AI-5 50 AÑOS – TODAVÍA NO HA TERMINADO. ARTE Y REFLEXIONES DURANTE LA DICTADURA EN BRASIL

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¿Cuál es el propósito de una institución de arte en un país como Brasil, hoy, en 2018? A pesar de que esto no llega directamente a los espectadores, esta es una pregunta que los empleados del Instituto Tomie Ohtake enfrentan todos los días, al relacionarse con las responsabilidades intrínsecas al trabajo que desarrollan. Hay varias respuestas diferentes para esta pregunta y una de ellas implica la revisión continua de la historia del arte dentro de una historia social más amplia, creyendo que ambas pueden renovarse cuando se enfrentan entre sí.

A partir de esta reflexión, elaborada por el Instituto Tomie Ohtake, en São Paulo, la exposición AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar (AI-5 50 AÑOS – todavía no ha terminado) trata de discutir cómo la pérdida de los derechos democráticos tuvo un impacto sobre las imágenes culturales del país, en una reacción al 50 aniversario del «Ato Institucional No. 5», que marcó el endurecimiento totalitario de la dictadura civil-militar brasileña (1964-1985).

Según el curador Paulo Miyada, esta investigación se centra en la producción de artes visuales de la época, con obras, ideas e iniciativas que nacieron tensando la prohibición de la opinión política, que se convirtió prácticamente en una criminalización a través de la censura y la represión. En algunos casos, las obras presentadas en la exposición fueron prohibidas, destruidas o sobrevivieron escondidas; en otros, su circulación fue contenida y su expresión fue sometida a códigos y tácticas de resistencia.

Como una exposición-ensayo, AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar propone una trayectoria que explora diferentes etapas de la restricción de los derechos democráticos brasileños y enfatiza las actitudes de disputa, protesta y reflexión múltiple. También hay un espacio dedicado a los textos y documentos de ese contexto, así como trabajos encargados especialmente para la ocasión a artistas más jóvenes, que entraron en contacto con este marco temporal a través de la historia.

Según Miyada, una de las contribuciones que el arte puede ofrecer incluso en los momentos más oscuros de la historia de la humanidad es su capacidad para ampliar el campo de lo que se puede decir y el significado antes de la limitación y prohibición del lenguaje. «Teniendo esto en cuenta, es posible comprender que esta exposición no es solo un recuerdo de los silencios y las pérdidas, sino también de las reinvenciones y resistencias, con llamamientos a la sociedad en ese entonces, que siguen siendo de los ciudadanos de hoy», dice el curador.

Vista de la exposición «AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar», en el Instituto Tomie Ohtake, São Paulo, 2018. Foto cortesía de Instituto Tomie Ohtake

La exposición está dividida en seis núcleos:

Censura durante la dictadura civil-militar opuesta al surgimiento de la idea de «opinión» en la producción artística entre 1964-1968. Presenta ejemplos del compromiso crítico de las vanguardias artísticas y la tensión gradual de los mecanismos de silenciamiento que comienzan con la censura moral y terminan en ataques explícitos a la libertad de expresión. Destacan en esta sección los ensayos de Hélio Oiticica, las obras de Cybele Varela y Carlos Vergara, las fotografías de Evandro Teixeira y un proyecto no realizado de Carmela Gross.

Criminalización de las opiniones después de la AI-5 y la transformación de tendencias artísticas que, con el empeoramiento de las estrategias de represión, alcanzó su punto más alto de tensión entre 1968 y 1970. Aquí se discute cómo los artistas que integraron activamente las transformaciones en el arte brasileño durante la segunda mitad de la década de 1960 produjeron trabajos radicales, desafiantes y limítrofes, a menudo cerca (o desde adentro) de episodios de encarcelamiento, exilio, tortura y coerción. Destacan los testimonios de Gilberto Gil y José Carlos Dias, los trabajos de Claudio Tozzi, Carlos Zilio, Antonio Henrique Amaral y Anna Bella Geiger y las obras y un nuevo cuaderno de Antonio Dias.

Producción de la llamada «generación guerrilla», que ganó reconocimiento en el arte brasileño entre 1969 y 1970, emulando constantemente la infiltración, resistencia y estrategias indistintas de la guerrilla urbana en sus procesos creativos. Esta producción buscaba ocupar lugares al margen o fuera del circuito artístico institucional, así como reaccionar ante la censura y el procesamiento formal de sus proposiciones. Acá se encuentran obras de Antonio Manuel, Artur Barrio, Cildo Meireles, Carlos Pasquetti, Regina Vater y Nelson Leirner.

