PRIMAVERA SILENCIOSA
[VERSÃO EM PORTUGUÊS ABAIXO].
Por Alexia Tala | Curadora
Primavera Silenciosa parte de una investigación curatorial centrada en el arte producido por artistas indígenas de América Latina -con énfasis en Centroamérica-y su coexistencia con otras expresiones artísticas que están profundamente arraigadas en tradiciones vinculadas a los lugares a los que pertenecen.
La poética de los artistas en exhibición celebra la pluralidad y una atenta relación de escucha con la naturaleza, al mismo tiempo que mantiene abierto el espacio para una mirada crítica. Sus obras pretenden fortalecer nuestras formas de ver y vivir en el mundo, fomentando así una relación sostenible con el medio ambiente que no es nueva, sino ancestral, pero que a menudo ha sido silenciada.
En 1962, Rachel Carson publicó un libro, Primavera Silenciosa, sobre el efecto nocivo de la contaminación agroquímica que, más allá de sus estudios científicos, generó una alegoría que vislumbraba cómo las acciones y comportamientos sociales afectan el ciclo de la naturaleza. Su publicación da título a esta exhibición, tomando como punto de partida la visión de Carson, articulándose desde tres ejes.
Uno central, que trata diversas formas en que los artistas hablan sobre asuntos sagrados, preservación y regeneración frente al caos y desastres ambientales, a la vez que lo onírico se hace presente como una forma de ver lo invisible. Aquí los conocimientos transmitidos oralmente de generación en generación encuentran una forma de manifestación en la práctica del arte.
Debido al contexto de sus vivencias, estos artistas tienden a desarrollar obras con una notoria densidad simbólica, y sus investigaciones revelan componentes de importancia histórica a la hora de registrar su ancestralidad y sus relaciones con el entorno.
El segundo eje aborda asuntos de exotización, racialización, exterminio y silenciamiento de pueblos indígenas a los que se les ha intentado extinguir y, junto a ellos, extinguir también sus cosmovisiones y saberes tan ligados a la naturaleza.
Por último, un tercer eje trata sobre el extractivismo de la tierra, la privatización del agua, enfermedades, acumulación y reciclaje de deshechos e industrialización producto del Capitaloceno, que bien describe Andreas Malm como “la geología no de la humanidad, sino de la acumulación de capital”, señalándolo como la principal causa de la crisis del medio ambiente.
Finalmente, la exposición nos invita a pensar sobre los detonantes que han conducido a un punto de inflexión medioambiental: el devastador Capitaloceno y el exterminio racial de las comunidades indígenas.
Los ejercicios de reflexión propuestos por Primavera Silenciosa reivindican hasta dónde puede llegar esta coexistencia. Si toda la humanidad hubiese adoptado el mismo respeto por la naturaleza que poseen las cosmovisiones indígenas, ¿estaríamos hoy en este predicamento antropocénico?
Cuando conseguimos oír, ver y sentir la totalidad del mundo con mayor claridad, y podemos identificar la importancia que reside en cada gesto, en cada huella dejada por cada ser, ¿nos vemos simplemente como uno entre millones, con una capacidad de acción limitada y casi insignificante, o, por el contrario, abrazamos nuestra capacidad de impacto como parte de una colectividad y nos enfrentamos al poder de nuestras propias acciones transformadoras?
Algunas obras en exhibición
Entre las obras se encuentran producciones de Antonio Pichillá, artista maya tz’utujil (Guatemala) cuya obra consiste en una representación de la serpiente sagrada instalada en el jardín de la galería, y Adán Vallecillo (Honduras), que adosa a la pared un compendio de registros portátiles y coleccionables de pigmentos extraídos de frutas descartadas.
La exposición también presenta nuevas pinturas de Paula Nicho y Diego Isaías Hernández, ambos artistas mayas tz’utujiles (Guatemala) que adoptan la estética de la pintura popular para representar particularidades locales, tanto de los paisajes como del imaginario colectivo de sus pueblos.
La delicadeza de un colibrí observado de cerca en el video de Donna Conlon (Panamá) reflexiona sobre la muerte de las especies y la posibilidad de actuar ante este problema, subrayando así la invitación de la exposición.
El artista Benvenuto Chavajay (maya Tz’utujil, Guatemala) presenta una secuencia de fotografías que cartografían elementos y rituales sagrados como resultado de un proceso que, antes que artístico, representa para el artista un ritual ancestral de sanación.
Aunque la mayoría de las obras tratan sobre ecología, la exposición también se preocupa por presentar obras clave para dar a conocer más ampliamente la cosmovisión indígena, así como algunas de sus cuestiones identitarias fundamentales que deben debatirse cuando se sitúan en el contexto del arte contemporáneo.
En este contexto, la Colección Poyón, de Ángel y Fernando Poyón (Guatemala, maya kakchiquel), conforma un gabinete de curiosidades repleto de elementos popularmente asociados a la identidad maya que plantea cuestiones sobre apropiación cultural y silenciamiento racial.
Otra artista maya kakchiquel de Guatemala, Marilyn Boror Bor, refuerza la reflexión sobre la identidad cultural. Su obra Edicto Cambio de Nombre consiste en una lápida instalada en el patio de la galería en la que inscribe el cambio de sus apellidos de origen kakchikel por dos apellidos de descendencia hispana: Castillo Novella. En tanto, el piso del hall de entrada de la galería está pespunteado por baldosas/lápidas de personas que simbólicamente dejaron de existir.
PRIMAVERA SILENCIOSA
Por Alexia Tala | Curadora
Primavera Silenciosa baseia-se em uma pesquisa curatorial focada na arte produzida por artistas indígenas da América Latina, e propõe uma coexistência com outras expressões artísticas que estão profundamente enraizadas em tradições ligadas aos lugares aos quais pertencem.
