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ARLENE DÁVILA: “LO LATINO INDICA RAZA Y MARGINALIDAD”

Arlene Dávila es profesora de Antropología y Análisis Social y Cultural en la Universidad de Nueva York (NYU) y directora/fundadora de The Latinx Project en esa casa de estudios. Sus investigaciones se centran en la economía política de la cultura y los medios, el consumo, la inmigración y las geografías de la desigualdad y la raza. Es autora de seis libros, entre ellos Latino Spin, Public Image and the Whitewashing of Race (New York University Press), Culture Works: Space, Value and Mobility Across the Neoliberal Americas (New York University Press) y Latinx Art: Artists, Markets and Politics (Duke University Press).

En esta última publicación, que salió al mercado en agosto de 2020, Dávila se basa en numerosas entrevistas con artistas, dealers y curadores para explorar el problema de la visibilidad del arte y los artistas Latinx. Con una mirada crítica, la autora muestra la importancia de la raza, la clase social y el nacionalismo en la configuración de los mercados del arte contemporáneo y cuestiona a las instituciones del arte y la cultura en el ya largo proceso de inclusión y diversificación del mundo del arte.

Arlene Dávila, libro Latinx Art: Artists, Markets and Politics (Duke University Press).

“Es importante investigar por qué no hay mercado para los artistas latinx en Estados Unidos. No es porque no sean talentosos, sino porque hay un estigma que los racializa y no hay élites que estén empujándolos”


Aldeide Delgado: El libro Latinx Art: Artists, Markets and Politics (2020) emerge en un contexto marcado por el interés creciente hacia los artistas latinx desde significativos museos, galerías y curadores en Estados Unidos. ¿Cuáles han sido los espacios y las voces que han trazado el camino para el estado de reconocimiento que -aunque incipiente- tenemos hoy?

Arlene Dávila: Voy a decir que sí y no porque el libro se originó, fundamentalmente, por la falta de interés hacia los artistas latinx y el movimiento que vi nacer reclamando su reconocimiento. Entendí la necesidad de documentar ese movimiento de artivismo alrededor del arte latinx y de ahí surgió el libro.  Para mí fue muy importante la conferencia U.S. Latinx Arts Futures, en la Ford Foundation, organizada por la artista Teresita Fernández en 2016, que reunió a académicos y agentes culturales de todo EEUU para discutir la falta de espacios y la invisibilidad del arte latino. Este fenómeno se venía impulsando como un movimiento social. Profesores como Adriana Zavala y Rose Salseda notaron la falta de interés hacia el arte latino en el College Art Association y se organizaron a través del US Latinx Art Forum. Estas experiencias fueron sumamente importantes para mí, pues me permitieron contextualizar a nivel nacional lo que ya se veía en Nueva York. Por ejemplo, en Nueva York esta discusión lleva por lo menos 15 años alrededor del Museo del Barrio, donde mucha gente estaba frustrada por la marginalización del arte latino frente al arte latinoamericano. A raíz de todo ese artivismo y desde la reunión en Ford Foundation, el Whitney Museum of American Art contrató a Marcela Guerrero como su primera curadora latinx, y presentó la primera exhibición de artistas latinx en el museo. Aun así, estos desarrollos no representan nada. O sea, a mi ver, el movimiento recién comienza, porque la necesidad es tan grande que estas acciones son insuficientes para remediar, por fin, la invisibilidad de estos artistas.

Aldeide Delgado: Me interesa como referencias un proceso de activismo que se genera en las instituciones académicas desde los años sesenta y setenta del siglo pasado, pero en el libro te enfocas en lo que llamaríamos arte contemporáneo. ¿Cuál es el período de tiempo que abarca el libro?

