BIENAL DE ARTE TEXTIL PRESENTA PROCESOS DE OBRA EN SU VERSIÓN ONLINE
La Bienal de la World Textil Art (WTA), realizada por primera vez en 1997 en la ciudad de Miami, ha itinerado desde entonces por varios países –Estados Unidos, Venezuela, Costa Rica, Argentina, México, Uruguay, España-, permitiendo que el arte textil contemporáneo se visibilice y posicione como un género artístico con la singularidad de cruzar límites: entre bellas artes y artesanía, fabricación industrial y manual, tradición y contemporaneidad.
En 2021 Chile será sede de la Bienal pero, dada la crisis sanitaria a nivel mundial, se ha organizado una Pre-Bienal WTA Online del 8 al 13 de septiembre, donde se exhiben 43 videos y 41 fotografías seleccionados de la convocatoria abierta Obra en proceso, que recibió 386 postulaciones de 45 países de los cinco continentes.
“La pandemia impidió dar inicio a la convocatoria para la Bienal 2021 en Chile, y como parte de nuestro proceso, decidimos formatear esta Pre-Bienal 100% online como antesala a la presencial, para dialogar y acercarnos a la comunidad textil internacional”, afirma Tomás Clemens, gestor cultural quien, junto a Andrea Fischer, artista visual y textil, son los directores de la Bienal WTA en Chile.
Como su nombre lo indica, Obra en proceso presenta los trabajos de artistas y colectivos durante su desarrollo. El formato video es particularmente funcional para este propósito, al conjugar imagen (de la textura y tactilidad propias del medio textil), palabra (narraciones de los y las artistas) y sonido (música o silencio), en una mirada íntima a los modos y espacios de trabajo. “Me ha sorprendido la manera en cómo los artistas textiles han expresado sus procesos en un video o en una fotografía. Eso no lo habíamos visto nunca”, dice Pilar Tobón, fundadora y directora de WTA.
Los procesos de creación están evidentemente atravesados por el impacto de la pandemia. Tanto los videos como las fotografías de registro dan cuenta de la introspección como vía para el autoconocimiento; de la incertidumbre y los miedos, de la suspensión, la quietud y los reacomodos; del tiempo perdido y ahora recuperado; de la utilización y reutilización de materiales que se encuentran a la mano; de la crisis de la experiencia estética y la creación bajo las restricciones de movilización que trae el encierro.
“He visto cómo la soledad, la angustia, el miedo, la incertidumbre, la rabia, se canalizan dentro del proceso creativo y se transforman en algo poderoso y sanador”, señala Fischer.
La 9° Bienal a realizarse en Chile se centrará en la idea de Pachakuti, que refiere a la transformación del todo, la transición a una nueva era y cambio de sol en el mito andino. Este cambio ha sido inesperado y largo, un tiempo cíclico que anuncia una nueva conciencia y mirada sobre la naturaleza, y se observa en algunas obras en proceso a través de metáforas del tiempo o la trama del círculo.
El programa de la Pre-Bienal también incluye seis conversatorios, un workshop, cuatro entrevistas y cuatro encuentros con creadores de diferentes países.
En este post, presentamos algunos proyectos desde la voz de sus creadores.
PROCESOS EN VIDEO
Gabriela Rayón (México) – Fragilidad
He observado el comportamiento humano; me he inspirado en el trabajo y ejemplo de compañeros tejedores y artistas de otros ámbitos alrededor del mundo, los cuales con pocos recursos y en medio de esta situación, realizan maravillas. Mi mundo interno y externo se ha transformado, me he vuelto un poco más sensible. La situación me ha hecho valorar el día a día, agradecer el respirar de nuevo y disfrutar lo que realizo cotidianamente; también me ha hecho reflexionar que falta mucho por trabajar. Mi proceso creativo se ha tornado más espontáneo y experimental, un tanto más intuitivo, aprovechando materiales que generalmente se consideran desechos o basura.