A poética criativa dos artistas da exposição celebra a pluralidade e a atenta relação de escuta com a natureza, ao mesmo tempo em que mantém aberto um espaço para o olhar crítico. As obras pretendem fortalecer as nossas formas de ver e viver o mundo, incentivando assim uma relação sustentável com o ambiente, que não é nova, senão ancestral, mas que muitas vezes tem sido silenciada.
Em 1962, Rachel Carson publicou um livro, Primavera Silenciosa, sobre os efeitos nocivos da poluição agroquímica que, além de seus estudos científicos, criou uma alegoria que vislumbrava como as ações e comportamentos sociais afetam os ciclos da natureza.
Essa publicação dá título a esta exposição, que tomando como ponto de partida a visão de Carson, articula três eixos. Um central, que trata das diversas formas como os artistas falam sobre assuntos sagrados, preservação e regeneração diante do caos e dos desastres ambientais, ao mesmo tempo que o onírico se faz presente como forma de ver o invisível.
Aqui, o conhecimento transmitido oralmente de geração em geração encontra forma de manifestação na prática da arte. Devido ao contexto de suas experiências, esses artistas tendem a desenvolver obras com notável densidade simbólica e suas pesquisas revelam componentes de importância histórica ao registrar suas ancestralidades e suas relações com o meio ambiente.
O segundo eixo aborda questões de exotização, racialização, extermínio e silenciamento dos povos indígenas, os quais têm sofrido com tentativas de extermínio e, junto com eles, extinguir também suas visões de mundo e saberes, tão ligados à natureza.
Por fim, um terceiro eixo trata do extrativismo da terra, da privatização da água, das doenças, da acumulação e reciclagem de resíduos e da industrialização, produtos do Capitaloceno que Andreas Malm descreve bem como “a geologia não da humanidade, mas da acumulação de capital”, apontando-a como a principal causa da crise ambiental.
Por fim, a exposição convida-nos a pensar sobre os gatilhos que levaram a uma inflexão ambiental: o devastador Capitaloceno e o extermínio racial das comunidades indígenas.
Os exercícios de reflexão propostos por Primavera Silenciosa questionam até onde pode chegar essa coexistência: se toda a humanidade tivesse adotado o mesmo respeito pela natureza que as cosmovisões indígenas, estaríamos hoje nesta situação antropocênica? Quando conseguimos ouvir, ver e sentir o mundo inteiro com mais clareza, e conseguimos identificar a importância que há em cada gesto, em cada marca deixada por cada ser, nos vemos simplesmente como um entre milhões, com uma capacidade limitada e quase insignificante de ação? Ou, pelo contrário, abraçamos a nossa capacidade de impacto como parte de uma coletividade e confrontamos o poder das nossas próprias ações transformadoras?
Algumas das obras em exposição
Entre as obras estão produções de Antonio Pichillá, artista maia tz’utujil (Guatemala) cuja obra site-specific instala uma representação da serpente sagrada no jardim da galeria, e Adán Vallecillo (Honduras), que encapsula em registros portáteis e colecionáveis pigmentos retirados do que representa um problema ambiental grave: lixo.
A exposição também apresenta pinturas novas de Paula Nicho e de Diego Isaías Hernández, ambos artistas maia tz’utujil (Guatemala) que adotam a estética da pintura popular para representar particularidades locais, tanto das paisagens quanto do imaginário coletivo de seus povos.
A delicadeza de um colibri observado de perto no vídeo de Donna Conlon (Panamá) reflete sobre a morte de espécies e a possibilidade de agir em relação a essa questão pontuando assim o convite da exposição. O artista Benvenuto Chavajay (maia tz’utujil, Guatemala) apresenta uma sequência de fotografias que mapeia elementos e rituais sagrados como resultado de um processo que, antes de artístico, se desenrola para o artista como um ritual ancestral de cura.
Enquanto a maioria das obras aborda ecologia, a exposição também se ocupa de apresentar obras chave para a introdução das visões de mundo indígenas de forma mais ampla, assim como algumas de suas questões identitárias fundamentais de serem discutidas quando inseridas no contexto da arte contemporânea.
Neste âmbito, a Colección Poyón, de Ángel y Fernando Poyón (Guatemala, maia Kakchiquel), reúne um gabinete de curiosidades cheio de elementos popularmente associados à identidade maia que levanta questões sobre apropriação cultural e esvaziamento. Outra artista maia kakchiquel da Guatemala, Marilyn Boror Bor entra em cena para reforçar a reflexão sobre identidade cultural: sua obra Edicto Cambio de Nombre elabora a troca de nomes indígenas por nomes europeus enquanto um processo de luto – suas lápides dispostas pela galeria.
Escute os audioguias da exposição em português
PRIMAVERA SILENCIOSA
Adán Vallecillo (Honduras), Ángel y Fernando Poyón (Guatemala), Antonio Pichillá (Guatemala), Benvenuto Chavajay (Guatemala), Colectivo Tz’aqaat (Guatemala), Diego Isaías Hernández (Guatemala), Donna Conlon (Panamá), Héctor Zamora (México), Jonathan Harker (Panamá), Manuel Chavajay (Guatemala), Marilyn Boror Bor (Guatemala), Naomi Rincón Gallardo (México), Paula Nicho (Guatemala), Paz Errázuriz (Chile), Rastros de Diógenes (Brasil), Rochelle Costi (Brasil).
Curaduría: Alexia Tala
Luciana Brito Galeria, Avenida Nove de Julho 5162, São Paulo, Brasil
Del 7 de octubre al 20 de diciembre de 2023
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