Vista de la exposición «AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar», en el Instituto Tomie Ohtake, São Paulo, 2018. Foto cortesía de Instituto Tomie Ohtake

Arte creado durante la década de 1970 e intentos de hallar libertad y pensamiento crítico en un país autoritario. Recopilación de los posibles caminos a pesar de la represión, a través de los aspectos eróticos y lúdicos de la llamada producción “marginal”; a través de la formación de circuitos subterráneos, como clubes de cine y redes de correo postal; y a través de la experimentación con patrones lingüísticos altamente codificados y desarrollados conceptualmente. Entre los destacados de esta sección están las obras de Wlademir Dias-Pino, Paulo Bruscky, Regina Silveira y Regina Vater y las películas de José Agrippino de Paula e Ivan Cardoso.
Críticas a la expansión del ideal del país promovido por la dictadura. Selección de obras que apuntan a la resistencia al optimismo nacionalista, propulsada por la retórica megalómana e intrascendente de ocupar la Amazonía, con impactos en el medio ambiente y los derechos de las poblaciones nativas. Destacan las obras y libros de Claudia Andujar, la obra de Cildo Meireles y las películas de Jorge Bodanzky.
Reflexión sobre la crisis institucional que condujo al proceso de “apertura democrática”, aplicado a las instituciones artísticas, así como a otras áreas, que no experimentaron un proceso cuidadoso y amplio de reconstrucción y revisión de sus premisas, cuando finalizó la dictadura en la década de 1980. Los temas que se destacan aquí son proposiciones provocativas en el campo artístico, las cuales fueron descontinuadas o interrumpidas: la creación del Museo de la Solidaridad en Chile, por Mario Pedrosa; la idea del Museu das Origens (Museo de los Orígenes) después del incendio en el Museu de Arte Moderna en Río de Janeiro, también de Mario Pedrosa; y el Encontro de Críticos de Arte de América Latina (Conferencia de Críticos de Arte de América Latina), organizado por Aracy Amaral para volver a discutir las premisas de la Bienal de São Paulo.

Vista de la exposición «AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar», en el Instituto Tomie Ohtake, São Paulo, 2018. Foto cortesía de Instituto Tomie Ohtake

Para que pode servir uma instituição de arte em um país como o Brasil, hoje, em 2018? Embora isso não chegue diretamente ao olhar dos visitantes, essa é uma pergunta que as equipes do Instituto Tomie Ohtake enfrentam cotidianamente, no trato com as responsabilidades intrínsecas aos trabalhos desenvolvidos. As respostas para isso são muitas e uma delas passa pela revisão contínua da história da arte dentro da história mais ampla da sociedade, acreditando que tanto uma quanto a outra podem aparecer de forma renovada quando colocadas em tensão.

A partir dessa reflexão, assinalada pelo Instituto Tomie Ohtake, nasce AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar, exposição que busca discutir os custos da retirada de direitos democráticos para o imaginário cultural do País, em resposta aos 50 anos do Ato Institucional No. 5, marco do agravamento do totalitarismo da ditadura civil-militar brasileira (1964-1985).

Conforme o curador Paulo Miyada, a pesquisa tem como núcleo a produção de artes visuais do período, com obras, ideias e iniciativas que nasceram em tensão com a interdição da própria opinião política, que chegou a ser virtualmente criminalizada pelas práticas de censura e repressão. Em alguns casos, as obras reunidas foram proibidas, destruídas ou subsistiram ocultas; em outros, sua circulação foi seriamente contida e seus modos de expressão passaram por codificações e táticas de resistência.

Como uma exposição-ensaio, AI-5 50 ANOS – Ainda não terminou de acabar propõe um percurso que passa por diversos estágios de restrição dos direitos democráticos e destaca múltiplas atitudes de contestação, grito e reflexão. Há também espaço para textos e documentos de contextualização, além de algumas obras comissionadas de artistas mais jovens, que conheceram o período por meio da história.

Segundo Miyada, uma das contribuições que a arte pode oferecer mesmo durante os arcos mais sombrios da história humana é a sua capacidade de ampliar o campo do que pode ser dito e sentido frente aos limites e interdições da linguagem. “Com isso em mente, é possível considerar que esta mostra não é apenas um memorial de silenciamentos e perdas, mas também de reinvenções e resistências, com apelos que se endereçaram à sociedade de então e continuam em aberto para os cidadãos de hoje”, completa o curador.

A exposição está dividida em seis núcleos:

1. Censura no período da ditadura civil-militar frente a frente com a emergência da ideia de “opinião” na produção artística entre 1964-1968. Apresenta exemplos de engajamento crítico das vanguardas artísticas e o acirramento gradual de mecanismos de silenciamento que fizeram um arco desde casos de censura moral até ataques explícitos à liberdade de expressão e crítica. Destaques desse núcleo: Textos de Hélio Oiticica e obras de Cybele Varela e Carlos Vergara, fotografias de Evandro Teixeira e projeto não realizado de Carmela Gross.

