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ALEJANDRO CAMPINS Y CARLOS GARAICOA: DIBUJOS

Por Dayneris Brito

Los Dibujos exhibidos por estos días en la muestra homónima de los artistas cubanos Alejandro Campins (1981) y Carlos Garaicoa (1967) recrean esos espacios ficticios e imaginarios de un nuevo estándar de vida ausente, desolador, describiendo una cartografía de la ciudad en la cual sus estructuras básicas perecen.

El dibujo como esbozo, como formato de un pensamiento cíclico y consciente dialoga con el entorno circundante a través de trazos, líneas, sombras y manchas de grafito. El apunte del gesto efímero obtiene aquí carácter de escritura; el trazo como metodología de una acción perecedera supera el extracto fugaz.

De momento, percibimos dos formas de representación como puesta en crisis del concepto de ciudad moderna de Sócrates como plaza de socialización y rejuego estético. La de Carlos se plantea hacia los modos en los que el ser aislado se piensa su soledad y lejanía con la urbe, mientras la de que Campins –tomando las cercanías del Tibet como punto de referencia- mira hacia el espacio soñado como metáfora de espiritualidad y paz interna. Para ambos, el hombre se debate entre la necesidad del vínculo con el exterior, y su más extrema soledad.

Carlos Garaicoa. Cortesía de Carlos Garaicoa Estudio
Carlos Garaicoa. Cortesía de Carlos Garaicoa Estudio
Carlos Garaicoa. Cortesía de Carlos Garaicoa Estudio

Los Modelos C (Modelos de Confinamiento) de Carlos Garaicoa se ajustan a una visión bucólica y onírica de la arquitectura, de la plaza y del centro urbano en general. En su mirada no existen personajes ni individuos que contemplan la ciudad, que la habitan. Más bien, se vislumbran formas aisladas y frías que reproducen un modelo de vida ausente. Los vestigios de una ciudad confinada en la que todo se vuelca hacia una arquitectura fúnebre. En definitiva, ¿qué es la ciudad moderna sin la gente que la vive?

A decir del propio Garaicoa, (…) “a mi paso por el centro de la ciudad me he encontrado con la soledad y el romanticismo de Caspar David Friederich, el simbolismo de las ruinas de Claude Lorrain, las invenciones de Giovanni Battista Piranesi y con algunas de las plazas vacías, eternas y de sombras cortantes de Giorgio de Chirico”.

Alejandro Campins. Cortesía de Carlos Garaicoa Estudio
Alejandro Campins. Cortesía de Carlos Garaicoa Estudio

Por su parte, Alejandro Campins desarrolla todo un imaginario del Tíbet mediante una serie en proceso que documenta parte de los monasterios destruidos por la Revolución Cultural China. Considerando la plaza monasterial como el lugar homólogo del “yo” interior, el sitio de escape a la vorágine mundial donde van a parar los monjes y budistas, observamos otro tipo de hombre aislado que se rehúsa a las normativas sociales para hallar la paz en sí mismo, para alcanzar el nirvana que doblega el “duhkha” (el estado de sufrimiento).

El diálogo establecido entre los artistas aporta una reflexión en torno a la idea de libertad en su conflicto con el espacio, y cómo el espacio en sí mismo contamina y condiciona nuestra noción de libertad. En un caso se trata de un aislamiento forzado impuesto por circunstancias ajenas; en el otro, de un aislamiento auto-conducido para la supuesta búsqueda del éxtasis, mediante el rechazo a las costumbres y a la socialización cotidiana.

Bocetos de Carlos Garaicoa. Vista de la exposición en Carlos Garaicoa Estudio, Madrid, 2020

Dayneris Brito (La Habana, 1996) es Licenciada en Historia de Arte de la Universidad de La Habana, investigadora y gestora cultural. Cursante de Master de Estudios Curatoriales.


ALEJANDRO CAMPINS Y CARLOS GARAICOA: DIBUJOS

Estudio Carlos Garaicoa, Calle Puebla 4, Local Bajo Derecha, Madrid

Hasta el 19 de septiembre de 2020.

Horario: 10:00 am a 8:00 pm

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