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PABLO JANSANA: ADORMECER A LOS FELICES (O LA FICCIÓN DE LOS MUNDOS POSIBLES)

«En todas partes vivimos en un universo extremadamente semejante al original —allí las cosas son dobladas por su propio guion».
Raúl Ruiz


A través de sus recientes pinturas, Pablo Jansana (1976) nos propone un recorrido y un relato de los últimos 30 años de la historia político-cultural y afectiva de Chile. Así, mediante gramáticas visuales polifónicas recrea, con un método complejo, una historia atiborrada de personajes que interactúan en un espacio y un tiempo difusos, a veces hasta fantasmagóricos, lo que potencia el carácter novelesco de su trabajo pictórico.

Decimos esto porque es, justamente, la construcción de una ficción lo que motiva e impulsa en gran medida la aparición de sus imágenes. Imágenes que por lo demás se van des-cubriendo en una complejidad de capas que el artista va trabajando, pintando y borrando varias veces, hasta que emerge la imagen definitiva, pero que nunca lo es del todo.

Esta sumatoria de capas va sin duda densificando, por un lado, las capas propias de las materialidades y del gesto pictórico y, por el otro, las capas de tiempo de lo narrado. Son imágenes que se presentan como portales, como transiciones de un tiempo a otro. De ahí el juego semántico con lo transitorio y con la transición como período político de retorno a la democracia en Chile.

Pablo Jansana, El mar que nos rodea, 2024. Acuarela y tinta sobre papel, 33 x 42,5 cm. Foto: Jorge Brantmayer. Cortesía del artista
Pablo Jansana, Nocturno, 2024. Acuarela y tinta sobre papel, 33 x 42,5 cm. Foto: Jorge Brantmayer. Cortesía del artista

Sus pinturas nos develan, de forma sutil, algunos de esos acontecimientos que irrumpieron en la fase de transición, pero que al mismo tiempo son observados con cierta sospecha. No nos referimos a las críticas políticas que podamos hacer a una transición pactada y quizás insuficiente, sino más bien, a recobrar algunos aspectos culturales que nos permiten cierta distancia crítica con lo acontecido.

Un acontecimiento no es por sí mismo creación de una realidad; es creación de una posibilidad, de algo que abre una posibilidad ¿Podemos pensar la ficción a la que nos invita Jansana como la posibilidad de algo que trastoca una situación dada? Uno de los aspectos, a mi juicio, más rico y quizás menos evidente del trabajo de Pablo Jansana, se relaciona con la construcción conceptual que da paso a la construcción de sus pinturas.

Pablo es un artista que escribe, por tanto, la construcción conceptual de su obra comienza con la construcción de un relato, de una ficción. Así, va definiendo personajes, escenarios y tensiones que se cruzan en un juego de espacios temporales complejos. Inspirado en la forma en que el cineasta chileno Raúl Ruiz crea sus ficciones, Jansana se aventura en una poética que insiste en la capacidad polisémica de narrar que tienen las imágenes.

Pablo Jansana, Ramona, 2022. Óleo sobre MDF, 37,5 x 61 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista

Sus pinturas exhibidas en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago tienen su origen en una permanente reflexión sobre el lenguaje y las formas narrativas del cine y de las novelas, sobre todo novelas negras y policíacas, así como de su gusto por la experimentación con materiales, superficies y texturas; en definitiva, materialidades y visualidades que le permiten contar de mejor manera la historia deseada.

Esas historias se plasman en una constelación de obras relacionadas con la violencia, crímenes y asesinatos. Una violencia tanto colonial como política, perpetrada durante la dictadura militar. Además, se presentan obras que se centran en la figura del iceberg de Sevilla, las cuales articulan toda una memoria del hielo que es también la memoria cultural y política de la transición, para finalmente enfocarse en la idea misma de transición, entendida como el tránsito de un período a otro, o de un tiempo a otro.

De esta forma, bordeando lo biográfico, sus recuerdos y su capacidad de ficcionar la realidad, da vida a imágenes que entrelazan los aspectos antes mencionados y que se inscriben en un presente que nos invita a dar saltos en el tiempo: a rememorar y repensar el pasado con elementos del presente.

