EMPEZAR EN AZUL Y TERMINAR EN /

Hasta el pasado 2 de octubre se presentó en el Centro Cultural Matucana 100 la exposición Empezar en azul y terminar en /, de las artistas Pilar Elgueta (Santiago de Chile, 1989) y Macarena Cortés (Santiago de Chile, 1987), que proponía visibilizar y reconocer la importancia del territorio a partir del concepto de “extrañamiento”. La investigación y producción de ejercicios visuales desplegados en esta muestra fueron el resultado de una residencia artística realizada el año pasado por las artistas en la IV región de Chile, tanto dentro del Museo Gabriela Mistral en Vicuña como en sus alrededores.

El concepto “extrañamiento” se trabajó desde la visión de Víktor Chklovski, quien dentro del ámbito de la literatura lo desarrolla como intervenciones sobre formas artísticas que tienen como objetivo el hacerlas extrañas a su misma naturaleza. Es, finalmente, provocar un alejamiento perspectivo de las cosas comunes para cuestionarlas y no darlas por hecho, hacer extraño lo conocido, y viceversa.

De esta manera, las obras se desarrollaron a partir diversas capas de estudios e intervenciones, las que han estado ligadas directamente al trabajo territorial, analizando el paisaje desde una perspectiva experiencial y habitándolo por medio de diferentes ejercicios, los cuales se transformaron en un dispositivo para poder comprender y vincular -de alguna forma u otra- con este territorio desconocido.

Las video instalaciones presentes en Empezar en azul y terminar en / abarcan diversas acciones prosaicas que analizan la sombra como un elemento revelador, y que se vinculan a las formas en que uno se puede diluir en un paisaje. Para ambas artistas, el habitar implica un cambio, experimentar un tránsito y generar un diálogo. Por esa razón, las obras están en constantes descubrimientos y coincidencias, donde se anexan múltiples conexiones visuales y de contenidos que unen, pero que al mismo tiempo distancian miradas en relación con la exploración de un mismo encuadre, territorio o experiencia.

Tanto Pilar Elgueta como Macarena Cortés relacionaron su proceso creativo al constante cuestionamiento sobre las formas de habitar un territorio, y las reflexiones que se desprenden respecto al proceso de construcción de un paisaje.

Pilar reflexionó creando viajes físicos y conceptuales sobre la relación del humano con el paisaje y su representación, considerando desde múltiples soportes -que abarcan acciones poéticas, imagen y lenguaje- el vínculo entre la individualidad y lo inabarcable de la naturaleza. Durante este proyecto se enfocó en trasladar, cargar y emplazar el verso de Gabriela Mistral “voy en delgadez de niebla”, que aparece en El Poema de Chile, y que sugiere una visión incorpórea de sí misma: una extraña o foránea, por medio de acciones de arte e instalaciones efímeras en el paisaje.

Por otro lado, las investigaciones de Macarena se enfocaron en la abstracción del paisaje, generando una superposición, buscando unir su entorno cotidiano y anclarlo a este nuevo para observar sus similitudes y diferencias. De esta manera, buscó conectar el suelo con el cielo a través de instalaciones en base de banderas de malla raschel caladas y dispuestas en diversos parajes de la IV Región. Estas contenían formas orgánicas atribuidas a contornos montañosos recolectados de su imaginario. Todo esto a merced del viento. Gran parte del habitar implica la adaptación al clima de los espacios explorados, y el viento siempre fue un protagonista en hacer mutar las banderas según su intensidad.

EMPEZAR EN AZUL Y (NO) TERMINAR EN

Por Fernanda Aránguiz M.

Empezar es siempre dar un salto al vacío. No es siquiera un inicio, solo un punto de partida: de un evento, usualmente, o de algo tal. Inconsciente nacimiento, aparición.

Por su parte, *empezar en azul* es dar un salto al vacío particular del deseo, de la incertidumbre máxima del deseo. El azul es el color de la distancia, “ese color de los horizontes de las cordilleras remotas, de cualquier cosa situada en la lejanía”. Es el color “de una emoción, el color de la soledad y del deseo, el color del allí visto desde el aquí, el color de donde no estás”, escribe Rebecca Solnit.

Azul: distancia con: la atmósfera, el cielo, el espacio exterior, las montañas, la profundidad del mar, la realidad del evento. Lo real del evento. Lo real de la realidad, que no es más que su rotunda ocurrencia, profunda e inconmensurable realidad. De manera que el azul puede ser también:

El pasaje de la potencia al acto.
La condición para que algo sea pensado (existe).
Un concepto realizado, un ovni para la filosofía.
Objeto fluyente cuya única propiedad es llegar y dejar un rastro.
Una suerte de conversión, un encuentro.
Soportable sólo porque hace sentido.
Pensarlo casi siempre implica un malentendido [1]. Y aun así…

Aun así, me pregunto y no sé dónde entra, si es que entra, lo posible en esta ecuación; si tiene lugar o si simplemente queda fuera. ¿Acaso nos vemos tan derrotades ante ese azul rebosante de deseo y de distancia, que deja de tener sentido preguntarse por ello? ¿Que ya no podemos siquiera imaginar la existencia de algo tan leve y tan templado como lo posible?

Empezar en azul y terminar en / me hace pensar en lo que queda de lo posible dentro de la inmensidad de lo real. O ante esta. Viajar a un lugar remoto y desconocido, quedarse, encontrarse con el paisaje, es ir hacia el azul. Habitar el azul, sentirlo, experimentarlo. Dar hospitalidad a la experiencia y luego esperar… que algo se revele en ese cambio de perspectiva que abra el disfrute de ese deseo nostálgico, de ese evento (real) posible; tan posible y tan real como la existencia: fortuita, imprevista, perfectamente prescindible e imposible –pero por eso, o a partir de eso, mucho más maravillosa; mágica tal vez, o incluso.

Después del evento: el azul. Después del azul: el azul. La experiencia propia y de un otro, con el otro, en ese ‘de a dos’ que Macarena y Pilar relatan ahora con materiales y acciones que devienen distintos tonos de un mismo azul. No hay después en el azul, basta con estar ahí y ser. Y es que “amamos contemplar el azul, no porque este avance hacia nosotros, sino porque nos atrae hacia él”. (Goethe).

[1] Transcripción y edición de fragmentos del texto “El evento del amor” de Anne Dufourmantelle. En: En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa. Nocturna: Buenos Aires, 2021.