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TALLER BLOC. DIEZ AÑOS EN LA MESA DE PINBALL

Por Francisco Reyes

¿A qué remite el pinball? En estos tiempos, las palabras pinball o flipper están cargadas de un aura vintage. Sin embargo, si ahondamos en la historia y connotaciones del juego podemos hablar de un sentido de azar, choque y rebote; un tira y afloja entre el jugador contra la máquina, resistiendo a un final que sólo podemos postergar, pero inevitablemente llegará.

La historia de Taller BLOC y su exposición titulada Pinball, que marcó la celebración del décimo aniversario de este colectivo chileno, reflejan ese espíritu. Pinball fue una muestra express, abierta del 13 al 15 de marzo, que reunió como en muy pocas ocasiones los trabajos de sus socios fundadores: Tomás Rivas, Rodrigo Galecio, Rodrigo Canala, Gerardo Pulido y Catalina Bauer.

Tomás Rivas, Capricho #2, 2020, pintura, madera y cemento, 250 x 220 x 90 cm. Cortesía del artista. Foto: Taller Bloc
Tomás Rivas, Capricho #2, 2020, pintura, madera y cemento, 250 x 220 x 90 cm. Cortesía del artista. Foto: Raimundo Edwards
Tomás Rivas (dibujos) en colaboración con Rodrigo Galecio (mural). Dibujos: Sube y baja (serie), dibujo y pintura sobre papel, 37 x 47,5 cm, 2019. Mural: Suprematismo de sitio, pastel graso sobre muro, 3,80 x 5,30 mt, 2020. Cortesía de los artistas
Tomás Rivas (dibujos) en colaboración con Rodrigo Galecio (mural). Dibujos: Sube y baja (serie), dibujo y pintura sobre papel, 37 x 47,5 cm, 2019. Mural: Suprematismo de sitio, pastel graso sobre muro, 3,80 x 5,30 mt, 2020. Foto: Raimundo Edwards

Pinball es el reflejo de la iniciativa que mostró sus primeras luces a finales del 2009, junto al artista Juan Pablo Díaz, funcionando como un tipo de piloto, para luego afirmar sus bases en 2010. Una década no es cualquier celebración, sobretodo para una fundación cultural como BLOC en un país, que como varios de sus miembros afirman, no se valora la cultura.

Las reuniones de estos artistas comenzaron a darse dos años antes de su fundación. Rodrigo Galecio y Tomás Rivas fueron compañeros en la Universidad Católica. Luego conocieron a Gerardo Pulido de la Universidad Finis Terrae. Conocieron a Rodrigo Canala en una Bienal de Arte Joven en el Museo Nacional de Bellas Artes. Rivas regresó a Chile y se integró en el grupo, mientras que Catalina Bauer fue presentada por Canala. El círculo se cerró y Taller BLOC tenía a sus futuros fundadores juntos. Se acostumbraron a juntarse para producir y analizar temas relacionados con su trabajo, creando una red orgánica de ayuda y retroalimentación. Todas esas conversaciones e ideas dieron vida al proyecto de arrendar un espacio para que funcionara como taller y luego en una fundación cultural con un programa de residencia.

Vista de la exposición "Pinball". De izq. a der.: Rodrigo Galecio, Catalina Bauer, Rodrigo Canala. Cortesía de los artistas/Taller Bloc
Vista de la exposición «Pinball». De izq. a der.: Rodrigo Galecio, Catalina Bauer, Rodrigo Canala. Foto: Raimundo Edwards

El Programa de Residencias es uno de los estandartes de BLOC y, tal vez, uno de sus legados más tangibles. Fue creado para invitar a los artistas a trabajar en el taller en las mismas condiciones que los socios fundadores, creando una relación horizontal entre los miembros. Los que participan son conscientes que -a diferencia de otras tutorías- son responsables de sacar adelante su producción y generar el espacio de discusión que la obra necesita. No existe el rol de profesor y alumno, son colegas que se ayudan mutuamente en torno a su trabajo, la esencia pura de lo que significa un taller. De esta forma, se rompe la relación jerárquica, eliminando las restricciones del “juicio de profesores” y se abre más posibilidades de que el artista experimente con su obra, sintiéndose como uno más, a la par de los artistas del taller. No se relacionan por obligación de posiciones, sino que surge un diálogo a raíz de interés real y consciente.

Desde su nacimiento, Taller BLOC marcó el hito de hacer algo parecido a las tutorías o clínicas como las del Centro de Investigaciones Artísticas (CIA), en Argentina, algo que no se estaba haciendo en nuestro país. Uno de los mayores logros de Taller BLOC -y también uno de sus principales desafíos- es mantenerse a flote lidiando con el financiamiento disponible para este tipo de proyectos, procurando además una mayor accesibilidad para los participantes del taller a través de la gestión de un limitado cupo de becas.