Renata Meirelles (Brasil) – Frontera de Confinamiento
En este tiempo de confinamiento todos estamos reducidos a nuestros territorios. No pude evitar pensar en nuestras cuestiones de la vida real y virtual y cómo establecer conexiones para esta nueva realidad que estamos viviendo. Una nueva noción de territorio, una nueva relación de tiempo y espacio donde buscamos nuevos formatos: cada uno en su cuadrado, conectados virtualmente por una ventana. Doy vida a nuevas cartografías y establezco poéticamente el concepto de fronteras. Todo está conectado. El movimiento de cada cuerpo afecta el movimiento del todo.
Elena Martínez Bolio (México) – Pequeños Refugios
En estos meses de confinamiento de lo único que puedo echar mano es de la capacidad de trabajo, de reinventarme e hilvanarme a causas que nos son comunes como seres humanos. Así, comencé a encargar unos pequeños barbijos –quiero decir que lo hice con total desánimo por considerarlo un trabajo de proceso industrial muy distante del arte. Pero, analizando los estragos de la pandemia, las quejas de un mundo abusado, les escribí al hilo frases de esperanza, palabras de conciencia de otros. Día a día los fui enalteciendo uno a uno con dibujos al hilo; hoy no hay dos iguales. No escatimé tiempo ni materiales, y a cada uno le di lo mejor de mí. Ahora los observo y me siento bien ante ellos: tienen una misión cotidiana pero vital.
Karla Buzo (Argentina) – Todo quedará grabado a fuego
Una espesa tela de fieltro de oveja en blanco es el soporte de una frase grabada a fuego: VOLVEREMOS A BESARNOS. Un elemento primitivo como lo es el fuego enciende el dispositivo de una marca en la humanidad. Mi mundo interno crece en silencio, al igual que las prácticas ancestrales del textil. Me inspiro en las cocinas minimalistas que son escuela de tejeduría, donde experimenté la convivencia con mujeres y hombres hilanderos, oriundos del Valle Calchaquí, en el noroeste argentino; maestros que, animosos, brindan su sabiduría ahí donde reina el silencio. Comunidades donde la palabra se ha escondido detrás de un velo de duda, de engaño y desamparo histórico.
María Jesús Valenzuela (Chile) – Estrías de tierra
La zona de Aculeo, en Chile, fue arrasada por la desertificación provocada por entidades privadas, lo que terminó por secar completamente su laguna hace unos años. Con esto, un ecosistema natural, lleno de agua y naturaleza, se trasformó en un desierto, en el que solo quedaron casas deshabitadas, muelles vacíos y vehículos acuáticos abandonados, además de un gran cráter fangoso, lleno de huesos de animales muertos, excremento y piedras. Durante los tres meses de cuarentena que estuve allí llovió más de lo usual, lo que permitió presenciar la transformación de un paisaje en un principio seco y silencioso, a uno en plena ebullición de colores y sonidos. Este bordado traza en hilo esos surcos secos de agua y las huellas de los animales que pastan en este gran campo eriazo de la laguna. Así, cada puntada de hilo se convirtió en un mantra conmemorando la importancia del agua y, con ello, una rogativa, como solían hacer los pueblos originarios para que siguiera lloviendo.
Colectivo Enredadas: Ana Zlatkes, Flora Sutton, Isabel Ditone, Laura Ferrando, Mirta Zak, Rosa Arena, Sabina Wicki, Virginia González (Argentina) – A – trap – adas
Me pregunto cómo hubiera sido nuestra vida, en esta cuarentena, en este encierro involuntario, sin mi aliado el trapo de piso, mi grupo de amigas artistas y la computadora. De esta circunstancia surge el concepto de nuestra obra en proceso: A-trap-adas, exprimidas, agujereadas, aisladas en el interior de los hogares… Así la existencia para muchas. En el contexto de la pandemia se pone de manifiesto con más intensidad esta realidad harto conocida, pero invisibilizada: el cambio de roles que las mujeres debemos asumir. Fuera del hogar, las mujeres hemos trabajado para conseguir el sustento. Dentro del hogar, las mujeres hemos trabajado para brindar sustento: al cuidado de hijos, a cargo de la cocina, involucradas en la limpieza. Por eso enlazamos nuestras fuerzas, tejemos redes y nos sostenemos para visibilizar. Trapos de piso viejos, gastados, vapuleados que aún resisten y se transforman en arte, en denuncia. Así nos empoderamos y creamos; así creamos y nos empoderamos. Porque hace tiempo que hemos despertado y ya no nos pasarán el trapo.
