FRANCISCA ÁLVAREZ: ¿QUÉ OCURRE DESPUÉS DEL DESASTRE?
Por Francisca Álvarez Sánchez
Somos habitantes del desastre. Todo nuestro presente lo confirma como consecuencia del ayer. La pandemia nos obliga a parar y a no hacer después de haber sido por tanto tiempo la cultura de la acción. Paramos y tenemos la oportunidad de ver:
2019: Las manifestaciones sociales en Chile explotan. El incendio en la Amazonía. El fuego desbordado se hace presente.
2020: La pandemia. Un microbio invisible nos amenaza con nuestro mayor miedo: la muerte.
La vulnerabilidad aflora desde lo oculto y la gran verdad nos mira de frente: no controlas nada. Injusticias sociales y crisis medioambientales que siempre estuvieron ahí, hoy se quitan los velos. Y yo me pregunto: ¿Qué realidad hemos construido como especie para llegar a todo esto que hoy vemos tan claro? ¿Qué relación hemos creado entre nuestra especie y el resto del planeta? ¿Qué relación tengo yo con mi propia naturaleza?
Junto con este movimiento de destrucción tan fuerte existe otro movimiento que también se viene gestando en la tensión. Le llamo, como leí en un artículo de Daniel Wahl, “La cultura de la regeneración”.
La naturaleza tiene la capacidad de regenerarse a sí misma. Por ende, nosotrxs como seres humanos, que somos naturaleza, también poseemos esa capacidad. La enfermedad misma es una lucha del cuerpo por volver a un equilibrio perdido. A veces lo logra, otras veces el equilibrio está en la muerte misma. Los bosques y la sucesión ecológica es otro fenómeno. Luego de un desastre como un incendio forestal, una explosión volcánica o una deforestación masiva, el territorio mismo empieza un nuevo ciclo con especies pioneras que preparan el territorio para las que seguirán sucediéndolo hasta regenerarse en un nuevo bosque, y nosotros podemos incidir en ese proceso, ayudando o destruyéndolo si así lo queremos.
Muchas, sino todas las especies pioneras que regeneran la tierra son también plantas medicinales, es decir, al mismo tiempo que poseen la capacidad de regenerar la tierra, poseen la capacidad de sanar nuestros propios cuerpos. Nuestro cuerpo y la tierra como territorio se sanan gracias a estas plantas, que ayudan en el movimiento que va de la destrucción a la regeneración: el desastre y la muerte sucedidos orgánicamente por un movimiento regenerativo que perpetúa la vida.
Los mecanismos propios de la naturaleza son los que nos sirven de modelo. Están ahí, no hay que ir a buscarlos a ninguna parte, más bien, creo que se trata de aprender a observarlos y a escuchar.
La muestra es una invitación a reflexionar y, también, un intento personal de regeneración: la mujer negra es un personaje que nació post desastre, entre medio de las ruinas y los escombros que quedaron. Una sombra que comienza un viaje de sanación y limpieza de sus propias ruinas, y que en el camino va descubriendo nuevas formas de aproximación al desastre y a su entorno, volviéndose más poderosa en la medida que se vuelve más parte de la naturaleza, sin perder su humanidad. Se fortalece y los límites entre ella y su entorno se van diluyendo. Ella misma es ese intento de volver a la vida después de un gran desastre. Es inevitable ver en ella la figura de una diosa madre, de diosas paganas, de una pacha mama que ha sido explotada y denigrada y que desde su fuerza telúrica viene a recordarnos que está más viva y fértil que nunca.
Y como es afuera es adentro.
Por lo tanto, ¿qué ocurre después del desastre? ¿Qué ocurrirá después de que los movimientos sociales puedan salir nuevamente a manifestarse? ¿Qué ocurre con el planeta después de la pandemia? ¿Cómo queremos vivir nuestro presente y futuro? ¿Qué realidad queremos construir ahora?
Preguntas surgen y las respuestas posibles son múltiples. Sueño con generar una red de regeneradores. Habitantes del desastre que son conscientes de las formas que ya no sirven y que nos generan daño, que poseen voluntad y ganas de proponer nuevas formas que nacen desde las ruinas. Regenerar el territorio. Territorio comprendido como el planeta tierra, pero también como el propio cuerpo, lo interno, lo personal. El desastre como la crisis. La regeneración como la conciencia de sanación y el camino hacia ello. No separado del afuera. Regenerar dentro y regenerar fuera. Construir formas de habitar más humanas, más colaborativas y, por ende, más amables con el entorno y su diversidad de especies y formas de existir. Entre todas estas preguntas sí hay una certeza que se asoma: estamos al borde de la posibilidad de creación de un nuevo paradigma cultural y tenemos la posibilidad de elegir; nos quedamos habitando pasivamente el desastre o nos transformarnos en creadores de acciones regenerativas.
¿Qué ocurre después del desastre?
La exposición ¿Qué ocurre después del desastre?, de la artista chilena Francisca Álvarez Sánchez, se podrá ver en Galería NO NADA (Miguel Hidalgo 1204, esquina Xicoténcatl, Oaxaca de Juárez, México), del 20 de junio al 18 de julio de 2020. Abrirá los días jueves y sábados de 12 a 4 pm, siguiendo atendiendo a las medidas sanitarias correspondientes por el COVID-19. Además, cuenta con un recorrido virtual.
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