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MARCELO MONTECINO: LA MÁQUINA DE COSER Y EL PARAGUAS. FRANKLIN (1962-2018)

En el invierno de 1962, a los 19 años, el fotógrafo Marcelo Montecino regresó a su natal Chile desde Estados Unidos, donde vivió buena parte de su infancia. Impresionado por la desigualdad social que encontró, salió a fotografiar por Santiago, incluido el emblemático Barrio Franklin, un lugar que para él se ha convertido en casi una obsesión. “Yo en ese entonces no sabía qué era el Barrio Franklin, pero me había acercado a él. No sé por qué naturalmente giré a ese lado de Santiago”, dice.

Veinte años después, en otra de sus visitas al país, regresó con su cámara al mismo barrio. “Iba casi todos los fines de semana, y se convirtió en un hábito hasta hoy en día. Iba a cachurear y a mirar, porque Franklin es el lugar perfecto para un fotógrafo. Tanto detalle, tanta cosa, tanta gente, tanta alegría también. Aunque son cachureos, la gente es bastante alegre y muy amigable. Además, llevaba a mis hijos, que lo pasaban súper bien allá”, recuerda el fotógrafo.

Ahora, 60 de esas fotografías –tanto en blanco y negro como en color- se reúnen en la exhibición La máquina de coser y el paraguas. Franklin (1962-2018), que desde el pasado 19 de diciembre se presenta en la Galería Fotografía Chilena del Centro Cultural La Moneda. La idea de armar una exposición con el material de Franklin nació hace diez años, al ver el fotógrafo que estas imágenes, en su conjunto, hablaban de aquellas situaciones fortuitas, personas y objetos fuera de contexto o que esconden una historia. De hecho, el mismo nombre de la exposición viene de la famosa frase de Lautréamont, poeta maldito precursor del surrealismo, contenida en Los cantos de Maldoror: “Bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas”.  “Para mí, una buena fotografía es la que está fuera de contexto”, acota Marcelo Montecino.

Marcelo Montecino, Bride, Franklin, Santiago, 1990. Cortesía del autor

Marcelo Montecino, Bride, Franklin, Santiago, 1990. Cortesía del autor

Un vestido de novia en venta colgado en la calle, unos zapatos usados o un coche de bebé abandonado en una vereda son algunas de las fotografías presentes en la exhibición que retratan una historia escondida y una casualidad. “En esta exposición la mayoría de las fotos tienen una carga nostálgica muy grande y fuerte. No es solamente lo que aparece en la foto, sino también lo que podría haber detrás de la foto. Además, hay un contexto político, de época”, dice Andrea Aguad, curadora de la muestra.

La máquina de coser y el paraguas. Franklin (1962-2018) está formulada con un relato cronológico, en el cual la selección de 60 fotografías habla de un contexto social y político y de los cambios ocurridos en el Barrio Franklin. Andrea Aguad relata: “Este sector del sur de Santiago comenzó su urbanización con la instalación del Matadero Público, a mediados del siglo XIX, y fue creciendo en torno a la línea del ferrocarril y a las distintas fábricas, generadas por el incipiente proceso de industrialización. De este proceso, surgieron poblaciones obreras y con ellas el comercio, que se fue desarrollando paulatinamente durante el siglo XX. Pero durante la dictadura militar, el Matadero fue clausurado y los habitantes empezaron a ocupar el patrimonio industrial en desuso para sus actividades comerciales, lo que sería el origen del ‘mercado persa’ más importante de la ciudad hasta el día de hoy”.

Parte del trabajo fotográfico de Marcelo Montecino recopila una crónica visual de la vida de pobladores y los espacios de socialización que estos habitan. Frente a los grandes emplazamientos urbanos, estos se han convertido en lugares de nostalgia o resistencia. Para este fotógrafo no existen certezas en las fotos, sino cuerpos, memorias y signos que, al estar vivos, proyectan la posibilidad de amparar, desde diferentes aspectos y temáticas, el patrimonio inmaterial de Chile.

El registro de situaciones, personas y cosas nos conduce a preguntarnos sobre las verdades de los “grandes relatos” y nos llama la atención sobre la naturaleza del quehacer fotográfico, como un acto sensible y político a la vez. El tipo de fotografía que ha desarrollado Marcelo Montecino en sus cinco décadas de trayectoria comparte en muchos sentidos la hoja de ruta enunciada por Antonio Quintana en su fotografía social, una fotografía en donde lo humano es el eje.

Marcelo Montecino, Franklin Flea Market, Santiago. Cortesía del autor

La fascinación de Marcelo Montecino por la fotografía comenzó cuando tenía sólo 11 años. Su laboratorio de revelado fue la cocina de su casa en Estados Unidos –país donde vivió por 35 años, con sucesivos viajes a Chile- y su equipo era una pequeña caja que había comprado con papeles y químicos. En sus inicios, fotografiaba todo lo que veía, pero con el tiempo adquirió el gusto por retratar lo que más le llamaba la atención: la gente y la presencia humana. “Yo diría que un 97% de mis fotos son de personas y de sus alrededores. Soy bien monotemático en ese sentido; siempre la gente, la ciudad, la pobreza y el conflicto”, dice.

Durante la enseñanza secundaria se profesionalizó como fotógrafo, cuando trabajó para el diario del colegio. Más tarde, mientras estudiaba Relaciones Internacionales en la George Washington University y un máster en Literatura Hispanoamericana, continuó fotografiando personas y situaciones en colaboración con conocidos medios estadounidenses, como The Washington Post.

En 1973 viajó a Chile, y recuerda: “Me involucré bastante en el proceso que se estaba viviendo, salí a fotografiar marchas y todo el hervidero que era ese año”. Ese mismo año también viajó por su cuenta a Centroamérica, registrando los conflictos sociales en Nicaragua y trabajando para diversas revistas.

Luego de más de cincuenta años de trayectoria en fotografía, más de diez publicaciones y veinte exposiciones, Montecino fue distinguido por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile con el Premio a la Trayectoria en Fotografía Antonio Quintana 2017.

Marcelo Montecino, Franklin, Santiago, 1989. Cortesía del autor

Marcelo Montecino, Franklin, Santiago, 1989. Cortesía del autor


MARCELO MONTECINO: LA MÁQUINA DE COSER Y EL PARAGUAS. FRANKLIN (1962-2018)

Galería Fotografía Chilena, Centro Cultural La Moneda, Plaza de la Ciudadanía 26, Santiago de Chile

Del 19 de diciembre de 2018 a marzo de 2019

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