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DANIEL DE LA BARRA: LA VENGANZA DEL CACIQUE

La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa, exposición de Daniel de la Barra (Lima, 1992) en la galería Livia Benavides, nace de una fábula que narra la historia del cacique lomiamarillo, un pájaro amazónico cuya habilidad distintiva es imitar el canto de más de doscientas aves. En la fábula, el cacique es asesinado por unos exploradores, pero resucita quinientos años después, liberado de las limitaciones del espacio físico.

Tal como imitaba en vida los cantos de otras aves, el cacique emprende su venganza falsificando la historia. Su travesía consiste en transformar el mito de la modernidad europea, buscando evitar la muerte de su familia y la destrucción de su hogar.

La exposición, abierta hasta el 19 de octubre, explora el vasto potencial de la imaginación como una fuerza regeneradora, cuestionando las estructuras de poder que relegan a la naturaleza a un ámbito de explotación y dominación. A través de esta narrativa, se destapan las múltiples máscaras que ocultan los relatos de exploración y progreso, frente a la devastación ecológica.

Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra

LA VENGANZA DEL CACIQUE I: RAPTO DE EUROPA

Por Manuel Moyano Palacio

Me llaman pájaro de mal agüero. Lo mal que hacen pues solo nací para dar felicidad. Pero me llaman así por los chismes y la mentira contra los raros como yo. Nada dicen de mis buenas intenciones.

Un extranjero me vio cierto día mientras cantaba mis boleros de la mañana. Se emocionó tanto que de su morral extrajo pluma, tinta y un diario de viaje. Dejó su espada a un lado y anotó: Un pájaro entona un solo desde la cercanía, un extraño pájaro negro con lomo amarillo sentado en una inmensa Lupuna. Lo escucho y estoy de acuerdo en todo lo que dice. El extraño se presentó cuando bajé del árbol:

—Buenas y santas, he aquí un hombre de mundos —dijo mientras se quitaba el sombrero y se doblaba en una reverencia.

—Canta Vuestra Merced como los dioses.

—Canto a tontas y a locas —le respondí con falsa modestia.

Me le acerqué y me armé un cigarrito. Cuando lo tuve en la boca lo miré con ojos solícitos y me convidó fuego. Encendí el tabaco, di una larga pitada, retuve la respiración y lancé una bocanada de humo a la selva. La miramos en silencio, como embriagados.

Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra

La pequeña nube se volvió una espiral de ondas semitransparentes y se hizo cada vez más grande. Del blanco inicial pasó a un verde denso por momentos y aguado por otros, un verde que de a poco fue dibujando figuras de las que nacían sonidos: un mar embravecido que rugía, una niña sobre un chancho volador, una bestia que comía paisajes. Los sonidos eran diversos y pertenecían a mi voz.

El explorador se horrorizó. No estaba frente a un ave que cantaba como los dioses sino ante algo raro. Consideró que había dado con la encarnación del mal. Clavó su espada sobre mi costilla y lastimó mi pulmón de fumador. Mientras perdía la conciencia, el humo se transformó en una visión y vi cómo sus huestes arreciaban mis montes y esclavizaban a mis hermanos. En un último respiro, vi la selva desaparecer y convertirse en una mancha amarilla donde iban y venían polvaredas. Nada quedaba salvo el desierto.

Nada, salvo un Sol roto.

Me convertí en un pájaro de historias. Canté muchas y todas fueron igual de verdaderas que falsas. Entre ellas apareció un pueblo hecho de fábulas con guerras, destrucción del mundo, una segunda naturaleza, olvidos y mis mañanas. Todo fue real y falso. También los testículos picoteados del explorador colgado cabeza abajo. También la salvación de mis hermanos. Decidí que me vengaría para que la historia volviera a comenzar.

Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra
Vista de la exposición “La Venganza del Cacique I: Rapto de Europa”, de Daniel de la Barra, en la galería Livia Benavides, Lima, 2024. Foto: Juan Pablo Murrugarra

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