Estefanía Tarud (Chile) – Temporalidad Fragmentada
La casa y el encierro determinan la acción, los materiales, la ocupación del espacio. En este contexto, el tejido, como actividad doméstica, se ha convertido no sólo en una técnica adecuada para la producción artística, sino en la nueva medida de mi tiempo. Tejiendo logro visibilizar los lapsos que el día me concede entre sus tareas, los que articulo a través de una trama que marca el ritmo de dicha temporalidad fragmentada. He establecido como única regla de producción la de comenzar y finalizar cada pieza textil dentro de estos momentos de libertad confinada, sea cual sea la forma que adquieran y sin poner el foco en el resultado, ya que su fin es denotar y retener el tiempo que se ha trenzado entre sus hebras.
Esta obra, en tanto proceso, busca resignificar el tejido, desplazándolo desde su dimensión utilitaria hacia un régimen simbólico, en donde es utilizado como un sistema de medición del propio tiempo al interior de la casa. De esta manera, al igual que la propia pandemia, el fin de la obra se vuelve incierto y se distiende esperando que la casa deje de imponer su ritmo como un tiempo absoluto.
Emma Segura (Costa Rica) – Diario textil
En este periodo de tiempo de confinamiento he estado pensando muchísimo en los procesos artísticos y de formación educativa que siguen presentes en mi vida. Tengo ocho años de compartir mi espacio entre hilos y agujas, de elegirlas, a pesar de las circunstancias y dificultades y persistir para que así sea cada día. Esto me hace pensar en el privilegio tan grande con el que me encuentro frente a esta nueva realidad y la maravillosa oportunidad que me proporcionan estas herramientas de trabajo para, precisamente, hacer una pausa y alejarme del mundo de las imágenes e información que va a pasos acelerados y empezar a mirar desde otro lugar, desde ese lugar cálido que tienen los textiles, de los cuales estoy convencida de su capacidad transformadora, política y de resistencia, esa posibilidad que proporciona sanación, tanto personal como colectiva. Ojalá que esto nos propicie procesos de análisis introspectivos y colectivos que nos permitan entender y cuestionarnos las maneras en que habitamos el mundo y cómo nos relacionamos con este.
Mariana Brihuega (Argentina) – Segunda Piel
En este tiempo de pandemia realicé 70 videos mostrando mi obra y mi taller, construí una serie de barbijos nada eficientes y, como otras veces en situaciones, difíciles mi obra se refugia, encuentra su nido en la trama, en lo ancestralmente compartido que es tejer, trenzar, anudar vínculos y amores. La elección del material para esta obra tiene que ver con las propiedades anti bactericidas del cobre y la necesidad de contar el recorrido que va haciendo este tapar parte de nuestro cuerpo a medida que va pasando el tiempo y el uso de los tapabocas se prolonga.
Siento que se no se ha modificado en mí el modo de llegar a la obra, porque los procesos siguen siendo similares; sin embargo, poder disponer del tiempo sin distracciones u obligaciones que me roban del taller me permitió hacer una gran producción, así como que los procesos que hubieran llevado más tiempo se produjeran más intensamente.
Laura Elliott (Chile) – Cuarentena Circular
Como artista y persona, he pasado por todas las fases emocionales durante estos meses. Siempre he trabajado en soledad, por lo que la cuarentena no ha cambiado mi rutina de trabajo, pero sí ha modificado mi forma de estar presente cuando estoy creando. Estoy a veces muy presente y otras veces totalmente ausente. Durante estos meses, y sobre todo al momento de tejer esta obra en proceso, los pensamientos y las acciones se han vuelto más repetitivas de lo normal, como si todo fuera circular y sin fin.
