ser intercambiables, o que el público sea lo expuesto. El título no indica quién posee esta mirada ni a dónde va dirigida; de esta manera, sugiero que la muestra puede devolverle la mirada al espectador o que el espectador pueda formar parte de lo observable. La dirección de la mirada es un comodín, pudiendo ir en un sentido, el opuesto o ambos en simultáneo, dependiendo de quién experimenta la obra.

LFL: Si bien el título de la muestra funciona como una obra más, ¿podría considerarse el texto de presentación el placer y el riesgo de escupir al cielo como un manifiesto de artista?

JSC: Este se presenta como un texto de pared en sala, que podría haber sido escrito por quien curase la muestra, pero decido eliminar toda participación externa para poder expresar de manera más libre y sin intermediarios un panorama de pensamientos y cuestionamientos personales que terminan generando una experiencia más íntima con el público. En el texto me alejo de la que suele ser mi posición de observador analítico, disociado de su objeto de estudio y, más bien, intento pasar a la de quien se ve afectado dentro de una serie de eventos que se dan simultáneamente en un cotidiano complejo. No era mi deseo crear un manifiesto de artista, pero creo que mi invocación a Teresa Burga y Juan Javier Salazar, así como al perro con quien me identifico, hacen que pueda ser asumido como tal.

LFL: Definitivamente es una posibilidad, pues el ‘yo’ presente en el texto no solo se expresa, sino que presume, desea, siente y se reconoce en ese perro. Y creo que eso puede predisponer al público a entender que el artista no solo es artífice sino que está presente en las obras que conforman la muestra.

JSC: Hay un vuelco personal y un auto reconocimiento en el perro que retrato. Los escupitajos y los insultos también son algo muy personal, pues funcionan como enunciados que salen de mí. Mediante el texto pretendo acercarme al público de una manera más íntima, hablando en primera persona y dejando de lado un rol explicativo o sustentatorio, para ubicarme en una posición marcada por el ofrecimiento de pensar y observar conmigo.

Juan Salas Carreño, Autorretrato / Statement, 2022, instalación lumínica. Acero y MDF cortado en láser, controlador Arduino, relés, luces LED. Medidas variables. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Juan Salas Carreño, Autorretrato / Statement, 2022, instalación lumínica. Acero y MDF cortado en láser, controlador Arduino, relés, luces LED. Medidas variables. Foto: Juan Pablo Murrugarra

LFL: Pasando a las tres instalaciones que conforman la muestra, estas han sido producidas en 2022 pero entiendo que han tenido vidas previas, como por ejemplo Autorretrato / Statement, cuya versión en GIF data del 2004, o Imbécil / Idiota, que tuvo una versión previa en 2010.

JSC: Autorretrato / Statement, cuyo apodo es perro persiguiendo su cola, apareció primero como un GIF. Se trataba de un texto circular que decía “perro persiguiendo su cola”. La animación hacía que el texto gire y el inicio de la oración perseguía al final de esta. Luego en 2017 hice una animación en rotoscopía que presenté como proyección en el Premio de Artes Visuales de Trujillo.

Imbécil / Idiota surgió como idea alrededor del 2010, elucubrando un comentario vinculado a la articulación comprador/coleccionista, vendedor/galerista, creador/artista y a las demandas imaginarias o reales que el mercado ejerce para la producción de un arte “deseable”. Una versión –a manera de ejercicio caligráfico “al espejo”– fue presentada en 2017 junto a la rotoscopía que mencioné antes. Y, finalmente, los insultos obtienen una presencia etérea en constante aparición, giro, superposición y desaparición. Estos están vinculados a un objetivo que pretendo sea más amplio e indeterminado, y que, a su vez, nos engulla a nosotros mismos.

LFL: ¿Y qué motiva reunir estas tres instalaciones en Mirar de reojo?

JSC: Las piezas estas signadas por el movimiento. Cada una dibuja direcciones y situaciones diferentes, y juntas se complementan, alimentando la propuesta desde diferentes ángulos.

El perro da vueltas sobre sí mismo, se presenta como un ente inofensivo. Inmerso en su tarea, podemos adentrarnos en él y disfrutar de observar el fenómeno de la animación y el mecanismo que la activa.

Escupir al cielo propone un movimiento vertical, exige mirar hacia arriba, la misma posición que deberíamos tener para poder realizar lo que indica el título de la obra. Así, queda implícita la posibilidad que dicho escupitajo nos caiga de vuelta, pero también tenemos la expectativa por saber cómo será el próximo cielo que veamos en la proyección. De cierta forma, propone una posición que nos ubica como protagonistas de dicha acción sin reparo en las consecuencias.

Imbécil / Idiota implica un movimiento circular afectado por una fuerza centrífuga, en oposición al perro. Este no es un movimiento introspectivo, se trata de disparos dirigidos a múltiples direcciones y sin puntería fija; es más bien el placer de proferir insultos sin motivo ni destinatario específico.

Juntos, estos movimientos se complementan y dibujan una serie de vectores que, superpuestos, buscan dar diversas perspectivas sobre hechos no necesariamente afines pero que la muestra se encarga de engarzar.

LFL: ¿Refieres a acciones inútiles o en vano?