Gerardo Pulido, Mamarracho con marco, lana, hilo, chinches, borla, pintura acrílica, madera, bastidor de madera, tela estampada, marco dorado y otros materiales, 170 x 141 x 8,5 cm, 2019. En colaboración con Rodrigo Canala (mural de escarcha metálica)
Gerardo Pulido, Mamarracho con marco, lana, hilo, chinches, borla, pintura acrílica, madera, bastidor de madera, tela estampada, marco dorado y otros materiales, 170 x 141 x 8,5 cm, 2019. En colaboración con Rodrigo Canala (mural de escarcha metálica). Foto: Raimundo Edwards
Gerardo Pulido,  Mamarracho con flecos, borlas, lana, hilo, madera de pino, pintura acrílica y tela estampada, entre otros materiales, 155 x 141 x 8 cm, 2019-2020. Cortesía del artista
Gerardo Pulido, Mamarracho con flecos, borlas, lana, hilo, madera de pino, pintura acrílica y tela estampada, entre otros materiales, 155 x 141 x 8 cm, 2019-2020. Foto: Raimundo Edwards

Los diez años de la fundación están marcados por las exposiciones anuales, que no resume todo el trabajo realizado, pero sí marca hitos en la línea de tiempo BLOC. Muestra sólo una porción del talento y horas dedicadas en el año, dando a conocer a los artistas que se unieron, convirtiéndose en un logro tanto para ellos como para el espacio. 

También a lo largo de estos diez años, BLOC ha contado con visitas de artistas locales e internacionales, generalmente para realizar conversatorios o hacer workshops que potencian el aprendizaje de sus miembros. Muchos de estos artistas han costeado sus viajes y participaciones en el espacio, en algunos casos, BLOC financió sus visitas. Es una práctica que reafirma sus aprendizajes durante su estadía en el taller, ya que comparten otras experiencias, otras narrativas y otras visiones del arte, tanto en Chile como en el mundo.

Por ejemplo, en agosto de 2010, BLOC fue partícipe de un intercambio con el Victorian College of the Arts de Melbourne, Australia. Fue una exposición colaborativa, gracias a la coordinación de South Project, una iniciativa que coordina proyectos curatoriales en el Hemisferio Sur, tratando de romper con la hegemonía del Hemisferio Norte. Otras visitas y charlas memorables en la historia de BLOC han sido las de Pablo Siquier, Jorge Tacla, Cecilia Vicuña, Paz Errázuriz, Eugenio Dittborn, Juan Dávila, Tulio de Sagastizábal, entre otros.

Rodrigo Canala, "Himno Tricolor" (tríptico - CHICHICHI LELELE JAJAJA), dibujo sobre papel, bolsa plástica, “parche curita”, 77 x 36 cm, 2016. Cortesía del artista
Rodrigo Canala, «Himno Tricolor» (tríptico – CHICHICHI LELELE JAJAJA), dibujo sobre papel, bolsa plástica, “parche curita”, 77 x 36 cm, 2016. Foto: Raimundo Edwards
Rodrigo Canala, "Untitled" (políptico – 7 dibujos) dibujo sobre papel, bolsa plástica, “parche curita”, 179 x 36 cm, 2014-2020. Cortesía del artista
Rodrigo Canala, «Untitled» (políptico – 7 dibujos) dibujo sobre papel, bolsa plástica, “parche curita”, 179 x 36 cm, 2014-2020. Foto: Raimundo Edwards

A pesar de los logros durante estos diez años, el grupo no puede decir que ha sido un camino fácil. Los fundadores concuerdan en que el financiamiento por parte de privados y el Estado chileno es escaso para sostener un proyecto de esta envergadura.

En 2016, la página web de Taller BLOC publicó un infograma sobre la Ley Valdés -ley que fue transformada dos años más tarde- incentivando al empresariado a invertir en la fundación, “haciéndote parte del decisivo aporte de BLOC al país”, rezaba la gráfica. Sin embargo, como declara Rodrigo Canala, “el arte no es una prioridad para el empresariado chileno”. Aparte, desde sus inicios Taller BLOC sufrió el “chaqueteo chilensis”, cuenta Gerardo Pulido, que fue la falta de credibilidad respecto al proyecto y sus intenciones como fundación.

En tanto al sector público, BLOC ha postulado antes a fondos concursables del Estado. En un comienzo obtuvieron algunos, pero con el pasar de los años la dinámica se hizo inviable. Según los miembros de BLOC, generalmente reciben poco puntaje en las evaluaciones de este concurso estatal por el bajo “impacto masivo que genera”. La fundación nunca ha tenido el objetivo de llegar a las masas, sino que velar y ayudar en las necesidades básicas que tienen los artistas que buscan formarse en Chile.

