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Helena Almeida:corpus

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La exposición Corpus, de Helena Almeida (Lisboa, 1934), presenta un total de 52 obras, entre pinturas, fotografías, videos y dibujos, donde el cuerpo de la artista registra, ocupa y define el espacio. La muestra, que se presenta en el IVAM – Institut Valencià d’Art Modern – Centre Julio González, en Valencia (España), tiene una dimensión retrospectiva, al abarcar las diferentes fases de la carrera de la artista, desde sus piezas más tempranas de mediados de los sesenta hasta su trabajo más reciente.

Desde los inicios de su carrera, Almeida introdujo en sus pinturas abstractas las preocupaciones centrales que definen su práctica artística: el deseo de trascender los límites del espacio pictórico y narrativo. Su serie de lienzos sin título de los años 1968-1969 muestran su proceso de deconstrucción de los soportes artísticos tradicionales y del lenguaje de la pintura.

En estos trabajos, la artista enrolla el lienzo y lo suspende, lo despliega como una estructura blanda que se retira y se derrumba bajo su propio peso, o muestra la parte trasera de la pintura, a veces con un lienzo translúcido.

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Hacia la mitad de los años 70, Almeida juega con la forma, la línea y el color de sus cuadros y éstos luego evolucionan hacia composiciones performativas; comienza a utilizar los materiales como extensiones de su propio cuerpo y se hace fotografiar durante el proceso.

Tras sus primeras obras tridimensionales, la artista encuentra en la fotografía un modo de superar la exterioridad de la pintura y de permitir que el ser y el  hacer coexistan en el mismo medio:“Es como si continuara afirmando: la pintura es mi cuerpo, mi trabajo es mi cuerpo”. Más allá de las lecturas poéticas y metafóricas que esta obra puede inspirar, se observa un intento de alcanzar los límites de un medio, ya sea fotografía, performance o escultura.

El cuerpo en el trabajo de Almeida se convierte a la vez en una forma escultórica y un espacio, objeto y sujeto, significante y significado. La obra de la artista es un resumen, un acto que ha sido escenificado cuidadosamente y que es altamente poético. Las representaciones de estas acciones también muestran el contexto en el que Almeida se posiciona. Frente a la cámara se niega a que sus fotos se conviertan en autorretratos. Representa principalmente su cuerpo, pero es un cuerpo que podría ser el de cualquier persona.

Vestida de negro, Helena Almeida incorpora elementos de su estudio en sus cuadros. Se retrata en las poses que ha coreografiado cuidadosamente y que se organizan a menudo en series. En 1969, Almeida es fotografiada por primera vez por su marido, el arquitecto Artur Rosa. Éste colabora frecuentemente con ella, como fotógrafo de sus acciones, una forma altamente mediatizada de auto-representación que se convertirá en una característica de su obra.

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La transformación del hilo en una línea, en Desenhos habitados (Dibujos habitados), la aplicación de trazos de pincel azul sobre la fotografía, en Pinturas habitadas y Estudos para um eriquecimento interior (Estudios para un enriquecimiento interior) o el acto de vestirse del propio lienzo (Tela habitada), corresponden a una acción, una marca o un registro de la presencia. En una de sus series más conocidas, Pinturas Habitadas, Almeida ocupa el espacio a la vez como artista y modelo.

Hacia finales de los 70, las imágenes de Helena Almeida adquieren un carácter mucho más cinematográfico, como en la serie Ouve-me (Escúchame, 1978-80), Sente-me (Siénteme, 1979) y Vê-me (Mírame, 1979), en cada una de las cuales se focaliza en una función sensorial y en su carga emocional. El video de la performance Escúchame muestra a la artista pegada a un lienzo que palpita al ritmo de su respiración y de la presión de su cuerpo, como un dibujo obtenido por contacto corporal.

En los 80 y 90, Almeida introduce un cambio en el formato y la escala de la figura humana en sus trabajos, casi a tamaño real, reduciendo sus movimientos y su expresión a un contorno negro o a una sombra, como en los dibujos y las fotografías de la serie Dentro de mim (Dentro de mí, 1995-1998). Aquí la figura humana marca su presencia y proyecta su sombra bajo la forma de un espeso pigmento negro que traza diagonales en el espacio vacío de su estudio.

Más que en la expresión de la cara, Almeida concentra la atención del espectador en los elementos aislados del cuerpo: el poder expresivo de una mano en movimiento o de una pierna en tensión, o la extraña geometría de los cuerpos en contacto con el ambiente que les rodea.

En la serie Seduzir (Seducir, 2001-2002), Almeida continua la exploración de su carácter expresivo y de la manifestación física del deseo y la interioridad. Las fotografías, los dibujos y los videos de esta serie muestran la complejidad de un proceso creativo en el que el momento de la fotografía se define con ayuda de dibujos, de estudios coreográficos y del condicionamiento del potencial emocional y afectivo del cuerpo. A partir de un dibujo, Almeida crea en su taller movimientos y formas que definen la composición de las imágenes y prueban además los límites de la capacidad expresiva de su cuerpo.

 

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HELENA ALMEIDA: CORPUS

IVAM – Institut Valencià d’Art Modern – Centre Julio González, Valencia, España

Comisariado: Joao Ribas y Marta Moreira de Almeida

Hasta el 18 de junio de 2017

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