Arlene Dávila: El libro parte de la metodología etnográfica que es básicamente observar y entrevistar a los partícipes de un ecosistema de arte contemporáneo en el momento, es decir, en el presente. Hay unos capítulos donde indago en elementos históricos de los años setenta y noventa, así como el boom del arte latinoamericano, para proveer un marco histórico a lo que está pasando actualmente. En particular, me refiero al fortalecimiento y la definición del arte latinoamericano y del mercado del arte latinoamericano en Estados Unidos desde los años setenta y tal vez antes, desde las políticas del Buen Vecino de los años treinta y cuarenta. Hay componentes históricos en el libro, pero el lector va a encontrar lo que está pasando en estos momentos: las discusiones en las ferias de arte, las conversaciones entre dealers y galeristas, las oportunidades y limitaciones que experimentan los artistas para ser vistos y reconocidos, y los estereotipos que son circulados en todos estos espacios, estereotipos que tienen que ver con la racialización de estos artistas, más que nada.

Shellyne Rodríguez, Orthography of the Wake, 2018, ensamblaje con colillas de cigarrillos, alambre de bronce y caja, 93,9 x 60,9 x 33 cm (con caja). Cortesía de la artista

Aldeide Delgado: En relación con este enfoque del libro, recuerdo la intervención de la artista Amalia Mesa-Bains durante la conferencia US Latinx Arts Futures que has referenciado. Mesa-Bains relata la oposición de los artistas chicanos a las dinámicas del mercado del arte. Sus prácticas eran dirigidas hacia la comunidad y tenían un profundo carácter antielitista. Entonces, ¿por qué es importante para ti centrar la invisibilidad de los artistas latinx, específicamente, dentro del sistema de relaciones generados por el mercado?

Arlene Dávila: Esa es una pregunta esencial en cuanto no existe mercado para estos artistas. ¿Cómo investigo algo casi inexistente? Pero, ¿por qué es inexistente para empezar? Y ¿por qué en el contexto del ecosistema de arte? Como antropóloga, es decir, como estudiosa que no vive del arte, consideré que podía atreverme a examinar dinámicas que los curadores y artistas frecuentemente se inhiben de expresar. Al ser profesora en la Universidad de New York contaba con una protección a mi discurso que usé favorablemente.

El tema del mercado me parece interesante porque ha habido mucho estigma para entender su funcionamiento como elemento de evaluación en el arte. Y claro, ese estigma afecta también a nuestros artistas. Por ejemplo, todavía hay artistas nuyorriqueños y chicanos con una perspectiva fuertemente crítica hacia las tendencias capitalistas, comodificantes y fetichistas del mercado. Muchos no quieren entenderlo. Otros lo ven como una fuerza amenazante, pero también como una fuerza de marginalización. Son pocos los artistas latinos reconocidos con un mercado establecido y representación de galerías. De ahí que el mercado sea un espacio de muchas contradicciones. Para mí era como el elefante en el salón. Sentía que muy poca gente hablaba de ese tema y, en ese sentido, me pareció que esa podría ser mi contribución más importante. Desde mi formación como antropóloga entiendo el mercado como fuerzas esenciales que tienen que estudiarse. Se trata de introducir este tema porque es esencial en la economía neoliberal, privatizante y capitalista que estamos viviendo. Todos sabemos que el arte se valora porque hay élites, embajadas e intereses monetarios que impulsan unas categorías y no otras. O sea, que el mercado siempre ha sido un factor determinante. Las élites crean museos, patrocinan, curan y compran arte que luego donan. El dinero es esencial y el mercado es esencial para la creación y la valorización de lo que consideramos valioso en el contexto del mercado.

Cuando no tienes mecenas, no tienes patrocinadores y no eres reconocido, como lo que pasa con los artistas latinx, y en particular los artistas negros e indígenas latinx. Hay una invisibilización. No hay intereses que crean, patrocinen y exalten esas categorías, como ha pasado con el arte latinoamericano, donde reconocemos la labor de importantes coleccionistas, como Estrellita Brodsky, Patricia Phelps de Cisneros y Ella Fontanals-Cisneros. También en Latinoamérica hay varios museos privados donde las élites están básicamente valorando sus colecciones a través de instituciones. Es importante investigar esos temas, en particular para entender por qué no hay mercado para los artistas latinx en Estados Unidos. No es porque no sean talentosos, sino porque hay un estigma que los racializa y no hay élites que estén empujándolos.

