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BENJAMÍN OSSA Y CLEMENTE DEL RÍO

Artistas a los Artistas es una sección en la que dos artistas conversan de forma causal o formal, en vivo o por correo electrónico, sobre temas de su interés. En esta ocasión conversan en persona Benjamín Ossa y Clemente Del Río sobre su muestra más reciente en Salón Tudor (Santiago de Chile), su obra y proceso. Ambos artistas compartieron taller y se conocen desde la universidad. Este diálogo es otra de sus asiduas discusiones críticas.

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Clemente del Río: Creo que podemos hablar un poco de esta muestra (Salón Tudor). En esta hemos estado los dos presentes en un proceso. Porque nos ha pasado a veces que tu ves trabajos míos y dices “no, eso no me gusta” o “yo pensé que iba a ser distinto”. En cierta medida, con esta exposición, creamos una inteligencia común. Y yo con muchos trabajos tuyos me siento super identificado.

Benjamín Ossa: Nuestros trabajos siempre dialogan. Están hechos desde un punto de partida muy similar. Hay intereses comúnes en nuestra obra.

Clemente: Esos intereses comunes son producto de…

Benjamín: De trabajar juntos

Clemente: De una convivencia. Yo, por ejemplo, estos trabajos de acá, cuando los vi por primera vez, me sentí super identificado con esa cuestión de reticular el papel. Por otro lado, tu interés en la luz, es de ese tipo de cosas en las que yo no pienso tanto.

Benjamín: Reticular el papel antes de trabajarlo responde a un método de trabajo. Me vi enfrentado hace casi un año a obligarme a hacer un trabajo que me permitiera estar en mi casa y no tener que depender de terceras personas. Ahi apareció la retícula: como una especie de patrón, un orden previo, para poder realizar un trabajo. El azar nunca ha estado presente en mi obra de forma constructiva. Siempre el proceso de construcción de mi obra ha sido diagramático, ordenado, preestablecido. Las decisiones azarosas, más arbitrarias, vienen al momento de decidir cual o tal forma es la mejor manera de implementar una imagen, o cual o tal color funciona mejor con la luz.

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Instalación en Salón Tudor, Benjamín Ossa

 

Clemente: Una constante en mi trabajo es que tengo esta forma, esta idea, y voy a ver cómo responde si la someto a variaciones. Eso se ha ido convirtiendo en el método. ¿Te acuerdas esos meses que estuvimos re perdidos en el taller de Elena Blanco, tratando de hacer videos, haciendo programas de televisión, escribiendo guevadas? Una locura de dos meses, y lo que saqué en limpio era una especie de ameba que se movía como una línea de superficie e iba sacando distintos pedazos a la superficie. Hicimos animaciones, y mucho después para esa muestra en Die Ecke, tu sacaste esos…

Benjamín: Módulos

Clemente: Si, esos módulos de círculos, que eran demasiado esa idea. Me sentí super identificado con eso

Benjamín: Hay una forma de entender mi trabajo que es como “el rigor llevado al límite”. Siempre tratando de dar más respecto a la técnica y al método de confección de la obra.

Clemente: Ese es un factor más ideológico que estético. Cuando compartíamos taller, sentía algo así como cuando las empresas garantizan la calidad de sus productos.

Benjamín: Es una forma de entender las cosas. Ser ordenados, ser limpios, ser responsables, entender esto no como actos de inspiración sino como un trabajo constante, metódico. Alguien me dijo que ocupaba la línea como se saca a pasear un perro, que había una libertad y una espontaneidad en cómo se usaba el trazo, y eso evoca múltiples lecturas, y es una cuestión más sensitiva, más a flor de piel. En nuestro trabajo, esa cuestión sensitiva, libre, está mediada previamente.

Clemente: Claro, pero sin dejar de haber un factor tremendamente sensitivo y tremendamente contemplativo. Puede sonar contradictorio, pero mi trabajo está bien medido y bien pensado, y sin embargo, al imaginarme como espectador, lo veo como bien contemplativo. No es que esté diciendo algo inteligente, sino que estoy presentando un objeto que va a ser mirado y nada más.

Benjamín: Totalmente de acuerdo. Generalmente, es una cuestión programática que está en todas las obras. En el diagrama que compusiste en el suelo, aparte de tener una estricta relación con el diagrama de la sala, hay una relación proporcional entre el dibujo y el espacio.