JSC: Creo que la acción que con más facilidad podría caer en esta denominación sería la del perro. Es una acción que no afecta a nadie; sin embargo, las otras, aunque son representaciones simbólicas de la acción tal cual, sí tienen una utilidad. No diré constructiva, pero ambas acciones –aunque cortas en su duración como escupir o insultar– pueden tener la capacidad de cambiar el contexto que nos rodea. Justamente el título del texto hace referencia a este riesgo de realizar una acción desafortunada.

LFL: Hay algo que siempre me ha llamado la atención y es el despliegue temporal en tus obras ¿Qué rol cumple el tiempo en tu obra?

JSC: Me interesa el rol del tiempo en el fenómeno de la observación. La inmediatez de los procesos de recepción, decodificación y respuesta a los estímulos visuales me parecen un aspecto fundamental a la hora de pensar en la subjetividad de quien observa. Ese es el motivo por el cual me intereso en proponer obras que se despliegan en la temporalidad y la monotonía. La monotonía o la repetición ofrecen al espectador la posibilidad de volver a mirar una vez más lo ya observado para verificar si lo que vio es lo que realmente vio, y a contrastar el primer pensamiento con el siguiente. De esa manera, la observación se evidencia como un proceso acumulativo de estímulos y respuestas. Todo esto obviamente se puede dar cuando se observa algo estático, pero la temporalidad dificulta el asir las imágenes; creo que esa dificultad es valiosa para el proceso reflexivo del espectador.

Juan Salas Carreño, Imbécil / Idiota, 2022, instalación lumínica. Controlador Arduino, relés, motor DC, motor PP, luces LED, lupas biconvexas, metacrilato. Medidas variables. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Juan Salas Carreño, Imbécil / Idiota, 2022, instalación lumínica. Controlador Arduino, relés, motor DC, motor PP, luces LED, lupas biconvexas, metacrilato. Medidas variables. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición Mirar de reojo, de Juan Salas Carreño, en la Galería L’Imaginaire de la Alianza Francesa de Lima, 2022. Foto: Juan Pablo Murrugarra

LFL: Volviendo al texto de presentación, el párrafo de cierre lleva una carga confesional brutal en tanto te asumes ese perro <<en interminable afán por alcanzar su cola>>. De hecho, mencionas que ese <<infinito afán por alcanzar algo esquivo>> es el statement de tu trabajo artístico y también lo que consideras es la actividad artística.

JSC: Este afán infinito del perro que persigue su cola implica que la pertinencia de su existencia se basa en la imposibilidad de ver cumplida su misión. Considero que en las actividades creativas siempre hay algo que faltó decir, que el producto de un esfuerzo siempre tiene un residuo no menospreciable y es el insumo para obra futura, y así interminablemente. Eso también lo estoy pensando con más detenimiento en un nuevo trabajo que observa la división de números para la obtención de números periódico puros; en este caso cociente y residuo son infinitos.

LFL: Es interesante pensar la falta o la deuda latente desde la práctica artística, pues esa imposibilidad o eso que faltó decir, lejos de asociarse al fracaso, es lo que hace posible continuar y seguir buscando, creando, produciendo.

JSC: Creo que por eso mismo resulta interesante observar la evolución de la producción de quienes se dedican al arte, porque muchas veces surgen aparentes incongruencias que solo podremos responder si nos adentramos en la cabeza de quien las produce.

LFL: ¿La autocrítica que expones en esta muestra lleva consigo una crítica al propio sistema del arte?

JSC: Ese “mirar de reojo” es, creo, un resumen muy conciso de la tara que tenemos en nuestro sistema artístico. En el texto doy a entender que la muestra está mirando el contexto cotidiano, pero se señala la incertidumbre como un estado en el que vivimos a múltiples niveles, pudiendo ser político, económico, social, etc. Lo artístico está señalado directamente, no solo cuando menciono las listas ocultas. Cada espectador vive su propia incertidumbre, su propio dilema, que lo conducen a empatizar naturalmente con la propuesta. Más que una crítica directa, creo se trata de una descripción del aire que se respira, y este sobrepasa al sistema artístico.

LFL: Definitivamente son tiempos convulsos y la palabra incertidumbre se ha instalado en el vocabulario colectivo desde inicios de la pandemia, sin embargo, esta ha sido y es una constante –por no decir que define– la vida de las/os trabajadoras/es del arte.

JSC: Lastimosamente resulta cándido pensar que lo que llamamos incertidumbre esté inscrito en un rango temporal, pues en realidad está inserto en la forma cómo permitimos que funcionen las cosas.


Mirar de reojo de Juan Salas Carreño se presenta del 30 de marzo al 14 de mayo de 2022 en la Galería L’Imaginaire de la Alianza Francesa de Lima, Av. Arequipa 4595, Miraflores.

Luisa Fernanda Lindo

Lima, 1979. Curadora, escritora y trabajadora del arte. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y Magíster en Estudios Curatoriales por la Universidad de Navarra (España). Ha obtenido diversas becas y residencias, como la Beca de Posgrado de Fundación Carolina 2018–2019; Beca a la Excelencia de Programas Especiales para Artistas de AMEXCID/SRE (México, 2015); Beca de Residencia Artística de SEGIB y Casa de Velásquez (Madrid, 2015); entre otras. Es directora y curadora de SUERO, espacio temporal para la reflexión, creación y exhibición de arte contemporáneo.

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