Eddie Arroyo, May 17th, 2019, 7:19 pm, acrílico sobre tela, 60,9 x 91,4 cm. Cortesía del artista

“Aquellas instituciones que supuestamente fueron fundadas por latinx, como El Museo del Barrio, han sido latinoamericanizadas. No tienen una visión clara del arte latinx. No tienen curadurías que se especialicen en el arte latinx. Entonces, no tenemos espacios reconocibles donde la gente pueda investigar, ver y conocer”


Aldeide Delgado: Se trata de estar emplazado en una suerte de limbo. Estas experiencias una las ha comentado, pero ha sido gratificante encontrar una investigación que evidencia las condiciones de no total reconocimiento o identificación con las categorías arte afroamericano o arte latinoamericano. Paralelamente, también refleja la invisibilización de ciertos artistas que no responden a las identidades asignadas a estas etiquetas. ¿Cómo crees que este ciclo de ausencia de espacios y apoyo por parte de coleccionistas, hacia el arte latinx, puede romperse desde la gestión individual?

Arlene Dávila: Creo que es esencial que comencemos a crear instituciones. Ese es uno de los problemas más grandes que tuve mientras realizaba la investigación. Nadie reconocía dónde están los artistas latinx. Por ejemplo, valoremos todo el trabajo que The Studio Museum in Harlem ha hecho para visibilizar a los artistas negros en Estados Unidos. The Studio Museum ha profesionalizado y apoyado consistentemente generaciones de artistas a través de sus programas en residencia y networks. Todo el mundo conoce este espacio. Sin embargo, en el campo del arte latinx no tenemos ninguna institución similar porque aquellas que supuestamente fueron fundadas por latinx, como El Museo del Barrio, han sido latinoamericanizadas. No tienen una visión clara del arte latinx. No tienen curadurías que se especialicen en el arte latinx. Entonces, no tenemos espacios reconocibles donde la gente pueda investigar, ver y conocer.

Además, tenemos que crear más oportunidades dentro de las instituciones existentes. Las universidades tampoco están profesionalizando nuevos historiadores de arte porque existen programas de arte latinoamericano, pero no de arte latinx. Durante veinte años se ha impulsado la categoría de arte latinoamericano desde una gran cantidad de curadores, exhibiciones y coleccionistas. Ha llegado el momento de cambiar el canal y meramente enfocarnos en “Latinx” y entenderlo, porque es una categoría, como tú sabes, muy diversa. Tenemos que analizar un espacio, una categoría que tiene Nuyorricans, Chicanx, AfroLatinx, IndoLatinx, que tiene cambios regionales. Por ejemplo, hay artistas latinx en Chicago o en Phoenix, no solamente en Los Ángeles y Nueva York, que tienden a dominar. O sea que tenemos mucho trabajo que hacer, básicamente para llenar el vacío de información inmenso sobre esos artistas.

Aldeide Delgado: En relación con este tema, en la introducción del libro, mencionas su utilidad en tanto guía -hasta cierto punto- para estudiantes. Creo que es importante destacar cómo has podido fundar The Latinx Project en la New York University (NYU) y cómo ha sido una herramienta para obtener fondos e impactar el ambiente institucional. ¿Podrías comentar qué es The Latinx Project, qué tipo de oportunidades desarrollan y cómo apoyan la producción de conocimiento sobre arte latinx?

Arlene Dávila: Tuve la oportunidad de fundar The Latinx Project en NYU hace unos años, a partir de fondos semillas de la universidad que multipliqué a través de recaudaciones. Quiero hacer un paréntesis y decir que necesitamos en estos momentos donaciones para establecernos como un instituto permanente en NYU y continuar el trabajo. El problema es que nunca ha habido un instituto de Latinx Studies en NYU. Eso se relaciona con la falta de instituciones y programas en las universidades que comentaba anteriormente. Por ejemplo, después de cincuenta años de Ethnic Studies, instituciones como Harvard University o Yale University han desarrollado profundamente los African American Studies, pero ahora mismo no hay ninguna universidad de categoría Ivy League que tenga un programa de estudios latinx.