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Instalación en Salón Tudor, Clemente del Río

 

Clemente: A mi lo que me gusta de esta muestra es cómo todo lo que hay en esta sala se cruza constantemente. Yo soy incapaz de separar la arquitectura de tu trabajo. Los trabajos están acoplados al espacio de formas distintas, siento que las cosas no están puestas.

Benjamín: Están absorbidas por el espacio. Ha entrado gente a la sala, gente que anda paseando por el cerro, no gente instruida en las artes que vienen a mirar la muestra con otra predisposición, y me preguntan si es que el lugar es así efectivamente. Si es así durante todo el año. No lo entienden como una exposición de arte, sino como las características que tiene el lugar.

Clemente: Son incapaces de disociar los trabajos del espacio.

Benjamín: Yo no creo que son incapaces de disociar los trabajos del espacio, sino que los trabajos están tan bien insertos dentro del espacio, que se hacen parte de éste.

Clemente: Eso mismo. Se entiende como un total.

Benjamín: Claro, no es que sea una incapacidad de ellos.

Clemente: No, no, claro que no es una incapacidad de ellos.

Benjamín: Además, este espacio no está inserto dentro de un circuito de arte. No responde a los patrones de una galería de arte. Eso hace que aquí pase aún más desapercibido. Creo que son pocas las instancias en las que un artista, a lo largo de su carrera, puede llegar a intervenir un lugar con estas características.

Clemente: Abre la posibilidad de entender lugares a través del trabajo. Por ejemplo, y guardando las proporciones, cuando diseñé mi dibujo (instalación en el piso) pensé en esa calavera de Gabriel Orozco que está entera tramada. Es un cráneo humano que tiene trazadas unas líneas que son completamente arbitrarias, pero que sin embargo, terminan, se dan una vuelta y calzan perfecto en el cráneo humano. Cuando vi ese trabajo pensé: “Este loco, al hacerlo, se dedicó a entender cómo era la forma de la calavera”.

Benjamín: Lo que hizo Orozco fue lanzar un plano de grilla sobre un objeto volumétrico, para que se adose. Lo que hizo fue un estudio de forma.

Clemente: Si, y eso es lo que me parece interesante.

Benjamín: Eso es geometría cien por ciento.

Clemente: Es un análisis bacán. Yo por ejemplo, después de hacer este trabajo, puedo decirte que entiendo al Salón Tudor, entiendo el espacio, su arquitectura, cómo se relacionan las vigas, mejor de lo que entiendo mi departamento.

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Los artistas visuales Benjamín Ossa y Clemente Del Rio

 

Benjamín: Tú nunca habías trabajado con intervenciones. Siempre habías trabajado sobre planos bidimensionales.

Clemente: Lo hice una vez, pero teniendo una noción muy narrativa del espacio, no una noción física del espacio. Es super interesante someterte a la necesidad de tener que controlar un espacio. Trabajar bidimensional, es a final super acotado, por el simple hecho de que es más chico, es del porte de tu mesa. Este trabajo yo lo diseñé en el computador y tenía la pantalla, y podía hacer zoom…

Benjamín: Este es el trabajo más expedito que has hecho en términos de confección

Clemente: Paradójicamente

Benjamín: A pesar de ser más grande, hay una programación previa que te permitió ejecutar el trabajo

Clemente: Si, una estrategia. Hay trabajos en los que aplicando un sistema de repetición gráfica, yo decía: “Me voy a demorar cuatro meses en cruzar 70 centímetros”. Por ejemplo, esos trabajos de la universidad que eran unas tramas de líneas pequeñas hechas en hoja tamaño carta que después empezaban a cubrir una superficie super grande, era eso también. Voy a cruzar este espacio trabajando. A lo que voy es que, cuando hice este diseño, lo hice super controlado y toda la cuestión, y de repente, cuando estaba poniendo las cuerdas para medir, dimensioné el lugar. Me acuerdo el momento cuando estaban tiradas todas las líneas, estaba ya parado el esqueleto del sistema, y le puse un punto a cada uno, y dije: “Listo. Ya lo paré”.

Benjamín: Otra cosa es que hoy día nadie dibuja. Está todo pre hecho, no hay un estudio, no hay un entendimiento, un rigor de la línea. También ha sido recurrente en tu trabajo el sistema de puntos. El punto como revelación de un cruce, como sistema de construcción, o como inicio de una línea. En mi trabajo y en el tuyo, hay un sistema de compás a diferentes escalas.