Henry Ortiz (Perú) – Mallqui
El acto de tejer es un desafío al tiempo y al ritmo de la vida moderna. Cuando tejemos no solo nos conectamos con saberes que descansan en nuestra memoria colectiva y que posiblemente heredamos en nuestros genes, sino que también entramos en sinergia con las fuerzas que nos rodean y de las que somos producto. En este sentido tejer es, además de un acto ritual y una forma de materializar el tiempo y el espacio, un acto subversivo frente a una sociedad que apremia lo inmediato y efímero.
Esta pieza en proceso se llama Mallqui, un cuerpo en reposo que es representación y producto del tiempo, lo complejo y lo cíclico. Este Mallqui es un cuerpo que reposa, pero rebosante de energía. Es como explorar una caverna sinuosa, laberíntica y compleja como la memoria humana, como la compleja relación de los humanos con ellos mismos en estos tiempos.
Daniela Contreras Flores (Chile) – Distintas formas de ser círculo
No hay nada fuera del hogar que podamos tener. La vida, limitada a esta estructura arquitectónica, nos invita, lo queramos o no, a enfrentarnos a un constante mirarnos. Desde que llegó la pandemia hasta ahora, todo ese “tiempo” -antes limitado y añorado- ha aparecido frente a mi como un extraño regalo: lo que siempre quise, pero distinto a cómo lo deseé. Aun así, lo he tomado entre mis manos y me he sumergido en una búsqueda cotidiana de tejer y crear. Proyectos y proyectos aparecen entre las páginas de mis libretas, nunca antes tan utilizadas como ahora. Los telares se montan y desmontan con velocidad insospechada. Pero el proceso creativo incluye procesos internos de observación. Esa búsqueda interna se ve constantemente impregnada y guiada por los acontecimientos a los que se enfrenta nuestra sociedad local y mundial. Todo eso que está fuera, también está dentro, haciendo una catarsis silenciosa. Es dentro de todo este proceso que tomo el círculo como elemento eje para develar toda esta búsqueda, comprendiéndolo como una forma ancestral, cíclica, que no tiene principio ni fin, y que me resuena en este diario circundar de mi proceso creativo y personal.
Fernanda López Quilodran (Chile) – El simiente
Mis sueños se han modificado, conectándome con lugares extraños a los que nunca había accedido. Abrí una herida y retomé un proceso de sanación frente al mal del espanto que, según la tradición popular mexicana, es una enfermedad consistente en la pérdida del alma causada por una gran impresión o miedo profundo.
De aquí que surge El simiente, un manto-objeto que reactivará la luminosidad de mi alma. Como patrón utilicé la geometría sagrada de la semilla de la vida, símbolo vinculado a la creación, similar a la célula en sus siete primeros días de multiplicación. A través de la técnica de teñido natural con cúrcuma –apelando a sus propiedades medicinales- y barro –como metáfora de aquel lugar donde se origina y se desvanece la vida-, es que capturé el olor y diversas tonalidades tierra.
En este momento, a la espera de que podamos desplazarnos entre territorios urbanizados y rurales, es que he estado configurando un guion performático a modo de metáfora que remite al proceso inicial de la sanación: el cuerpo se encuentra inserto en un ritual donde se hace uno sólo con la tierra, permitiendo dejar atrás el cuerpo enfermo y dar inicio al proceso liminal de sanarlo.
Rosana Machado Rodríguez (Argentina) – Tiempo adentro
Henri Bergson llamó tiempo homogéneo a esa construcción arbitraria del hombre que comete el error de mezclar el tiempo con el espacio y limita el movimiento, fragmenta la duración. El tiempo que denominó heterogéneo, en cambio, es un movimiento constante desprovisto de medida fija; la noción significa invención, creación, elaboración continua de lo absolutamente nuevo. Todo lo que hacemos ocurre en el tiempo. Este de ahora ¿cuánto durará? ¿Qué mundo nos espera afuera después? ¿Habrá continuidad? ¿Qué tan grande será la ruptura?
