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CARLOS CASTRO ARIAS: EL PASADO NUNCA MUERE. NO ES NI SIQUIERA PASADO

La práctica de Carlos Castro Arias, artista, profesor y músico nacido en Bogotá (1976) y radicado en San Diego, se basa en la apropiación de imágenes históricas y la recontextualización formal y simbólica de objetos encontrados. A través de diversos medios, como la escultura, el video y la pintura, el artista reimagina la historia oficial en el presente, reescribiéndola para incorporar y reivindicar aquellas narrativas que han sido borradas o ignoradas.

Del 14 de marzo al 9 de junio, el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) presentó El pasado nunca muere. No es ni siquiera pasado, la primera muestra institucional del artista en Bogotá, en la cual se estableció un diálogo entre las figuras, ídolos y referentes que, en diferentes épocas, han conformado una narrativa de nación, desde Simón Bolívar y Cristóbal Colón hasta Hugo Chávez, Pablo Escobar y Álvaro Uribe.

Castro Arias hibrida paradigmas heterogéneos —pasado y presente, erudito y popular, mito y realidad, sagrado y profano— a través de una «estética cínica» que proyecta una perspectiva escéptica sobre la cultura, el arte y las normas sociales. Lo nacional, lo militar, lo monumental y la historia extraoficial son temas recurrentes en su obra.

Mediante géneros artísticos tradicionales vinculados a la tradición histórica del arte occidental, como el tapiz, la pintura conmemorativa y la escultura, el artista “subvierte los códigos lingüísticos de sus referencias históricas aristocráticas para narrar las contradicciones y la vulgaridad del presente, subrayando, con una actitud suspendida entre el humor y el cinismo, las paradojas, los mitos y los ritos de la sociedad colombiana”, según Eugenio Viola y Juaniko Moreno, curadores de El pasado nunca muere. No es ni siquiera pasado.

El nombre de la exposición traduce la célebre cita de William Faulkner The past is never dead. Is not even past, la cual resulta particularmente relevante para la obra de Castro Arias, ya que se refiere a la manera en que los eventos, luchas, simbologías y traumas del pasado continúan ejerciendo influencia en el presente.

Carlos Castro, El guevo de Colón (1897-2024). Bronce y bola de caucho. A partir de una obra de Césare Sighinolfi. Foto: Gregorio Díaz. Cortesía: MAMBO
Carlos Castro, El guevo de Colón (1897-2024). Bronce y bola de caucho. A partir de una obra de Césare Sighinolfi. Foto: Gregorio Díaz. Cortesía: MAMBO
Carlos Castro, Inocente Embarazo (1897-2024). Estatua de bronce de Isabel de Castilla y plantas autóctonas de Colombia. Foto cortesía del artista
‘Héroes’ derribados

En los últimos tiempos, las protestas sociales han avivado un debate que muchos consideraban resuelto o de menor importancia: ¿qué simbolizan los monumentos en el espacio público? ¿Deberían ser retirados, destruidos o preservados en su ubicación original? ¿Cuál es el propósito de colocar estas enormes estructuras de piedra y bronce en las plazas públicas? En cuanto a la existencia de ciertos monumentos, ¿se esconden motivos políticos detrás de lo que algunos perciben como simples decisiones estéticas y urbanísticas?

La exposición en el MAMBO daba la bienvenida con sendas estatuas de Cristóbal Colón y la Reina Isabel La Católica. No se trataba de piezas ‘originales’ ni de meras reproducciones; eran los mismos monumentos que estaban emplazados en la avenida El Dorado hasta el 11 de junio de 2021, cuando indígenas de la comunidad misak intentaron derribarlos.

Con la autorización del Instituto Distrital de Patrimonio, Castro Arias las sacó de sus bodegas y las trasladó al MAMBO, donde cada una contaba su propio relato renovado. La reina se erigía en un jardín de plantas nativas de América, el continente que ayudó a descubrir, pero que nunca pisó. ‘Inocentemente’ embarazada, le da la espalda al navegante genovés, quien, en lugar de estar sobre un alto pedestal, se encuentra a nuestro nivel mientras coloca un pie sobre un globo terráqueo de goma, como si fuera un futbolista. En esta puesta en escena premeditada, Colón la apunta con su dedo.

