CENSURA: EL SILENCIO PUEDE SER UN PLAN RIGUROSAMENTE EJECUTADO
Por Vania Montgomery y Samuel Espíndola | Curadores
La censura no cuenta hoy oficialmente con un departamento encargado de administrarla, pero el poder la ejecuta en diversos planos de sus operaciones, donde pone, al mismo tiempo, mucho cuidado en ocultar dichos actos. Las palabras de la poeta Adrienne Rich que dan nombre a esta muestra describen esa condición de la censura: disimulada, burocrática, a veces paradojalmente silenciosa, pero siempre omnipresente y desmesurada, insiste con tozudez en viejas estrategias iconoclastas y opresivas.
En su intento por negar la represión a las masivas manifestaciones contra la dictadura militar, el 8 de septiembre de 1984 la Jefatura de Zona en Estado de Emergencia de la Región Metropolitana de Santiago emitió el Bando Nº19, que prohibió a las revistas Análisis, Apsi, Cauce y Fortín Mapocho publicar imágenes de cualquier naturaleza. Dichos medios decidieron entonces dejar en blanco el lugar donde irían las fotos o imprimir extensos bloques negros, enunciando irónicamente en esos marcos vacíos el silencio que se quería imponer.
Tal vez con más fuerza que nunca, sobre todo a partir de la revuelta que empezó el 18 de octubre de 2019 en Chile, nos hemos vuelto conscientes de los ecos de ese pasado, de los intersticios de tiempo donde resuenan distintas voces desoídas, acalladas, cuerpos cuyas historias el poder no quería que se nos contaran. Mientras la represión es encubierta por los medios masivos de comunicación como con un silencioso sudario, las estrategias de contracensura se multiplican sobre la superficie craquelada de las paredes y las calles.
Las obras que han venido a encontrarse aquí forman parte de esa trama que busca desmantelar el plan rigurosamente ejecutado de la censura, a través de la desclasificación e intervención de los archivos; resquicios que muestran la oscura solidaridad entre los secretos familiares y los públicos; lienzos blancos cuya consigna en potencia es un espacio vacante; prospectos que exceden las estructuras cronológicas del tiempo; comparecencia de voces que devuelven la memoria oral de saberes que irrigan un territorio o que sostienen la construcción de un hogar en medio de la intemperie fronteriza.
Entre las fisuras del silencio emergen cuerpos, ríos, nombres, arterias, brazos en alto, urdimbres, ojos, imágenes con su reverso imborrables.
CENSURA: El silencio puede ser un plan rigurosamente ejecutado se presenta hasta el 27 de febrero de 2022 en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Matucana 501, Santiago de Chile.
Artistas: Daniela Catrileo, Paula Coñoepan, Delight Lab, Astrid González, Lucas Núñez, Wilkellys Pirela, Camila Ramírez, Katherine Suil y Carlos Soto Román.
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