2. Criminalização da própria opinião após o AI-5 e transformação das tendências artísticas que, com o acirramento das estratégias de repressão, alcançaram seu ponto de máxima tensão entre 1968 e 1970. Discute como artistas que integraram ativamente a transformação da arte brasileira na segunda metade da década de 1960 produziram obras limítrofes, radicais e de contestação, muitas vezes de perto (ou de dentro) de episódios de prisão, exílio, tortura e coerção. Destaques desse núcleo: Depoimento de Gilberto Gil, obras e depoimentos de Claudio Tozzi e Carlos Zilio, depoimento de José Carlos Dias, obras de Antonio Henrique Amaral e Anna Bella Geiger, obras e caderno inédito de Antonio Dias.

3. Produção da chamada “geração de guerrilha”, que ganhou espaço na arte brasileira entre 1969 e 1970 e constantemente emulou em seus processos criativos táticas de infiltração, resistência e indistinção típicos de movimentos de guerrilha urbana. Trata-se, também, de uma produção que buscou ocupar espaços nas bordas ou fora do circuito artístico institucional, além de reagir a tentativas de censura e/ou enquadramento formal de suas proposições. Destaques desse núcleo: Obras de Antonio Manuel, Artur Barrio e Cildo Meireles. Contraposições e contrastes: Carlos Pasquetti, Regina Vater e Nelson Leirner.

4. Arte na década de 1970 e recursos de busca de liberdade e crítica em um país autoritário. Levantamento de caminhos apesar dos interditos, que passaram pelo teor libidinoso e lúdico da produção chamada de “marginal”; pela formação de circuitos subterrâneos de distribuição, como cineclubes e redes de arte correio; e por experimentação de modelos linguísticos com alto grau de codificação e desenvolvimento conceitual. Destaques desse núcleo: Obras de Wlademir Dias-Pino, Paulo Bruscky, Regina Silveira, Regina Vater e filmes de José Agrippino de Paula e Ivan Cardoso.

5. Críticas ao desenvolvimentismo do ideal de país promovido pela ditadura. Seleção de obras que apontam para a resistência ao otimismo nacionalista impulsionado pela retórica de ocupação da Amazônia, megalomaníaco e inconsequente com reflexões ecológicas e os direitos das populações indígenas. Destaques desse núcleo: Obras e livros de Claudia Andujar, obra de Cildo Meireles e filme de Jorge Bodanzky.

6. Reflexão sobre a crise institucional que alcançou o processo de “abertura democrática”, aplicado ao caso das instituições artísticas, a exemplo de tantas outras áreas, não passaram por um processo cuidadoso e amplo de reconstrução e revisão de suas premissas com o final da ditadura na década de 1980. Os assuntos em destaque são proposições provocativas para o campo artístico, todas interrompidas ou descontinuadas: a criação do Museu da Solidariedade no Chile, por Mario Pedrosa; a proposição do Museu das Origens após o incêndio do Museu de Arte Moderna no Rio de Janeiro, também por Mario Pedrosa; e o Encontro de Críticos de Arte da América Latina, organizado por Aracy Amaral com o intuito de rediscutir as premissas da Bienal de São Paulo.

ARTISTAS PARTICIPANTES

Adriano Costa, Anna Bella Geiger, Anna Maria Maiolino, Antonio Benetazzo, Antonio Dias, Antonio Henrique Amaral, Antonio Manuel, Aracy Amaral, Artur Barrio, Aurélio Michiles,Augusto Boal, Aylton Escobar, Bené Fonteles, Caetano Veloso, Carlos Pasquetti, Carlos Vergara, Carlos Zilio, Carmela Gross, Chico Buarque, Cildo Meireles, Claudia Andujar, Claudio Tozzi, Coletivo (Ana Prata, Bruno Dunley, Clara de Capua, Derly Marques, Deyson Gilbert, Janina McQuoid, João GG, Leopoldo Ponce, Mauricio Ianês, Pedro França e Pontogor), Cybèle Varela, Daniel Santiago, Décio Bar, Décio Pignatari, Desdémone Bardin, Edouard Fraipont, Evandro Teixeira, Francisco Julião, Frederico Morais, Gabriel Borba, Genilson Soares e Francisco Iñarra, Gilberto Gil, Glauber Rocha, Glauco Rodrigues, Guga Carvalho, Hélio Oiticica, Ivan Cardoso, Jo Clifford, Renata Carvalho, Natalia Mallo e Gabi Gonçalves, João Sanchez, Jorge Bodanzky, José Agrippino de Paula, José Carlos Dias, José Celso Martinez Corrêa, Lula Buarque de Hollanda, Marcello Nitsche, Marcio Moreira Alves, Marisa Alvarez Lima, Mario Pedrosa, Matheus Rocha Pitta, Mauricio Fridman, Nelson Leirner, Paulo Bruscky, Paulo Nazareth, Raymundo Amado, Regina Silveira, Regina Vater, Reynaldo Jardim, Ricardo Ohtake, Roberto Schwarz, Samuel Szpigel, Sérgio Sister, Vera Chaves Barcellos, Wlademir Dias-Pino e outros.