Comencé a bordar líneas como una manera de marcar esta temporalidad, así como los presos hacían líneas en la pared para contar los días, para tachar los días. ¿Es el tiempo una espera del futuro? ¿Qué quiero? ¿Qué quería antes de que todo esto ocurriera? ¿Qué tiene sentido seguir queriendo? ¿Qué tiempo quiero, para qué? Tal vez esta sea una oportunidad para hacernos estas preguntas.
Sofía Serrano (Chile) – Circular
El distanciamiento físico no ha impedido, a diferencia de lo que creía, el intercambio constante entre otros artistas, incluso lo ha potenciado. Por lo tanto, para mí el distanciamiento ha sido en cierto sentido útil para descubrir nuevas formas de crear y compartir con otros. En estos meses de encierro, lo cíclico se ha vuelto cada vez más evidente. He sido más consciente de mi habilidad para notar los cambios cíclicos de la luna y el sol. Bordar círculos es una manera de atrapar el tiempo y conservarlo simbólicamente. El círculo representa un momento que fue, y que cada vez es diferente.
Pilar Godoy Cortez (Chile) – Wiphala
Este trabajo nació como una reflexión desde el oficio del tejido para realizar a nivel estructural la técnica faz de trama, a partir de la imagen de la Wiphala, o bandera andina. Es un tejido que unifica siete colores y que es símbolo de unión de los pueblos indígenas. Soy parte de un territorio donde los símbolos y espíritus de nuestra memoria están siendo quemados e injustamente culpados. ¿He sido parte de una gran y antigua pandemia? Esta idea nace a partir de la quema de las banderas andinas este año 2020, representación de las injusticias sociales que hasta el día de hoy se siguen cometiendo en toda Abya Yala, en todos los territorios y habitantes indígenas. Este distanciamiento llega para desestructurar un modelo, para regalarnos un mayor vinculo de empatía con todo nuestro entorno, desde una paridad.
PROCESOS EN FOTOGRAFÍA
Cristina Flores (Perú) – Reconstruir el cuerpo
Desde el 2018 he experimentado con procesos de teñido a partir de plantas medicinales, y ahora, el proceso de teñido de fibras tiene un sentido más profundo, pues realizo un compartir con el cuerpo textil en donde una parte de las plantas medicinales va para mi propio consumo. Es así que he ido generando mis propios rituales e inspirándome en los aromas, colores y sensaciones.
Me interesa la sanación del cuerpo, la reflexiones entre la medicina tradicional y ancestral y ver esto reflejado en la creación de mis tejidos. Sinceramente, la situación me ha hecho ser más consciente de los elementos que empleo para mis procesos creativos, y me ha permitido dirigir la mirada hacia mis ancestros, mi historia familiar y mi hogar. Este periodo me ha nutrido de información valiosa con respecto a la historia de mi familia; he llegado a conocer más de mi cultura y ahora considero se abre un nuevo capítulo en mi vida. Por el lado de mi familia materna descendemos de la cultura Moche, y por parte de mi familia paterna de la cultura Tallán y Vicus. Y si bien con los años, la vida en la capital y la educación que he recibido han contribuido a que se perdiera información, creo que nace el momento de reeencontrarme y reconciliarme con el pasado familiar.
Juana Gómez (Chile) – After Nature
Esta obra en proceso –After Nature– nace en pleno proceso de cuarenta, buscando una manera de compartir y hacer colectivo el trabajo del bordado. Se trata de un bordado en punto cruz realizado sobre un auto-retrato impreso en algodón, donde el punto cruz replica la estructura de un liquen. La obra nació de mi búsqueda de un lenguaje común que poder compartir con otras bordadoras, para realizar obras colaborativas o complementarias a distancia, durante el aislamiento de la pandemia.
