JOHN MARIO ORTIZ: EJERCICIOS DE AGRIMENSURA (ORBES)

“Lo que sabemos del espacio, se lo debemos a las ciencias puras. Se lo debemos también a los mitos. Lo que sabemos del espacio, se lo debemos quizás al lenguaje, del más puro y más refinado al más denso y más compacto.

Lo que sabemos del tiempo, se lo debemos al cuerpo y a las cosas mismas; al nacimiento y a la muerte, a la siembra y las cosechas, al trabajo, al envejecimiento, a la fatiga y al desgaste, al consumo y a las basuras, a los astros que pasan por encima de nosotros. Lo que sabemos del tiempo, se lo debemos a nuestras prácticas y nuestras ciencias aplicadas”

Michel Serres, El paso del Noroeste

En el año 2019 falleció el filósofo Michel Serres, una de las mentes más brillantes y creativas dentro del mundo de los intelectuales quien, proveniente de las ciencias exactas, enfocó su producción en reconocer la importancia de las ciencias humanas, la filosofía, el arte o la literatura para el verdadero autoconocimiento y la comprensión de los hombres sobre su relación con el mundo; de ahí que haya integrado de forma magistral estas dos ciencias en varios de sus trabajos escritos, como El paso del Noroeste (1980), Contrato natural (1990) o Atlas (1994).

Tener una visión expansiva y multidisciplinar del mundo fue la premisa del trabajo de Michel Serres, y sin duda algunos artistas entienden que esta visión abre posibilidades diversas, experimentales y creativas para el desarrollo de sus trabajos, pero al mismo tiempo, ofrece facetas rigurosas sobre sus formas de producción.  Así, el artista John Mario Ortiz (Medellín, Colombia, 1973) presentó hasta el 13 de noviembre la muestra Ejercicios de Agrimensura (Orbes) en la galería Lokkus Arte Contemporáneo de Medellín, en diálogo con una serie de dibujos, bocetos y piezas escultóricas realizados por el maestro Eduardo Ramírez Villamizar (Pamplona, Colombia, 1922-2004), quien fue uno de los artistas pioneros del arte abstracto y el minimalismo en Colombia, con una resonancia a nivel continental y cuyas obras son parte de importantes museos y colecciones del mundo.  

Esta interesante dupla de artistas presentados en la galería contó con el apoyo curatorial de Nicolás Gómez Echeverri, para quien “mediante diversas técnicas y formatos, John Mario Ortiz reconoce y juega con los códigos y sistemas gráficos de representación de la arquitectura y el urbanismo y de la geografía y la cartografía como lenguajes que influyen sobre nuestra comprensión occidental del universo, la tierra, la naturaleza o la ciudad. Su trabajo perpetúa el legado que, a lo largo del siglo XX en Latinoamérica, artistas impulsores de la abstracción geométrica dejaron como recurso de exploración visual e intelectual”.

El artista John Mario Ortiz ha mostrado durante su trayectoria un interés especial por el cruce entre las ciencias puras como las matemáticas y la geometría, desplegadas hasta las relaciones entre el arte, la arquitectura y el urbanismo. El artista también ha manifestado curiosidad y asombro por los fenómenos astronómicos y algunas teorías sobre el universo, con las cuales explora las dimensiones tanto mentales como físicas sobre nuestra correspondencia con los espacios que habitamos o aquellos que, al mismo tiempo, nos habitan desde “una visión proyectiva del mundo construido por el hombre moderno”. John Mario Ortiz analiza los efectos producidos en los entornos natural y urbano, y lo hace siempre teniendo presente la escala humana, arquitectónica, geográfica e incluso cósmica.

Ejercicios de Agrimensura (Orbes) consiste en una instalación dispuesta estratégicamente en el espacio de la galería que obedece a un juego de distribución que evoca la “idea de constelación”, conformada por una serie de nueve piedras encontradas en diferentes lugares de la ciudad de Medellín mientras el artista realizaba algunos recorridos de exploración; piedras que fueron intervenidas en la superficie con hilos de cáñamo “que dibujan meridianos, paralelos, coordenadas polares, líneas geodésicas, límites de usos horarios, rutas aéreas, entre otros trazados empleados para medir, dividir y ordenar el espacio sobre el globo terráqueo”.

Estas piedras que componen la instalación se encuentran sostenidas por delicadas estructuras de acero inoxidable que funcionan a modo de trípode y le confieren una levedad especial a cada una de las piezas, recordándonos, además, a los trípodes de los telescopios domésticos como instrumentos que sin duda le han permitido al hombre acercarse un poco más a las estrellas. Esta bella metáfora entre la tierra y el cielo, entre ser habitantes de esta “aldea global” -como bien nombraría a nuestro mundo (pequeño y medible) el sociólogo Marshall McLuhan-, y al mismo tiempo ser parte de un universo que inmenso y a veces ajeno, le dan una fuerza poética al trabajo del artista. Este, al estar acompañado agudamente por las piezas del maestro Ramírez Villamizar, conforman un diálogo entre presente y pasado que en el espacio galerístico se vuelve una conversación intrigante y atemporal pues, de no ser por las referencias históricas, las obras del maestro Villamizar pueden advertirse como perfectamente contemporáneas.

A propósito de las relaciones que se cruzan en la muestra, evoco algunas palabras de Michel Serres cuando habla sobre la liberación de la relación entre el arte y las ciencias exactas, y sobre la razón metódica y la cultura:

“Esta liberación, ocurrida ya hace mucho, pero no oída todavía en los discursos pronunciados por la sordera filosófica, esta liberación fue y sigue siendo difícil, porque, sin duda, nada es más difícil que pensar lo riguroso bajo la categoría de lo cultural. Lo riguroso tiende a lo universal, tiende a lo a priori o a lo trascendental, ahí está su mayor tendencia. Lo cultural tiende a lo relativo, a lo temporal, a lo singular, a lo fantástico”.

Sobre su trabajo y aquellas relaciones con las ciencias exactas, el artista comenta: “La obra toma como objeto de estudio nuestro planeta y reflexiona en torno a los sistemas de medición de la tierra como instrumentos de posesión, dominio y control del suelo y el territorio. Las piedras actúan como un recurso metonímico para evocar una idea de nuestro mundo como una gran roca en el espacio. Entre tanto, la acción de medir meticulosamente la superficie irregular de las piedras para luego trazar límites, secciones y coordenadas, empleando instrumentos simples como una cinta métrica, una escuadra y una regla T, plantea un gesto primordial que recuerda la práctica de la agrimensura, ‘el arte de medir la tierra’, y evoca la hazaña de Eratóstenes de Cirene, el primer hombre en calcular la circunferencia de la tierra con la ayuda de una vara y la luz del sol”.

Ejercicios de Agrimensura (Orbes) es una impecable y poética muestra que celebra el tiempo mediante la conjunción de un artista moderno y un artista contemporáneo a través de la relación de dos universos de exploración y creación en el hombre: las ciencias y el arte. Asimismo, celebra nuestra existencia como un interesante acontecimiento donde valdría la pena recordar nuestra pequeñez medible como piedrecillas o rocas que gravitan en el universo y, al mismo tiempo, sobre nuestra grandeza como hombres que, a través del arte, la filosofía, y las ciencias humanas, podemos transformar nuestro propio mundo, y de paso, todos los otros mundos que gravitan a nuestro alrededor y nos transforman.

La exposición fue realizada gracias al apoyo de la galería nueveochenta y la Corporación Eduardo Ramírez Villamizar.