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ELENA TEJADA-HERRERA: VOCES FAMILIARES, UN JARDÍN, UN DRON, EL AJEDREZ, Y UNA CANCIÓN

Por Gisselle Girón | Curadora

Elena Tejada-Herrera nos ofrece un lenguaje visual para entender el cuidado. No contamos con un lenguaje público y verbal del cuidado, dado que ello siempre ha sido relegado al espacio privado y ha sido vinculado históricamente a las mujeres. Estos silencios y fallas del lenguaje para expresar y reconocer las acciones del día a día, así como los afectos que sostienen el crecimiento y sustento de las personas, se formulan como experiencias e historias por contar en los vídeos dirigidos y editados por Elena.

El cariño y la paciente escucha, en mi opinión, se sienten en el corazón de las prácticas colaborativas en esta selección de videos. La práctica del cuidado entra en acción a través del reconocimiento y valoración de las esferas privadas y de confianza creadas a través de la conversación. En un acto de visibilización del trabajo de cuidado colaborativo, Elena actúa desde la cotidianidad presentando otras dinámicas de interacción entre lo privado y lo público. En vez de verlas como esferas separadas, las plantea como una compleja amalgama de espacios que componen las diferentes posiciones físicas y condiciones mentales que estructuran un día a día cambiante, permanentemente en flujo. Esta selección de videos comprende producciones desde el 2003, muchos de ellos hechos en Estados Unidos, y algunos otros, más recientes, realizados en los últimos dos años en Perú.

La exploración de la cotidianidad y la posibilidad de reinvención siguiendo sus esferas estéticas, dinámicas de sustento y afecto son evidentes en algunos de los trabajos. Por ejemplo, Guammmmmmtanamera (2003) toma la famosa canción de la guajira cubana y la torna en un himno de la cotidianidad. En esta escena doméstica los roles de género en el hogar no solo se invierten, sino que existe una responsabilidad compartida por cantar el coro hacia las gargantas de cada une de les cantantes.

En Action Painting Folding Clothes (2003), Elena aborda esta técnica pictórica  críticamente en la acción cotidiana del doblado y apilado de ropas, y el fracaso de mantenerlas ordenadas sin que se deslicen. Elena se toma el cuidado y el tiempo de doblar cada una de las ropas, asumiéndolas en su conjunto como un ser y llegando al absurdo de “vestir” ropas con sombreros y corbatas.

El modelo de trabajo colaborativo detrás de cada uno de estos videos está evidenciado por el aprecio mutuo que cada une de les colaboradores demuestra por medio de su accesibilidad a la plática. La logística de producción en cada uno de los videos evidencia investigaciones desde el día a día sobre las dinámicas de nombramiento, diversas estructuras filiales y distintas formas de expresar afecto.

En Family Names (2015), producido para el Chicago Home Theatre Festival, Elena entrevista al anfitrión de una de las sedes del Festival, el artista Faheem Majeed. En esta oportunidad, Faheem habla con su hijo Vincent sobre los orígenes de sus nombres familiares, revelando una rica estructura familiar. Elena expresa la importancia de la memoria de los nombres a través de la animación de los dibujos hechos por les niñes de la familia que sobrepone a lo largo del video.

La postura multisectorial sobre las dinámicas domésticas y públicas es también evidente en El jardín y mis vecinos (2006), producido cuando Elena vivía y trabajaba en Florida. La pieza recoge conversaciones con distintos habitantes en Coral Gables sobre la democracia, a partir de uno de los discursos de Fidel Castro y el desalojo de una familia del vecindario. El video intercala imágenes de les vecines y del frondoso jardín, que además tiene hojas que han sido cosidas a mano y adheridas a los árboles. El resultado es una yuxtaposición entre el crecimiento orgánico del jardín y el acto de la construcción plástica de extensiones que en este caso se convierte en las mismas estructuras políticas las cuales enjambran el crecimiento de sus habitantes. El cuidado con el que Elena deja florecer los discursos y opiniones de sus interlocutores es intercalado con una crítica a la artificialidad del sueño americano.

En esta misma línea se sitúan las investigaciones interseccionales de Elena sobre la violencia de género y económica en el Perú. En Las Bambas (2019), investiga las afectaciones a la vida diaria de las mujeres campesinas y niñas en esta comunidad minera en el Perú. En el video escuchamos, a través de la voz de una niña, el estado de dicha mina de cobre en Apurímac y las consecuencias de la militarización de la zona para las mujeres y niñas. Vestidas en un bello traje de lentejuelas luminosas, madre e hija se acarician y, en un tierno abrazo, sugieren que las dinámicas de cuidado entre mujeres pueden representar una resistencia a la violencia.

Y son las niñas karatecas quienes aprenden de fuertes y estratégicas gorilas ajedrecistas a defenderse en Aprendiendo a pelear y jugando ajedrez (2019). La importancia de imágenes de defensa personal y apoyo emocional, formuladas como un idioma visual del cuidado en el trabajo de Elena, cobran urgencia en contextos como el de las Bambas. En estos espacios opera un doble silencio, tanto por la falta de lenguaje sobre el cuidado y lenguaje para entender la violencia, y por ende el idioma afectivo es también una herramienta de resistencia.

Vampiras y Sirenas (2021) fue producida con el auspicio del Centro Cultural de España en Lima, donde toda la muestra se presenta en un lúdico micro-site diseñado por la misma artista. La música de diversos himnos del folklore latinoamericano, como cumbias, música andina y música pop, se reformulan bajo ritmos del trance y el house electrónico en este video donde vampiras y sirenas cantan en resistencia y celebración de la diversidad.

El espacio expositivo virtual está organizado a través de dos experiencias principales, tanto disponible para una navegación desde un computador como para una navegación desde un móvil. Esta decisión, desde la programación y experiencia usuaria construida por Elena, guarda relación con la plasticidad bajo la cual la artista se adapta y crea un espacio cómodo y seguro para cada une de sus colaboradores. Así, bajo la caricia de protección que brinda esta diversidad de conversaciones y contextos presentes en los videos, se presentan distintas opciones de reconfiguración de agencia ciudadana.

El ritmo del afecto está traducido en cada video en otras emociones tácticas que nos permiten acercarnos a les colaboradores y los espacios donde se produjeron las conversaciones de distintas formas: a través del humor, la paciencia, la admiración, la preocupación y la comprensión. Y, en las salas de exposición del C.C. España en Lima, este afecto entre les colaboradores y los espacios de la cotidianidad se ven traducidos por medio de los stickers de los distintos botones empleados en el espacio virtual como enlaces a los videos de la muestra. Su existencia física como pegatinas adhesivas encapsula el respeto por cada espacio y objeto de la cotidianidad en el trabajo de Elena, desde dibujos hechos por niñes que dan felicidad hasta el canto de una conocida canción, que en esta muestra se presentan como poderosas voces familiares.


La exposición virtual Voces familiares, un jardín, un dron, el ajedrez y una canción individual, de Elena Tejada-Herrera, está accesible en el sitio web del Centro Cultural de España, Lima, desde noviembre de 2020 a febrero de 2021. También está disponible durante todo febrero en el siguiente link: https://voces-familiares.hotglue.me/

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