PÍA CAMIL Y OFELIA RODRÍGUEZ: DESHECHAS

Instituto de Visión, en Bogotá, presenta hasta el 15 de diciembre la muestra Deshechas, de Ofelia Rodríguez (Barranquilla, 1946) y Pía Camil (Ciudad de México, 1980), un diálogo entre estas dos artistas mujeres de diferentes culturas y generaciones que, bajo la curaduría de María Wills y Beatriz López, busca trazar nuevas constelaciones que dan sentido al pasado conceptual latinoamericano.

La obra de Rodríguez se caracteriza por integrar elementos discursivos propios de la literatura de su región, utilizando técnicas como el collage y el bricolaje para crear un vocabulario propio cargado de símbolos recurrentes que generan una lógica original con la que retrata los momentos más trascendentes de su experiencia.

Por otra parte, Camil representa una visión particular de la contemporaneidad en la medida que su trabajo se apropia de esquemas pertenecientes a terrenos que no necesariamente están relacionados con las artes plásticas, como el comercio informal y las economías ilegales, generando relaciones que apuntan, en el caso específico de Deshechas, al lugar que ocupa el imaginario de lo doméstico en la sociedad.

Vista de la muestra Deshechas de Pía Camil y Ofelia Rodríguez en el Instituto de Visión, Bogotá. Foto. cortesía Instituto de Visión.

El tema de la identidad cultural es una de las narrativas centrales en la obra de Rodríguez, la que se caracteriza, entre otras cosas, por un firme interés en revelar sus raíces tropicales, destacando los lugares comunes que esto conlleva, como lo exuberante o el colorido chillón. Otros ingredientes de su trabajo tratan asuntos relativos a lo femenino de una forma aparentemente ingenua, mediante el lenguaje pop que utiliza con un alto sentido de la ironía.

Rodríguez es una artista enlazada por dos culturas: creció en el Caribe colombiano, pero su carrera fue evolucionando en el exterior al “exiliarse” voluntariamente en el Reino Unido. Al alejarse geográficamente, terminó por conectarse con mayor intensidad a su lugar de origen: las raíces se fortalecieron con la distancia, y el realismo mágico –que se genera en el entorno tropical colombiano– empapa su obra.

El material con el que Camil trabaja en sus pinturas, que dan título a la muestra, son telas que han sido desechadas de las fábricas de textiles por ser el último tirón de la producción, mostrando defectos en la impresión. Para la artista, estos retazos evocan la relación de los sujetos contemporáneos con los mercados de producción en masa, pero a su vez sirven como metáforas del papel del arte dentro del mercado.

Por el formato de las pinturas y los pliegues que se generan, estas obras pueden ser comprendidas a partir de su semejanza con una cama desecha y, por ende, entendidas en el terreno de la intimidad. Para Deshechas, Camil sigue el rastro de las distintas formas en que la tela ha sido explorada y retratada en la historia de la pintura clásica en Occidente. Sin embargo, su intención no es puramente formal: para la artista es interesante entender la tela dentro del espacio doméstico y su relación con lo femenino.

Tanto el trabajo de Rodríguez como el de Camil se ha preocupado por romper los moldes de discursos elitistas o patriarcales, desdibujando los límites entre la alta cultura y lo popular, explorando el concepto del buen gusto o las manifestaciones folclóricas urbanas.