LUCAS ESTÉVEZ. UNA POÉTICA DEL ESPACIO MEDIAL

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Lucas Estévez construye espacios interiores y retículas que se disponen de manera enigmática a la mirada. Sus obras delimitan el mundo sensible ahí donde las posibilidades se mueven en múltiples direcciones. Se trata de imágenes arrancadas de su estado de latencia −en la imaginación personal y colectiva−, para ingresar al mundo material al modo de una ecuación instintiva.

Cada obra prefigura un orden cromático universal a través de atmósferas neutras habitadas por elementos simbólicos desplazados de su contexto original. La estética del artista libera al gesto de toda predeterminación instrumental, desmantelando así las limitaciones que entorpecen el ejercicio creativo.

Los cuadros de Estévez articulan una redistribución de lo visible, donde el diálogo entre color, espacio, línea y figura dan vida a una versión sintética de la realidad. Una idea poética del espacio que une lo real y lo virtual en una interfaz personalizada.

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Para acercarnos al método pictórico de Lucas Estévez es preciso imaginar la siguiente situación en clave onírica: nos encontramos en lo que parece un hotel o palacio, de pasillos extensos, infinitos, donde se abren puertas que conducen a interiores ficcionales. Cada puerta nos enseña una escena diferente. El artista es el artífice de esta multiplicidad ilimitada. La ensoñación sigue su curso ininterrumpidamente, tal como la producción febril de Lucas Estévez: Another day, another paint.

El pulso incesante de los días se materializa en un torrente pictórico inagotable. El universo visual del artista crece y se expande como una nebulosa, alimentada por condiciones imprevisibles y habituales. Mientras las circunstancias del presente cambian, la obra permanece íntegra, fiel a sí misma, reafirmando su naturaleza orgánica, poniendo en práctica la coherencia singular que la define.

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El presente da origen a nuevos escenarios donde se une la abstracción geométrica-espacial y la naturaleza muerta de signos gráficos vectoriales. Bajo este lenguaje la condición evanescente del flujo temporal es dividida y fragmentada numéricamente, a través de pinturas que crean contrapuntos, metaversos y versiones alternativas de un único gran código visual.

El artista define su obra desde esta relación indisociable entre tiempo y trabajo. Another day, another paint enfatiza la transversalidad del oficio pictórico como convicción irrenunciable e identidad de vida. La pintura para Lucas Estévez es entendida entonces como un continuo, un quehacer permanente que entiende el arte como un proceso aditivo, espontáneo e inconsciente. Una aproximación afirmativa hacia el mundo. Modelar el tiempo para justificar su marcha inexorable. La lucha cuantitativa contra el vacío existencial. 

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En las pinturas de Estévez podemos reconocer figuras masivas e impersonales, como barras de señal inalámbrica, espirales de carga de una app o sitio web, pequeñas ventanas de mensajes de audio o emojis a través de los cuales se develan estados anímicos confrontados al calor y frialdad de los dispositivos mediales.

La universalidad incondicional y prosaica de estos signos casi inadvertidos, tácitos, hacen de su reconocimiento una manera cuidada de verbalizar aquello que asfixia o perturba en silencio.

La soledad sin abrigo que a veces nos acompaña, el desconsuelo por lo irremediable y las fantasías que alimentan la idea de felicidad sometidas a una espera indolente. Estévez desplaza este repertorio de formas despersonalizadas de la era digital para dar vida a un espacio compartido, transparente, que apacigua las lejanas tormentas del corazón.

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En ocasiones los metaversos del artista son el propio taller o una sala de exhibición; incluso una ventana que no conduce a ninguna parte, un recorte plano, una ventana-pensamiento, una ventana que navega errante por los océanos informáticos.

Las tres dimensiones se citan a sí mismas en el propio espacio de emplazamiento. En ellas coexisten signos y figuras paradojas, incongruentes, planas y volumétricas a la vez. Fuera de toda intención realista, materializan el juego formal y cromático que estructura lo pictórico en su especificidad. Una coreografía imprevisible para un espacio poético.

Este viaje hacia el interior −de un taller o sala de arte− combina surrealismo, abstracción geométrica, constructivismo analítico, minimalismo, entre otros, actualizando permanentemente un repertorio de imágenes que viajan y retornan a la velocidad del tiempo medial.

LUCAS ESTÉVEZ: ANOTHER DAY, ANOTHER PAINT
Mahara + Co., 224 NW 71 St., Miami, FL
Hasta el 30 de septiembre de 2024