“Hemos sido consecuentes con las necesidades primordiales que tienen los artistas y la posibilidad de subsistir dentro de este medio, y para eso hemos tratado de impactar quizás a menos personas, alrededor de 150 artistas en los últimos diez años y no al público en general. Además de poder cambiar y poder solventar la carrera de ese artista por lo menos durante un tiempo y darle un apoyo o un soporte o una plataforma para que ellos sigan trabajando y no abandonen el arte”, dice Tomás Rivas.

Rodrigo Galecio, Vacaciones de plástico, técnica mixta sobre papel, 100 x 70 cm, 2015. En colaboración con Rodrigo Canala. Cortesía de los artistas/Taller Bloc
Rodrigo Galecio, Vacaciones de plástico, técnica mixta sobre papel, 100 x 70 cm, 2015. En colaboración con Rodrigo Canala. Foto: Raimundo Edwards

Es una de las críticas recurrentes que podemos esgrimir frente al sistema de fondos culturales en Chile: la medición meramente por datos cuantitativos. Pareciera ser que es momento de un cambio, que sus formas de medición sean cualitativas, ya que -como explica Rivas- el recorte de entradas o los ingresos a una exposición no son suficientes para medir el impacto cultural de proyectos como Taller BLOC. Es una espina en el zapato que afecta a otras áreas, como la danza o el teatro.

Mantener el arriendo del espacio se ha convertido en un desafío in crescendo. Los valores del barrio, como tantos otros lugares en Santiago, ha ido aumentando y la falta de financiamiento de terceros se hace notar. Finalmente, el pilar financiero más importante ha sido la labor de los socios fundadores: las horas de trabajo, el esfuerzo y la energía. Voluntades unidas bajo el propósito de lograr esta red de artistas, siempre persiguiendo la gratuidad para los que asisten a BLOC. Es un refugio y a la vez una escuela para quienes buscan explotar ese talento o interés en el arte.

El proyecto ha tambaleado a veces durante esta última década, pero como dice Catalina Bauer, han sido años de aprendizaje en conjunto, superando las dificultades en base a la amistad y el respeto mutuo.

Arriba: Rodrigo Galecio, Tríptico de Austin:1-Primer día en Austin, 2-Es muy delicioso! 3- Texaco Moon, 21,5 x 27,5 cm, 2020. Abajo: Tomás Rivas en colaboración Rodrigo Galecio Sin título, dibujo pintura y cinta adhesiva sobre papel,14 x 21 cm, 2019. Cortesía de los artistas
Arriba: Rodrigo Galecio, Tríptico de Austin:1-Primer día en Austin, 2-Es muy delicioso! 3- Texaco Moon, 21,5 x 27,5 cm, 2020. Abajo: Tomás Rivas en colaboración Rodrigo Galecio Sin título, dibujo pintura y cinta adhesiva sobre papel,14 x 21 cm, 2019. Foto: Raimundo Edwards

Porque a pesar de los problemas que ha acarreado la falta de financiamiento, Taller BLOC ha logrado mantenerse en comparación con otros iniciativas o galerías que nacieron en paralelo. En parte, como dice Gerardo Pulido, “a pesar del cansancio que acumulan los años, la amenaza de que BLOC tendría que migrar a otro espacio, la falta de apoyo de Fondart y, puntualmente, las trabas en Chile para una fundación cultural”, el grupo sigue con energía y la voluntad para seguir trabajando.

Taller BLOC no sólo celebra sus diez años de vida, sino también conmemora la resistencia de un espacio con una iniciativa que ha sido dejada de lado por las instituciones públicas, como a tantos otros proyectos. Los espacios que necesitan los artistas no están siendo considerados por el Estado, generando una crisis cultural que se podría resumir en la frase: “el arte se está salvando por sí solo”. Existen distintas formas de impactar culturalmente un país y si nos atenemos meramente a un método cuantitativo enfocado en resultados y no en procesos, estaremos dejando de lado una gran vertiente de artistas que aportan a nuestra cultura, como Taller BLOC que ha formado cerca de 150 artistas durante la última década. BLOC sigue jugando en la mesa de pinball, dando todo lo que tiene para que la bolita no caiga y se acabe el juego. Todos ellos, los fundadores y los artistas que han pasado por el taller, mantienen viva la llama que logra que la fundación cumpliera un año más. La demostración del trabajo en el equipo, de sentirse parte de un espacio sin estar en inferioridad frente a los otros, el fruto de la amistad; eso representa a Taller BLOC.

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