La investigación está basada en una noción futurista, la de un mundo donde los recursos naturales han sido agotados y la única posibilidad de seguir existiendo como especies es la de hacer una simbiosis con las plantas y cultivarlas en nuestra piel, para que nos den oxígeno y energía a través de la fotosíntesis. Este tipo de organismos ya existen en la naturaleza y científicos chilenos han creado piel fotosintética en laboratorios.
Basado en la colaboración simbiótica que existe en los líquenes (organismos que unen un hongo, una planta y una bacteria) y los experimentos de piel fotosintética desarrollados por el biólogo chileno Tomás Egaña, After Nature busca imaginar un nuevo ser humano que por necesidad ha tenido que volver a mutar, cubriéndonos de un manto verde.
El punto cruz permite codificar una imagen, y por ende compartirla con los demás, pudiendo ser replicada en manos de otras bordadoras. En un paso siguiente, quisiera desarrollar esto de forma colaborativa, para crear estos nuevos seres en conjunto con otras manos, ya que mi proceso creativo, que normalmente desarrollo de forma individual, ha cambiado durante la pandemia: el aislamiento forzado me ha generado un profundo deseo de colaboración y contacto con mis pares.
Inés Campino A. (Chile) – Con tensión
He vuelto a lo esencial, a reflexionar cómo vivimos, como habitamos los espacios, qué comemos, qué consumimos y cómo convivimos los seres humanos. Mis mundos interno y externo se han fusionado, convirtiéndose el arte en una necesidad vital y en una experiencia única e irrepetible, sensibilizándome más con lo que me rodea, marcada por la interacción del hogar en que habitamos, nuestra biografía, con quién vivimos, los materiales del entorno y la luz del momento.
Mi proceso creativo ha sido más sensible y lleno de ideas, pero de alguna forma se ha simplificado: he trabajado con lo que tengo y con lo que soy, combinando lo industrial con lo artesanal. He ido aprovechando y atesorando todos los materiales y recursos reutilizables que llegan “sin querer”: cartones, cajas de leche, envases, mallas de frutas y verduras.
Ona Trepat Rubirola (España) – Mar
La situación de confinamiento generada por el COVID-19 me “obligó” a instalarme en mi casa y taller cerca de Girona –en el campo- y a estar mucho menos en la ciudad de Barcelona. El encuentro con la materialidad del tejido y conmigo misma me ha servido para calmar y aposentar ideas, procesos y proyectos que sólo necesitaban tiempo y silencio para madurar.
Creo que el mundo natural, el mundo sensible, anda a pie. Estos han sido meses de derivas, caminatas, encuentros nuevos con las plantas y materias de mi territorio más cercano, plantas tintóreas y fibras de tejido.
Mi proceso creativo se ralentizó y profundizó, tomó otra volada, se han abierto posibilidades, afluentes y valles que antes no conocía. Lo cercano, lo cotidiano y lo sencillo tomaron más importancia que nunca y pude tomarlo como parte del proceso de creación. Tejer ha vuelto a ser ese acto de resistencia íntima, lenta, enraizada al ritmo de la vida, que me lleva a un hacer sincero, lento y humano. La mente se calma y puedo ver lo nuevo. A un vaso lleno no se le puede enseñar nada nuevo. Este ha sido un tiempo de vaciado, el reposo indispensable de la semilla dentro de la tierra para luego poder brotar.
Susana Cabrera (Argentina) – Kintsugi, destrucción-reparación
Lo femenino como un momento de conexión con lo íntimo de un espacio y tiempo caseros se hizo presente en esta pandemia.
Mis creaciones tienen un aspecto híbrido. Remiten a los pliegues y movimientos del Reino Natural, donde fuerza y duración se miden por intensidades que nos son ajenas. Este aspecto mutante dispara la imaginación a través de distintas aventuras perceptivas.
Toda mi producción hace referencia a la idea de Devenir y de una Belleza que no es la occidental sino ligada a lo Oriental, donde la constante mutación de la Naturaleza da la puntada que remite al paso del tiempo. Esta forma de orientalismo se evidencia en las transparencias y solapados en los textiles, las superposiciones de capas y veladuras. El shibori, shashiko, kintsugi, los pliegues y la inclusión de la Naturaleza en distintas técnicas y materiales es una constante en mi trabajo.
