Pollyana Quintella

Rio de Janeiro, 1992. Es curadora, escritora e investigadora independiente. Actualmente es curadora de la Pinacoteca de São Paulo. Licenciada en Historia del Arte por la UFRJ (2015), tiene una maestría en Arte y Cultura Contemporánea por la UERJ (2018), con investigación sobre el crítico Mário Pedrosa, y es doctoranda en la misma institución. Su práctica se mueve entre la curaduría institucional y la acción independiente y experimental, buscando aproximar artes visuales, poesía y literatura. En la práctica extrainstitucional, experimenta juegos curatoriales, exposiciones portátiles, encargo de nuevas obras y prácticas que instiguen diálogos con artistas más jóvenes, con propuestas que ponen a prueba los límites institucionales. Enseña historia del arte brasileño en cursos libres en Río de Janeiro y São Paulo, principalmente dirigidos a la crítica de arte y al arte moderno y contemporáneo brasileño. También colabora con varias publicaciones periódicas, como Revista Select, Revista ZUM, Revista Continente, ArteBrasileiros!, Revista Pessoa, el periódico Folha de São Paulo, el periódico Agulha, Revista USINA, Revista A Palavra Solta, Hysteria, Revista Philos, entre otras. En el campo de la crítica y el ensayo, se interesa por relacionar el arte contemporáneo, la cultura visual y la política.

Más publicaciones

MANO PENALVA: CAMA DE GATO

En conjunto, “Cama de gato” explora las disputas simbólicas contenidas en los materiales y ejercicios estéticos cotidianos y la construcción del conocimiento formal en contextos no eruditos. Entre la dimensión técnica y la discusión sociocultural, cabe decir que Mano Penalva apuesta por la aireación de los sentidos para permitirnos estirar, quizás, los horizontes negociables de lo posible.

SEBA CALFUQUEO Y ALFREDO JAAR EN LA 34° BIENAL DE SÃO PAULO

Aproximar las obras de Sebastián Calfuqueo y Alfredo Jaar es aquí un buen ejercicio para comprender cómo las relaciones entre arte y política han ido transformándose en las últimas décadas. Mientras Jaar se enfoca en desastres humanitarios, campamentos de refugiados, condiciones de esclavitud y otras violencias alrededor del mundo -en línea con una perspectiva más global que guio la práctica artística en la transición del siglo XX al XXI-, Calfuqueo recurre a situaciones directamente vinculadas al territorio chileno y sus contradicciones culturales, exigiendo que el público se involucre con un repertorio específico. Si en Jaar la materia de las imágenes suele ser el otro, en Calfuqueo la sustancia del trabajo es muchas veces su propio cuerpo.