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OFELIA RODRÍGUEZ: HABLAR EN SUEÑOS

A lo largo de su recorrido artístico, Ofelia Rodríguez (1946–2023) creó un extenso corpus de pinturas, esculturas, dibujos y grabados que revelan un mundo personal donde los recuerdos de la infancia y las tradiciones populares se mezclan con la vida cotidiana. Talking in dreams [Hablar en sueños] es la primera gran exposición de Rodríguez en el Reino Unido, abierta al público un mes después de su fallecimiento en la ciudad de Londres, donde vivía desde mediados de los años ochenta.  

Abierta hasta el 14 de enero en Spike Island (Bristol, Reino Unido), traza el legado de la artista mediante una selección de más de cincuenta obras realizadas en las últimas cinco décadas: desde dibujos y grabados que experimentan con la abstracción y el collage, hasta pinturas de paisajes antropomórficos y esculturas que incorporan objetos encontrados y producidos en serie. 

Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.
Ofelia Rodríguez, Caja mágica con oreja peluda protegida (1996-97). Técnica mixta. Cortesía de la Essex Collection of Art from Latin America, Universidad de Essex. Foto: Dan Weill.

Nacida en Barranquilla en 1946, Ofelia Rodríguez emerge como una artista que teje su identidad entre dos culturas. Creció en el Caribe colombiano, pero su trayectoria artística se desplegó en París, Nueva York y Londres. Este peregrinaje es esencial para comprender la complejidad y originalidad de su contribución artística, en la que se fusionan las raíces culturales del Caribe colombiano con influencias cosmopolitas. 

De manera paradójica, la distancia geográfica que la separó terminó por vincularla más profundamente con su lugar de origen. Las raíces se fortalecieron a medida que el realismo mágico, que sin duda proviene del entorno tropical colombiano, se fusionó de manera inextricable con su obra. 

«La obra de Rodríguez ha sido asociada con el Pop Art, el Surrealismo y el Kitsch, pero en realidad se trataba de un trabajo muy personal, muy marcado por sus recuerdos de Barranquilla y la experiencia de crecer en Colombia», afirma Carmen Juliá, curadora de Spike Island. “A Ofelia le fascinaba la cultura popular y, para ella, era como una forma más verdadera de cultura”, añade. 

Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.
Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.

La exposición se organiza en torno a seis capítulos: Identidad, Migración, Paisaje, Cultura Popular, Caimanes y Violencia. Un espacio dedicado exclusivamente a los paisajes destaca la prominencia de este tema en la obra de la artista, con obras tituladas como Paisaje herido o Paisaje lloroso.  

Estos paisajes representan en gran medida una conexión con el cuerpo, evidenciada por formas biomórficas como corazones y venas. La presencia de alfileres en las superficies, la costura de diversas telas, la utilización de colores vibrantes y pinceladas crudas acentúan una sensación de violencia.  

“Todo este conjunto revela un paisaje impregnado de una historia marcada por la violencia, la ocupación, la colonización y la subyugación”, señala la curadora sobre las narrativas de trauma y conflicto presentes en la obra de Rodríguez. 

Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.

LAS CAJAS MÁGICAS 

Ávida coleccionista de objetos que encontraba en mercadillos de Colombia y México, Ofelia Rodríguez incorporó a su obra todo tipo de hallazgos, desde máscaras talladas, pintadas y moldeadas, hasta imágenes devocionales, cuernos y juguetes de plástico, explorando así las intersecciones entre lo exótico y lo popular. 

A veces, colocaba un objeto sobre el lienzo y pintaba o aplicaba spray a su alrededor, como en Paisaje flotando con cuernos (1993), donde dos cuernos están montados en el centro del lienzo y enmarcados por un rectángulo azul oscuro rodeado de manos flotantes y tetinas de botellas de plástico. 

A finales de la década de 1970, tras mudarse a París, la artista comenzó a organizar estos objetos en pequeñas cajas de madera con puertas, las cuales pintaba con colores vibrantes. A estos ensamblajes les llamó “cajas mágicas” en alusión a su contenido, conformado por una mezcla de reliquias, fetiches y recuerdos sentimentales.  

Entre sus «cajas mágicas” más llamativas y surrealistas se encuentra Caja mágica con elefante bajo las estrellas protegido por un corazón (1993-98), donde la figura de un elefante está coronada por dos cuernos en la parte superior y es acompañada por un corazón bordado en la parte posterior. 

Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.

«VENGO DEL PARAÍSO” 

Una vez en Londres, donde se establece definitivamente en 1984, Rodríguez desarrolla una obra muy personal marcada por su experiencia migratoria y anclada en los recuerdos de su infancia y su cultura natal. En sus pinturas aparecen animales tropicales suspendidos sobre superficies planas y coloridas, junto a representaciones de cactus y fragmentos corporales como manos, corazones heridos y fotocopias de las orejas, la boca y las manos de la propia artista. 

Esta combinación de elementos disonantes da lugar a reinterpretaciones humorísticas y a la vez críticas del paisaje y la cultura popular del Caribe colombiano, además de introducir una impresión de violencia latente. Al describir la influencia de Colombia en su obra, Rodríguez recuerda: «Existe esa sensación de irrealidad… de estar al límite del mundo, a su margen… una sensación de estar flotando, de estar suspendido en el aire -un estado onírico- que está inevitablemente en mi obra». 

La exploración de la identidad cultural emerge de esta manera como una de las narrativas fundamentales en la obra de Rodríguez, caracterizada por un sólido interés en desentrañar sus raíces tropicales. Destaca, e incluso exagera de manera consciente, los clichés asociados, como la exuberancia y los colores chillones. Otros elementos de su trabajo abordan temas femeninos de manera aparentemente ingenua, utilizando un lenguaje pop que, sin duda, refleja su agudo sentido del humor. 

Ofelia Rodríguez, Hablar en sueños (2023). Vista de la exposición en Spike Island, Bristol. Foto: Dan Weill.
L: Ofelia Rodríguez, Por la boca pero sin palabras (1998), Técnica mixta sobre lienzo / R: Ofelia Rodríguez, Peligro de muerte (1998). Foto: Dan Weill.

Mediante su obra, Rodríguez valida la simbiosis de la artista que se aparta de sus raíces y configura una representación del latino que se proyecta desde los centros hegemónicos del arte, abandonando la periferia. En este proceso, podría afirmarse que emplea, de manera deliberada incluso, el estereotipo de sí misma como una herramienta para dar forma a una propuesta creativa singular. 

De manera desenfadada, las pinturas y cajas de Ofelia Rodríguez proclaman un manifiesto cínico pero, al mismo tiempo, lleno de orgullo: «Vengo del paraíso, de la tierra de la pasión y el realismo mágico». La ironía radica en que los relatos eurocentristas sobre Colombia han tendido a exotizarla. No obstante, Rodríguez elogia con orgullo toda la riqueza cultural del país, desafiando las fronteras entre la baja y la alta cultura. 

Ofelia Rodríguez, Gramófono orgánico con césped plateado (1979). Técnica mixta sobre lienzo, alfileres y cosido. Foto: Dan Weill.

Talking in dreams [Hablar en sueños], de Ofelia Rodríguez, se presenta del 30 de septiembre de 2023 al 14 de enero de 2024 en Spike Island, 133 Cumberland Road, Bristol, Reino Unido. 

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