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DIEGO BIANCHI: TÁCTICA SINTÁCTICA

Diego Bianchi sacude los patrones de comprensión que producen nuestras percepciones y nos invita a salir de tal encierro a base de desórdenes y sinsentidos. Cada una de sus obras escultóricas propician una serie de variables entre forma y significado. En su trabajo emergen desde soluciones arquitectónicas precarias, malas funcionalidades, la acumulación exponencial de deterioros urbanísticos, hasta las suelas de las zapatillas que se exhiben en cada uno de los escaparates de la ciudad de Buenos Aires. Determinar a partir de este accionar, tan documentalista como topográfico, escenarios, consumos y conductas para definir la naturaleza material de una obra, en este caso resulta menos relevante que reparar en el modo en que la observamos. Mirar su obra implica lanzar una pregunta sobre lo que damos por sentado.

Los intentos por identificar el cúmulo de afecciones antropomórficas recorren la totalidad del trabajo de Diego Bianchi. Su repertorio de cuerpos al servicio de la construcción de una forma, un ensamble, una conversión o una potencia informe, descubre fragmentos musculares sin atributos, reubicados en el mundo de las cosas.

Diego Bianchi recurre al informe basurero cotidiano para seleccionar restos capaces de alcanzar otro grado de atención. El conjunto de materiales perecederos y detritus que proporciona es antes una reivindicación de la incertidumbre y lo inconcluso que una aportación poética. Su experimentación sobre la realidad, entendida como un continuo entre materialidades, acciones y afectividades, reflexiona sobre los objetos triviales que acompañan nuestra vida, los procesos continuos de producción y deterioro, la fragilidad y la memoria. La negociación con el espíritu de la época y en especial con la desigualdad del período neoliberal donde se inscribe su obra, responde a una forma de entendimiento no necesariamente crítica, capaz de vislumbrar en la crisis una forma de comienzo.

Vista de la exposición «Táctica Sintáctica», de Diego Bianchi, en el Museo CA2M, Móstoles, Comunidad de Madrid, 2022. Foto: Jorge Anguita Mirón. Cortesía: CA2M

Bajo la lógica que vuelve natural el caos y artificial el orden, Diego Bianchi lleva a cabo un acto de transformación del espacio expositivo. Táctica Sintáctica. Diego Bianchi es un ejercicio de desarme del cubo blanco y por consiguiente de los objetos artísticos que en él se exhiben. A partir del hacer próximo al palimpsesto, el artista traza movimientos a partir de las marcas de otros, y convierte una serie de obras pertenecientes a las colecciones que alberga un museo, y los cuerpos que las experimentan, en la sustancia de una exposición. El proyecto desestabiliza la diferencia entre autorías y permite que las obras y los comportamientos que estas habilitan puedan transformarse en elementos de producción artística.

En Táctica Sintáctica el espacio neutro de un museo, caracterizado por la verticalidad de su iluminación, se convierte en la materia constructiva, en un experimento físico y conceptual y en un ambiente expositivo prospectivo, no revisionista o retrospectivo, en donde una selección de más de 50 obras pertenecientes a las colecciones que alberga el museo (Colección CA2M y Colección ARCO) no es atendida únicamente a través de la contemplación, y donde su recepción ha sido felizmente desnaturalizada.

Esta exposición pertenece al ciclo Doblar la voz. Lecturas de artista a los fondos del Museo Centro de Arte Dos de Mayo, en el que se invita regularmente a artistas a realizar lecturas de sus colecciones en exposiciones que son, por un lado, muestras de sus fondos y, por otro, una individual encubierta de su obra. Bajo la mirada de la práctica artística, una colección se aleja del relato académico y de las convenciones de la exposición y genera desvíos, lecturas inéditas y nuevas formas de habla que contribuyen al trabajo de imaginación radical que caracteriza a una institución dedicada al arte actual. De esta manera, los fondos del museo no se entienden como un fin en sí mismos sino como potencialidad de producción.

Cada exposición se construirá sobre las mismas colecciones y en sus diferencias y resonancias estarán los relatos de formas de colección por venir. Como prácticas de doblaje que dan una voz nueva al cuerpo ajeno, este ciclo de exposiciones es un ejercicio de ventriloquía sobre el propio museo, donde el habla pertenece a los y las artistas que constituyen su razón de ser.