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JAVIER OTERO GAETE: TIJERALES

Por Carla Ayala V.

Los deseos contemporáneos por habitar otros planetas de parte de millonarios excéntricos y empresas espaciales han disparado la carrera por la exploración y la expansión por el sistema solar. Tijerales surge de la inquietud del artista por pensar y, a su vez, visualizar, escenarios ficticios ante la posibilidad de ocupar territorios extra-planetarios.

Si esto llegase a ocurrir, ¿cómo sería el mito cósmico de fundación de este nuevo lugar? ¿Cómo serán las estrategias de llegada? ¿Se mantendrán los mismos vicios terrestres? En estos planetas por descubrir, Javier Otero propone que serían diversas formas lúdico[1]-deportivas las que generarían la organización de estas sociedades del futuro. Un Popol Vuh del espacio.

Tijerales tiene como punto de partida el libro Por los senderos del infinito, escrito por Carlos Otero Valdés, abogado, místico, astrólogo y bisabuelo del artista, donde narra un recorrido astral por el sistema solar: “Así como los hombres construyen casas para habitarlas, el Artífice Supremo crea los Mundos para ser habitados”.

Estos mundos oníricos espirituales narrados por su bisabuelo dialogan con las posibilidades reales de la exploración de esos planetas, el potencial de la ciencia ficción y el imaginario propio del artista. De esta manera, la muestra ensaya zonas, momentos y formas de producción de espacios hibridados, entre lo viejo y lo nuevo, en el porvenir.

Desde ahí, en el juego y en el deporte, aparece tambien lo otro. Las instituciones y las formas de orden y control, los estadios[2], los tableros, las hinchadas[3], las banderas, las barras bravas[4], las castas, los estandartes, las deudas[5], los marcadores, las trampas, las malas prácticas[6], las estrategias, la fiesta, el carnaval.

Javier Otero, “Estandartes textiles”, 2023. Dibujo coloreado digitalmente, sublimado sobre seda sintética, con soporte metálico, 55 x 38 cm. Foto cortesía de la galería
Javier Otero, “Esculturas” (Serie de 7), 2023. Yeso pintado, acero, bronce, silicona, acrílico pastel seco y papel. Dimensiones variables. Foto cortesía de la galería
Javier Otero, “Arena”, 2023. Pastel seco sobre papel Strathmore 118 grs. Enmarcado en aluminio, 126,7 x 107,2 cm. Foto cortesía de la galería
Javier Otero, “Estadios paralelos”, 2023. Dibujo a pastel seco sobre papel Toned Tan Strathmore. Enmarcado aluminio. 70 x 40 cm. Foto cortesía de la galería
Javier Otero, “Un símbolo de paz”, 2023. Impresión fine art sobre papel 100% algodón intervenido con lápices de colores y tinta. Enmarcado aluminio. 80 x 60 cm. Foto cortesía de la galería
Javier Otero, “Banderas y azar” y “La ola”, 2023. Pastel seco sobre cartón italiano. Enmarcado aluminio, 96 x 102 cm. Foto cortesía de la galería

[1] Según Johan Huizinga en Homo Ludens el juego es “acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de “ser de otro modo” en la vida corriente” (1938). De acuerdo con este acercamiento conceptual, es decir, entender el juego como una actividad libre, separada de la realidad, incierta, improductiva, reglamentada y ficticia, Roger Caillois en Los Juegos y los Hombres (1997) agrega categorías de clasificación y distinción: Paida, actividades improvisadas y divertidas; y Ludus, actividades más complejas y difíciles que exigen ingenio, habilidad, destreza y paciencias. Agon (competencia), Alea (suerte), Mimicry (simulacro), Ilinx (vértigo). // ¿Hay límites temporales y espaciales en el juego que separen el transcurso de la vida lúdica y la vida real? Si yo pierdo, ¿pierdo solo en el espacio-tiempo juego? ¿La suerte es solo suerte? ¿Qué ocurre con los juegos virtuales? ¿Son menos reales porque es menos físico?

[2] El Movistar Arena mudo, un grito eufórico: “Te amo Roger y la conchetumadre”.

[3] Parafraseando a Eduardo Galeano en Fútbol a Sol y Sombra (1995), pienso y escribo. Una vez por semana el hincha huye (…) la ciudad desaparece… la ruina se olvida. Tragar saliva, tragar veneno (…) En las gradas del cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz. Después, el silencio.

[4] Un hincha en el Madrigal le tira un plátano a Dani Alves (brasileño emblemático en el Barcelona FC de Guardiola). El 22 lo recoge y se lo come. // Tylor Swift puede llenar 36 veces el estadio de River Plate.

[5] Recuerdo que mi primo de diez años lloro al momento de declararse en quiebra jugando Monopoly.

[6] Martina Weil, tras recibir su medalla de oro de las manos de su madre, declara: “Las ventajas de tener mamá vicepresidenta… la gente debería probarlo”. Todos sabemos que sí, ganó. Pero también sabemos los problemas del nepotismo en este país.

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