La obra de Carlos Castro Arias crea un diálogo entre la utopía y el fracaso en el cual explora y recontextualiza materialidades y objetos históricos que representan un quiebre ideológico. A través de un análisis de los legados coloniales, se plantea la pregunta de cómo podemos reconciliarnos con nuestro pasado.

Vista de la exposición “Carlos Castro Arias: El pasado nunca muere. No es ni siquiera pasado”, Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), 2024. Foto: Gregorio Díaz. Cortesía: MAMBO
Carlos Castro Arias, Madre, 2021, busto de la Reina Isabel de Castilla (Isabel La Católica) intervenido con cuentas utilizando símbolos de la cultura Inga del Putumayo, Colombia. Foto: Gregorio Díaz/MAMBO
Carlos Castro, Sticking Deep Inside, 2022. Bronce y chaquiras plásticas con símbolos de la cultura Inga de Colombia. El molde de la mano se tomó de una estatua de Colón que se retiró de una plaza de Bogotá en 2021. Foto: Gregorio Díaz/MAMBO
Padre, 2022. Escultura de bronce de Cristóbal Colón y abalorios con símbolos de la cultura Inga de Colombia. La imagen se asemeja a una estatua que fue retirada de una plaza de Bogotá en 2021. Foto: Gregorio Díaz/MAMBO

Otras series en los que aborda estas ideas y muestra cómo los valores atribuidos a las imágenes históricas cambian y se reconsideran constantemente en la sociedad son Mosaico (2017), compuesta por 23 pinturas de bustos estatuarios, y Juicio Público (2018-2019), retratos de monumentos que fueron vandalizados y retirados entre 2017 y 2018.

“Castro es un observador de los mecanismos de construcción de la historia. A través de la parodia, el sarcasmo, la apropiación de las estrategias del llamado ‘arte culto’ y la subversión de tradiciones populares e imágenes históricas, Castro revisa aquellos episodios marginados por la historia oficial y señala cómo aquel pasado que creíamos superado pervive con fuerza en el presente”, escribió el curador Halim Badawi, a propósito de su exposición Los Padres Ausentes en LA galería, Bogotá (2021).

En Los Padres Ausentes, Castro Arias revisa el imaginario vinculado a nuestra herencia hispánica mediante la reproducción de imágenes y detalles de figuras como Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. Sus esculturas de estos personajes de la historia, que remiten a las nociones de «patria», «hogar» y «símbolos políticos», son intervenidas con chaquiras plásticas y patrones visuales de la cultura Inga del Putumayo. Estos trabajos yuxtaponen iconografías emblemáticas de dos culturas confrontadas en las Américas: por un lado, las nativas, y por otro, la de los conquistadores. Un cruce ideológico que invita a reflexionar sobre la complejidad de nuestra identidad y narrativa cultural.

Vista de la exposición “Carlos Castro Arias: El pasado nunca muere. No es ni siquiera pasado”, Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), 2024. Foto: Gregorio Díaz. Cortesía: MAMBO
La Narco Arca y otras historias míticas

Otra de las series presentadas en la muestra es Mythstories (2017-actualidad), en la que Castro Arias explora el universo de la mitología y los relatos fantásticos plasmados en los tapices medievales. El artista actualiza las narraciones de los gobelinos’ con mitos contemporáneos, como la creación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), la historia del ‘rey del vallenato’ Diomedes Díaz, el velorio de Chávez, o la tragicómica Arca de Noé de Pablo Escobar, para crear conexiones transtemporales y transculturales con una rara mezcla de irreverencia.

Este gesto de revisión histórica presenta con sorna episodios sensibles y turbulentos de la historia colombiana, al mismo tiempo que reafirma la fantasía inherente en las narrativas de nación e identidad patria. El artista explora el sarcasmo y la sátira, inspirado por el arte folclórico medieval, aplicándolos a los temores, castigos modernos, personajes y relatos que configuran los mitos contemporáneos de Colombia.