The Latinx Projectno es un proyecto permanente todavía en la universidad. Estamos en la etapa de crecimiento, pero hemos exhibido más artistas latinx a través de nuestras cuatro o cinco exhibiciones que muchas de las instituciones en Nueva York en décadas. Esto ha sido muy fructífero. También tenemos un programa de residencias de artistas y convocatorias para proyectos curatoriales que pueden ser consultadas en el sitio web. Durante la primera convocatoria postularon más de 70 personas. Estamos formando y creando recursos para que se conozca el talento en nuestra comunidad. Que no es por falta de artistas, sino por falta de espacio, instituciones y apoyo que no vemos a estos artistas.

Morel Doucet, Clock Work, 2015, cerámica, madera, flora y fauna sintéticas, dimensiones variables. Foto: David Gary Lloyd. Cortesía del artista

“¿Por qué el arte latinoamericano incluye a Brasil, pero no a Haití? No es solo lo haitiano, pues hay muchos idiomas. Hay artistas latinos que hablan quechua, maya… Es importante abrir esas definiciones que tienden a eliminarse cuando hablas español”.


Aldeide Delgado: Para suplir el desconocimiento sobre quiénes son los artistas latinx, en el apéndice del libro has incluido un listado que estimula la continua investigación sobre la obra de cada uno. Sin embargo, la mayoría de estos artistas residen en Nueva York. Eso despierta el interés en torno a las problemáticas de cómo se desarrolla “Latinx” en otras regiones de Estados Unidos. En tu libro, ¿cómo se intersectan las categorías latinx y chicanx?

Arlene Dávila: Aunque visité Los Ángeles y Miami, gran parte de los artistas incluidos en los apéndices son de Nueva York porque es el contexto donde estaba trabajando. Por eso digo que la lista no es completa, es como un punto de entrada, una conversación, para que la gente continúe investigando. También para comenzar añadí instituciones y cuentas de Instagram a la lista. La idea es que resulte un ejemplo de investigación que puede seguir siendo y que necesariamente tiene que ser también regional. Si estamos en Nueva York estamos sirviendo mayormente a la comunidad de Nueva York. Sin embargo, desde The Latinx Project, este año trabajamos con William Camargo, nuestro primer artista residente que viene de Anaheim, California, y Marisa Del Toro, que es una curadora de Phoenix, cuya exhibición incluye artistas de muchos otros estados. A través del mundo virtual hemos podido establecer colaboraciones fuera de Nueva York este año.

Tenemos que ser tan grandes como necesitemos serlo para poder representar todas las multidiversidades de nuestra identidad. Eso no lo puedes hacer con una exhibición. Debemos tener diferentes conversaciones, diferentes curadores, diferentes artistas y una conversación continua. Por eso esperamos ser un espacio permanente, porque esto no lo puedes hacer en un año. Las generaciones jóvenes están reimaginando estas conversaciones de maneras muy progresistas desde visiones incluyentes, equitativas, antirracistas y de género. Hay proyectos súper interesantes que no encuentran espacio en nuestras instituciones latino/latinoamericanas. Lamentablemente, se ha privilegiado el arte más eurocéntrico y no se ha mostrado la diversidad del arte no solo latinx, sino también la diversidad de artistas negros e indígenas en Latinoamérica.

Aldeide Delgado: La definición de latinx obligatoriamente conlleva a la pregunta qué es Latinoamérica. ¿Quién está incluido en esa noción si pensamos, por ejemplo, en Haití o los otros países que pertenecen al área del Caribe? ¿Cómo manejaste este tema en el libro?

Arlene Dávila: Para mí es importante. Por eso pongo el ejemplo de Jean-Michel Basquiat, que era de padres puertorriqueños y haitianos. Hay bastantes artistas haitianos y asiático-americanos en el listado de artistas latinx. El tema no solo se reduce al lenguaje, sino también a la región. ¿Por qué el arte latinoamericano incluye a Brasil, pero no a Haití? No es solo lo haitiano, pues hay muchos idiomas. Hay artistas latinos que hablan quechua, maya… Es importante abrir esas definiciones que tienden a eliminarse cuando hablas español.