Clemente: A mi en este trabajo me interesa el punto como un medio de comparación. Lo que me vuela de este trabajo es poder, fácilmente, comenzar a establecer diferencias. Solo de mirarlos, uno es capaz de entender por qué unos (puntos) están más cerca y otros están más lejos. Porque son los círculos que se cruzan y toda la cuestión. A ver, voy a ordenarme un poco. Lo voy a explicar bien. Cuando uno llega, por las dimensiones del espacio, uno dice: “La media cagá”. Como un desorden, con todos esos puntos puestos. Y después llega un momento en que entiendes como está construido, y entendí que es simétrico. Teóricamente, es simétrico, porque está sujeto a las tensiones de las cuerdas. Al ver eso, ves un orden y eres capaz de establecer comparaciones, y entender lo que a primera vista te parecía raro.

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Instalación en Salón Tudor, Benjamín Ossa

 

Benjamín: Hay una revelación…

Clemente: Claro. A mi me produce harta satisfacción ser capaz de proponer, en una imagen, una confusión, una noción de seguridad, y un entendimiento. Todas esas cosas sumadas a una percepción de un lugar dibujado, como un espacio gráfico donde la persona está metida.

Benjamín: Todas esas etapas de percepción del trabajo están sujetas al espacio en el que está inscrito el trabajo.

Clemente: Y en cierta medida son repercusión del espacio…

Benjamín: Claro

Clemente: Lo que estamos viendo, las obras que están acá son de cierta forma el mismo salón pero sometido al filtro de nuestra ideología de trabajo. En el fondo, uno funciona como un procesador del espacio. Un punto que me interesa remarcar, es lo que pasa con la muestra entre 7:30 pm y 9:00 pm, cuando el sol se esconde y las condiciones de luz de la sala dan un vuelco, es lo que más me interesa de lo que pasa con esta muestra, creo que en ese punto las relaciones entre las obras se vuelven orgánicas y hay un pulso que me parece vital.

Benjamín: Si, esta exposición tiene un tiempo, y tiene un curso, que viene dado por las condiciones geográficas de este lugar específicamente.

Clemente: No se si de este lugar específicamente. Yo me atrevo a decir, a riesgo de sonar loco, que esto no está sometido a las condiciones geográficas del cerro (San Cristóbal) sino a las particularidades del sistema solar. Lo que lo hace funcionar es eso. Hay dos pelotas que se mueven: una que ilumina y la otra que no ilumina. Y cuando la guevá se mueve para acá, la exposición se ve así; cuando se mueve para allá, se ve asá.

Benjamín: La salida y puesta de sol condiciona mi decisión sobre cuál trabajo poner con respecto a la hora y disposición del sol. Esos trabajos están hechos para esas ventanas porque el sol se esconde por esas ventanas.

Clemente: Eso no pasaría en una galería sin ventanas. Si aquí hubiese cuadros colgados, le doy una patada a la tierra y no pasa nada.

Benjamín: No solo esta exposición está sujeta al espacio físico sino también a la rotación de la tierra.

Clemente: Por eso, para constatar lo que estamos diciendo, le recomiendo al público que venga entre las 7:30 y las 9:30 pm. Es el momento en que el sol se está poniendo, es el momento cuando la exposición cambia.

Benjamín: ¿Cómo te planteas entonces tu obra después de haber hecho este trabajo?

Clemente: Te voy a responder como te he respondido muchas veces: “Benjamín, no sé”.

Benjamín: jajaja.

Clemente: Claramente para mi, esta exposición siginifica una experiencia decisiva respecto a mis métodos de trabajo.

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Instalación en Salón Tudor, Benjamín Ossa

 

Benjamín: ¿Vas a empezar a pensar tu trabajo ahora desde el espacio o desde el resguardo del plano combatible?

Clemente: Trabajando en un papel, no más grande que un pliego, me las he arreglado constantemente para hacer que eso se perciba, desde mi punto de vista como dibujante, como un espacio heavy. El resultado de esos trabajos es una guevá que una persona los ve y dice: “Ay, que bonito!” o “La cagó, la media pega!”. Pero en el fondo no son capaces de comunicar a cabalidad ese sentimiento de “me siento chico”, tan chico como el pincel 0.1 que estoy ocupando.

Benjamín: Yo, en particular, voy a seguir trabajando todo este año en espacios. Voy a dejar de producir objetos y voy a trabajar con espacios. Y el trabajo de la luz, y del color, todos esos temas que me interesan.

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Los artistas en su taller en calle Irarrázabal, Ñuñoa, Santiago (2009)

 

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