“Lo que emerge de las costuras donde la materia y el mito se conectan, es un recordatorio de que en el arco de la humanidad los mitos seguirán surgiendo porque son fundamentales para nuestra comprensión de nosotros mismos, de nuestro mundo y de nuestro lugar en él”, señala Mónica Espinel, curadora independiente y escritora especializada en Arte Moderno y Contemporáneo de América Latina, respecto a esta serie de trabajos.

Carlos Castro Arias, La gran Narco Arca, 2022. Tapiz bordado y barra de metal, 137 x 173 cm. Cortesía del artista y Galería La Cometa
Carlos Castro Arias, La creación del unicornio, 2017. Tapiz bordado y barra de metal, 137 x 173 cm. Cortesía del artista y Galería La Cometa
Carlos Castro Arias, La muerte del comandante (Hugo Chávez), de la serie Mythstories (2017-2019), tapiz tejido. Cortesía del artista y LA Galería, Bogotá

En el Arca del narcotraficante Pablo Escobar, el hipopótamo reinaba entre los numerosos animales en cautiverio en su exótica Hacienda Nápoles. Carlos Castro Arias incorpora este animal, junto con el propio Escobar, en uno de sus tapices (La gran Narco Arca, 2019), que reinterpreta el mito bíblico.

La historia real es que, en 1981, Pablo Escobar introdujo cuatro hipopótamos en Colombia desde un zoológico de EE.UU. Para 2020, su población había crecido a unos 60 individuos y se proyectaba que podrían alcanzar miles en las siguientes décadas, dadas las condiciones favorables de la región antioqueña. En 2021, fueron clasificados como especie invasora. El narcotraficante murió hace 30 años, pero sus hipopótamos son una amenaza al ecosistema de Colombia.

En un relato paralelo, La creación del unicornio, vemos al narcotraficante encargando la creación de un unicornio para su hija Manuela, colocando un cuerno en un caballo de raza. La imagen está inspirada en el tapiz de estilo gótico La caza del unicornio (autor desconocido, c. 1455-1506), que forma parte de la colección del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. “Los hombres de Escobar parecen personajes medievales, pero usan zapatillas Adidas. También aparece la entrada de la Hacienda Nápoles de Escobar”, explica el artista.

Carlos Castro Arias nos invita a confrontar y cuestionar nuestra historia compartida a través de una obra provocadora y reflexiva. En un país como Colombia, marcado por narrativas complejas y a menudo conflictivas, su trabajo resuena como un llamado a reconsiderar cómo entendemos y representamos nuestro pasado colectivo. Al desafiar las imágenes y los símbolos arraigados en nuestra memoria cultural, Castro Arias nos recuerda que el arte tiene el poder de revelar, reimaginar y reconciliar, abriendo nuevos caminos hacia una comprensión más profunda y plural de la identidad y la cultura colombianas.

Carlos Castro Arias, El sueño del libertador, 2022. Bronce y piedra, 40 x 30 x 15 cm. Foto: Gregorio Díaz. Cortesía: MAMBO
Carlos Castro Arias, Pueblo, 2021, escultura de bronce, piedra y propano (la pieza se inspira en una escultura de Bolívar que fue incendiada durante las protestas en Bogotá en mayo de 2021). Cortesía del artista y LA Galería, Bogotá
Carlos Castro, Shelter, 2022. Maqueta de la iglesia de Bojaya, quemada en un ataque guerrillero en 2002. Figura de resina moldeada a partir del original de Cristo destruido durante el mismo suceso. Foto cortesía del artista

CARLOS CASTRO ARIAS: EL PASADO NUNCA MUERE. NO ES NI SIQUIERA PASADO

Curaduría: Eugenio Viola y Juaniko Moreno

Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), Sala Marta Traba (Nivel 1) y Carlos Rojas (Nivel 3)

Del 14 de marzo al 9 de junio de 2024

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