Las pinturas de Jansana funcionan como un portal de ida y vuelta que puede juntar en un mismo plano, por ejemplo, un mural de Ramona Parra (que nos lleva a la efervescencia de los años 60 y todo un proyecto revolucionario que se estaba gestando) con los acontecimientos de la revuelta de octubre de 2019, como vemos en su obra Ramona de 2022.

Otro ejemplo es Gabriela (2022), donde el artista retrata a la poeta junto a las serpientes Kai Kai y Treng Treng,que, en el mito mapuche de la creación, dieron origen a la Tierra. Tanto Gabriela Mistral como las serpientes tienen un fuerte carácter rupturista, y en la obra son reivindicadas como pilares constitutivos de las capas de nuestro imaginario cultural nacional.

Pablo Jansana, ST, 2024, Pastel sobre papel, 33 x 42,5 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista

Como hemos dicho, en la obra de Jansana podemos ver un predominio lógico de lo narrativo, de la semántica de los mundos posibles, y de cómo se resuelve en una propuesta visual y pictórica las distintas acciones narradas. Un buen ejemplo de ello son los trabajos referidos al iceberg de Sevilla, que fundó uno de los acontecimientos más significativos de la transición.

Como muchos recordarán, en 1992 se llevó a cabo la denominada “Exposición Universal” o Expo Sevilla ’92, o simplemente Expo ’92, que tuvo como eje la conmemoración de los 500 años del “descubrimiento del Nuevo Mundo”. Ante tal premisa y evento, Chile presentó un Iceberg que llevó desde la antártica hasta el mismísimo pabellón en Sevilla.

Afortunadamente, hoy podemos identificar los sesgos y todos los problemas que subyacen al plantear una exposición universal de este tipo. Una de las críticas más profundas es su desmesurado carácter colonial, que parte del supuesto violento del ‘descubrimiento’. En nuestro continente ya existía un mundo, una comunidad, cosmovisiones, espiritualidad, sabiduría, arte… También existían guerras y conflictos; en definitiva, todo un sistema de mundo previo a la llegada de los españoles.

Como plantean varios autores y autoras, lo que se produjo fue un ‘encubrimiento’ de los pueblos que ya existían, quedando categorizados como lo ‘otro’ y, peor aún, como un ‘otro’ salvaje, bárbaro y sin alma. Nunca fue ‘el encuentro entre dos mundos’, como muchos querían afirmar, sino simple y llanamente un encubrimiento violento y cruel de lo que ya existía. Y, en muchos sentidos, esta situación continúa hasta nuestros días.

Pablo Jansana, Postal del Iceberg, 2022. Acuarela y óleo sobre papel, 33 x 42,5 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista

En aquel momento, políticamente, la Expo le otorgaba al gobierno de Chile la oportunidad de recuperar la confianza de los empresarios y reforzar ‘la democracia de los acuerdos’. El hielo iba a transitar la misma ruta que las exportaciones chilenas, abriendo así el camino para llevar frutas, salmón y otros productos.

Pablo Jansana, Isle of the dead, 2024. Óleo y acuarela sobre MDF, 56 x 80 cm. Foto: Jorge Brantmayer. Cortesía del artista

Si bien todo ello era primordial en la nueva historia democrática que comenzaba, la idea del iceberg fue muy polémica desde el principio, lo que dejó ver diferencias importantes: ‘¿Chile, un país moderno?’, se preguntó Bernardo Subercaseaux, mientras Nelly Richard habló de un ‘blanqueo’ y de un país sin memoria y Tomás Moulian se refirió a la escultura como un símbolo de la transición neoliberal.

A su vez, desde el Instituto de Ecología Política veían en el iceberg “el símbolo de la incitación a saquear el continente de la paz”[1].  Por su parte, The New York Times ironizaba con la idea de que Chile aspiraba a ser europeo, y la imagen del hielo parecía realismo mágico[2]… (muy propio de cierto racismo de los medios).