Para poder tolerar la disruptiva aparición global de lo Siniestro, rescato y agradezco lo sublime de estos momentos de creación. Te permiten volar de la realidad tan insólita y desconcertante. Te elevan a un metro del suelo.
Margrit Imoberdorf (Brasil) – Feminicidio
En Brasil, en el año 2019, murió una mujer asesinada por el (ex) marido o (ex) compañero cada siete horas, lo que representa un aumento del 7,3% sobre el 2018. Murieron en ese año de feminicidio 1314 mujeres.
Cada dos segundos, una mujer es agredida en el país. En casi el 80% de los casos, los agresores son el actual o el ex-compañero que no se conforman con la ruptura de la relación. Siete de cada diez víctimas de feminicidio fueron asesinadas dentro de casa. En muchos de los casos, niños y jóvenes asistieron al asesinato de sus madres, teniendo como autor al padre o alguien próximo.
Durante la pandemia, el número de feminicidios aumentó en un 22% en 12 estados brasileños. Fue el aumento de la violencia doméstica a la que muchas mujeres se vieron forzadas lo que decidí utilizar como tema de mi trabajo. Como estas mujeres tuvieron aún más dificultades para pedir auxilio, disminuyó el número de llamadas a la policía, pero, como se puede ver, aumentó el número de muertes.
En el caso de este trabajo, se trata de un delantal bordado representando a la mujer servil y sumisa que es principalmente despreciada por ser mujer.
Dedico este trabajo a Jéssica Vitória, que fue apuñalada 17 veces por el ex-compañero por cuenta de celos. Los tres hijos del matrimonio estaban en la casa en el momento del crimen.
El delantal tiene las 17 marcas de las puñaladas presentes. Tiene las palabras golpeada y abusada con mucha sangre escurridas, simbolizadas por los hilos rojos escurriéndose por el delantal.
Sandra Cáceres-Simons (Perú) – Estudio de la simbiosis
Mis días iniciaban con los primeros rayos de luz, estudiando, a través del anudado y dibujo, diversas especies y, en especial, la simbiosis en extraños y muy frágiles seres que habitan silenciosamente el planeta: los líquenes. Como artista, no sentí el encierro como tal; generalmente, paso la mayor parte del día en mi taller y solo salgo para temas puntuales. Sin embargo, aún espero poder volver al campo. Me concentré en seguir trabajando y reflexionar sobre el paso a una nueva etapa. En este tiempo, el material se comenzó a acabar y mi proceso creativo cambió de manera muy natural y sosegada al incorporar diversos medios y materiales que encontraba a mi alrededor.
Comencé esta pieza rebuscando entre la fibra hilada y sin hilar que aún tenía y la trabajé con frutos orgánicos de la tierra: algodón nativo (gossypium barbadense). Este algodón surgió en las costas del norte del Perú, donde se domesticó y trabajó desde mucho antes de las primeras civilizaciones y es, además, un reflejo de la naturaleza misma. Es especial por poseer diversos colores naturales que van desde el blanco, beige, marrones cafés y marrones rojizos, hasta los más exóticos como verdes, amarillos y lilas. Parte de mi estudio sobre los líquenes fueron las formas que adoptan en la naturaleza. Me inspiré en el anudado Paracas.
Victoria Manganiello (Estados Unidos) – Seed Picnic
Seed Picnic es un proyecto performativo que incorpora textiles hilados y tejidos a mano plantados en la tierra. La tela está diseñada para disfrutarla en un picnic al aire libre, pero se deja descomponer con semillas hiladas para fertilizar, crecer y habitar la tierra.
La cuarentena ha sido una oportunidad para pensar más en cómo mi práctica y mis obras se conectan con mi entorno inmediato. También me he enfrentado a la redeterminación de lo que pueden ser los materiales y he encontrado inspiración en los objetos y herramientas que antes no había considerado posibles para mi práctica artística.
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