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ARTURO KAMEYA: GRANDMA’S COOKING RECIPES

Arturo Kameya (Perú, 1984) examina las narrativas y mitos que comprenden diferentes versiones de la historia, tanto personales como del Perú y sus culturas, con un enfoque distintivo en el legado de los pueblos originarios. Sus obras –pinturas y ensamblajes de objetos cotidianos- son personificados como testigos de la historia, al imbuirlos de una nueva vida, más allá de su existencia como evidencia material del pasado.

En Grandma’s Cooking Recipes (Recetas de cocina de la abuela), su primera muestra individual en Grimm Gallery (Ámsterdam), el artista invoca la idea de las recetas familiares como metáfora de las fórmulas de supervivencia e intervención política transmitidas de generación en generación. Con esto, cuestiona qué fórmulas deben ser legadas y cuáles es mejor no repetir.

Las instalaciones de Kameya en Grimm Gallery combinan pinturas y objetos encontrados para conjurar tres narrativas distintas: una historia personal, la historia de la subcultura urbana de Lima, y un relato de la política implícita en el fútbol sudamericano.

Sus obras recrean estas tres narrativas a partir de objetos y lugares simbólicos, llamando la atención sobre las perspectivas y lecturas superpuestas que éstas ofrecen. Los momentos de la historia que se presentan en esta exposición fusionan temas como pérdida y derrota con expresiones de celebración y resiliencia, unidos de una manera que es a la vez universalmente entendida y específica de la familia, la nación y la región que retratan.

Una pintura en la que se ve un estante de cocina con sus frascos y recipientes cuelga sobre un escurridor de platos. El espacio representa la cocina de la abuela de Kameya como contenedor de ingredientes y laboratorio de recetas familiares.

La abuela del artista inició lo que se convertiría en el restaurante de la familia tras emigrar a Perú en la década de 1930. Ella era la única cocinera del restaurante y se negó a revelar sus secretos culinarios por temor a que la reemplazaran; cuando murió, todas sus recetas se perdieron. Aunque sus hijas intentaron recrear las recetas, nunca tuvieron éxito. Esta narrativa presenta una inversión de la noción de herencia familiar y plantea la pregunta: ¿Es mejor empezar de nuevo?

Vista de la exposición Grandma’s Cooking Recipes, de Arturo Kameya, en Grimm Gallery (Ámsterdam), 2020. Cortesía de la galería. Foto: Sonia Mangiapane
Arturo Kameya, Retablo, 2020, acrílico y arcilla sobre madera. Foto: Sonia Mangiapane
Arturo Kameya, Si nací cansado, 2020, acrílico y arcilla sobre madera. Foto: Sonia Mangiapane

La subcultura Chicha en Perú se desarrolló en los barrios urbanos de Lima para pronto convertirse en un símbolo de orgullo nacional. En ella basa Kameya para otras pinturas en la exposición, hechas a partir de ‘traducciones’ de las portadas de tabloides peruanos de los años 80, con títulos como El Papa hace contacto con E.T. Kameya señala el papel de estas publicaciones, conocidas colectivamente como ‘la prensa Chicha’, como una especie de escapismo barato para la clase trabajadora a través de historias de lo paranormal, escándalos de fútbol y chicas pin-up.

Históricamente, estas publicaciones sirvieron como una herramienta del gobierno para difundir información falsa, pero han sido adoptadas popularmente por su asequibilidad y como una especie de placer culpable. En el contexto peruano, lo Chicha se relaciona no solo con estos tabloides, sino que también se asocia con géneros de música y arte regionales.

Otra serie de pinturas a pequeña escala en esta muestra son como ventanas al paisaje de la ciudad de Lima, enfocadas en canchas de fútbol de concreto utilizadas por los lugareños como espacios para conciertos Chicha, fiestas de cumpleaños, mítines políticos y otras reuniones.

Las fronteras de clase circunscriben a la subcultura Chicha como un modo de desafío y una expresión de las condiciones sociales que exigen la celebración como una forma de afrontar las realidades de la vida.

Otra obra retrata las secuelas del polémico partido entre Argentina y Perú durante la segunda ronda de eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA 1978. En esta época, tanto Perú como Argentina (así como los países de América del Sur circundantes) fueron gobernados por dictaduras militares: cuerpos políticos que estaban muy comprometidos con el espectáculo de la Copa del Mundo de 1978.

Se cree que el juego entre Perú y Argentina, que permitió que Argentina (sede del Mundial) avanzara y finalmente ganara en un partido final contra Holanda, estuvo arreglado. La selección peruana perdió este monumental partido en un rotundo 6-0.

Desde entonces, Perú no ha alcanzado el mismo protagonismo futbolístico. La derrota ha servido a los peruanos como alegoría sobre la futilidad de jugar para ganar, al tiempo que redirigió el enfoque de los aficionados al fútbol hacia la maestría de los jugadores.

Al relatar este momento, Kameya incorpora imágenes y texto que aluden a la politización del fútbol como medio para que las dinámicas nacionales e internacionales se desarrollen en el terreno de juego.

Arturo Kameya, Huevo duro, 2020, objetos encontrados, acrílico y arcilla sobre madera. Foto: Sonia Mangiapane
Arturo Kameya, You never wash up after yourself N°3, 2020, objetos encontrados (varios utensilios de cocina de vidrio y plástico, báscula). Foto: Sonia Mangiapane

Combinando elementos del entretenimiento, los deportes y la política, Kameya reflexiona sobre cómo estas esferas están interrelacionadas y cómo siguen siendo moldeadas por sistemas fracturados. Este nuevo cuerpo de trabajo expuesto en Grimm Gallery da continuidad a su práctica de incorporar una mezcla de elementos referenciales para crear escenas que reflejen sus experiencias personales.

Sin embargo, acá el artista ha ampliado su alcance conceptual para incluir perspectivas cruzadas sobre desarrollos sociales y políticos. Con este fin, extrae elementos de su investigación de archivos y de sus recuerdos para crear estos pequeños monumentos, proyecciones históricas que cuestionan los sistemas heredados de hoy.

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