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TERESA SOLAR: FORMAS DE FUGA

Por Chus Martínez

En esta ocasión, la naturaleza del trabajo de Teresa Solar (Madrid, España 1985) es algo distinto al habitual. Se aleja por un momento de la instalación para incidir de otro modo en la relación entre escultura y dibujo. Los elementos que componen la exposición Formas de Fuga son un intento de construir una reflexión sobre la génesis del trabajo.

Los dibujos y las piezas cerámicas nos ofrecen así una tabla clasificatoria capaz de dar cuenta de la organización articulada de la reflexión, la percepción, y la experiencia del origen de cada forma, de cada pieza y de las relaciones que las formas —dibujadas o expresadas en el barro o forjadas en el metal – establecen entre sí. El trabajo de Teresa Solar es locuaz, no calla, se desarrolla constantemente en diálogo con las manos. Unas manos que a veces trazan y rayan y colorean. Unas manos que tocan y sienten la tierra con el agua y saben lo que la forma quiere de los elementos, y unas manos que forjan, que crean órganos de metal.

Lo que todas estas formas nos dejan ver es lo que podríamos denominar una ascendente curiosidad organizada en la obra de Teresa Solar. Una curiosidad que se complementa constantemente con la preocupación por el método: cómo llegar del mejor modo posible a cada una de las piezas, y por la comprensión de los conjuntos, de las familias que las piezas van creando al venir al mundo, por así decirlo.

Vista de la exposición "Formas de fuga", de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición «Formas de fuga», de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición "Formas de fuga", de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición «Formas de fuga», de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición "Formas de fuga", de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición «Formas de fuga», de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería

Acercaros a esas cavernas-conchas que como los habitáculos de los moluscos marinos tienen un manto, un caparazón de barro y un manto que ha debido cobijar a la criatura que le ha dado el color y la vida en dibujos. Estas figuras se abren hacia nosotros y parecen decir: ¡Dejadme hacer una pregunta! ¡y una confesión…! ¿Quién ha habitado esas formas? La confesión: quien haya sido ha conseguido depositar el material y rotar dentro de él de tal modo que ha forjado un manto perfecto. Ha logrado forjar un interior, una cueva, un sistema de protección y al tiempo ha escrito, ha dejado un testimonio de las fuerzas que se producen durante el crecimiento del caparazón gracias a los ornamentos y las palabras. Palabras que igual se han escrito con las espinas de un esqueleto flexible que ha conseguido generar tinta con un material secretado pero aún sin calcificar.

Nos parece raro pensar en esas formas de vida que mientras emergen, como un molusco, expresan algo sobre la vida. Nos parece extraño porque los humanos nos hemos reservado esa función única y exclusivamente para nosotros: las funciones corporales y el pensamiento son lo propio de nuestra especie. A ninguna otra y de ningún modo le hemos permitido pensarse mientras hacia su vida, por así decirlo. Bien pensado, nuestra intolerancia imaginativa para con las otras especies es infinita.

Mirad esos dibujos, los de la pared, y mirad esos otros, los que aparecen en esas conchas y bocas que nos hablan. Estamos convencidos de vivir dentro de una incesante corriente y magma de actos de pensamiento, y creemos que sólo nuestra especie da prueba de saber pensar. ¡Qué arrogancia! Eso precisamente contesta esta obra, y la obra de muchas otras artistas de la generación de Teresa Solar: también las cosas, la materia, las formas dan cuenta de cómo las múltiples formas de vida albergan inteligencia. Albergar es una noción importante, de ahí que las piezas hayan surgido como cavidades. De ahí también los dibujos, porque su presentación ayuda a entender el orden de las plenas energías que están en el origen de cada forma que se crea y el potencial de la práctica artística —pensamiento— al dirigir estas energías a lo que podríamos denominar la «concentración» o la obra.

En esta exposición, Teresa Solar nos ofrece la posibilidad de compartir un momento fascinante, la luz que se genera entre los ruidos de fondo, nuestras cavilaciones al merodear por primera vez con los ojos y las manos, aunque sea virtualmente, en nuestro primer encuentro con las obras y la fuerza del entendimiento parcial, de la aproximación a la obra en cada minuto que pasamos con ella. Este orden de recepción e incorporación es fundamental para que pueda darse una valoración receptiva, esto es, la posibilidad de que todas estas formas y trazos y formas y cosas y bichos y vidas hechas obras nos toquen, nos llenen, nos llamen.

Vista de la exposición "Formas de fuga", de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición «Formas de fuga», de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición "Formas de fuga", de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería
Vista de la exposición «Formas de fuga», de Teresa Solar, en Galería Travesía Cuatro, Madrid, 2020. Cortesía de la galería

TERESA SOLAR: FORMAS DE FUGA

Travesía Cuatro | Madrid, San Mateo, 16, Madrid

Del 20 de febrero al 30 de mayo de 2020

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