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Catalina Bauer Gana Beca Arte Ccu

Catalina Bauer (1976) es la ganadora de la Beca Arte CCU, un incentivo a la formación profesional, la internacionalización y el posicionamiento de artistas chilenos a nivel nacional e internacional. Dirigida a creadores chilenos de 25 a 40 años de edad, la beca permite la realización de una residencia artística en el International Studio & Curatorial Program (ISCP), en Brooklyn, Nueva York, además de una exhibición individual en Y Gallery, en Manhattan, y una muestra en la Sala de Arte CCU, en Santiago de Chile.

La estadía en Nueva York cubre gastos de alojamiento, alimentación y transporte, así como cursos de inglés previos para los artistas que no manejan el idioma. A través de la residencia y exposición en Nueva York, así como la muestra en Santiago, se busca que el becado pueda establecer diálogos con otros artistas, curadores y medios relacionados, y generar redes de contacto con curadores, críticos, centros culturales, galerías comerciales, coleccionistas, artistas y otros profesionales del circuito nacional e internacional.

“Ganar esta beca es una inyección de energía. Es muy gratificante recibir un reconocimiento así y sumamente estimulante la oportunidad. Primero, porque ir a Nueva York y estar trabajando ahí por un tiempo es algo con lo que uno sueña, pero además exponer en una galería allá y después hacer una muestra en el espacio de la CCU acá son también tremendas oportunidades para trabajar con exigencias que provocan inevitablemente que tu obra se potencie y surjan cosas nuevas”, dice la artista, cuyo trabajo surge muchas veces a partir del hallazgo de un material, cosas simples que normalmente están en su contexto doméstico o son de fácil acceso y que le atraen por sus cualidades físicas, visuales y por diversas connotaciones como la función que cumplen, su circulación y valor.

Carlos Rivera, Spoilers, 2013, masking tape, luz. Cortesía del artista y galería AFA

Carlos Rivera, Spoilers, 2013, masking tape, luz. Cortesía del artista y galería AFA

Vista de la exposición "Continuum", de Cata González, Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2017. Cortesía de la artista

Vista de la exposición «Continuum», de Cata González, Galería Patricia Ready, Santiago de Chile, 2017. Cortesía de la artista

Cabe destacar que, para esta cuarta edición de la beca, el jurado estuvo integrado por profesionales mujeres representantes de distintas áreas de las artes visuales: Cecilia Valdés, historiadora del arte y periodista de la sección Cultura del diario El Mercurio; Daniela Aravena, directora del Área de Artes Visuales y Arquitectura de la Dirac; Varinia Brodsky, coordinadora del Área de Artes Visuales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes; Cecilia Jurado, directora de Y Gallery; Claudia Verdejo, asistente de Cultura en CCU; y la artista Ximena Zomosa. La comisaria de la Beca es Alejandra Villasmil, directora de Artishock.

Además, de las 265 postulaciones recibidas –un incremento de casi el 50% respecto a la convocatoria del año pasado-, la mayoría correspondía a artistas mujeres.

La Beca de Arte CCU también reconoce el trabajo de dos artistas más que hayan presentado una postulación sólida, basada –según las bases de la convocatoria- en sus portafolios y trayectoria, el planteamiento de una propuesta contundente para la exhibición en Y Gallery, y sus expectativas en cuanto a la residencia y cómo esta habría podido aportar en el desarrollo de sus carreras.

En esta cuarta edición, el segundo lugar fue para Catalina González (1979), una artista que viene desarrollando una obra muy consistente y poética vinculada a la historia y el territorio del desierto norte de Chile, mientras que el tercer lugar fue para Carlos Rivera (1985), un artista con un sólido cuerpo de obras desarrollas a partir de la experiencia sensorial de la luz y la sombra, “pinturas” retroiluminadas hechas con masking tape.

Catalina Bauer. Registro del proceso de tejido de Chacra, 2009, en La casa de la Mujer de Huamachuco en Renca. Cortesía de la artista

Catalina Bauer. Registro del proceso de tejido de Chacra, 2009, en La casa de la Mujer de Huamachuco en Renca. Cortesía de la artista

SOBRE LA OBRA DE CATALINA BAUER

El trabajo de Catalina Bauer se distingue por el uso de diversos medios y técnicas, sobre todo manuales, siendo el tejido y el dibujo tal vez las disciplinas más recurrentes y desde las cuales se he desplazado hacia el campo de la instalación, el video y la performance. De hecho, para la residencia de cuatro meses en Nueva York (de enero abril de 2018) planea, por una parte, trabajar series de dibujos u obras gráficas, así como objetos confeccionados ya sea con técnicas textiles o derivadas del tejido y, por otra parte, desarrollar una serie de trabajos audiovisuales que se nutran de esa experiencia de trabajo en el taller y de una investigación sobre la escena de arte neoyorquina en los años 70, en particular lo que sucedió en encuentros multidisciplinares en los que colaboraban representantes de la danza, la música y las artes visuales, como por ejemplo el Judson Dance Theater, un colectivo de bailarines, compositores y artistas que se juntaban a hacer improvisaciones en una iglesia.

En cualquier caso, como todo proceso que se proyecta, las ideas iniciales propuestas en la postulación a la beca pueden –y se espera- que vayan mutando. “Espero llegar allá y ver qué pasa, qué cosas me interesan en ese nuevo contexto. Lo que sí tengo claro son algunos puntos de partida, maneras que uno ha desarrollado para activar un proceso de obra”, dice la artista.

Aunque mayormente conocida por sus obras escultóricas de variada escala, en las que predominan técnicas manuales y laboriosas como el tejido, Bauer también viene desarrollando en paralelo un trabajo performático inspirado en la danza. La conexión fluida y lógica entre los movimientos del cuerpo y el acto de tejer está presente en muchas obras anteriores de la artista.

En el 2011, cuando Bauer tuvo la oportunidad de viajar a Londres beneficiada con la Beca AMA, vio una exposición en el Barbican Center que reunía a Laurie Anderson, Trisha Brown y Gordon Matta-Clark, titulada Pioneers of the Downtown Scene, New York 1970s. En ese momento, no se dio cuenta del impacto que esa muestra le causó, pero luego se encontró revisando el trabajo de Trisha Brown y otros artistas, como Yvonne Rainer y Lucinda Childs.

A su regreso a Santiago se reencontró con una amiga bailarina, Amelia Ibáñez, con quien empezó un diálogo muy cercano y productivo que resultó en una obra en colaboración llamada Primeras Palabras. Después, cuando se fue con su familia a Alemania, siguió investigando el cruce con la danza o lo performático, revisando más material de estos artistas y estudiando a Pina Bausch. “Me metí a clases de ballet para aficionados. En ese tiempo desarrollé una serie de videos performance, trabajos que siento siguen abiertos y que me gustaría mucho poder profundizar durante la residencia”, señala la artista, para quien esta oportunidad también conlleva la posibilidad de generar nuevos contactos y relaciones.

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