Ronny Quevedo, Quipu, 2017, serigrafía, papel contact y esmalte sobre papel. Foto: Argenis Apolinario/Whitney Museum of American Art

“Arte latinx es una categoría que incluye diferentes categorías dentro de ella porque no es capaz de incorporarlo todo”


Aldeide Delgado: En relación a las categorías latinx y chicanx dentro de este campo de reflexión y activismo…

Arlene Dávila: Es interesante, porque si lees el libro Chicano and Chicana Art: A Critical Anthology (Duke University Press, 2019), de Jennifer González, C. Ondine Chavoya, Chon Noriega y Terezita Romo, ellos hablan de ese tema. ¿Por qué usan Chicanx art y no Latinx art? El arte chicano es arte latinx. El arte latinx incluye arte nuyorriqueño, arte afrolatinx, arte indígena. O sea, te puedes imaginar que arte latinx es una categoría que incluye diferentes categorías dentro de ella porque no es capaz de incorporarlo todo. El arte chicanx tiene una tradición avanzada de análisis en contraposición al arte nuyorriqueño, el arte cubanoamericano o el arte latinx. Por eso existe un museo como The Cheech Marin Center for Chicano Art, o coleccionistas que se han especializado en arte chicanx.

Muchos colegas especializados en arte chicanx ven el movimiento sobre arte latinx de manera positiva porque inserta el arte chicanx en conversaciones más amplias a nivel nacional e internacional. Ahora mismo hay artistas chicanx en Nueva York. Hay artistas mexicoamericanos que se identifican como chicanx. Este fenómeno ya no se limita a Los Ángeles o el South West. Mi perspectiva es que es un momento muy fructífero para tener estas conversaciones. La idea no es la eliminación de otras categorías con la validación de Latinx art, porque esas otras categorías son necesarias. Latinx art es muy diverso y es importante que se reconozcan todas estas otras categorías para poder hacer mejor trabajo de investigación y mejor reconocimiento. Necesitamos esas herramientas para ser más específicos cuando necesitamos ser más específicos y para no borrar las diferencias, sino reconocerlas, entenderlas y representarlas.

Vincent Valdez, Metanoia, 2017, óleo sobre tela, 213,3 x 340,3 cm. Foto: Peter Molick. Cortesía del artista

“En los canales de televisión no se encuentran latinos negros o latinos indígenas. Se presenta un universo imaginado, es decir, una democracia racial que es toda blanca. Lo que llamo ‘Telemundo y Univisión Latin Look’”


Aldeide Delgado: En la narración del libro el uso de la primera persona resulta significativo en tanto evidencia que, por una parte, el arte latinx es un campo emergente de estudios en crecimiento, y por otra, que latinx es una experiencia, de ahí la importancia de la entrevista como método de trabajo. En ese sentido, me interesa la hipótesis desarrollada en torno al problema de la autenticidad, que refiere a la desidentificación con las categorías de nacionalidad, género y raza preestablecidas. ¿Podrías argumentar cómo se ha construido la noción de autenticidad desde el mercado? Y ¿cómo ha afectado el privilegio de nacionalidad la invisibilidad de los artistas latinx?

Arlene Dávila: Ese es el punto más importante del libro: atacar, romper, y espero que eliminar, de una vez y por todas, estas ideas de autenticidad de lo latino. En Estados Unidos estas ideas de autenticidad se han formado muy cercanamente a construcciones de mercados e ideas del consumo, lo que llamo “Telemundo y Univisión Latin Look”. Esto es entender que los latinos son los que hablan español, que son medio blanquitos, que tienen referencia a otros países. Tal vez, es un poco la fantasía de Miami, como yo me lo imagino. La latinidad no está definida ni por raza ni por lenguaje. Imaginar lo contrario, es una visión muy limitante y exclusiva basada en ideales que proyectan una visión asimiladora, sanitizante y que borra toda la diferencia racial, que es la realidad de “Latinx”.

En los canales de televisión no se encuentran latinos negros o latinos indígenas. Se presenta un universo imaginado, es decir, una democracia racial que es toda blanca. Ese “latin look” creado lo he investigado en otros libros donde me enfoco en las industrias creativas en este país, los medios de comunicación, las industrias de representación; pero esto también lo ves en los museos, los curadores, los galeristas, en todos lados. Es importante para nuestra comunidad poder hacer una crítica de las exclusiones de raza y de colorismo porque eso no es una representación de la comunidad latinx contemporánea.