Las pinturas de Jansana activan toda esa memoria del hielo, presente también en las imágenes del mural del museo: vemos cuerpos dentro del hielo, flotando en un universo de azules, en un espacio celeste o acuático que nos conecta inevitablemente con nuestros muertos de la dictadura militar. Es precisamente en 1992 cuando se creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, como resultado del informe Rettig. Aun así, no todos han sido incluidos. La memoria del hielo y del agua nos advierte sobre una sociedad fracturada que busca recomponerse.

En la obra de Pablo aparecen elementos clave para reflexionar sobre la latencia de la muerte y trascenderla en un juego temporal que nos invita a recordar como ejercicio político. Más que un ejercicio nostálgico, se trata de empaparse de aquello que nos constituye y al mismo tiempo nos moviliza hacia la construcción de horizontes comunes.

Pablo Jansana, Los Andes, un pabellón y la mujer que limpia, 2023. Óleo, aerógrafo y escultura mágica sobre MDF, 56 x 80 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista
Pablo Jansana, The Balcony, 2022. Óleo sobre MDF, 37,5 x 61 cm. Foto: Jorge Brantmayer. Cortesía del artista
Pablo Jansana, A for a crime, 2023. Óleo y acuarela sobre MDF, 56 x 80 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista

Pero quizás el aspecto más relevante de este trabajo es situarnos en el presente. La imagen del iceberg hoy nos invita a reflexionar sobre la crisis ecológica que ha alcanzado dimensiones planetarias. Los polos se están derritiendo, el hielo se está derritiendo. Para el artista, el iceberg representa un problema que aparece fragmentado, y es su ‘derretimiento’, el cambio físico de un estado a otro, lo que nos brinda la posibilidad de ver e imaginar comportamientos distintos. No es sostenible continuar con la explotación ilimitada de recursos en un planeta que es finito.

Pablo Jansana nos ofrece pinturas cargadas de citas y referencias que complejizan el presente y generan diálogos entre la crisis ecológica, la justicia irresuelta (tanto para 1973 como para 2019, así como referencias al pueblo mapuche), y las luchas por mejores condiciones de vida que encarnan, en cierto punto, figuras como Gabriela Mistral, el iceberg y Violeta Parra.

Sus obras nos incitan y convocan a poner atención a las complejidades del mundo, que desde una sensibilidad barroca nos ofrece múltiples capas, así como múltiples son las crisis que afectan nuestro presente convulso. Sus trabajos remueven y despiertan, quizás, a los no tan felices.

Pablo Jansana, Fantasma, 2022. Óleo y acuarela sobre contrachapado, 37,5 x 56,5 cm. Foto: Stine Heger. Cortesía del artista

Adormecer a los felices, de Pablo Jansana, se presenta del 5 de abril al 23 de junio de 2024 en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), sede Parque Forestal, Santiago de Chile. La muestra es curada por Sebastián Vidal Valenzuela.


[1] “Chile en Sevilla 92: a 30 años del témpano que encendió el debate en la transición”, La Tercera, 9 oct 2022. Consultado en https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/chile-en-sevilla-92-a-30-anos-del-tempano-que-encendio-el-debate-en-la-transicion/2CTCEZUPQVEURAEL74QVJYNHIQ/

[2] Ibíd.

Claudia Cofré Cubillos

Curadora e investigadora independiente. Es doctora en Artes por la Universidad Complutense de Madrid, España. Forma parte del GCAS Latinoamérica y de C.I.T.E.S. (Centro de Investigación Transdisciplinar de Estéticas del Sur). Ha participado en distintos congresos para presentar resultados de sus investigaciones, y ha realizado varias publicaciones en libros, revistas académicas y catálogos en Chile y en el extranjero. Es coautora del libro "Mario Pedrosa y el CISAC. Configuraciones afectivas, artísticas y políticas“ (Metales Pesados, 2019); y de "El Arte como Revolución. Debates, redes y actualidad del Instituto de Arte Latinoamericano“ (Metales Pesados, 2022).

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