La idea de privilegio nacional es la idea de que todo lo auténtico latino tiene una referencia nacional, sea en Puerto Rico, México o Bogotá.  Tal vez eso representa la primera generación pero que es muy excluyente de otras generaciones. Es fabuloso tener nuestras conexiones nacionales, pero es importante que no las usemos para racializar, distinguir y crear autenticidades con aquellos que no la tienen. Son en particular los latinos diaspóricos aquellos que no son reconocidos ni aquí ni allá. Son los más marginalizados y los que no tienen acceso a las industrias culturales y artísticas de sus países como tienen muchos otros. Entonces, es importante poderlo hablar y hacer estas distinciones porque en el mercado del arte las referencias nacionales tienen mucho privilegio y mucho valor de mercado. En ese sentido, todo lo nacional indica lo cosmopolita, lo global, mientras que lo latino indica raza y marginalidad. En el libro quiero cuestionar la intersección entre el privilegio nacional y las estrategias racializantes que se producen en estos espacios.

Aldeide Delgado: También hay otra noción que es crucial destacar en el contexto de una revista como Artishock, que se produce desde Chile para un público lector mayoritariamente interesado en el arte latinoamericano: “Latinx art is US-American art”. ¿Qué relación guarda el arte latinx con la llamada producción artística latinoamericana de la diáspora?

Arlene Dávila: Es importante reconocer la diáspora latinoamericana en Estados Unidos. Sin crear autenticidades, hay que reconocer que toda persona de origen latinoamericano es identificada o vista como latinx en este país. Están los que emigran, los que nacen aquí y las segundas y terceras generaciones. Nadie nace latinx. ¿Cuándo es que estas diásporas latinoamericanas comienzan a identificarse con los grupos latinx en Estados Unidos y cuando se desidentifican? Ahora todo el mundo quiere ser latinx porque es fashionable. Latinx es un proyecto antirracista y decolonizador por lo pronto. Tal vez en el futuro no lo sea y tal vez haya que buscar otro proyecto. Pero cuando ahora hablamos de “Latinx” estamos centralizando Black Latinx, Indigenous Latinx para cambiar y repensar las jerarquías. En ese aspecto, cualquier artista de la diáspora que se identifique con este proyecto es lo interesante para mí. En la comunidad latinx muchos de nosotros tenemos privilegio nacional, el punto es hasta qué punto los privilegios nacionales son utilizados para diferenciarse o reforzar el proyecto latinx. Por ejemplo, hay muchos artistas latinoamericanos que llevan en Estados Unidos cincuenta años y no se identifican como latinos y latinas. Son argentinos y mexicanos y cubanos. En Estados Unidos, esto evidencia que las identidades nacionales siempre han sido una manera para diferenciarse de la negritud.

Aldeide Delgado: Creo que hemos abordado los elementos principales del libro, sin embargo, ¿existe algún elemento que desees añadir? ¿Qué te enorgullece más en relación con esta publicación? ¿Qué mensaje te gustaría compartir con los lectores?

Arlene Dávila: Ver la latinidad como un proyecto político, social y cultural y no como una esencia estática. Un proyecto que nos hace pensar en los estereotipos y repensar qué grupos no han estado históricamente incluidos. Un libro que haga reflexionar y abrir la perspectiva de lo que es latinx como una de las fuerzas más importantes culturales y demográficas y sentir orgullo, apoyar e impulsar estos artistas como parte de un proceso de reconocer la excelencia de la comunidad latina.

Aldeide Delgado

Fundadora y directora del Women Photographers International Archive (WOPHA). Recibió recientemente la beca Knight Arts Challenge 2019, la School of Art Criticism Fellowship (2018) y una beca de investigación y producción de ensayos críticos (2017). Es autora del archivo en línea Catálogo de Mujeres Fotógrafas Cubanas, así como del libro homónimo en curso. Es parte del Comité Internacional de Mujeres del Pérez Art Museum Miami (PAMM), la Asociación Internacional de Curadores de Arte Contemporáneo del IKT, el Foro de Arte Latinx de los Estados Unidos y Art Table.

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